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miércoles, 15 de septiembre de 2010

DONDE LAS DAN LAS TOMAN.




Si hay algo que en política resulta especialmente repudiable es el transfuguismo, sea cual sea la cusa que lo origine. El tránsfuga secuestra la voluntad popular y al amparo de la ley se erige en salvador de la democracia. En todos los casos conocidos de transfuguismo siempre hay algo oscuro y repugnante tras la decisión de ignorar el mandato de las urnas y robar un escaño al partido político que lo obtuvo en las elecciones. Los tránsfugas siempre se envuelven en nobles ideales para justificar su despreciable decisión, pero son sólo palabras grandilocuentes que sirven para esconder móviles miserables y una bajeza moral y política intolerables. Nos guste o no, el mandato representativo lo reciben los partidos políticos a través de la elección de unas listas cerradas y eso es lo que los ciudadanos votan y lo que cualquier demócrata ha de respetar. Y cuando el cargo electo discrepa de forma irreconciliable con la formación política que lo ha aupado al escaño sólo tiene una salida digna para salvar su conciencia: dimitir y dejar el escaño para que lo ocupe el siguiente en la lista.

El pacto antitransfuguismo vigente en la década de los noventa señalaba, entre distintas medidas a adoptar en el caso de los tránsfugas, practicar el aislamiento social de los mismos y adoptar las medidas necesarias para impedir que fuera rentable practicar el transfuguismo, es decir, impedir que un tránsfuga recibiera más fondos públicos por hacerse tránsfuga que por seguir en su formación política. Pues bien, cuando en el PP de Rivas se produjo el caso de transfuguismo de Ana Martín Bermúdez la izquierda local, la gobernante y la instalada en los medios de comunicación, hizo caso omiso del citado pacto. Dado que se trataba de un claro perjuicio para el Partido Popular, el Gobierno Municipal y los medios de comunicación locales se dedicaron a jalear, a aplaudir y a potenciar a la tránsfuga Martín Bermúdez. De pronto, la tránsfuga pasó de percibir unas 30.000 Ptas. mensuales del ayuntamiento en concepto de dietas a más de 100.000 Ptas. al mes por haber constituido el Grupo Mixto (lo de Grupo tiene su guasa tratándose de una sola persona). Es cierto que la citada “señora” se apresuró a señalar en algún medio de comunicación local que todo lo que percibiera de más por ser tránsfuga lo donaría a una ONG. Ningún medio local se ha preocupado de conocer el destino de esos fondos públicos. Supongo que habrán ido a parar a “Tránsfugas sin fronteras” o a la “Asociación de Amigos de la Martín Bermúdez”. La TV local se deleitó dándole toda la cancha posible en su programación e incluso sigue sermoneando al respetable desde la aséptica e imparcial Revista-Anuncio de la comarca, la Revista del Este. Lo del asilamiento social no iba con la izquierda de Rivas. Todos los progres desde el bueno de Paco de Pablo hasta el último bendijeron esta caso de transfuguismo.

Pero la vida da muchas vueltas y como dice el dicho popular a cada cerdo le llega su San Martín. Mira por donde llegaron las elecciones municipales y autonómicas de 2003. Ganó la Comunidad Esperanza Aguirre pero sin mayoría absoluta. Fausto Fernández ya se veía como Vicepresidente de la Comunidad. Aún recuerdo una conversación en el despacho del Secretario del Ayuntamiento en el que Fausto se jactaba de lo bien que le iban las negociaciones con el PSOE, ya pensaba en el coche oficial de la Vicepresidencia, se pensaba quedar con urbanismo y, para que no dijeran nada, también con la María (sic) asuntos sociales, entre otras cosas. Y salta la sorpresa, al PSOE le salen dos tránsfugas (Tamayo y Sáez) y Fausto se queda sin nada, teniendo que devolver el traje de Vicepresidente. Gran indignación de la izquierda madrileña y en especial de la ripense, incluidos los periódicos locales. Los que durante 4 años habían estado alentando y aplaudiendo a la tránsfuga del PP ahora estaban indignados hasta la médula por los tránsfugas Tamayo y Sáez. Ahora el transfuguismo les parecía repugnante y detestable. ¡Vaya cuadrilla de hipócritas! Y es que como dice el refranero donde las dan, las toman.

Santiago de Munck Loyola

lunes, 13 de septiembre de 2010

Nicolás Sarkozy imita a IU de Rivas.









En estos días es noticia la expulsión de Francia de cientos de gitanos rumanos. La decisión del Presidente francés ha levantado toda clase de comentarios y declaraciones y son especialmente relevantes las protagonizadas por la izquierda europea y las de los defensores de los derechos humanos que no sólo condenan sin paliativos la actuación de Sarkozy, sino que, además, le han regalado toda clase de improperios, insultos y descalificaciones.

Es de suponer que la decisión presidencial se ha tomado conforme al ordenamiento jurídico francés, como no podría ser de otra forma, pero parece que esta decisión podría colisionar con la libre circulación de las personas en los territorios que forman parte de la Unión Europea, libre circulación consagrada en los diferentes tratados de la Unión. Rumania es ya un estado de la Unión y, por tanto, sus ciudadanos, con independencia de la etnia a la que pertenezcan, pueden circular libremente por los territorios de la Unión. Otra cosa bien distinta es que los ciudadanos comunitarios en sus desplazamientos por la Unión deban someterse y adaptarse a las legislaciones nacionales de los países por los que transitan o se instalan. Y aquí es donde en principio podría estar la razón de esta decisión francesa.

Hace poco más de diez años, más de cien gitanos rumanos se instalaron en Rivas-Vaciamadrid. Lo hicieron a unos 300 metros del despacho del Sr. Alcalde, entonces Fausto Fernández de IU, en los terrenos del antiguo matadero, unas ruinas peligrosas rodeadas de basura y plagadas de rata. Se trataba de decenas de familias rumanas con multitud de niños. Durante meses vivieron en condiciones infrahumanas sin más ayuda que la prestada por algunos vecinos y asociaciones. Durante los meses que malvivieron en Rivas-Vaciamadrid su presencia despertó los recelos y temores de los vecinos del Casco Urbano pero no despertaron los instintos solidarios ni del Sr. Alcalde ni de su organización política. El Ayuntamiento ripense contaba entonces con muchos recursos económicos pero el Gobierno Municipal no adoptó ni una sola medida para tratar de integrar o ayudar a los nuevos e incómodos vecinos. De un Gobierno de izquierdas, presuntamente solidario y progresista, se podría haber esperado una acción decidida para erradicar esa marginalidad mediante programas de integración o, siendo mucho más modestos, simplemente una atención específica para escolarizar a las decenas de niños que allí malvivían. Pues no, nada de eso ocurrió. Lo que decidió Fausto Fernández y su Gobierno Municipal (IU-PSOE) fue, ante la proximidad de las elecciones, negociar con los cabecillas del poblado y llegó al siguiente y sorprendente acuerdo: les entregó sus coches que habían sido retirados de la circulación por diferentes deficiencias y les entregó 50.000 Ptas. por familia con la condición de que se marchasen inmediatamente. Y así lo hicieron los gitanos rumanos. Se fueron. Dos días después uno de los niños del campamento gitano murió atropellado en la sierra madrileña.

Está claro que la decisión francesa de expulsar a los gitanos rumanos tiene un elocuente antecedente en la política social y de inmigración de IU de Rivas-Vaciamadrid. Por cierto, hasta el día de hoy no se ha escuchado ni una sola voz de condena de estos hechos por parte de la progresía ripense, madrileña o española.

Santiago de Munck Loyola

domingo, 12 de septiembre de 2010

LA HUELGA GENERAL.



El próximo día 29 de septiembre, los sindicatos han convocado una huelga general para protestar, fundamentalmente, por la reforma laboral recientemente aprobada por el PSOE en el Parlamento. Ante esta convocatoria cabe plantearse muchas cuestiones para decidir si se secunda o no este llamamiento. Otra cosa bien distinta es que la libertad de elección de cada ciudadano pueda realmente llevarse a la práctica ante la habitual violencia de los piquetes “informativos” sindicales.

El llamamiento a la huelga lo realizan las organizaciones sindicales que hace poco más de dos años contribuyeron al triunfo electoral de Rodríguez Zapatero, unas veces con llamamientos explícitos para apoyarle, otras mediante el cómplice silencio ante los embustes del candidato que, por activa y por pasiva, negaba la existencia de una grave crisis económica de la que eran muy conscientes los líderes sindicales. Son los mismos que contribuyeron al triunfo de Zapatero los que hoy llaman a la ciudadanía a la huelga general contra las medidas adoptadas por su entonces candidato. Pero hacen este llamamiento como “sin querer”, a medio gas, meses después de haberse anunciado las medidas antisociales del Gobierno y una vez que ya han sido aprobadas y ratificadas por el Parlamento, es decir, a toro pasado. Al contrario que los sindicalistas europeos que se han venido movilizando de forma inmediata ante cada anuncio gubernamental de medidas económicas, los sindicalistas españoles se lo han tomado con mucha calma, quizás, por eso del diálogo social. En el caso de la UGT parece que la convocatoria no se realiza contra el Gobierno, no, en su diana están los empresarios y el PP, por supuesto, y el Gobierno de refilón. Por otra parte, en las declaraciones del líder de CCOO se resalta más al Parlamento como adversario por aprobar la reforma laboral que al Gobierno que ha propuesto y cuyo partido ha aprobado en solitario esa reforma. Parece como si se sintieran culpables por tener que convocar una huelga general al amigo y colega Zapatero que tantas subvenciones les facilita.

Y en esta huelga general casi cinco millones de ciudadanos no podrán ejercer su derecho a la huelga porque tampoco pueden ejercer su derecho al trabajo. Para estos cinco millones de españoles los sindicatos aún no han tenido tiempo de convocar una protesta como la del 29 de septiembre. Claro, que estando desempleados para qué necesitan de los sindicatos y viceversa.

Es evidente que hay muchos motivos para protestar contra este Gobierno, motivos de toda índole: económica, social, territorial, cultural, etc. Pero estos motivos están desde hace mucho en la agenda pública y ni los sindicatos, ni la oposición han adoptado las necesarias medidas de protesta que pudieran, al menos, hacer sentir a los gobernantes que la realidad de la calle es muy distinta a la que perciben desde sus enmoquetados despachos.

El Gobierno se merece una huelga general, pero ¿se la merece España? ¿Está en condiciones la economía española de soportar el inmenso coste económico que supondría el triunfo de esta convocatoria? ¿Pueden resistir las pequeñas empresas este coste? ¿Lo pueden resistir los bolsillos de los trabajadores?

Son cuestiones sobre las que merece la pena reflexionar, con permiso de los sindicatos, a la hora de decidir la posición individual a la hora de apoyar o no la huelga. Yo no lo tengo claro.

Fdo. Santiago de Munck Loyola.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

POLÍTICOS Y PRINCIPIOS (2ª PARTE).




Dentro de 9 meses los españoles tendremos una nueva cita con las urnas, elecciones municipales y autonómicas. Hasta entonces seremos bombardeados con toca clase de propuestas, mensajes, críticas y programas. Asistiremos a un espectáculo político encaminado a obtener nuestro voto y presenciaremos el empleo de toca clase de trucos y tácticas, decentes e indecentes, para lograrlo.

De los programas electorales poco se puede esperar. Pocos los leen y los políticos no se esfuerzan demasiado en hacerlos llegar a los ciudadanos. Les basta con enunciar cuatro o cinco propuestas estrellas y poco más. Pesa mucho aún en la conciencia colectiva la máxima del profesor Tierno Galván de que “los programas están hechos para no cumplirlos”. Por tanto, poco puede esperarse de los contenidos programáticos a la hora de determinar el voto.

Junto a los programas aparecen los candidatos, los políticos que se esforzarán por mostrar su cara más amable y se pasearán pos plazas y mercados mezclándose con los ciudadanos para aparentar cercanía e identidad, aunque no sepan cuanto cuesta un café con leche.

Si los programas pueden ser solo aproximadamente indicativos del rumbo que los políticos pretenden tomar, se puede y se debe tomar como referencia los antecedentes del candidato y lo que es más importante, lo que realmente piensa, es decir, sus principios y valores. Los antecedentes del candidato, su experiencia, su vida pueden claramente anunciarnos cómo se va a desenvolver cuando asuma responsabilidades de gobierno. Sin embargo, siendo quizás mucho más importante, hoy en día es mucho más difícil saber qué piensa un candidato, en qué cree y en qué no cree.

Gobernar es liderar desde unos determinados presupuestos ideológicos y, paradójicamente, en la era de la comunicación global los ciudadanos tenemos muy difícil saber qué presupuestos ideológicos tiene un determinado político. A grandes rasgos y en sintonía con su partido político podemos imaginarlos, pero no los podemos conocer a ciencia cierta. Y ello es así porque lamentablemente los principios y los valores de un político y de los partidos quedan relegados en función de las tendencias del mercado electoral. Hoy es infrecuente encontrar políticos que ejerzan un verdadero liderazgo, es decir, que expresen públicamente sus principios y valores para, desde los mismos, convencer y ejercer de guías de la sociedad. Al contrario, lo que prima son las tendencias y corrientes de pensamiento que las encuestas señalan como mayoritarias en la sociedad. Al fin y al cabo, el político quiere el poder y si para lograrlo tiene que ocultar lo que realmente piensa sobre cuestiones fundamentales lo hará. Manda el mercado, mandan las encuestas y manda lo políticamente correcto. Por ello, quizás las diferencias entre los partidos políticos parecen cada vez menores, todos tratan de nutrirse del mismo granero de votos y la victoria electoral se consuma en un estrecho margen de votos que raramente supera el 5 % del electorado. Por tanto, hoy es muy difícil saber qué principios y valores defiende cualquier político en temas muy importantes. Hay una cierta uniformidad en el catálogo de políticos y aspirantes realmente preocupante.

Aún siendo difícil la tarea de tratar de conocer quién es un determinado aspirante, qué piensa realmente sobre inmigración, paro, terrorismo, aborto, familia, impuestos, etc. y qué va a hacer en caso de resultar elegido, hay ciertas líneas rojas que en el caso de ser traspasadas pueden servir para descartarlo cuando llegue el momento de elegir. En el ámbito de la política local es quizás mucho más fácil poder establecer los parámetros en los que un candidato se mueve, pues la proximidad y la cercanía facilitan su conocimiento.

Cuando el interés del candidato no se centra en las necesidades del vecino, en la persona, en el ser humano que tiene problemas y necesita ayuda y su discurso se pierde en grandes objetivos e ideales lejanos, es descartable. Cuando la vida privada del candidato es ostensiblemente incoherente con los principios y valores que se supone debe representar, es descartable. Cuando el candidato centra sus esfuerzos en la consecución de determinados objetivos con independencia de los medios para alcanzarlos, es descartable. Y cuando el discurso del candidato huye permanentemente del compromiso y cambia plegándose en la dirección del viento dominante es claramente descartable. Sé que es difícil determinar en muchas ocasiones la concurrencia de estas cuatro situaciones, pero yo, al menos, lo tengo claro a pesar del peso que puede tener la fidelidad a unas determinadas siglas. Prefiero no votar, antes que tener que otorgar mi confianza a alguien que ha traspasado claramente alguna de las líneas anteriores.

Santiago de Munck Loyola

sábado, 28 de agosto de 2010

ERNESTO EKAIZER: UN CARA DURA.



Tengo que reconocer que hay tipos que me enferman cada vez que los veo en la televisión, los escucho en la radio o leo su nombre en algún periódico. Y uno de esos tipos es Ernesto Ekaizer, periodista argentino afincado en España y destacado portavoz de la progresía oficial y pseudoficial. Periodista, comentarista, inquisidor del centro derecha, repartidor de credenciales democráticas, defensor del oprimido, charlatán mediático y pluma en alquiler al mejor postor, eso sí de izquierdas. Pues bien, este ejemplar periodístico que tantas lecciones de ética va impartiendo a diestro, siempre a diestro, me proporcionó hace ya muchos años un claro ejemplo de cómo se las gastan algunos y de su verdadera catadura moral.

Corría el año 1985, tres años después de la expropiación de Rumasa, y España era un hervidero de noticias en torno al paradero de Ruiz-Mateos y de su futuro inmediato. Ruiz-Mateos había sido detenido en Alemania y a finales del mes de marzo la Audiencia Territorial de Francfort dictó el auto de extradición del detenido.

El Sr. Ekaizer, a la sazón redactor jefe de la Vanguardia, volcaba todos sus esfuerzos profesionales en el asunto Rumasa, no en vano tenía que justificar como fuera la dudosa actuación del Gobierno de España. Estaba tras la pista de cualquier movimiento del Sr. Ruiz-Mateos y quería conocer todos los detalles del procedimiento judicial en curso para lograr la extradición del mismo. El Sr. Ekaizer se hizo con el auto de extradición de la justicia alemana y buscó urgentemente a un buen traductor que le tradujese el documento del alemán al español. El auto tenía 19 páginas de farragosos textos jurídicos alemanes. Ante la urgencia y la premura del periodista, aquel traductor dejó todo lo que estaba haciendo y se dedicó en exclusiva al encargo del Sr. Ekaizer. Trabajo día y noche hasta acabar el trabajo. Una vez finalizado, aquel traductor que tenía aún en casa 7 hijos a los que mantener llamó al Sr. Ekaizer para que lo recogiese y lo abonase. ¿Qué ocurrió? Pues que el insigne periodista le dijo que ya no le interesaba la traducción y que no pensaba pagar el trabajo. Así de fácil y de claro. No se molestó ni en dar las gracias por el trabajo que se le había hecho. Todo un ejemplo del respeto al trabajo de los demás y a la justicia. Aquel traductor era mi padre. Y aquí reproduzco la factura impagada por el sin vergüenza del progresista Ernesto Ekaizer, adalid del progresismo de papel.

Santiago de Munck Loyola

viernes, 27 de agosto de 2010

POLÍTICOS Y PRINCIPIOS.

Hace unas semanas mantenía una conversación con unos amigos de Monforte del Cid. Hablábamos sobre las elecciones y los políticos y mi amiga Inés sostenía que ella no podía confiar, ni votar, a un político cuya vida privada fuera escandalosa y citaba el ejemplo de las “juergas” de Berlusconi en su villa privada captadas por los teleobjetivos de los periodistas. Yo opinaba que del mismo modo que cuando uno se tiene que operar busca al mejor cirujano sin cuestionarse si es o no un mujeriego o si es infiel a su pareja, con los políticos pasaba lo mismo, es decir, que lo importante es que gobernasen bien, con independencia de lo que hagan en su vida privada. Y creo que me equivoqué en gran parte porque al hablar de “gobernar” me estaba quedando en el plano de lo material, de los resultados, de la gestión pura y dura. Gobernar es mucho más que eso.

Por una parte hay que tener en cuenta la sociedad en la que vivimos, sus problemas, necesidades y los valores imperantes. En la sociedad anglosajona en la que prevalece cierto puritanismo derivado del protestantismo, el nivel de exigencia es mucho mayor que en nuestra sociedad y así nos luce el pelo. Allí, mentir a la opinión pública o tener a un empleado sin dar de alta lleva aparejado la dimisión del político que es pillado. Aquí no. Pero es evidente que, sin llegar a los extremos de ese, a veces, exagerado comportamiento no nos vendría nada mal un mayor nivel de exigencia en el comportamiento y en la coherencia de nuestros gobernantes.

Por otra parte hay que valorar qué es realmente un político, un gobernante y qué es lo que se le puede y se le debe exigir. Cuando contratamos los servicios de un profesional, sea un fontanero, un arquitecto o un médico, siempre buscamos la mejor cualificación profesional, no necesitamos saber qué ideas o creencias tiene, ni cómo se comporta en el ámbito de su vida privada. Nos basta con que, establecida la mejor relación calidad precio, sepa hacer bien su trabajo y satisfaga nuestra necesidad. Pero ¿qué ocurre con el político? No hay una titulación profesional de político, ni pruebas objetivas que sirvan para conocer su capacidad y su profesionalidad. Las titulaciones habituales entre los políticos, derecho o economía, ayudan pero no son suficientes para calificar la profesionalidad de un político. El político no puede exhibir ante el elector un título que lo habilite porque no lo hay. Y cuando hablo de político me refiero a cualquier nivel de la política desde la que se desarrolla en el ámbito municipal hasta la nacional.

El político es un ciudadano con vocación transformadora de la sociedad en la que participa de acuerdo a unos principios y con un programa a modo de contrato a suscribir con el resto de los ciudadanos. Desde una determinada creencia en unos ideales, valores y principios, más o menos recogidos en el ideario de un partido político, el político trata de ganar la confianza y el apoyo de los electores a los que ofrece un programa de gobierno. Por tanto, ante el elector el político no comparece exhibiendo una cualificación profesional, sino que lo hace exhibiendo unos valores, unas ideas y un programa. Su credibilidad estriba, fundamentalmente, en su persona, en su palabra y en su coherencia entre lo que dice y lo que hace. El político debe mantener esa coherencia entre el ideario personal y el del partido por el que se presenta, entre los valores que defiende y los que practica en su vida pública y privada y entre el programa que ofrece y el del partido al que pertenece. A mayor coherencia entre esas facetas, mayor solidez del político y mayor credibilidad. Muchas veces el descrédito de la clase política viene precisamente por la falta de coherencia entre lo que dicen y lo que hacen cuando, precisamente, es donde radica la mejor cualificación del político. Cuando un político de un partido que defiende los valores de la familia, del esfuerzo y el mérito personal vive de una forma promiscua y disoluta no tiene credibilidad. Cuando un político milita en un partido cuya bandera es la justicia social y la solidaridad y vive a todo lujo cobrando varios sueldos del Estado tampoco merece crédito alguno. Porque, en el fondo, gobernar no es solo gestionar y obtener buenos resultados económicos. Gobernar es decidir, elegir y eso solo puede hacerlo quien tiene capacidad de liderazgo. Y el liderazgo de un político solo puede provenir de su autoridad política y moral, no de su circunstancial posición de mando. Quien no es coherente con sus ideas y principios no está en condiciones de pedir o realizar exigencias al resto de los ciudadanos. Quien no sigue el camino al que sus supuestos valores e ideales deberían llevarle, en modo alguno está en condiciones de ejercer liderazgo alguno, de indicar cual es el camino a seguir por la sociedad. Asumir que da igual el color del gato con tal de que cace ratones sólo conduce a elevar lo material al pedestal más alto y a ignorar los valores que hacen grande al ser humano, a la persona.

Por eso creo que mi amiga Inés tenía buena parte de razón. El político no es un simple profesional más. El político, por modesto que sea, sólo puede “vender” su profesionalidad a través de su credibilidad y de su liderazgo. Y por sus hechos le conoceremos.

Santiago de Munck Loyola.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Adiós.



Cuando hoy, a mediodía, ha sonado el móvil lo último que podía esperar es que un amigo me dijese que Ceferino Riestra acababa de morir. Le conocí hace casi veinte años y durante varias legislaturas compartimos la responsabilidad de representar a nuestros vecinos. Fuimos rivales como candidatos a la Alcaldía de Rivas-Vaciamadrid por nuestros respectivos partidos y fuimos adversarios políticos, él casi siempre en las tareas de Gobierno y yo en las de la Oposición. Fue un adversario serio y duro, tanto en lo político como, en una ocasión, en lo judicial, pero fue un adversario noble, un hombre que mantenía su palabra.

Nos separaron muchas cosas y la política partidista no permitió que profundizáramos las relaciones personales, pero hay tres cosas que, sin duda, nos unían: una pasión profunda por la política, un gran deseo de conseguir lo mejor para Rivas-Vaciamadrid y un intenso apego y amor hacia nuestros seres queridos.

Siempre le percibí como un hombre políticamente comprometido, un hombre de partido y convencido de sus ideales. Y lo era hasta tal punto que en dos ocasiones rechazó ser Alcalde del municipio por someterse a la disciplina de partido y por lealtad hacia unos socios de gobierno que no la merecían.

Lamento profundamente su pérdida y deseo lo mejor para su viuda, sus hijos, sus amigos y compañeros de partido. Adiós Ceferino y que Dios te bendiga.


Santiago de Munck Loyola

jueves, 19 de agosto de 2010

EL CINISMO DE PEPIÑO BLANCO.



Con su nombramiento como Ministro parecía que el Sr. Blanco había abandonado sus modales mitineros y había adoptado cierta pose de hombre de estado. Hasta parecía haber descubierto el significado del diálogo como instrumento indispensable de todo buen político. Pero no, se trataba de un espejismo, de una simple ilusión. El auténtico Pepino Blanco, el dirigente socialista de insulto rápido y de simplezas grandilocuentes, el orador “perfeto, correto y exato” ha reaparecido en pleno verano para deleitar al respetable con sus ocurrencias estivales.

No se le ha ocurrido otra cosa al insigne político que calificar de deslealtad la visita del Sr. Aznar a Melilla y a afirmar sin rubor alguno que el ex presidente nunca visitó las ciudades africanas durante su mandato. ¿O es un ignorante o es un mentiroso el Sr. Blanco? ¿O las dos cosas a la vez? Dos veces visitó Melilla el Sr. Aznar siendo Presidente del Gobierno de España y ahí están las hemerotecas para confirmarlo. El Ministro José Blanco ha mentido sin rubor alguno y ya se sabe lo que decía su compañero ministerial, el Sr. Rubalcaba, cuando violó la jornada de reflexión del 13 de marzo de 2004, “España no se merece un gobierno que miente”. Ya sabe lo que le toca por mentiroso y si no ha mentido, sino que ignoraba la realidad, lo mismo. No se puede ser ministro del Gobierno de España acumulando tanta ignorancia a sus espaldas. España no se merece ministros tan ignorantes, ¿o sí?

Pero es que además, las declaraciones del Sr. Blanco son una muestra de un cinismo sin límites. Calificar de deslealtad al Gobierno de la Nación el hecho de que un ex presidente visite Melilla, una ciudad española, podría ser entendible si quien formula la crítica hubiese mantenido en el pasado una actitud similar a la que hoy reclama. Pero no es así. Si esta visita a tierras españolas en medio de un conflicto con Marruecos es calificada de desleal, ¿cómo hay que calificar las visitas del Sr. Zapatero en medio de un conflicto con Marruecos no a ciudades españolas, sino al mismo Marruecos? ¿Cómo traición? Porque en medio de las tensas relaciones con Marruecos a principios de esta década, con el conflicto del islote de Perejil por medio, el Sr. Zapatero visitó Marruecos y se reunió con el adversario de España en ese momento. El Sr. Zapatero no fue a Ceuta o a Melilla a expresar su apoyo a los españoles de esas ciudades, sino que fue a mostrarle su comprensión al tirano de Marruecos, en lugar de apoyar la política exterior del Gobierno de España respaldado por el Parlamento español.

Sólo desde el más puro cinismo se puede decir lo que el Sr. Blanco ha expresado. Debe pensar que los ciudadanos somos tontos o muy simples y que con poner mucho énfasis en las consignas que suelta éstas se van a convertir en realidad y nos va a convencer. O quizás piense que la mejor defensa es un buen ataque. Pero para desarrollar un buen ataque hay que tener mejores armas intelectuales que las que el Sr. Blanco luce. Y sus mentiras son tan cortas como sus argumentos.

miércoles, 18 de agosto de 2010

PERIODISTAS Y POLÍTICOS: TRATO DESIGUAL.



Es un hecho evidente que políticos y periodistas se necesitan mutuamente, los primeros necesitan continuamente trasladar sus mensajes y llamar la atención de los segundos para “ser alguien” en el ámbito social y los segundos necesitan de los primeros para generar gran parte de su agenda laboral. Ambas profesiones se interrelacionan constantemente. Sin embargo, llama poderosamente la atención la desigualdad en el trato existente entre políticos y periodistas cuando incurren en responsabilidades de índole penal. La sociedad no trata igual a unos y a otros cuando delinquen o cuando son sospechosos de haber delinquido.

Hoy la programación televisiva y radiofónica de la mayor parte de las cadenas está plagada de tertulianos y colaboradores periodistas, pseudo periodistas y mediopensionistas. La inmensa mayoría de ellos hablan de todo como auténticos expertos, pontifican sin freno e imparten calificativos a diestro y siniestro como si todo y todos estuviesen a su merced. Y lo hacen con el beneplácito de públicos entregados y de audiencias más que complacientes. Una vez que se han hecho con un nombre y un sitio parece que importa muy poco lo que hagan, digan o dejen de decir. Todo vale si está respaldado con unos ingresos satisfactorios para el programa en el que se mueven. Es público y notorio que muchos de estos personajes preparan montajes periodísticos o que han sido condenados por los tribunales de justicia por atentar contra el honor y la fama de ciertas personas, por injuriar, calumniar o, incluso, por difundir noticias falsas. Y no pasa nada. Como están respaldados por una parte de la audiencia y, por tanto, por los empresarios capitalistas de sus medios de comunicación no sólo no pierden sus puestos de trabajo por atentar contra los principios éticos de su profesión, sino que, además, son beneficiados con nuevas colaboraciones estelares.

Todo lo contrario de lo que pasa con un político por modesto que sea. Cuando un político es simplemente sospechoso de haber cometido una irregularidad, aunque sea en el ámbito de su vida privada, se empiezan a alzar voces, especialmente en los medios de comunicación, exigiendo su inmediata dimisión. Y no digamos ya cuando el político en cuestión es imputado o procesado aunque no exista condena alguna y sobreviva teóricamente el principio de presunción de inocencia. Tiene que dimitir y esta exigencia es reclamada con firmeza por lo corporativistas medios periodísticos a través de sus editoriales. Para qué hablar de la situación cuando se produce una sentencia desfavorable para dicho político.

El tratamiento social en ambos casos es absolutamente diferente. La rigurosidad que se exige al político brilla por su ausencia ciando se trata de un comunicador o un periodista. El político pierde su empleo y lo hace, prácticamente, de por vida. El periodista no. Para el periodista hay una notable indulgencia social. Es más, suele salir beneficiado cuando los tribunales determinan que, de una forma u otra, ha vulnerado los principios éticos de su profesión. Son dos formas contrapuestas de enfocar un mismo problema.

No sé quién tiene más responsabilidad: el que falla cuando administra los bienes públicos o el que falla cuando administra la conciencia social.

Fdo. Santiago de Munck Loyola.

jueves, 12 de agosto de 2010

EL GOBIERNO MUNICIPAL EN TIEMPO DE CRISIS.




La política municipal es especialmente gratificante. La cercanía al ciudadano, a sus problemas y a sus aspiraciones permite al político comprobar de forma inmediata la eficacia de sus acciones. Pero, de igual modo, es la actividad política más arriesgada porque, simultáneamente, los errores también se ponen de manifiesto de forma evidente. Gobernar en tiempos de bonanza puede ser más o menos fácil, pero donde de verdad puede medirse la talla de un político es en tiempos de escasez y de crisis.

En los últimos tiempos son constantes las noticias sobre las tremendas dificultades económicas de muchos Ayuntamientos pequeños y medianos de nuestro país. Dificultades que afectan gravemente sobre todo a los pequeños proveedores de estos Ayuntamientos. Lamentablemente la actitud de la Administración Central y de las Autonómicas, en la mayoría de los casos, no está sirviendo para que los entes locales puedan capear la crisis con cierta facilidad. La prohibición de nuevos endeudamientos decretada por el Gobierno de la Nación puede resultar necesaria pero tendría que haber venido acompañada de los mecanismos legales suficientes para solucionar de una vez el espinoso problema de la financiación de los entes locales. Sin embargo, no ha sido así. Tampoco las autonomías, ahogadas en su propia crisis, están ayudando a los Ayuntamientos en esta difícil situación. Son los propios Ayuntamientos los que tienen que hacer frente a la misma y utilizar todos los recursos disponibles para poder funcionar y seguir prestando los servicios públicos imprescindibles para los ciudadanos.

Sin embargo, parece que la mayor parte de la clase política local no está a la altura de las circunstancias. Las reacciones ante la crisis han sido tardías, pese a que se vislumbraba, insuficientes o inexistentes. Sólo han sido noticias destacables las parciales y propagandísticas rebajas de sueldos de cargos públicos en algunos casos, en otros ni siquiera ese detalle de solidaridad con los vecinos se ha producido. Quizás la proximidad de unos comicios locales el año que viene está impidiendo a muchos políticos adoptar medidas imprescindibles en todo buen gobierno. Y se están equivocando. La sinceridad ante los vecinos y las explicaciones constantes sobre la realidad son la mejor manera de comparecer ante las urnas. Tratar a los vecinos como menores de edad a los que no hay que explicar la situación es un grave error electoral. Yo, desde luego, no votaría a un candidato del que sospecho que me trata de engañar.

No es fácil, pero en situaciones de auténtica y larga crisis como la que vivimos nuestros políticos municipales tienen la obligación moral y política de gobernar. Y gobernar es tomar decisiones, marcar prioridades y adoptar decisiones aunque puedan resultar aparentemente impopulares. Muchos políticos confunden gobernar con gestionar, desconfían por naturaleza de los técnicos y funcionarios y se ponen a realizar labores impropias de un gobernante. Los gestores, los técnicos están para gestionar. Los políticos para gobernar y eso implica el ejercicio de un liderazgo político. Resulta llamativo ver a tanto y tanto concejal metido a técnico, como si las urnas otorgasen conocimientos.

En todo caso, hoy los gobernantes municipales no pueden seguir como si no pasase nada. Tienen la obligación política de no empeorar con su inactividad o con sus decisiones erróneas el panorama municipal. Los Ayuntamientos han seguido durante años la tendencia a prestar progresivamente un mayor número de servicios a los ciudadanos, muchos de ellos fuera de sus competencias. Y lo han hecho con la fórmula del “café para todos”, como si los recursos fueran ilimitados y como si todos los vecinos tuviesen la misma capacidad contributiva. Con esta actitud han hecho competencia desleal, en muchas ocasiones, a los propios contribuyentes al ponerse a prestar servicios que ya cubría de forma satisfactoria la iniciativa privada y, por otra, han prescindido del principio de progresividad fiscal y de la propia ley prestando servicios no necesarios por debajo del coste real y al mismo precio para todos, desviando así importantes recursos que al final no llegan al que de verdad lo necesita. ¿Es lógico proporcionar clases de inglés casi gratis cuando hay instituciones educativas privadas que las imparten al mismo tiempo que no hay dinero para ayudar a parados de larga duración? ¿Es moralmente aceptable que con el dinero de todos se financie el 70% del coste de una plaza en una escuela infantil a alguien cuya renta es muy superior a la media mientras que hay niños que ni siquiera pueden pagar el comedor escolar? Las respuestas son evidentes.

Por tanto, los ajustes que un Ayuntamiento debe poner en marcha en tiempos de crisis son duros pero deben hacerse. Y hay que hacerlo con el concurso y la convicción de la mayoría de los vecinos. Recortar en gastos de personal para ajustar la maquinaria administrativa al descenso de la actividad que se produce en tiempos de crisis, suprimir puestos de confianza, eliminar gastos superfluos (atenciones protocolarias, viajes, propaganda, publicidad, etc.), congelar nuevas inversiones hasta que no se paguen las existentes, refinanciar la deuda municipal, mejorar y hacer más transparentes las contrataciones, revisar las ordenanzas fiscales, suprimir prestaciones no obligatorias, cobrar las tasas y precios públicos al coste real del servicio estableciendo exenciones concretas para los más desfavorecidos, controlar y recortar gastos corrientes, establecer fórmulas cooperativas para la prestación de servicios, disminuir las transferencias, aprobar planes de trabajo comunitario y muchas otras medidas similares deben adoptarse por simple sentido de la responsabilidad y de la solidaridad. Y la oposición debe estar más vigilante que nunca, arrimar el hombro y formular propuestas constructivas. Eso es gobernar. Lo demás, mirar de reojo constantemente a la próxima cita electoral, sólo puede conducir al desastre.
Santiago de Munck Loyola.

miércoles, 11 de agosto de 2010

Rivas. Alguien debe pedir perdón.



Siendo Alcalde Fausto Fernández Díaz, en 1998, alguien se llevó 140 millones de Ptas. del patrimonio municipal y, pese a denunciarlo la oposición, IU y PSOE se negaron en redondo a que se creara una Comisión de Investigación y se exigieran responsabilidades. Alguien con el conocimiento y consentimiento de quienes gobernaban cobró 140 millones de Ptas. por un suelo municipal que había sido cedido gratuitamente para construir viviendas protegidas para los jóvenes y los medios de comunicación miraron para otro lado. Alguien, con el beneplácito y la complicidad de IU y PSOE, cobró de más a los jóvenes adjudicatarios de las viviendas y los jóvenes se resignaron y pagaron.

Eso fue lo que ocurrió en el Primer Plan de Vivienda Joven del Ayuntamiento de Rivas-Vaciamadrid promovido y gestionado principalmente por el PSOE de la localidad. Si eso fue lo que pasó con un modesto Plan de viviendas uno puede bien preguntarse que no estará pasando ahora. Con total impunidad, con una falta de escrúpulos difícil de igualar se montó toda una operación urbanística a costa del bolsillo de los más débiles y nadie se hizo eco de las reiteradas denuncias de la oposición, ni siquiera los afectados que temían perder lo que consideraban una gran ocasión.

El Ayuntamiento de Rivas-Vaciamadrid cedió suelo público de forma gratuita para construir 89 viviendas para jóvenes. Dichas viviendas fueron adjudicadas mediante sorteo en régimen de usufructo por 75 años, no en propiedad. La gestora de estas viviendas de 70 metros cuadrados cobró a cada adjudicatario casi 11 millones de Ptas. Es decir que aplicó el módulo máximo de VPO permitido entonces. La aplicación del módulo máximo suponía que el 15% de dicho módulo correspondía al precio del suelo. Ya que el suelo se había cedido gratuitamente ¿por qué entonces se cobró a los adjudicatarios? ¿por qué los que gobernaban lo consintieron? 89 viviendas construidas por 11 millones por vivienda son 979 millones de pesetas. El 15 % de 979 millones, es decir el valor del suelo, son 146 millones de ptas. Habiendo sido gratis el suelo ¿no habría sido lógico aplicar en el módulo máximo una reducción del 15%? El sentido común dice que sí, las viviendas habrían salido más baratas y para eso precisamente se había cedido gratis un suelo que era de todos los vecinos.

Pero en el colmo de la desfachatez, las viviendas fueron entregadas incumpliendo la normativa de VPO: se entregaron sin grifos, sin fregadero, con numerosas carencias y, además, los adjudicatarios tuvieron que pagar 90.000 ptas. extras para ajardinar la urbanización. De vergüenza. Pero es que, además, si se comparaba la vivienda con las entregadas en las mismas fechas por Covibar la diferencia era escandalosa: las VPO de iniciativa privada eran mucho mejores y más baratas.

Han pasado muchos años desde entonces pero los hechos siguen ahí. Es cierto que no se podrán exigir responsabilidades legales, pero sí políticas. Alguien dejó que esto ocurriese, alguien se enriqueció indebidamente y dos formaciones políticas lo ampararon. Dos formaciones que siguen gestionando bienes de todos los vecinos. Y esas formaciones deben pedir, al menos, perdón por lo que hicieron.

Adjunto el artículo publicado en la Revista del Este en agosto de 1998.
VIVIENDAS PARA JOVENES.

Sábado 11 de julio de 1998. Las 8 de la tarde. Un calor sofocante. Un escenario en el centro de la urbanización de las viviendas para jóvenes. Jóvenes y familiares expectantes. Acto previsto: la entrega de llaves, al estilo de la obra sindical. Los coros y danzas sustituidos por los omnipresentes grupos cubanos (¿quién será su representante artístico tan bien relacionado con el Gobierno Municipal?). El ceremonial habitual de la izquierda: el protocolo inexistente (¡no seas burgués, compañero!). Dos candidatos (PSOE e IU). Dos discursos. ¿Objetivo? La foto de rigor. Codazos para situarse bien ante los objetivos de las cámaras: ambos candidatos llevan unos meses de duro entrenamiento. Intervenciones: Sin concesiones a la retórica. Sin sutilezas. Buenas dosis de paternalismo solidario. La progresía en acción: Qué buenos somos los de la izquierda, qué bien lo hemos hecho, cuánto hemos trabajado para hacer realidad estas magníficas viviendas (no se ve en el escenario a algún concejal que sí ha trabajado). Hay algunos defectillos en las zonas comunes pero los vamos a arreglar y si continuáis confiando (o sea . votando) en nosotros (sin especificar si en IU o en PSOE, tanto monta, monta tanto .....) seguiremos haciendo maravillas como éstas. ¡Venga, a tomar un refrigerio y a disfrutar de las casas! Casi 11.000.000 de ptas. por 70 m. de casa. ¡Un chollo, vamos! Diga lo que diga la Oposición Municipal, los del PP, la casita es barata. El suelo lo "ha cedido" el Ayuntamiento, ¿gratis total para los jóvenes? No. Bueno, decimos que sí, pero se lo cobramos. Es el 15 % del precio de la casa. Les cobramos casi 11.000.000 de ptas. por cedérselo a los jóvenes, que no vendérselo. Pero el precio del suelo no lo cobra el Ayuntamiento. ¿Para qué quiere un Ayuntamiento tan rico y tan de izquierdas como el nuestro casi 120 millones de ptas.? No, ¡faltaría más! Lo cobra la promotora. ¿La promotora? pero, si el suelo era público. ¡Y qué más da! La promotora, la constructora.... quien sea. Al final, lo cobre quien lo cobre (menos el Ayuntamiento), lo paga el joven. La casita es un chollo de todas formas, qué más da kilo y medio arriba o abajo. Los jóvenes tan agradecidos. Se ha cobrado lo máximo legal permitido para una VPO y en paz. Fíjate lo bien que ha salido todo. ¿Y las 90.000 ptas. pagadas por las zonas comunes? Todo llegará. No ha dado tiempo a ajardinar. Veréis, con ese dinero vamos a hacer unos jardines preciosos (algunos con las cuestas que hemos dejado serán colgantes). ¿Y los grifos de la cocina? ¿Y el fregadero? ¿No tienen que tener las VPO según la Ley, grifos y fregadero en la cocina? ¡Detalles menores, qué ganas de incordiar! Pones unos grifos y una pila para que luego no les guste y lo cambien. Pues no lo pones y un disgusto que te ahorras. Esta es la vivienda social de IU-PSOE para los jóvenes. Lo demás, pamplinas, pura especulación. Pero, oiga, que a cien metros una cooperativa ha entregado unos pisos hace seis meses con tres dormitorios, dos baños, trastero y cocina amueblada por bastante menos dinero habiendo tenido que pagar el suelo y el "impuesto revolucionario" que este Ayuntamiento de "izquierdas" aplica a las viviendas sociales de iniciativa privada. Nada. Eso es propaganda reaccionaria. La izquierda ripense no se equivoca. ¡Más salsa y más fotos, compañero!

SANTIAGO DE MUNCK LOYOLA
Presidente Local del Partido Popular
de Rivas-Vaciamadrid.

domingo, 8 de agosto de 2010

LOS PORTAVOCES DE GUARDIA Y LA CANDIDATURA DE TRINIDAD JIMÉNEZ.

La polémica estival surgida en estos días de agosto en torno a la posible candidatura a la Presidencia de la Comunidad de Madrid de Trinidad Jiménez, desplazando a Tomás Gómez, por imposición directa de Rodríguez Zapatero ha dado rienda suelta a multitud de declaraciones de cargos madrileños del Partido Popular, los portavoces "de guardia". Parece que todos han debido leer el mismo argumentario, seguramente distribuido por algún oscuro gabinete de comunicación de la Calle Génova, y consiguientemente todos coinciden en terciar en la polémica poniendo de manifiesto la falta de democracia interna en el PSOE a la hora de designar a sus candidatos.

Eso es sencillamente mentar la soga en casa del ahorcado. La falta de democracia interna es un signo distintivo y coincidente de la mayoría de los partidos políticos españoles y especialmente relevante en los dos grandes partidos en cuanto se trata de determinadas candidaturas o puestos. Da la casualidad que muchos de los que han hecho estas declaraciones son diputados autonómicos u ostentan cargos de partido en virtud del dedo decisorio de alguien y no como consecuencia de su designación en un proceso electoral interno. Hay diputados autonómicos que lo son por haber sido vecinos de alguien, por ejemplo de Rodrigo Rato, o porque su mujer conocía a alguien o era pariente de algún notable del partido y que han realizado un formidable salto desde los pasillos y conciliábulos de la calle Génova hasta el escaño de la Asamblea, todo ello sin haberse bregado en la militancia activa en la sede de un pueblo o de un distrito madrileño y sin más preparación política que la aprendida rápida y malamente en los argumentarios de comunicación. La ausencia de procedimientos electorales internos más participativos propicia mucho el “hacer pasillo” como medio de medrar y situarse oportunamente. Y para que hablar de democracia interna cuando muchos Presidentes locales llegan a sus cargos impuestos directamente por la regional en contra de los militantes de su localidad o mediante procesos electorales trufados de irregularidades (censos manipulados, presiones, etc.).

Por ello, resulta muy sorprendente que se utilice como arma arrojadiza en la crítica política el argumento de la falta de democracia interna del adversario y pone de manifiesto la existencia de un nivel político de muy bajo perfil de quienes elaboran, diseñan y distribuyen las estrategias de comunicación del PP. En esta polémica veraniega la excepción ha sido Alberto Ruiz Gallardón: “cuando perdí y cuando gané, me quedé; ninguno de mis rivales lo hizo”. Sin una descalificación personal, sin una referencia directa al adversario político lo ha machacado. Trinidad Jiménez perdió frente a Gallardón la Alcaldía de Madrid y se marchó, no cumplió con el compromiso adquirido con los madrileños que la habían votado y se fue del Ayuntamiento. ¿Es esta actitud el mejor aval para presentarse ahora como candidata a la Presidencia de la Comunidad de Madrid? Su falta de compromiso con los votantes ya ha quedado acreditada y supone un precedente nada favorable para su candidatura. Este sí que es un mensaje político acertado, una crítica elegante y demoledora. Un dardo en toda la diana.

Muchos de los que se apresuran a hablar cuando ven un micrófono cerca y que no pierden la oportunidad para su minuto de gloria ante la sequía de rostros conocidos en agosto, deberían meditar un poco ante de hacerlo, reflexionar y callar si no tienen ninguna idea propia, antes que lanzarse al ritual de la repetición de consignas mal elaboradas.