Hace 14 años, el Juez Javier Gómez de Liaño fue condenado por prevaricación como consecuencia de las denuncias presentadas por Jesús de Polanco a raíz de la instrucción que el Juez había llevado a cabo en el llamado caso Sogecable, una denuncia contra el grupo Prisa por una presunta apropiación indebida. Ni el Tribunal Supremo, ni el Constitucional rectificaron la sentencia condenatoria y el Juez fue apartado de la carrera judicial. ¿Se imagina alguien lo que se habría dicho si miembros del Partido Popular hubiesen realizado críticas a aquella sentencia o hubiesen descalificado a la Justicia por esa decisión?
Por aquel entonces, nadie de los que hoy se rasgan las vestiduras y descalifican a la Justicia por la sentencia del Tribunal Supremo que, por unanimidad, ha condenado al Juez Garzón por prevaricación, abrió la boca. Los partidarios de Garzón llevan semanas calentando motores e intoxicando a la opinión pública sobre las razones por las que el Juez estrella, y ahora estrellado, se ha tenido que sentar en el banquillo de los acusados. Cuando no se ha tratado de descalificar a los denunciantes de las atípicas conductas del juez, se han tergiversado los motivos por los que debía rendir cuentas el acusado. Se ha llegado a decir que estaba siendo juzgado “por investigar a la trama Gürtel” o “por investigar los crímenes del franquismo”. Y es mentira. Lo saben, pero no importa. Tratan de convertir en mártir al acusado que lo ha sido por “dictar resoluciones injustas a sabiendas de que lo eran”, igual que en el caso de Gómez de Liaño. Garzón ha sido acusado y condenado porque mandó grabar las conversaciones entre abogado defensor y cliente cuando la ley no permite que éso se haga salvo en casos de terrorismo y previa orden de la autoridad judicial competente. Garzón violó un derecho fundamental, la confidencialidad de la defensa judicial, a sabiendas de que lo hacía y con ello ponía en peligro la validez de la instrucción del procedimiento para regocijo de los presuntos delincuentes de la trama Gürtel.
No es admisible argumentar que la violación de este derecho fundamental era un mal menor ante el hipotético beneficio de asegurar la condena de los culpables porque, en primer lugar, de esta forma se obtenían posibles pruebas no válidas para el juicio posterior y, en segundo lugar, porque la teoría del mal menor constituye la aceptación de una peligrosa premisa que hace inútiles las garantías constitucionales y que, por analogía, podría aplicarse a la vulneración de otros derechos fundamentales con el fin de obtener un hipotético beneficio superior. ¿Sería entonces aceptable torturar, por ejemplo, a los participantes en el asesinato de Marta del Castillo para que confiesen dónde está el cuerpo de la víctima? Evidentemente no.
Garzón ha prevaricado según sentencia del Tribunal Supremo dictada tras un procedimiento donde se han respetado todas las garantías legales de defensa del acusado, las mismas que él no respetó en su momento. Ha cometido un delito y la Justicia ha actuado sobre el delincuente como debe hacerlo con cualquier ciudadano y como lo hizo en su día con Javier Gómez de Liaño, en cuya condena el testimonio del propio Garzón tuvo bastante que ver. Y un ejercicio de honestidad intelectual y de rigor no estaría de más entre toda esta vociferante izquierda tan amante de la Ley del Embudo.
Santiago de Munck Loyola
En un ejercicio de honestidad intelectual no debes tildar a la izquierda (unos ideales o principios tan dignos como los de la derecha) como vociferante (peyorativo), ni incluir a las personas con ideales distintos de amantes de la Ley del Embudo, pues estás faltando a la verdad.
ResponderEliminarSi debo o no tildar a la izquierda de algo es un derecho que me otorga la libertad de expresión por lo que no creo muy acertado tu imperativo. En todo caso, hay una izquierda "vociferante" y otra que no, al igual que ocurre en cualquier tendencia política. Éso no es faltar a la verdad.
ResponderEliminarSi,... Si, Pero la cuestión aquí planteada por usted, tal como se puede ver, es que por ser izquierda es malo. No hace falta ser "inteligente" para ver la tendenciosidad con que se expresa para hacer notar lo que le interesa. "La izquierda es mala porque protesta una decisión "incuestionable", "pura", "sagrada",... Que es la forma en la que usted se permite opinar. Le recuerdo, que en el caso Liaño, éste, repetidamente fue avisado y amonestado (o como se diga) por estar actuando mal, mientras detenía y encarcelaba al dueño de Prisa. Todo mucho antes de que fuese juzgado y condenado. Lo dicho su artículo rebosa de falta de parcialidad por todas partes. Sin crispación,... ¡Un saludo!
ResponderEliminarEn primer lugar, gracias por su comentario. Me gustaría precisar que respecto a Gómez de Liaño, "en julio de 2008 el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, recordando «la importancia que para una sociedad democrática tiene la confianza que los tribunales deben inspirar a los justiciables», estima que «las quejas sobre la imparcialidad del órgano jurisdiccional español que le juzgó y le condenó del demandante Gómez de Liaño pueden ser consideradas objetivamente justificadas», concluyendo el Tribunal que en el juicio al que fue sometido el demandante «ha habido violación del art. 6.1 del Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Fundamentales», que establece que «toda persona tiene derecho a que su causa sea oída … por un tribunal independiente e imparcial». La estimación del recurso basado en el art. 6.1 del Convenio Europeo para la Protección de los Derechos Humanos y de las Libertades Públicas se basó en que al dictar con anterioridad los jueces que le juzgaron determinadas resoluciones incidentales, no habían ofrecido la suficiente «apariencia de imparcialidad», todo ello debido al sistema procesal español." En segundo lugar, si de mi artículo se desprende una descalificación global a la izquierda por su actitud sobre este asunto, no ha sido ésa mi intención. No toda la izquierda asume una actitud ofensivamente crítica hacia la sentencia del Tribunal Supremo. En todo caso, entiendo que cada cual puede adoptar la crítica que crea más conveniente, aunque no la comparta. Un saludo.
ResponderEliminarSiguiendo la misma linea (no crear polémica) y no siendo un experto en las materias. En la simple y llana lectura de su argumentando, me da la impresión de que todo lo expuesto por su "sabiduría", en esta ultima respuesta, sería igualmente aplicable al señor Garzón (que no juez). Pero claro está como desde sus puntos de vistas claramente rayano en la simpleza de "buenos y malos", a éste, a Garzón, siendo claramente (según las derechas)de izquierdas, no le pertenece el ánimo ni la voluntad de estar en lo cierto. pro lo tanto lo condenamos porque se está absolutamente seguro (se le puede leer el interior de su mente) de que sabía perfectamente que obraba mal al actuar como lo hizo
ResponderEliminarY un ejercicio de honestidad intelectual y de rigor no estaría de más entre toda esta vociferante izquierda tan amante de la Ley del Embudo....
ResponderEliminarYo no percibo un insulto general hacia toda la izquierda política de este país, pues doy por aclarado que el autor del artículo especifica claramente cuando dice: "entre toda esta vociferante izquierda". Lo demás son suposiciones.