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sábado, 15 de marzo de 2014
viernes, 14 de marzo de 2014
Los ciudadanos pasmados y ellos a lo suyo.
Tanto asesor para nuestros políticos, tanto dinero público
empleado en marketing político, en
técnicas de comunicación y en imagen para que luego algunos de nuestros
dirigentes desconcierten e indignen al personal con sus declaraciones o sus
actitudes públicas. El pasado domingo, en un acto político del PPCV celebrado
en Alicante el Presidente del Partido y de la Generalitat Valenciana, Alberto
Fabra, dejó de piedra a más de uno de los asistentes (que no obstante
aplaudirían de forma entusiasta como es habitual en este tipo de actos) y a los
ciudadanos de la calle cuando manifestó su respaldo a la plurimputada alcaldesa
de Alicante Sonia Castedo. “Estás fantástica, a punto, y ahí estaremos todos
ayudándote”. Sorpresa y aplausos entre los asistentes. Más de uno de los
actuales concejales que trabajan bajo cuerda para ocupar el sillón de la
alcaldesa se quedó helado. ¿Y qué hay de la línea roja de Fabra? ¿Dónde queda
esa línea discontinua según la cual los imputados deberían irse a casa? Al día
siguiente todos los medios de comunicación y los comentaristas políticos atónitos
también. ¿Qué ha pasado? ¿Ya no hay línea roja?
Y se monta tal revuelo que el
Presidente Fabra se ve obligado a salir a la palestra para rectificar y para
aclarar que su apoyo era de carácter personal y que se refería sólo al embarazo
de la alcaldesa. ¡Acabáramos! Alguien, alguno de esos múltiples asesores con
los que cuenta el Presidente Fabra y que costeamos los contribuyentes debería
haberle advertido que se trataba de un mitin, de una reunión política y no de
un encuentro entre amiguetes, ni de una charla del curso del parto sin dolor
por lo que debía medir muy bien sus palabras. Claro que, cuando todo un
Presidente de la Generalitat ve normal que su amiga cargue la factura del “arreglo
del cocido” al presupuesto público, es normal que pasen estas cosas.
Pero, claro, en el PPCV siempre hay “tiralevitas” dispuestos
a apoyar cualquier tontería por grande que sea que diga el jefe y a buscar cualquier
argumento que la refuerce. Es ése el caso de la Presidenta de la Diputación
alicantina, Luisa Pastor, que se apresuró a hacer unas declaraciones antes de
que se produjera la rectificación del jefazo. Y, así, con el pie cambiado dijo
al día siguiente del “apoyo comunitario al embarazo de la alcaldesa” que no hay
ningún inconveniente en que Sonia Castedo vuelva a encabezar la candidatura del
PP porque sólo está imputada por cuatro graves delitos y que no está condenada.
Semejante “perogrullada” cae por su peso. Evidentemente, ningún imputado es, de
momento, culpable de nada. Pero cuando se traza una línea roja, no se sabe muy
bien siguiendo qué criterio y se fija en el momento de la imputación, se hace,
se supone, por una exigencia pública de
ejemplaridad, aunque no lo sepa la Sra. Pastor. Tampoco Luis Bárcenas ha sido
condenado por nada y se sospecha que, pese a su valía financiera, la Sra.
Pastor no desea incorporarle en la próxima candidatura del PP de su pueblo ni
ofrecerle cargo alguno en la Diputación. ¿O sí?
Y por si fuera poca la ligereza con la que algunos políticos
se toman la necesidad de practicar la ejemplaridad y de combatir la corrupción,
ayer mismo fuentes próximas al Gobierno de España y al Ministro De Guindos,
experto fichando socialistas chaqueteros para altos puestos del Gobierno, hacen
saber que no hay ninguna prisa por promover la sustitución de la socialista
Magdalena Álvarez, vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones, imputada en
el caso de los ERES andaluces, el mayor caso de corrupción de la historia, y
para la que la Juez Mercedes Alaya acaba de imponer una fianza civil de
29.568.129 euros. Sospecha la Juez que la ex ministra de Zapatero fue la ideóloga
(algo difícil conociendo al personaje) del procedimiento de subvenciones que dio
lugar al latrocinio del dinero de los ERES en la Junta de Andalucía. Que los
socialistas sigan calladitos y que, por supuesto, no pidan la dimisión de sus
imputados es absolutamente normal. Pero que haga lo mismo el Gobierno y el
partido que lo sustenta ya no lo es tanto. Parece que ajuicio de nuestro
Gobierno y, en especial, del Sr. De Guindos este asunto no afecta a la imagen
de España. Total, que la vicepresidenta del banco europeo que maneja miles de
millones destinados a inversiones esté procesada por un caso de corrupción tan
escandaloso como éste carece de importancia. Es más, con no poco cinismo
algunos argumentan que se trata de un asunto que nada tiene que ver, por ser
anterior en el tiempo, con su trabajo en dicho banco como si en ese banco o en
la Junta andaluza no se manejasen fondos públicos y que estas cosas hay que
tratarlas con más delicadeza que la que los socialistas suelen emplear en
asuntos de corrupción mucho menos relevantes. Casi nada.
Hay quien ve algo más en esta tibieza gubernamental y “pepera”
frente a la ejemplaridad que una simple
falta de principios y apunta al hecho de que España es el principal cliente del
Banco Europeo de Inversiones, que en 2013 concedió al país préstamos por valor
de 10.656 millones de euros. España tiene 76.000 millones de euros de préstamos
vivos y espera que este año este Banco nos preste otros 10.000 millones, por lo
que, algunos entienden que es bueno que esta señora siga en su puesto en el
que, por cierto, cobra 23.000 euros al mes.
Ni principios, ni gestos, ni gaitas. El euro es el euro. Unos
no saben por dónde se andan entre tanto asesor, tana línea roja incumplida y
tantos casos de corrupción y otros saben demasiado bien por dónde transitan
aunque huela a cloaca. Y mientras tanto, los ciudadanos pasmados ante tanta
incompetencia y tanto espectáculo bochornoso.
Santiago de Munck Loyola
Etiquetas:
Alberto Fabra,
Banco Europeo de Inversiones,
Corrupción,
ejemplaridad,
ERES falsos,
Luis Bárcenas,
Luis de Guindos,
Luisa Pastor,
Magdalena Álvarez,
Mercedes Alaya,
Sonia Castedo
domingo, 2 de marzo de 2014
España ausente de su debate.
Aburrido
y decepcionante, así fue el debate sobre el estado de la Nación celebrado la
semana pasada. Los datos publicados sobre el seguimiento que el debate tuvo
entre los ciudadanos ponen de manifiesto que la brecha existente entre los
ciudadanos y sus representantes cada día es más grande. La audiencia, que ya
era baja el año pasado, cayó a la mitad. Muy pocos españoles siguieron el mismo
y llama poderosamente la atención que sea así cuando la mayoría de los
españoles seguimos padeciendo, y lo que nos queda, los desastrosos efectos de
esa recesión en la que unos nos han mentido y otros no terminan de sacarnos.
Era
de esperar que el Presidente del Gobierno se aferrase a los datos
macroeconómicos tímidamente positivos que empiezan a conocerse y que, por
tanto, vendiera a bombo y platillo las supuestas bondades de su gestión que,
dígase lo que se diga, todavía no es perceptible en el bienestar de la
ciudadanía. Cuando sigue habiendo más de cinco millones de desempleados, cuando
la clase media está fiscalmente machacada y cuando los recortes en todos los
campos se hacen notar sobra cualquier autocomplacencia. Los esfuerzos para
salir de esta desastrosa situación los están llevando a cabo los ciudadanos, no
los políticos y entre tanto aplauso en las bancadas del congreso parece que
esto se olvida.
Y
era de esperar, cómo no, que el frágil líder de la oposición, el socialista
Pérez Rubalcaba ofreciese un discurso catastrofista, demagógico y, por
supuesto, exento de cualquier autocrítica o reconocimiento de su
responsabilidad en la grave situación que hoy padecemos. Es evidente que los
socialistas no pueden ofrecer alternativas políticas y económicas para señalar
un camino diferente al del Gobierno para salir cuanto antes de la recesión y de
la crisis. De una parte, no pueden plantear como alternativas las mismas
políticas que siguieron durante sus ocho años de Gobierno porque los resultados
de las mismas a la vista están. De otra, plantear alternativas diferentes a sus
políticas de los últimos ocho años sería tanto como reconocer que no lo
hicieron bien, que se equivocaron y que, por tanto, son los responsables del
desastre, algo que, por otra parte, percibe la inmensa mayoría de los electores
como indican todos los sondeos electorales que sitúan al PSOE en caída libre.
Pero es que, además, el PSOE sigue anclado en un especial síndrome de doble
personalidad, un síndrome disociativo de la personalidad que le impulsa a
mantener un doble discurso y una dualidad del comportamiento. Mientras en
Ferraz se desgañitan proclamando que con Bildu nada de nada, sus
correligionarios navarros beben los vientos por hacerse con el poder con los
votos de los defensores de los terroristas. Mientras que los portavoces
socialistas intentan por todos los medios que la E de sus siglas no se les
caiga y afirman con solemnidad su compromiso con la unidad de España, sus
socios catalanes realizan su doble juego respecto a la ilegal consulta
independentista. Mientras que los voceros socialistas sacan pecho hablando de
primarias y se exhiben como los campeones de la democracia interna, el dedazo
de Rubalcaba, al igual que el de Rajoy en el PP, designa a Elena Valenciano
¡vaya fichaje! como cabeza de lista para las elecciones europeas. Está claro
que por su banda izquierda, Rajoy puede estar tranquilo.
Y
de los demás grupos intervinientes en el debate para qué hablar. Rosa Díez
sigue encantada de haberse conocido. Y los independentistas catalanes y vascos
a lo suyo. Los primeros, erre que erre, insisten en que el Gobierno tiene que
mover ficha (algo que incomprensiblemente también propugnan los socialistas) y
dialogar. Ya se sabe que para los independentistas, aunque se disfracen de
nacionalistas moderados, dialogar o mover ficha es acatar sus propuestas, es
“cepillarse” la soberanía del pueblo español e ignorar la legalidad. Y los
vascos a lo suyo también, a dar carta de naturaleza, a elevar al rango de
tratado de paz la farsa del presunto desarme etarra. ¿Será que también cobran
de la misma fuente que paga a los farsantes de los autodenominados mediadores
internacionales?
Es
más que llamativo y de ahí quizás el desinterés ciudadano por este debate que
una de las mayores preocupaciones de los ciudadanos, los partidos políticos con
su corrupción, apenas ocupase tiempo en los discursos de los intervinientes y
que uno de los mayores problemas que enferma el estado de nuestra Nación, la
inviabilidad e insostenibilidad del estado autonómico, tampoco tuviese un lugar
preferente entre las preocupaciones del Gobierno y de la oposición. Está claro
que nuestro parlamento sigue instalado en su realidad virtual y que los
ciudadanos tenemos que sufrirlo.
Dice
la mayoría de los comentaristas políticos que el debate lo ganó Rajoy y el País
que el ganador por la mínima fue Rubalcaba. Y se centran en discutir quién ganó
o no, como si eso nos importase mucho a los ciudadanos. Pero la verdad es que,
una vez más, el perdedor del debate fue el pueblo español.
Santiago
de Munck Loyola
martes, 25 de febrero de 2014
Alberto Fabra ¿un mentiroso compulsivo?
Si
hace unos días era José Ciscar el que se veía obligado, a instancias de los
periodistas, a pronunciarse sobre la corrupción y los imputados y entonaba, una
vez más, su falso discurso sobre lo que le preocupaban estos temas, procupación
debida más al desgaste electoral que a una cuestión de principios éticos, ahora
ha sido el Presidente del PPCV y de la Generalitat Valenciana el que ha
entonado su peculiar lamento al respecto. Mal deben andar las encuestas y peor
deben ser las relaciones con la C/ Génova, no en balde, merced a la actuación
de estos dos personajes, el PPCV se ha convertido en motivo de preocupación y
de escándalo en la sede de los populares.
Y
aunque a algunos pueda parecerles que la insistencia desde estas páginas por
denunciar los inmorales comportamientos de algunos dirigentes populares resulta
cansina, no por ello hay que renunciar a ello. Si lo de José Císcar eran
lágrimas de cocodrilo, lo de Alberto Fabra en el Club Siglo XXI ya es de nota.
Dicen que se puede mentir por omisión, ocultando parte de la verdad, o por
acción, es decir, faltando o falseando deliberada e intencionadamente a la
verdad. D. Alberto Fabra ha hecho en su comparecencia las dos cosas a la vez. No
se trata ya de que algunos hechos sean más o menos ciertos o que puedan ser
susceptibles de interpretaciones. De lo que se trata aquí es que el Sr. Fabra
es un auténtico embustero, un descarado mentiroso que no ha tenido empacho
alguno, no ya en ocultar algunos hechos que desmontan su supuesto repudio a la
corrupción, sino de afirmar cosas que son absolutamente falsas y que son muy
fácilmente demostrables.
Este
inconsistente, pusilánime y melifluo Presidente autonómico no se ha limitado en
su intervención a lanzar propuestas como la peregrina idea de resucitar el
famoso “tercio” familiar de los procuradores de las Cortes franquistas, sino
que, además, y hablando de la corrupción en la política de nuestra Comunidad ha
intentado sacar pecho, presentándose como el Mr. Proper levantino de la lucha
contra la corrupción. Ha vuelto a exhibir su permanentemente incumplida,
especialmente en Alicante de la mano de Císcar y JJ Zaplana, línea roja en
virtud de la cual los imputados no ostentarán cargos públicos en la Generalitat
ni cargos orgánicos en el seno de la estructura organizativa del Partido
Popular. Y todo ello bajo la mirada complaciente, nada menos, del otro Zaplana,
el ex presidente de la Generalitat.
Se
le olvidan, oculta, esconde y falsea muchas cosas Alberto Fabra. Para empezar
se le olvida que el problema de la corrupción y del descrédito de la política
va mucho más allá de dónde estén y qué se haga con los imputados, al fin y al
cabo, inocentes mientras no se demuestre lo contrario. La falta de principios,
de criterios y de formación política y jurídica le ha llevado a adoptar una
medida, la de la línea roja, bastante incoherente e incumplida permanentemente.
La corrupción tiene muchas causas, pero una de peso es la falta de democracia
interna en los partidos, entre ellos el PPCV, que propicia la ascensión de los
amiguetes, de los arribistas, de los aprovechados y de los incompetentes a
puestos de responsabilidad que escapan de la elección de las bases y, por
supuesto, de su posterior control. Forma parte de la corrupción financiar al
PPCV a través de asociaciones paralelas como ha venido ocurriendo hasta hace
dos días en Alicante o que las campañas electorales se financien oscuramente a
través de ciertas empresas, como en el 2007 en Alicante, y que se niegue a los
afiliados, como han hecho el Sr. Ciscar y su ayudante JJ Zaplana, el control y
la información de la contabilidad a los afiliados. Forma parte de la corrupción
no cumplir los programas electorales, llenar de personal una RTV autonómica y
tener que cerrarla de malas maneras, construir infraestructuras innecesarias e
inútiles como el aeropuerto de Castellón, hacer licitaciones de 420 millones de
euros de tal manera que sólo se presente un licitador, etc.
Y
forma parte de la corrupción meter en el gobierno, como mano derecha, a la
novia que además está denunciada por "malversación de caudales
públicos" por el uso de
habitaciones de hotel a precios mucho más elevados de los previstos por la ley
de austeridad que dictó el propio presidente Fabra y, presuntamente, en fechas
sin agenda oficial de la Generalitat en aquellas localidades. Y para qué
mencionar las facturas de la compra por 3.000 euros cargadas a la Generalitat.
Pero
si hay una afirmación del Sr. Fabra que permite sin ningún género de dudas
poder calificarle de mentiroso es la de que ningún imputado ostenta con él
cargo orgánico alguno dentro del PP. ¿Cómo se puede tener tanta cara dura? En
estas páginas se ha denunciado repetidamente: en Alicante el Sr. Fabra, de la
mano de Ciscar y Zaplana, ha sustituido la Junta Local del PP de la ciudad a
cuya presidencia no podía aspirar formalmente la Alcaldesa Sonia Castedo por
estar imputada y lo ha hecho por cinco distritos, ahora encabezados por los
concejales de confianza de la Alcaldesa, y se ha inventado un Consejo de Dirección
(que no existe en los Estatutos) para que lo presida Sonia Castedo. Por tanto,
Fabra miente y lo sabe. Y, además, su mentira, su falta de compromiso con la
regeneración y con la honestidad se compadece perfectamente con lo que ha hecho
con los afiliados que reclamábamos precisamente eso, más honradez pública,
regeneración y más democracia interna. Y no se trata de una suposición, sino
que, para colmo, el PPCV así lo ha escrito en el documento de expulsión de los
militantes que propugnábamos unos valores bastante ausentes en las actuaciones
del PPCV. D. Alberto Fabra no es el campeón de la higiene política, ni mucho
menos. Es cómplice, cuando menos, del profundo descrédito de la política en
nuestra comunidad y de la mala imagen que los votantes perciben del PP. Alguien
cuyos actos son los que son, alguien que miente tan descaradamente, alguien que
se deshace de la gente que propugna la regeneración no puede, de ninguna
manera, encabezar ningún proyecto regenerador. No se puede poner a la zorra a
cuidar de las gallinas.
Santiago
de Munck Loyola
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