REMITIDO.
Atravesado
ya el ecuador de la legislatura municipal son incontables los gobiernos
municipales y sus respectivas oposiciones las que han comparecido ante los
vecinos y los medios de comunicación para hacer balance de estos dos últimos
años. Nos cuentan qué porcentaje de su programa han cumplido ya, qué
dificultades encuentran o desde la oposición nos relatan todos los
incumplimientos habidos.
Hacer
balance puede ser más o menos complicado e inevitablemente su saldo positivo o
negativo no dependerá de criterios más o menos objetivos, sino del color
político y de la posición (gobierno u oposición) que ocupa quien comparece para
explicar los resultados. Lo que es verdaderamente difícil es hacer balance
cuando no existe un programa de gobierno previo que poder contrastar con la
realidad política, con los logros o los fracasos cosechados durante estos dos
primeros años de legislatura.
Y
algo de ello ocurre en Monforte del Cid. En 2015, el Partido Popular ganó las
elecciones municipales pero los perdedores (IU, PSOE y Ciudadanos) pactaron
para hacerse con el Gobierno Municipal ya que juntos sumaban más concejalías.
Seguramente debieron pactar un programa
de gobierno, con medidas concretas, plazos, etc., como hacen los partidos
políticos serios. Sin embargo, nunca nadie compareció, a pesar de
autoproclamarse los campeones de la transparencia, ante los vecinos para
explicar qué programa de gobierno habían pactado. La única medida oficial que
trascendió por evidente era desalojar al Partido Popular del Gobierno y
repartirse el botin. Después con el tiempo, se han ido poniendo de manifiesto
otras medidas programáticas tales como depurar a los empleados municipales no
adictos al régimen o dilatar todo lo posible que un vecino concreto pudiera
usar su vivienda recién construida. Pero, lo que se dice programa de gobierno
como tal, nadie lo conoce, ningún vecino ha tenido la oportunidad de saber qué
querían hacer, aparte de repartirse el poder, cómo y cuándo en las calles del
pueblo, en la organización municipal, en la fiscalidad, en la política agraria
o cultural. Es evidente que gobernar a golpe de facebook, de improvisaciones o
de ramalazos no es planificar de forma seria la acción de gobierno.
¿Hacer
balance de estos dos años de gobierno? Pues en estas condiciones está chupado.
Cómo no hay un programa de gobierno que sirva de referencia para comparar
cumplimientos o incumplimientos se puede decir lo que a uno le venga en gana y,
si es el gobierno municipal quien realiza el balance, todo perfecto, “somos
los mejores y la culpa de todo lo malo la tiene la herencia que el PP ha
dejado”.
Quizás
sea por éso que tan sólo Izquierda Unida se ha preocupado en hacer un balance
público de su gestión y que los otros dos partidos miembros del gobierno no
hayan sabido hacer lo propio. Parece que la información no fluye en exceso
entre los socios y por consiguiente quien ostenta la alcaldía puede atribuirse
cualquier mérito aunque sea inexistente. Los otros dos socios son la comparsa
necesaria para el inciensario de IU. ¿Y la oposición? Pues parece que en esto
de hacer balance de media legislatura, el PP ni está ni se le espera. Porque, aparte
de revisar y criticar públicamente la gestión municipal (que no lo ha hecho),
el PP debería también rendir cuentas de qué ha hecho durante estos dos años
como oposición municipal. ¿Cuántas mociones ha presentado al Pleno? ¿Cuántos
escritos ha registrado pidiendo revisar documentos o expedientes? ¿Cuántos
recursos ha presentado? En resumen, qué control ha ejercido y qué alternativas
ha propuesto.
Sea
como fuere, el mejor balance, el más objetivo será el que cada vecino pueda
hacer examinando la realidad diaria y comparándola con lo que le prometieron en
la campaña electoral y con lo que antes tenía. ¿Están más limpias y mejor
cuidadas ahora las calles? ¿Y los parques y jardines? ¿Paga ahora menos impuestos?
¿Disfruta de una mayor seguridad ciudadana? ¿Es atendido mejor o peor cuando
acude a realizar una gestión al Ayuntamiento? ¿Disfruta ahora de una mayor y
más variada oferta cultural o deportiva? ¿Se ha notado una mejoría en la
política sanitaria? ¿Se respira ahora un ambiente de mayor libertad? ¿Se siente
mejor representado en el Pleno del Ayuntamiento? ¿Han resuelto tras dos años,
por ejemplo, el acceso a Montecid como prometieron? ¿Hay más transparencia en
las contrataciones?
Son
muchas las preguntas que cada uno debe plantearse y responderse con objetividad
para poder valorar el balance de estos dos últimos años. No todo es blanco, ni
todo es negro en la gestión municipal. Entre el triunfalismo victimista y la
condena absoluta seguramente cada cual encontrará un punto intermedio. Pero
seguramente hay una conclusión compartida por todos, para este viaje no hacían
falta tantas alforjas
J.
García
Presidente
de Esperanza Ciudadana
De
Monforte del Cid.