Desde hace muchos años, los ciudadanos de Alicante sufrimos
dos graves problemas cuyas consecuencias se notan en nuestra vida diaria: la
discriminación que sufre nuestra provincia y la corrupción en las
administraciones públicas. Estos dos problemas inciden directamente en nuestra
vida porque son los responsables, en gran parte, de que el nivel de bienestar de
los alicantinos esté por debajo de la media española. Ganamos menos que la
media de los españoles y tenemos unos servicios públicos de calidad inferior a
la media. ¿Por qué? Porque la discriminación provincial y la corrupción
conllevan menos recursos públicos y privados para impulsar el desarrollo de
nuestra provincia y, por tanto, del bienestar de todos los alicantinos.
Hay que recordar que Alicante es la quinta provincia
española en población y en generación de riqueza. Nuestro Producto Interior
Bruto es el quinto más elevado de España. Y, sin embargo, la renta media de los
alicantinos está en el puesto 20 siendo 4.000 euros anuales por debajo de la
media española y situándose en el último puesto de la Comunidad Autónoma. Hoy
la renta media de un alicantino está más lejos de la renta de un valenciano de
lo que estaba hace 20 años, lo que significa que las últimas dos décadas de
política autonómica no han servido para favorecer una convergencia de las
rentas provinciales sino para todo lo contrario. Y en el terreno de las rentas
conviene recordar la pensión media en España es de 872 euros mientras que la de
un alicantino es de 761, la más baja también de la Comunidad Valenciana.
Tanto el Estado como la Generalidad Valenciana no
invierten en nuestra provincia lo que por población le corresponde. Nos
discriminan y marginan y ello se traduce en malas infraestructuras,
equipamientos deficitarios y prestaciones públicas deficientes. Alicante figura
en el puesto 40 en las inversiones del Estado y en el último lugar en las
inversiones de la Generalidad. En 2015, por ejemplo el Estado invertirá una
media de 238 € por habitante, mientras que en Alicante solo invertirá 187 euros.
Y la Generalidad hace lo mismo: invertirá 25 euros por alicantino mientras que
la media regional será de 32 euros. Y no es la primera vez. En 7 años la
Generalidad ha dejado de invertir en Alicante 253 millones de euros que le
correspondían por población. Y lo mismo que en infraestructuras ocurre en las
demás políticas públicas. Por ejemplo, mientras que en España hay una media de
45 médicos por cada 10.000 habitantes, en Alicante esa cifra se reduce a 32.
Estos son solo algunos ejemplos del maltrato que
sufrimos los ciudadanos de Alicante. Y nuestros políticos, nuestros
representantes calladitos. ¿Alguien ha escuchado a muchos diputados, senadores
o alcaldes alzar la voz y denunciar esta injusticia? No lo hacen porque sus
puestos dependen de Madrid o de Valencia y el que desafina sale del coro.
Y a esta discriminación hay que sumar la de la
corrupción y el despilfarro que suponen no sólo una pérdida de recursos
públicos, sino también privados. Es tal la mala fama que ha sembrado nuestra
clase política que las inversiones huyen de nuestra ciudad y nuestra Provincia.
Los que nos gobiernan han despilfarrado a manos llenas y han arruinado muchos
ayuntamientos y a la propia Generalidad. Ahora cambian algunos nombres de cara
a las elecciones pero detrás de los mismos siguen quienes han amparado,
tolerado y protegido a los corruptos.
Discriminación provincial y corrupción conllevan menos
recursos públicos y privados para el desarrollo y bienestar de los alicantinos.
Es por tanto imprescindible combatir esos dos serios problemas.
Y, por eso, ha nacido Esperanza Ciudadana un partido
provincial de y para Alicante. Un grupo de personas, normales y corrientes, sin
cargos políticos, hartos e indignados con esta situación que queremos cambiar
las cosas y que pretendemos, sobre todo, defender los intereses de los
alicantinos, por encima de las disciplinas de los partidos, y regenerar la
política. Sabemos que sin exigir los recursos que les pertenecen a los
alicantinos y que se quedan en Madrid o en Valencia y sin limpiar a fondo las
administraciones públicas no es posible atender lo único que importa en la
política: el bienestar de las personas y de las familias.
Y, por eso, hemos decidido aunar esfuerzos constituyendo
una coalición, “Esperanza Ciudadana –
Juntos por Alicante” con otros dos partidos para ofrecer a nuestros vecinos
una alternativa diferente porque ninguna otra opción política defiende lo
verdaderamente importante y esencial para garantizar el progreso de Alicante:
el fin de la discriminación a la que nos somete Valencia y Madrid y la
regeneración política. “Esperanza
Ciudadana – Juntos por Alicante” representa el cambio decente, un cambio
profundo y radical para devolver a Alicante la importancia y el prestigio que
le han robado. Y queremos hacerlo con la ayuda de todos, de la mano de la
gente, desde abajo. Tenemos las ideas, los proyectos y los equipos para ello.
Hay que pasar página, hay que romper con los grupos mafiosos que controlan
buena parte de la política, con los moldes políticos caducos que lastran a
nuestra provincia y a nuestra ciudad, hay que conseguir que no nos sigan
ninguneando y estafando. Hay que decir ¡basta! Y exigir lo que nos corresponde.
Los ciudadanos de Alicante no podemos seguir siendo tratados por el Estado y la
Generalidad Valenciana como ciudadanos de segunda porque no lo somos. Hay que
derrumbar los muros que impiden que se despliegue el enorme potencial que
Alicante posee. Y entre todos podemos conseguirlo.
Santiago
de Munck Loyola
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