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martes, 8 de marzo de 2016
sábado, 5 de marzo de 2016
Se inicia un nuevo movimiento de confluencia entre diferentes partidos políticos alicantinos.
Ayer 3 de marzo se celebró un la sede de Alicante del partido Esperanza Ciudadana un encuentro entre representantes de diversos partidos políticos y de movimientos vecinales con el fin de explorar la posibilidad de coordinar acciones políticas y de sentar las bases de un proyecto de cooperación política y electoral de ámbito local y provincial.
A este encuentro asistieron representantes de los Verdes Ecopacifistas, Verdes Ciudadanos, Centro Moderado, Foro Demócrata, independientes y de Esperanza Ciudadana. A esta primera reunión, calificada de positiva por todos los asistentes, le seguirán otras en fechas próximas con el fin de ir estableciendo los mecanismos de actuación y programáticos que permitan a los alicantinos poder contar en cada municipio con una nueva alternativa política.
martes, 1 de marzo de 2016
EL VALIENTE TIENE MIEDO DEL CONTRARIO; EL COBARDE DE SU PROPIO TEMOR" (Quevedo)
He recibido este escrito y lo reproduzco en el blog porque me parece muy ilustrativo.
Estas son las cifras de la odiada
Iglesia Católica:
5.141 Centros de enseñanza:
990.774 alumnos. Ahorran al Estado 3 millones de euros por centro al año.
107 Hospitales. Ahorran al Estado
50 millones de euros por hospital al año.
1.004 centros, entre
ambulatorios, dispensarios, asilos, centros de minusválidos, de transeúntes y
de enfermos terminales de Sida, un total de 51.312 camas. Ahorran al Estado 4
millones de euros por centro al año.
Gastos de Cáritas: 155 millones
de euros al año, salidos de los bolsillos de los católicos españoles y de
otros, no creyentes, que les ayudan.
Gastos de Manos Unidas: 43
millones de euros al año, salidos de los bolsillos de los católicos españoles y
de otros, no creyentes, que les ayudan...
Gastos de las Obras Misionales
Pontificias:
Domund: 21 millones de euros, que
también salen de los bolsillos de los católicos españoles y de otros, no
creyentes, que les ayudan...
365 Centros de reeducación para
marginados sociales: exprostitutas, expresidiarios y extoxicómanos; 53.140
personas. Ahorran al Estado medio millón de euros por centro al año.
El 80% del gasto de Conservación
y mantenimiento del Patrimonio Histórico Artístico. Se calcula un ahorro al
Estado entre 32.000 y 36.000 millones de euros al año.
A todo esto tenemos que sumar que
casi todas las personas que trabajan, colaboran, etc. con Cáritas, Acción
Católica, Manos Unidas, u otras
organizaciones de la
Iglesia Católica son voluntarias sin sueldo alguno.
Son personas que ayudan a los
demás sin pedir nada a cambio. ¿En que cifra se puede tasar esta colaboración
si el Estado tuviera que hacerse cargo de ella?...
Esta es la razón por la cual el
estado sigue dando una poca de ayuda a la Iglesia Católica ,
¡porque le sale muy barato!
Muy pocos conocen este
maravilloso trabajo hacia la ciudadanía española de la Iglesia Católica
que le sale tan provechoso al estado español y convendría difundirlo para que lo sepamos todos.
¿Cuantos comedores para indigentes ha abierto y mantiene CCOO?
¿Cuantos hospitales para enfermos
terminales ha abierto UGT?
¿A cuantos enfermos de SIDA
tratan los sindicatos o...los partidos políticos? ¿A dónde puede ir un
necesitado a pedir un bocadillo o comida para su familia, a la sede del PP, a
la del PSOE, a CCOO a UGT?
Y tampoco pagan I.B.I. las sedes
de partidos políticos, embajadas, sindicatos y otras religiones.
¡Pues todos estos y más
"esos" si que viven de nuestro dinero! ¡Y nadie lo denuncia!
Reenviamos este artículo para que
llegue a quienes injustamente critican a la Iglesia Católica
por cualquier motivo.
Nos sentimos orgullosos de ser
católicos y nos preguntamos:
¿Por qué esto no se difunde ni
por la prensa, la radio o la TV ?
Ahora tú decides si lo borras o lo reenvías.
http://santiagodemunck.blogspot.com.es
viernes, 26 de febrero de 2016
Hay que mover ficha.
Con todo lo que está cayendo, con
el desánimo y la decepción existente entre millones de votantes del PP, con la
cantidad de vías de agua abiertas en el buque popular y parece que construir
una alternativa nacional de centro derecha es prácticamente una misión
imposible. El PP ha expulsado de sus filas, por activa o por pasiva, a millones
de votantes y a miles de ciudadanos comprometidos con la vida política. El PP
se descompone y parece evidente que una regeneración, renovación o refundación
del mismo es imposible si se hace con los mismos cuadros dirigentes al mando
del mismo. En todo caso, lo intentarán y será un proceso interno, de ellos y
para ellos, en el que no tendrán cabida más que los miembros de su propia organización.
Se trata de una estructura endogámica que precisamente por ello ha sido incapaz
de reconocer los síntomas que señalaban que algo importante iba muy mal. Ahora,
esta organización, alertada de la enfermedad desde el exterior, sólo por un
elemental sentido de la supervivencia, no por una convicción ética, va a
impulsar ciertos cambios.
Sea más o menos grande, sea menor
o mayor que la de otros partidos políticos, la corrupción y, sobre todo, la
falta de reacción ante la misma han hecho mella en la conciencia de los
ciudadanos y eso es una losa muy difícil de levantar. La confianza tarda años
en construirse y minutos en desaparecer. Todo ello se venía venir desde hace
años.
Hoy, el centro derecha solo
cuenta con una potente maquinaria electoral gastada y desprestigiada a la que
se sigue votando más por necesidad que por convicción, más por inercia que por
voluntad, más por miedo al adversario que por libre elección. Pero, sobre todo,
el PP debe su supervivencia electoral a la ausencia de una alternativa creíble
en su mismo espacio electoral. A lo largo de los años no han faltado intentos
de construcción de una alternativa electoral al PP, pero todos han fracasado. ¿Cuál
es la causa? No hay una sola, sino muchas y no siempre concurrentes: los
personalismos, la financiación, el sistema electoral, los medios de
comunicación,… Quizás el último intento más serio de erigir un partido como
alternativa electoral al PP fue el protagonizado por Vox. Sin entrar en las
causas del fracaso de un proyecto que inicialmente a muchos ilusionó pero que
en un tiempo récord calcó los peores vicios del PP, es indudable que, hoy por
hoy, su ubicación ideológica no es la que ha venido ocupando el PP y, por tanto,
no es ni puede ser su alternativa electoral.
Existen algunas coincidencias en
los proyectos políticos que hasta ahora han fracasado a la hora de construir
una alternativa al PP. De una parte, todos estos proyectos se han intentado
organizar desde arriba: un partido de ámbito nacional, en algunas ocasiones
alguna figura conocida en la cúpula, un reparto de cargos y un intento de
expansión hacia abajo, orgánica y territorialmente. De otra, todos estos
proyectos han pecado de personalismos excesivos y de dogmatismos excluyentes.
Preferir ser cabeza de ratón y creerse en posesión de la verdad política son
los dos ingredientes que aseguran la multiplicación de proyectos políticos sin
futuro electoral alguno.
En la actualidad existen centenares
de partidos políticos locales, provinciales y nacionales afines
ideológicamente, todos encuadrables en el espacio del centro derecha, el
espacio que ha venido ocupando el PP y cada por su lado, en un viaje a ninguna
parte. ¿Tan difícil es ponerse de acuerdo aunque sea tan sólo para formar una
coalición? Hay valores y principios compartidos, hay personas muy formadas y
capacitadas políticamente, hay gente firmemente comprometida con la mejora de nuestra
sociedad y, sin embargo, no somos capaces de aprovechar esos activos. Ni
siquiera se intenta. El patriotismo se demuestra con hechos, no con soflamas.
No, no lo estamos haciendo bien. La falta de generosidad, la cortedad de miras
y la ausencia de inteligencia táctica no otorgan la credibilidad ciudadana,
requisito indispensable para la viabilidad de cualquier proyecto político a
largo plazo.
Pertenezco a uno de esos pequeños
partidos, un partido provincial, un partido muy joven promovido para defender a
la provincia de Alicante y para contribuir a la regeneración de la vida
política y social desde los principios y valores que el PP abandonó hace
tiempo. Pero de poco sirve nuestra acción política si no podemos contar con un
proyecto nacional con el que colaborar y al que apoyar. Somos conscientes de
que Alicante irá bien si España va bien. Por ello, estamos dispuestos a ayudar
y a trabajar sin condiciones previas para que tenga éxito un proyecto político
nuevo, de carácter nacional. Hay muchas fórmulas para lograrlo. No dejemos una
vez más pasar el tren.
Santiago de Munck Loyola
miércoles, 24 de febrero de 2016
Obras son amores, que no buenas razones.
La
vida está llena de estereotipos, etiquetas, clichés o tópicos que muchas veces
no se corresponden con la realidad. Con una simple imagen o una palabra
pretendemos resumir muchas cosas o identificar realidades muy complejas,
demasiado como para que quepan en tan pequeño espacio. Esta tendencia a la
etiqueta o al estereotipo es especialmente usada en el terreno de la política.
No se trata sólo de que con una simple palabra identifiquemos los valores o los
ideales de los demás, sino que casi todo el mundo es capaz de resumir su
compleja y variada tabla de principios y valores con una o dos palabras.
Enseguida nos autoetiquetamos para que los demás perciban cual es nuestra
tendencia política, dónde nos adscribimos ideológicamente. Y si por cualquier
causa uno es reacio a ponerse una determinada etiqueta ideológica, no hay
problema, los demás te la ponen y seguramente dirán que eres de derechas.
Lo
cierto, para bien o para mal, es que casi todos esperamos de los demás, en el
ámbito político, unos determinados comportamientos y actitudes en función de su
posición ideológica. Y cuanto más se identifica una persona con un determinado
color político más previsible deberían ser sus conductas políticas. Sin
embargo, suele ocurrir lo contrario, dime de qué presumes y te diré lo que te
falta.
Lamentablemente,
la incoherencia entre lo que se predica públicamente y lo que se practica
después no es infrecuente. En estos casos, la incoherencia entre la bandera
levantada y las acciones diarias abarca no sólo al ámbito de la vida privada,
algo que en teoría sólo es recriminable por los que forman parte de ella, sino
que se extiende a la vida pública, a las acciones políticas que están sujetas,
por tanto, al examen, a la crítica y a la censura, en su caso, del votante.
Seguramente,
a todos nos vendrán a la cabeza numerosos ejemplos de incoherencia más que de
lo contrario. Es realmente difícil convertir en práctica diaria lo que
predicamos, pero hay un escalón más de exigencia cuando se trata de políticos
porque su credibilidad radica precisamente en el cumplimiento de la palabra
dada, en la coherencia entre los dichos y los hechos. Nos mueve a escándalo que
un señor de “derechas”, conservador, tradicional, supuestamente firme defensor de
la familia, organice y participe en orgías sexuales con menores o que se
proclame defensor del derecho a la vida mientras que posee participaciones en
clínicas abortistas. Y nos indigna, por ejemplo, que un señor de “izquierdas”
se pegue la vida padre a costa del dinero público que iba destinado a la
formación de los desempleados o al fondo para los huérfanos de la Guardia Civil.
Y
cuanto más cerca tenemos al presunto político, cuanto más conocemos de sus
banderías y de su trayectoria personal siempre es más fácil evidenciar las
contradicciones y la incoherencia entre su bandera y su ejecutoria diaria. El
poder transforma a la gente y sea bien por una necesidad de adaptación a la
realidad que suele ser diferente a la imaginada en la oposición o bien por una
ausencia de principios reales, es decir, por enarbolarlos sin creer en ellos
con la única finalidad de alcanzar una poltrona, lo cierto es que esa
“transformación” canta mucho. El izquierdista, el sindicalista convertido en
patrono temporal a veces asume a la perfección su nuevo papel y olvida su
compromiso con el más débil, se convierte en cacique al que rendir pleitesía.
El derechista, defensor de grandilocuentes palabras, ferviente adalid de nobles
principios a veces no tarda en relegarlos en el cajón del olvido para convertirse en un
pragmático gestor, sin tener nociones técnicas para ello, y en un ávido
defensor de lo políticamente correcto y lo particularmente lucrativo.
No
se puede servir a Dios y al dinero al mismo tiempo, no se puede servir al
interés general y al bolsillo particular simultáneamente, no es posible
reivindicarse gris y actuar como azul, es imposible sostener indefinidamente
una máscara porque siempre termina por caer. La vida en general y la política
en particular exigen actitudes más nobles, más sinceras, más coherentes. Todos
seremos juzgados al final por nuestras acciones, no por nuestras palabras y en
política el juicio se sustancia en las urnas, que no se olvide.
Santiago
de Munck Loyola
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