Y, mientras tanto, el promotor de nuestra expulsión, José Císcar, Presidente Provincial de Alicante, ex concejal pro catalanista en su pueblo, fichado y promovido por Camps, citado en el informe de la UDEF de 2008 como pagador en negro a la trama Gürtel, responsable del mayor desastre electoral del PP de Alicante en 2015, etc. va a repetir en el cargo... ¿A éso le llaman regeneración en el PP?
Translate
viernes, 28 de abril de 2017
martes, 25 de abril de 2017
La dimisión de Esperanza.
Ahora
que muchos aprovechan para hacer leña del árbol caído, vaya por delante mi
respeto y afecto por Esperanza Aguirre, aunque sea crítico con ella. Hay dos
cosas que nunca le ha perdonado la izquierda: ser liberal y haberles ganado una
y otra vez en las urnas.
Por ello, la dimisión de Esperanza Aguirre como
Portavoz del PP en el Ayuntamiento de Madrid está sirviendo de válvula de
escape para la inquina, la bilis, el revanchismo y las miserias de toda clase
de gente, dentro y, sobre todo, fuera del PP. Yo lo palpo muy cerca. Pero es inevitable, majaderos y miserables abundan.
Con sus luces y sus sombras en su
gestión pública, Aguirre representaba el éxito de haber situado a la Comunidad
de Madrid a la cabeza económica de todas las comunidades autónomas;
representaba un matizado liberalismo que levantaba sarpullidos en la izquierda
y en algunos ámbitos del propio Partido Popular y, sobre todo, representaba
para muchos un modo de hacer política claro, directo y sin complejos ante una
izquierdona tan rancia como sectaria. Se pregunta hoy “Monseñor” Iñaki
Gabilondo en su sermón de El País ¿por qué ha dimitido en el fondo Esperanza
Aguirre? ¿Dónde está el listón o cuantos códigos éticos pululan en el PP para
que Esperanza Aguirre tenga que dimitir no estando imputada en ninguna causa y
otros líderes nacionales no tengan que
hacerlo? Buenas preguntas. Y, a bote pronto, da la impresión de que Esperanza
Aguirre, consciente de lo que representaba y habiéndolo sido casi todo en política,
ha decidido no someterse al linchamiento mediático que le estaban preparando,
depurar su responsabilidad política por sus errores en sus tareas “in eligendo
e in vigilando” y, de paso, prestar un último servicio a su partido marcando,
por cierto, el camino que deberían seguir muchos otros.
Esperanza
Aguirre era desde hace tiempo una nota discordante en un partido monolítico,
absolutamente incapacitado para percibir, no ya las demandas de la calle, sino
las de su propia militancia. Muchas de sus ideas y propuestas lanzadas desde
hace 4 años no sólo fueron despreciadas por la guardia pretoriana rajoyana de
Génova sino que irritaron profundamente. Y, sin embargo, esas propuestas iban
en la buena dirección. En febrero de 2013 habló de la necesidad de que quien
vaya a ocupar un cargo público haya cotizado previamente a la seguridad social,
es decir, que sepa lo que es ganarse la vida por su cuenta, sin el paraguas del
partido. No le faltaba razón, aunque su entorno se nutría de gente que nunca lo
había hecho. En mayo del mismo año, Esperanza Aguirre manifestó que "con elecciones internas para encontrar
a los dirigentes, los militantes de base se sentirían mucho más involucrados en
la vida del partido". Nada más sensato ni más lleno de sentido común
que esa reflexión. Y en septiembre manifestó que “ha llegado la hora de remover las aguas demasiado quietas de la vida
interna de los partidos" y, reclamó implantar un sistema electoral con listas
abiertas y primarias para designar candidatos. En definitiva que
aportaba algunas reflexiones que podrían haber permitido contribuir en algo a
que el sistema político se regenerase.
Sin
embargo se equivocó a la hora de conformar sus equipos porque usando el mismo
sistema de designación cuya reforma proponía no supo elegir, no supo vigilar y
no supo escuchar lo que eran algo más que rumores. Cuando alguien tiene la facultad de realizar cientos de nombramientos puede equivocarse, pero se ha de pagar por ello. ¿Cuántos políticos se han equivocado igual? ¿Quién puede poner la mano en el fuego por alguien al que designa directamente a un cargo, aunque sólo pueda nombrar a uno?
Pero
¿sirve de algo esta dimisión al PP? Tal y como están las cosas parece que no.
El Partido Popular es una especie de tortuga, desesperadamente lenta en sus
movimientos regeneradores, tremendamente asustadiza que esconde la cabeza a la
mínima y prácticamente ciega. Es una tortuga incapaz de aprender de los errores
y que marcha lenta pero inexorablemente hacia el precipicio.
Buena
prueba de ello es lo que está ocurriendo en Valencia donde Génova trata de
impedir o dificultar la concurrencia de varias listas a la Presidencia
provincial (así lo ha hecho saber Maíllo el amigo de Aida Nízar) o en Alicante,
sin ir más lejos, donde gente como José Ciscar, Presidente Provincial de
Alicante, responsable del mayor desastre electoral del PP en la Provincia, se presenta a la reelección sin que surja ninguna
candidatura alternativa, pese a ser público y notorio que es un declarado
enemigo de la transparencia, de la democracia interna y de la regeneración
democrática al igual que su mano derecha el diputado José Juan Zaplana.
El
actual PP ha sepultado ideológicamente al centro derecha. Se ha conformado con
convertirse en un partido refugio para el voto del miedo al grito de “que llega
Podemos” y con ello ha abandonado la idea de una profunda regeneración, de la
asunción real y a todos los niveles de responsabilidades políticas, del
desarrollo de iniciativas políticas de calado y del cumplimiento de su propio
programa electoral. Siempre hay una excusa. Antes que lo prioritario era
arreglar el desastre económico heredado. Ahora la insuficiencia parlamentaria.
Y uno no puede, por menos, que preguntarse y para qué quieres gobernar si no
puedes ni tan siquiera cumplir con un mandato europeo como en el caso de los
estibadores portuarios.
El
PP ha vuelto a perder un referente ideológico o, al menos, un referente
dinamizador del debate interno, algo tolerado exclusivamente a personas con
relevancia interna como Esperanza Aguirre. Eso sí, el PP ha ganado con esta
dimisión más pax rajoyana, más uniformidad discursiva y más encefalograma
plano. Cuando el PP sea desconectado de los sistemas de soporte vital, las
administraciones públicas, tendrá serias dificultades para sobrevivir. Y si no,
al tiempo.
Santiago
de Munck Loyola
viernes, 21 de abril de 2017
Esperanza Ciudadana solicita por segunda vez a la Generalidad Valenciana la declaración de Bien de Interés Cultural para la Romería de la Santa faz.
NOTA DE PRENSA.
21-4-2017.
Hace ya casi dos años, el Presidente
del Partido Esperanza Ciudadana, Santiago de Munck Loyola, presentó por registro ante la Generalidad
Valenciana una solicitud para incoar el expediente para la declaración de Bien
de Interés Cultural a la Romería de la Santa Faz. Hasta el día de hoy, la
Generalidad Valenciana no se ha dignado ni tan siquiera a contestar una
iniciativa tan importante para la ciudad y Provincia de Alicante. Tal y como se
señalaba en aquella solicitud “esta extraordinaria expresión cultural y
religiosa alicantina merece la protección de la Generalidad Valenciana a través
de su declaración como Bien de Interés Cultural inmaterial” y se recordaba
que esta solicitud ya había sido formulada en el año 2002 por el Pleno del
Ayuntamiento alicantino.
Ante el evidente desprecio hacia los
alicantinos que implica la falta de respuesta del gobierno autonómico y ante la
supervivencia de la necesidad de proteger y promover esta expresión cultural y
religiosa netamente alicantina, el Partido Esperanza Ciudadana ha vuelto a
presentar hoy una nueva solicitud para que sea incoado este expediente y
finalmente la Romería de la Santa Faz reciba el tratamiento y la protección que
se merece.
jueves, 20 de abril de 2017
La pestilente lluvia fina.
Hace ahora 20 años que el entonces Presidente del Gobierno José María Aznar usaba el símil de la “lluvia fina” para defender el balance de su primer año de gobierno. La teoría de Aznar era que gestionar bien acaba calando en la sociedad y, a pesar de las encuestas por entonces adversas, lo cierto es que parece que la “”luvia fina” terminó calando y en el año 2000 logró la primera mayoría absoluta del centro derecha.
Mucho ha cambiado el panorama político desde entonces y lo cierto es que desde hace una década la “lluvia fina” de la corrupción ha ido calando entre los votantes hasta el punto de situarla en un lugar preeminente entre sus preocupaciones. Es indudable que los casos de corrupción afectan a todos los partidos como lo es también el hecho de que poderosos medios de comunicación solo resaltan los que afectan al Partido Popular, pero ello no puede servir de excusa para eludir las propias responsabilidades, para hacer una profunda autocrítica y poner todos los medios posibles para sanear una estructura partidista absolutamente carcomida.
Es cuando menos llamativo que, si uno se fija en la evolución ideológica del Partido Popular, existe una curiosa proporción: a menos definición ideológica más corrupción. Recuerdo perfectamente un acto con Rodolfo Martín Villa en Rivas. Decía “tenemos que construir un gran partido y por ello hemos de abrir las puertas. No debemos preguntar a los se incorporan de dónde vienen, sino a dónde quieren ir”. Muy bonito y generoso, pero poco realista porque, al final, resultaba que tampoco importaba el destino de los nuevos, lo que importaba es ser más, crecer. Y ese crecimiento rápido produjo un progresivo desarme ideológico y un abandono paulatino de los principios. El eclecticismo ideológico vino acompañado de la relajación ética. Y los resultados están más que a la vista. Los militantes fueron perdiendo peso y desde arriba se prefirió conformar cuadros y candidatos por cooptación que durante años han nutrido los cargos públicos.
En partido en el que los candidatos no son propuestos por las bases y que después de elegidos no existen mecanismos de control por las mismas es evidente que cuando salen ranas la responsabilidad de su designación recae en los superiores que los auparon al puesto y que a ello hay que añadir, cuando menos, otra responsabilidad por negligencia “in vigilando”. No puede ser casualidad la existencia de tanto batracio en cargos públicos, algo ha venido fallando y seguirá fallando, porque pocas medidas se han articulado para evitarlo. Y lo cierto es que las ranas se sienten a gusto y se multiplican con facilidad en ambientes húmedos, con la lluvia fina y persistente.
Quizás lo más doloroso de esta situación sea la profunda vergüenza, asco y decepción que deben sentir los militantes populares y los millones de votantes que cada día que se asoman a los medios de comunicación se mojan con una nueva dosis de fina y pestilente lluvia.
Durante los últimos años el Partido Popular ha optado por el pragmatismo ideológico y el eclecticismo ético con unas consecuencias desastrosas, no sólo para su supervivencia política sino para el conjunto de los españoles. Desaprovechó su mayoría absoluta para realizar profundas reformas, no económicas, sino políticas y desaprovechó su último congreso para asumir sus errores, para aprobar mecanismos que democratizaran profundamente su estructura y para cerrar el paso de forma tajante a cualquier atisbo de corrupción. Pero era lógico ¿cómo se iba a pedir a quienes por acción u omisión eran responsables de la actual situación que dieran un paso atrás y saldasen así su deuda con los militantes y votantes? Un pequeño lavado de cara y punto, no hubo más.
De aquellos polvos vienen estos lodos. El crecimiento de fuerzas populistas que ponen en peligro la estabilidad constitucional no es casual. Son un auténtico peligro para las libertades y tampoco son trigo limpio, pero ahí están, al acecho. Pero el miedo que generan es el contrapeso para que el Partido Popular se sostenga como mal menor, como la cesta del voto del miedo. Triste consuelo.
Mucho hay que cambiar y rápido. Todo parece señalar que de seguir así las cosas la lluvia fina de la corrupción terminará calando hasta en el votante más acérrimo y leal. Puede que el Sr. Rajoy se lo pueda permitir, pero España no.
Santiago de Munck Loyola
Mucho ha cambiado el panorama político desde entonces y lo cierto es que desde hace una década la “lluvia fina” de la corrupción ha ido calando entre los votantes hasta el punto de situarla en un lugar preeminente entre sus preocupaciones. Es indudable que los casos de corrupción afectan a todos los partidos como lo es también el hecho de que poderosos medios de comunicación solo resaltan los que afectan al Partido Popular, pero ello no puede servir de excusa para eludir las propias responsabilidades, para hacer una profunda autocrítica y poner todos los medios posibles para sanear una estructura partidista absolutamente carcomida.
Es cuando menos llamativo que, si uno se fija en la evolución ideológica del Partido Popular, existe una curiosa proporción: a menos definición ideológica más corrupción. Recuerdo perfectamente un acto con Rodolfo Martín Villa en Rivas. Decía “tenemos que construir un gran partido y por ello hemos de abrir las puertas. No debemos preguntar a los se incorporan de dónde vienen, sino a dónde quieren ir”. Muy bonito y generoso, pero poco realista porque, al final, resultaba que tampoco importaba el destino de los nuevos, lo que importaba es ser más, crecer. Y ese crecimiento rápido produjo un progresivo desarme ideológico y un abandono paulatino de los principios. El eclecticismo ideológico vino acompañado de la relajación ética. Y los resultados están más que a la vista. Los militantes fueron perdiendo peso y desde arriba se prefirió conformar cuadros y candidatos por cooptación que durante años han nutrido los cargos públicos.
En partido en el que los candidatos no son propuestos por las bases y que después de elegidos no existen mecanismos de control por las mismas es evidente que cuando salen ranas la responsabilidad de su designación recae en los superiores que los auparon al puesto y que a ello hay que añadir, cuando menos, otra responsabilidad por negligencia “in vigilando”. No puede ser casualidad la existencia de tanto batracio en cargos públicos, algo ha venido fallando y seguirá fallando, porque pocas medidas se han articulado para evitarlo. Y lo cierto es que las ranas se sienten a gusto y se multiplican con facilidad en ambientes húmedos, con la lluvia fina y persistente.
Quizás lo más doloroso de esta situación sea la profunda vergüenza, asco y decepción que deben sentir los militantes populares y los millones de votantes que cada día que se asoman a los medios de comunicación se mojan con una nueva dosis de fina y pestilente lluvia.
Durante los últimos años el Partido Popular ha optado por el pragmatismo ideológico y el eclecticismo ético con unas consecuencias desastrosas, no sólo para su supervivencia política sino para el conjunto de los españoles. Desaprovechó su mayoría absoluta para realizar profundas reformas, no económicas, sino políticas y desaprovechó su último congreso para asumir sus errores, para aprobar mecanismos que democratizaran profundamente su estructura y para cerrar el paso de forma tajante a cualquier atisbo de corrupción. Pero era lógico ¿cómo se iba a pedir a quienes por acción u omisión eran responsables de la actual situación que dieran un paso atrás y saldasen así su deuda con los militantes y votantes? Un pequeño lavado de cara y punto, no hubo más.
De aquellos polvos vienen estos lodos. El crecimiento de fuerzas populistas que ponen en peligro la estabilidad constitucional no es casual. Son un auténtico peligro para las libertades y tampoco son trigo limpio, pero ahí están, al acecho. Pero el miedo que generan es el contrapeso para que el Partido Popular se sostenga como mal menor, como la cesta del voto del miedo. Triste consuelo.
Mucho hay que cambiar y rápido. Todo parece señalar que de seguir así las cosas la lluvia fina de la corrupción terminará calando hasta en el votante más acérrimo y leal. Puede que el Sr. Rajoy se lo pueda permitir, pero España no.
Santiago de Munck Loyola
https://santiagodemunck.blogspot.com.es
lunes, 17 de abril de 2017
El atraco eléctrico.
Parece ser que hay dos verdades incuestionables
respecto al recibo de la luz: que es uno de los más caros de Europa y que
prácticamente la mitad de los consumidores no entiende la factura eléctrica.
Puede que no entender la factura de la luz no sea en el fondo tan malo como
parece. Dicen que ojos que no ven corazón que no siente. Y permanecer en la
ignorancia de lo que en el fondo estamos pagando con cada factura de la luz
puede ayudarnos a no enfurecer con lo que a todas luces es un auténtico atraco
al consumidor.
Voy a poner un ejemplo que me afecta. Se trata de
las facturas de una vivienda en la que no se ha consumido electricidad durante
el último año por estar cerrada. La lógica y el sentido común apuntarían a que
uno tendría que pagar sólo el consumo habido y el alquiler del equipo (supongo
que el contador). Si el consumo ha sido 0 y el alquiler asciende a 1,34 € por
mes estaríamos hablando de una facturación anual de 16,08 + IVA. Pues no, aquí
ni la lógica ni el sentido común funcionan. La facturación de esta vivienda con
un consumo de 0 KWh asciende en el
último año a 348,24 euros. ¿Es posible? Pues sí, todo por obra y gracia de
estos políticos cuya mayor aspiración
parece ser sentarse en el consejo de administración de una compañía eléctrica
al acabar su mandato.
Nada que objetar a las explicaciones contenidas en
las facturas, pero una cosa es que los conceptos de facturación estén bien
explicados y otra muy distinta es que sean comprensibles. Veamos. El mayor
bloque de facturación que asciende a 245,88 euros al año se denomina costes regulados y comprende tres
conceptos distintos:
Los incentivos a energías renovables, cogeneración y residuos...92,52 €/año.
Costes de redes de transporte y distribución…94,20 €/año.
Otros costes regulados (incluida la anualidad del déficit)…59,16 €/año.
Los incentivos a energías renovables, cogeneración y residuos...92,52 €/año.
Costes de redes de transporte y distribución…94,20 €/año.
Otros costes regulados (incluida la anualidad del déficit)…59,16 €/año.
Los
incentivos a la producción de electricidad a partir de renovables, cogeneración
y residuos ascendieron al cierre del año a 6.587 millones de euros
que pagamos los consumidores en nuestra factura. Producir energía es un negocio
reservado, sobre todo, a grandes empresas. Papá Estado decidió que había que
incentivar la producción de energía eléctrica con sistemas medioambientalmente
sostenibles y hasta ahí perfecto. Lo que ya no parece tan perfecto es que esos
incentivos los tengamos que pagar los sufridos consumidores, consumamos o no
energía. ¿Por qué tenemos que subvencionar usted y yo a Endesa, Iberdrola, Gas
Natural, E-on, etc.? ¿No ganan suficiente? ¿No sería más claro y limpio que los
incentivos los promueva el Estado directamente con la política fiscal? Y ¿por
qué hay que subvencionar la producción de energías renovables y no, por ejemplo,
la producción de la agricultura ecológica?
El segundo concepto incluido en los costes regulados son los costes de redes de transporte y
distribución. La red de transporte que traslada la electricidad desde donde
se genera hasta los puntos de consumo pertenece mayoritariamente a Red
Eléctrica de España, empresa con un 20% de capital del Estado. La red de distribución
suministra la electricidad hasta los contadores de los hogares, comercios o
industrias. Las grandes empresas eléctricas son las propietarias de casi toda
la red de distribución. ¿No sería más claro y limpio incluir estos costes en el
precio del Kilovatio que contratamos? Cuando adquirimos cualquier otro producto
tiene un precio final al que solo se añade el IVA, no nos cobran a parte el
coste de su transporte. Pero es que, además, ¿Por qué alguien que no consume
energía debe pagar los costes de redes
de transporte y distribución? ¿De qué transporte y distribución estamos
hablando cuando el consumo es 0? ¿De la nada? No, nos dirán es que usted paga por
la posibilidad de consumir usando esas redes aunque no lo haya hecho. Es como
si a cualquier ciudadano le cobrasen el impuesto sobre circulación de vehículos
aunque no tenga uno. ¡Haberlo tenido!
Y el tercer gran concepto, otros costes regulados, es el cajón de sastre donde cabe todo,
entre otras cosas, los pagos por anualidades del déficit de actividades
reguladas, la retribución específica para sistemas no peninsulares (para
compensar el sobrecoste que supone generar electricidad en las Islas Baleares,
Canarias y Ceuta y Melilla), los costes de
pagos por capacidad (se retribuye que estén disponibles algunas centrales), la moratoria
nuclear y la tasa de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia.
El segundo bloque de facturación corresponde al coste de producción de electricidad y el
margen de comercialización que en este caso 25,80 euros al año. Pero, vamos
a ver, si no he consumido electricidad ¿por qué tengo que pagar el coste de
producir la energía que no consumo? Cuando uno paga un café en el bar ¿tiene
que pagar un suplemento por el coste de producción de los cafés que no se ha
tomado? Absurdo.
Y el tercer bloque de la factura corresponde al
IVA. En este caso de consumo cero el IVA asciende a 60,48 euros al año. Y el
colmo es que se tenga que pagar el IVA sobre peajes y tasas lo que constituye
una clara fiscalidad doble, tributar sobre lo tributado simultáneamente.
En resumidas cuentas, las facturas de una vivienda
sin consumo eléctrico se componen en un 96% de impuestos, tasas y peajes. Los
consumidores nos vemos obligados a contratar un bien esencial como la
electricidad en un oligopolio del que el Estado se beneficia y beneficia a las
grandes empresas. Todo vale con tal de sostener un sistema tremendamente
injusto y todo se envuelve en una complejidad destinada a esquilmar al
consumidor. En muchos casos se traslada al mercado y al consumidor los costes
de decisiones políticas o económicas cuya plasmación y desarrollo debería
hacerse a través de la política fiscal y de los presupuestos generales del
Estado. La electricidad es un bien esencial. Las compañías eléctricas son
empresas fabricantes cuyo éxito no debe depender de la intervención estatal,
sino del libre juego de la oferta y la demanda en un mercado libre, no
intervenido y francamente oscuro. Si esto no es un atraco que venga Dios y lo
vea.
Santiago de Munck Loyola
jueves, 6 de abril de 2017
IU y PSOE DE MONFORTE DEL CID AVALAN EL TRANSFUGUISMO.
Los hechos.
Martes 4-4-2017.
Diario Información:
Ciudadanos
expulsa a sus dos concejales de Monforte por gobernar con EU y PSOE. María
Teresa de las Nieves y José Carlos Martínez tienen hasta el viernes para
recurrir la decisión de la dirección nacional del partido. “…En todo caso, si
finalmente no prospera el recurso que tienen previsto enviar al Comité de
Garantías de C’s antes del viernes, ninguno de los dos concejales tiene
intención de renunciar a sus actas. No descartan en convertirse en concejales
no adscritos y seguir en el Ayuntamiento”.
Miércoles 5-4-2017.
Diario Información:
EU
y PSOE mantendrán en el gobierno a los dos ediles de Cs aunque sean expulsados.
La alcaldesa María Dolores Berenguer elogia la gestión de ambos y les muestra
su apoyo tras criticar la decisión adoptada por el partido de Rivera. María
Dolores Berenguer, de EU, como el primer teniente alcalde Vicente García, del
PSOE, han querido mostrarles públicamente su apoyo sea cual sea la decisión que
adopte Ciudadanos.
Es decir, los mantendrán en el ejecutivo local si finalmente
son expulsados y deciden mantener sus actas de concejal en el grupo (POR
CIERTO, ES ILEGAL QUE LOS NO ADSCRITOS SE CONSTITUYEN EN GRUPO MUNICIPAL)
de No Adscritos. Algo que, en principio, es lo que han anunciado que piensan
hacer.
Definición:
“ACUERDO SOBRE UN
CÓDIGO DE CONDUCTA POLÍTICA EN RELACIÓN CON EL TRANSFUGUISMO EN LAS
CORPORACIONES LOCALES”.
ACUERDOS.
Primero.- A los
efectos del presente Acuerdo, se entiende por tránsfugas a los representantes
locales que, traicionando a sus compañeros de lista y/o de grupo -manteniendo
estos últimos su lealtad con la formación política que los presentó en las
correspondientes elecciones locales-, o apartándose individualmente o en grupo del
criterio fijado por los órganos competentes de las formaciones políticas que
los han presentado, o habiendo sido expulsados de éstas, pactan con otras
fuerzas para cambiar o mantener la mayoría gobernante en una entidad local, o
bien dificultan o hacen imposible a dicha mayoría el gobierno de la entidad.
Medidas a adoptar
según el pacto firmado por PSOE e IU.
Tercero.- En
consecuencia, los concejales tránsfugas no adscritos:
a) no podrán ejercer
los derechos atribuidos por la regulación aplicable a los grupos políticos en
el desarrollo de las sesiones plenarias, sin perjuicio de los derechos que
constitucionalmente le corresponden como concejal.
b) no podrán mejorar
su situación anterior al abandono del grupo municipal de origen en cuanto a su
participación en las Comisiones, de tal manera que un nuevo reparto
proporcional en la composición de las Comisiones ni puede perjudicar al grupo
político que sufrió su disminución de efectivos por razón de transfuguismo, ni
beneficiar al concejal no adscrito más de lo que suponía su situación anterior.
No existe, pues, un
derecho del concejal no adscrito a participar en todas las Comisiones
plenarias, y el grupo municipal que sufre merma por la acción del tránsfuga no
deberá ver reducida su participación en las mismas, sin que, como en el
apartado anterior, implique vulneración alguna de los derechos individuales del
concejal.
c) no podrán
participar en la Junta de Portavoces, pues la referida Junta sólo puede ser
constituida por los portavoces de los grupos políticos municipales.
d) En cuanto a las
asignaciones, medios económicos y materiales que se conceden a los grupos políticos,
en modo alguno son reconocibles en favor del concejal no adscrito; toda
asignación por concepto de grupo político no es aplicable bajo ningún concepto
al concejal tránsfuga no adscrito, ni en su importe fijo, ni en su componente
variable por razón del número de concejales.
Asimismo, el grupo
político perjudicado o disminuido en su composición no deberá sufrir merma
institucional alguna en los medios y asignaciones que como tal grupo le
correspondiesen con anterioridad. Por tanto, no se asignará al concejal no
adscrito otras ventajas económicas y materiales por el hecho de tener tal
condición. La condición de concejal no adscrito no es equiparable en ningún
caso al grupo político por cuanto comporta una violación de la Ley reguladora
de las bases del régimen Local.
Igualmente, los
Partidos Políticos se comprometen a no aceptar en sus equipos de Gobierno
municipal a miembros de la Corporación que se hayan convertido en tránsfugas
con respecto a sus grupos de procedencia, y rechazan la posibilidad de que por
parte del Alcalde se efectúe cualquier nombramiento político que implique
atribuciones de gobierno o delegación genérica o especial de las mismas, con
los consiguientes derechos políticos y económicos, en favor de los tránsfugas.
Finalmente, se comprometen
a no nombrar a los concejales tránsfugas representantes del Ayuntamiento en
Entidades Empresariales o Financieras, Fundaciones, Cajas y demás Entidades de
las que el Ayuntamiento forme parte.
Cuarto.-
Suscrito este Acuerdo, los supuestos de incumplimiento o desobediencia por
alguno de los grupos locales integrantes de los partidos firmantes, habrán de ser
explícitamente rechazados. Para ello los partidos políticos firmantes asumen la
obligación de, mediante la aplicación de sus propios Estatutos, incoar los
correspondientes expedientes disciplinarios y expulsar de la organización al
concejal tránsfuga, o a aquéllos que violenten el citado compromiso
instrumentalizando o apoyándose, en su provecho, en los concejales tránsfugas.
A
la vista de lo anterior, algunos podrán desarrollar toda clase de juegos florales
y dialécticos para justificarse, pero la realidad es tozuda: todo parece
indicar que se ciernen negros y sucios nubarrones sobre el horizonte de la
ética política en Monforte del Cid.
Santiago
de Munck Loyola
Suscribirse a:
Entradas (Atom)