En la misma semana que hemos
celebrado el 40 aniversario de las primeras elecciones democráticas en España
tras la muerte de Franco que darían lugar a la Constitución de 1978, el PSOE ha celebrado su 39 Congreso cuyo principal
resultado ha sido el de sumarse a los que dan por liquidada a la transición y
con ello a la esencia de la propia Constitución. Pedro Sánchez, el candidato
socialista con los peores resultados electorales socialistas desde 1977,
reelegido por la militancia como Secretario General ha escogido el rumbo que
más convenía a su estrategia cortoplacista, construir una alternativa
sustentada en los podemitas e independentistas para echar al PP del Gobierno. Y
para lograrlo no ha dudado ni un minuto en renunciar a que dicha alternativa
vuelva a serlo en solitario el PSOE, ni en renunciar a la herencia
constitucionalista del PSOE de la transición ni en asumir el papel de comparsa
de una tropa que abarca desde los herederos de los terroristas etarras, pasando
por los residuos comunistas hasta los independentistas de toda clase.
Para lograrlo el PSOE de Pedro
Sánchez ha asumido las tesis independentistas refrendadas por los podemitas al
convertir la estulta definición de España como “Nación de Naciones” o como “Estado
plurinacional” en la principal propuesta programática del 39 Congreso
Socialista. Tratan de encubrir esta traición a la Constitución y a la Nación
española señalando que la soberanía nacional sigue residiendo en el conjunto
del pueblo español, pero a ver cómo se puede explicar semejante contradicción.
Si hay una Nación, la española, la soberanía nacional reside en el pueblo
español. Pero si ya no existe la Nación española, según Pedro Sánchez y su
partido, sino un ente plurinacional, es decir, un ente compuesto de varias
naciones se deduce que tampoco habrá una única soberanía nacional sino varias
soberanías nacionales. La alternativa es clara: o existe la Nación española con
su soberanía nacional o existen varias naciones con sus consiguientes
soberanías nacionales. Habrá quien piense que el asunto no es importante, que
en el fondo da igual, que es una simple cuestión semántica, pero se equivoca.
Y se equivocaron nuestros padres
constitucionales al incluir el concepto de “nacionalidad” en el Artículo 2: “La
Constitución se fundamenta en la indisoluble unidad de la Nación española,
patria común e indivisible de todos los españoles, y reconoce y garantiza el
derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que la
integran y la solidaridad entre todas ellas”. No se puede olvidar que la
indisoluble unidad de la Nación española es previa a la Constitución y que ésta
es papel mojado si aquella es rota. Al margen de que los constituyentes
tuvieron que inventarse un significado nuevo para la palabra nacionalidad
concibiéndola como “nación cultural” (Peces Barba o Miguel Roca) lo cierto es
que no sirvió para cerrar las vías independentistas, sino todo lo contrario,
porque no les satisfizo. Los independentistas, durante décadas disfrazados de nacionalistas
más o menos codiciosos, son insaciables y si Pedro Sánchez y su nuevo PSOE
piensan que con la España plurinacional van a mitigar sus ambiciones van
listos.
Esta frivolidad, por ser suave,
socialista es una auténtica traición a la soberanía del pueblo español y supone
más munición para la causa independentista en su empeño de destruir España. Es
una propuesta innecesaria, peligrosa e irresponsable que de llevarse a cabo,
algo realmente difícil si cada Institución del Estado cumple con sus
obligaciones, supondría una invitación a la ruptura de la pacífica convivencia
entre los españoles. Cuando un partido como el socialista pone en peligro todo
el sistema democrático por mezquinos cálculos y estrategias electorales significa
que ha tocado fondo porque no se puede caer más bajo.
Hoy se ha publicado un interesante
artículo (http://www.esdiario.com/elsemanaldigital/783055703/Espana-nunca-ha-sido-una-Nacion-de-naciones.html ) de Eligio Hernández, ex fiscal General del Estado y militante
socialista, y no puedo, por menos, que reproducir sus párrafos finales:
“…Don Juan Negrin, presidente del
Gobierno, en noviembre de 1938, con ocasión del Consejo de Ministros celebrado
en Pedralbes, que afirmó, según
refiere Julián Zugazagoitia: "No estoy haciendo la Guerra contra
Franco para que nos retoñe en Barcelona un separatismo estúpido y pueblerino.
Estoy haciendo la guerra por España y para España, por su grandeza y para su
grandeza. No hay más que una nación: ¡España!. No se
puede consentir esta sórdida y persistente campaña separatista y tiene que ser
cortada de raíz si se quiere que yo siga dirigiendo la política del Gobierno,
que es una política nacional. En punto a la integridad de España soy
irreductible y la defenderé de los desafueros de los de adentro”.
Santiago de Munck Loyola
https://santiagodemunck.blogspot.com.es