La designación de candidatos del PP a las principales alcaldías de la Comunidad de Madrid ha supuesto una novedad que los medios de comunicación están subrayando: el nombramiento de muchos candidatos sorpresa, candidatos “paracaidistas”, es decir, candidatos cuya actividad política se desarrollaba al margen de la política local de las localidades en las que van a intentar lograr las respectivas alcaldías. Dicho de otra forma se trata de la designación de candidatos escasamente vinculados a los municipios a cuyas alcaldías optarán el próximo 22 de mayo.
Parece que las encuestas tremendamente favorables para el PP permiten esta maniobra sin correr excesivos riesgos. Es difícil adivinar las razones de fondo de esta decisión pero lo que es evidente es que, con ella, quedan libres muchos altos puestos tanto en la Asamblea Regional como en la Administración autonómica, abriendo nuevas posibilidades para las necesarias combinaciones de nuevos responsables en esos ámbitos.
En todo caso parece evidente que con el nombramiento de candidatos paracaidistas el valor del trabajo de la militancia política local queda en un segundo plano, al igual que la propia consideración que de la política municipalista se tiene por parte de los responsables regionales del Partido Popular. Parece que, en principio y al calor de las encuestas favorables, se expresa una indiferencia hacia la persona del candidato, “da igual a quien presentemos, ganarán las siglas”.
La lógica democrática señala que debe ser candidato quien sea propuesto por la mayoría de los afiliados del municipio que son, en definitiva, quienes día a día han venido trabajando para contribuir a la victoria electoral y a la mejora de su ciudad. Y así lo establecen los Estatutos del Partido Popular. Y el sentido común apunta a que un buen candidato debe estar enraizado en su ciudad, conectado con su municipio, con sus vecinos, con su tejido social, con sus problemas y necesidades. Si a eso se añade un conocimiento de la mecánica municipal, de la gestión administrativa municipal y una sólida formación política, mejor que mejor.
Nadie hoy puede discutir y objetar a la aplicación de la lógica democrática en la designación de candidatos. Hacerlo es exhibición de prepotencia y de ausencia de convicciones democráticas elementales. Por ello, la designación de candidatos paracaidistas sin la propuesta previa y mayoritaria de la militancia local es censurable y rechazable. La imposición de dichos candidatos una manifestación de despotismo propio de tiempos pasados.
Sin embargo, un candidato paracaidista respaldado por la organización local puede solventar su inicial falta de enraizamiento en la vida política y social del municipio cuando cuenta con una notoriedad pública importante y con una sólida formación y experiencia política previas. Es el caso, por ejemplo, de David Pérez García, candidato a la Alcaldía de Alcorcón. Se trata del Portavoz Popular en la Asamblea de Madrid, un hombre joven con una dilatada trayectoria de trabajo en y para el Partido Popular de Madrid y con una formación política consistente. Su notoriedad pública será seguramente un refuerzo para las expectativas electorales del PP en su ciudad y es expresión de una apuesta decidida del PP por la misma.
Pero no todos los municipios tienen el mismo comportamiento electoral. Y un caso evidente es Rivas-Vaciamadrid cuya composición sociológica y su elevado nivel ciudadano de exigencia política se pone claramente de manifiesto en la constante discriminación electoral que sus vecinos realizan en cada convocatoria a las urnas. Los resultados electorales así lo ponen de manifiesto. Por ello, el nombramiento de Inmaculada Sánchez Ramos como candidata del PP a la Alcaldía es un grave error.
En primer lugar, porque su designación se ha hecho de espalda a los militantes del PP. La Presidenta Local y anterior candidata no quería repetir, y así me consta, por cansancio y quería obtener un puesto fuera del municipio más cómodo, por lo que se prestó a negociar con la Regional y a cambiar la cabecera de la lista con discreción, no fuera que de saberlo a tiempo algún militante local hubiese dado el paso para reclamar el puesto estropeándole la salida e impidiendo que la regional perdiese este hueco para situar a D.ª Inmaculada. Por tanto, la candidata impuesta carece de la legitimidad que proporciona el voto de la afiliación local.
En segundo lugar, al tratarse de una candidata paracaidista carece de cualquier conexión con el partido local y, lo que es más importante, con el municipio. Y Rivas-Vaciamadrid no es un municipio cualquiera, es una ciudad compleja, con sus peculiaridades, con una trama asociativa amplia y complicada que no puede abordarse en un par de meses. Desconozco si la candidata está en el paro o ha dejado su puesto en la Comunidad o si lo va a dejar de forma inmediata para “empaparse” del municipio, pero mucho me temo que, sea como fuere, no va a tener tiempo.
En tercer lugar constituye un error esta designación porque la candidata carece de la experiencia política y de la formación necesaria para regir el municipio. Carece de una trayectoria militante en el PP y su acercamiento el mismo se produce recientemente, al contrario por ejemplo que en el caso de David Pérez, para acceder directamente a un alto cargo técnico de la administración regional, relacionado con su experiencia profesional. Una experta en satélites no parece lo más adecuado para dirigir un Ayuntamiento y de su formación académica y su experiencia profesional nada la relaciona con las administraciones municipales. Tampoco de su experiencia “bloggera” y de su encuadramiento en lo que algunos llaman el “Tea party” español puede deducirse aptitud e idoneidad para algo tan serio e importante como regir la Alcaldía de Rivas-Vaciamadrid.
No parece pues que la designación de D. ª Inmaculada Sánchez Ramos como candidata paracaidista aporte valor añadido alguno a la candidatura del PP de Rivas-Vaciamadrid. Todo lo contrario. Su ausencia de notoriedad pública, su designación impuesta, su falta de vinculación al municipio, su falta de formación para el puesto, su discutible posicionamiento hacia Mariano Rajoy y, en ocasiones, hacia el propio Partido Popular serán un lastre en la próxima campaña. Si la tenían que colocar en algún lado, seguramente habrían podido elegir una plaza menos comprometida. ¡Vaya error!
Santiago de Munck Loyola
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