El pasado 14 de diciembre, Izquierda Unida de Rivas-Vaciamadrid ha lanzado una campaña de recogida de firmas para reclamar una mejora de las condiciones en que se desarrolla el servicio de metro en la localidad. Para ser más concreto, las reivindicaciones que plantea en esta campaña Izquierda Unida son exactamente las mismas que planteó el partido Popular de Rivas-Vaciamadrid hace 11 años: ampliación de horario, equiparación de precio del billete e inclusión de todo el municipio en la misma zona tarifaria. Lástima que entonces estas propuestas no fueran apoyadas por IU aunque también las reivindicaba por su cuenta.
Cada vez que se aproxima una cita electoral, IU encuentra siempre una causa para enarbolarla, promover el victimismo entre la población ripense y fortalecer así los signos identitarios e identificadores son su candidatura. El victimismo siempre le ha venido bien a IU. Fomenta siempre el agravio comparativo, se erige como fuerza salvadora y cataliza los sentimientos ciudadanos con un solo objetivo, lograr su voto. Después, si te he visto no me acuerdo. Recuerdan bastante en sus tácticas a los gobernantes que en los momentos difíciles siempre encuentran un enemigo exterior al que culpar, sea una confabulación judeo masónica o una conjura de los especuladores internacionales que se ceban ahora en nuestra deuda pública. A veces se asemejan a los nacionalistas que, ante la más mínima crítica a su gestión, se envuelven en la bandera e identifican la crítica con un insulto a los sentimientos y valores de su región.
En 1991, lo hicieron con la incineradora, aunque años después no tuvieron inconveniente en pactar la supresión de ayudas a los movimientos contra la misma a cambio de una abstención en los presupuestos municipales de 1996. En 1995, lo hicieron con los asentamientos gitanos de la Cañada y, en menor medida, también con la incineradora. En 1999 la causa estaba en el régimen de funcionamiento del Metro. En 2003, la Guerra de Irak y el Prestige. Agitación, movilización, criminalización del discrepante y votación. Siempre el mismo proceso y siempre con buenos resultados. Por ello, no sorprende que vuelvan a la carga a cinco meses de las elecciones. Aunque esta vez les ha faltado imaginación, se repiten. Este tema ya lo agitaron en 1999.
Claro que, pasados 11 años desde la inauguración del metro cabe preguntarse sobre la honestidad y credibilidad de esta campaña. Porque, vamos a ver, ¿en 11 años no han tenido tiempo de sentarse a negociar con la Comunidad de Madrid, con el Consorcio de Transportes, para encontrar una solución a estas justas reivindicaciones? Es evidente que cuando IU quiere ponerse el traje institucional y sentarse a negociar con la Comunidad de Madrid lo sabe hacer y de hecho lo hace. Ahí está el ejemplo del nuevo Colegio concertado Hipatía. Ha negociado tanto y tan bien que el municipio cuenta ya con este colegio concertado a pesar de que esta iniciativa va en contra de lo más significativo de los principios y programas de IU. Y el Sr. Alcalde estaba radiante el día de la inauguración. Y muy complacido. ¿O será que negocia aún en contra de los principios programáticos de IU cuando hay algún beneficio para cierto sector social? También se ha puesto el traje institucional para el nuevo centro de salud. Por tanto, ¿a qué viene ponerse ahora el traje de la barricada?
Todo apunta a que no se trata de una iniciativa honesta ni necesaria para lograr la mejora del funcionamiento del metro. Todo apunta a que se trata, una vez más, de la habitual campaña de agitación pre – electoral y que las firmas de los ciudadanos, en realidad, importan muy poco a los dirigentes locales de IU, como les ha importado poco durante estos 11 años cómo venía funcionando el metro.
Parece que las ideas se han agotado en el politburó y por eso retoman esta antigua bandera. Y es que el poder tan prolongado apoltrona a cualquiera, hasta al más revolucionario.
Santiago de Munck Loyola
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