Dos mujeres están siendo noticia
esta semana. Dos mujeres situadas en polos políticos opuestos. Dos mujeres que
viven desde hace tiempo de y por la política y a las que las denuncias de
conductas inapropiadas o sospechosas de escasa ejemplaridad han unido en los
medios de comunicación. De una parte Ana Mato que, al parecer, ignoraba de
dónde provenía el Jaguar que su marido tenía en el garaje o cómo pagaba viajes
y festejos familiares. De otra Tania Sánchez cuyo padre, concejal de IU en el
Ayuntamiento de Rivas-Vaciamadrid, la colocó digitalmente como asesora
municipal (algunos malpensantes lo calificarían de nepotismo puro y duro) y le
allanó el camino hacia más altas metas políticas. ¡Ay, la familia en ambos
casos!
Vaya por delante que Ana Mato a la que conocí
personalmente hace casi veinte años nunca ha sido santo de mi devoción ni como
Diputada, ni como Ministra después. Siempre ha sido una verdadera incógnita la
razón por la que con su capacidad y preparación ascendía en la escala orgánica
del Partido Popular. El resultado de su gestión como Ministra de Sanidad o
muchas de sus intervenciones públicas son buena prueba de ese misterio. Sin
embargo, hoy no queda más remedio que elogiar su decisión de presentar su
dimisión, voluntaria o forzada, como Ministra a las pocas horas de conocerse el
Auto del juez Pablo Ruz en el que señala que Ana Mato fue "partícipe a título lucrativo" de los beneficios generados por los presuntos delitos cometidos en el caso Gürtel, es decir, que el juez se
propone juzgarla por haber disfrutado y haberse beneficiado de servicios
turísticos y de regalos pagados por la trama Gürtel y cuyo valor superaría los
55.000 euros. No se trata de que Ana mato haya cometido delito alguno sino de
que, según el juez, se habría beneficiado del dinero delictivamente obtenido
por otros y, por tanto, podría ser responsable civil de su devolución. Y hay
que resaltar que se está hablando de una investigación judicial en curso, de un
procedimiento al que aún le queda un largo camino hasta que se produzca una
sentencia firme.
A pesar de ello y a pesar de la
presunción de inocencia, en el comunicado que ha hecho público Ana Mato afirma
que "no quiero, bajo ningún
concepto, que mi permanencia en esta responsabilidad pueda ser utilizada para
perjudicar al Gobierno de España, a su presidente ni tampoco al Partido
Popular". Es decir, que estamos ante una dimisión por responsabilidad
política, sin imputación penal alguna, y ante hechos muy anteriores a su
gestión como Ministra, algo absolutamente excepcional en nuestro país y entre
nuestra clase política en la que abundan los ejemplos contrarios como el de la
inefable Alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, y su palmero número uno, el
Vicealcalde Andrés Llorens. Pero, hay algo más que conviene subrayar en el Auto del Juez Ruz, no solo señala a Ana Mato como "partícipe a título lucrativo" en la trama Gürtel, sino que atribuye la misma condición al Partido Popular. ¿Responderá alguien como ha hecho Ana Mato?
El caso de Tania Sánchez es
también de “rabiosa” actualidad aunque momentáneamente haya quedado eclipsado
por la dimisión de Ana Mato. Tania Sánchez está en el candelero porque está
siendo objeto de acusaciones sobre presuntas irregularidades en las
contrataciones en el ayuntamiento ripense vinculadas a su etapa como asesora y
posteriormente como concejala y sobre la venta de su vivienda de VPO a otro
miembro de IU. La existencia de anomalías e irregularidades en muchas
contrataciones del Ayuntamiento ripense no sería ninguna novedad como no lo ha
sido nunca el fervor por la institución familiar puesto en práctica por los
dirigentes de IU durante el largo califato de “los primos” que parece estar
llegando a su fin, basta repasar la relación de parentescos entre cargos
políticos, empleados públicos y adjudicatarios para darse cuenta de ello, pero
es aventurado, hoy por hoy y a la vista de lo publicado, afirmar que dichas
irregularidades se han vuelto a reproducir en este caso.
Santiago de Munck Loyola
http://santiagodemunck.blogspot.com.es
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