Translate
domingo, 23 de diciembre de 2012
martes, 18 de diciembre de 2012
¿Bautizos y comuniones por lo civil?
La
vida está siempre llena de sorpresas de todo tipo, unas más agradables que
otras y algunas, cuando menos, anecdóticas. Hace tan sólo unos días me pidieron
un informe sobre los denominados “bautizos civiles”, “ceremonia civil de
imposición de nombre” o más pomposamente “entrega de la carta de ciudadanía” o “bienvenida
democrática”. Pensaba que esta cuando menos original e inútil ceremonia estaba
circunscrita a tres Ayuntamientos en España, como el de Rivas-Vaciamadrid en el
que además también utilizan el dinero de los contribuyentes en una oficina
municipal para apostatar, pero navegando por Internet puede comprobarse que
este esnobismo laicista tiene sus seguidores.
En
algunas páginas de Internet pueden leerse cosas curiosas: Un nuevo paso hacia la sociedad laica es el bautizo civil. Se despoja
de todo matiz religioso a la ceremonia del bautismo, convirtiéndolo en un acto
civil. El bautizo civil es una opción laica al bautizo religioso. Es decir
que para construir una sociedad laica parece que es imprescindible imitar un
sacramento, un “signo sensible de un
efecto interior y espiritual que Dios obra en las almas”, pero sin Dios y sin
almas. Uno no tiene más remedio que preguntarse cómo se puede despojar a un
signo exclusivamente religioso del matiz que le otorga su propia esencia
religiosa y, sobre todo, para qué se hace semejante exorcismo laico. Claro que
para poder intentar comprender tan profunda transformación hay que aproximarse
a los sólidos conocimientos jurídicos de los promotores del invento que dicen
cosas como la siguiente: “parece que el
dar oficialmente un nombre a nuestro hijo es exclusivamente religioso y no
tiene por qué serlo”. ¿Y dónde “parece” que los nombres de los hijos son
dados oficialmente en el bautismo religioso? ¡Hombre! A nadie se le pide conocer el Decreto
de 14 de noviembre de 1958 por el que se aprueba el Reglamento de la Ley del
Registro Civil, ni siquiera se le pide conocer la existencia de tal norma, pero
todo el mundo sabe y si lo ignora se lo dicen en la maternidad cuando, donde y
como debe inscribir el nacimiento de su hijo que incluye, sin que se lo mande
la Santa Madre Iglesia, la imposición del nombre de la criatura. Créanselo o
no, se puede asegurar con absoluta certeza de que en España se trata de un
trámite estrictamente civil.
Y
si se trata de organizar algún fasto bajo la supuesta entrega de la llamada
“carta de ciudadanía” no hace falta, desde una perspectiva legal, ningún
trámite ante el Ayuntamiento de turno, administración manifiestamente
incompetente para el otorgamiento de derechos ciudadanos, bastando acudir al
Código Civil que para eso está.
No
crea el lector que el asunto concluye aquí porque, al parecer, como en nuestro
país debemos andar sin problemas y algunos se aburren o quieren dar rienda
suelta a sus instintos laicistas también están promoviendo las “primeras
comuniones civiles”. En cierta página de Internet puede también leerse lo
siguiente: “La Primera Comunión Civil es una Primera Comunión pero” sin
comunión”, que no difiere mucho de las originales, a no ser por la ausencia del
acto religioso. Por lo demás se mantiene igual: banquete, regalos, parabienes y
reunión familiar”. Laico cien por cien. ¿Quién da más? De momento estas
comuniones civiles no han llegado al ámbito de los Ayuntamientos, pero es muy
probable que pronto Rivas-Vaciamadrid, reserva material de materialismo
dialéctico, se tire al charco y dedique buena parte de los impuestos de sus
vecinos a promover estos eventos. Y, digo yo, puestos a ello podrían también
organizar las confesiones civiles en estos Ayuntamientos tan ávidos de
secularizar al mismo Creador. Imagínense, se crean unas plazas de confesores
laicos mediante concurso oposición en el que además de valorar la lengua
vernácula, por descontado, se puntuaría como es debido el grado de ateismo y,
por supuesto, la capacidad de paciente escucha del opositor. Previo pago de una
módica tasa gallardoniana el ciudadano podría confesar sus pecadillos laicos,
manifestar su propósito de enmienda y cumplir una penitencia social y
democrática, regulada en una ordenanza municipal específica.
Combinar
esnobismo e ignorancia es ridículo y poner en evidencia los planteamientos y
objetivos serios de los movimientos laicistas con bufonadas civiles, por muy solemnes
que sean, es un auténtico despropósito. Es absolutamente legítimo propugnar una
separación total y real entre el fenómeno religioso y el estado y los
procedimientos civiles, pero se bordea el ridículo cuando para conseguirlo se
opta por imitar y copiar nada menos que los sacramentos cristianos, hechos
exclusivamente religiosos, dando prueba con ello de una profunda ignorancia o
de una obsesiva y enfermiza fobia. El que quiera organizarse bautizos que no
son tales, comuniones sin comunión, confirmaciones laicas o confesiones
similares que lo haga como mejor le parezca pero los escasos recursos
municipales no están para eso.
Santiago
de Munck Loyola
domingo, 16 de diciembre de 2012
La izquierda incoherente y sin memoria reciente.
En
los últimos tiempos y especialmente en la última semana buena parte de los
dirigentes de la izquierda nos están
ofreciendo todo un recital de incoherencia, de amnesia selectiva y de cinismo
político. Cuando uno escucha determinadas declaraciones y observa algunos
comportamientos no tiene más remedio que preguntarse si estos dirigentes
políticos se creen realmente lo que dicen y hacen o si creen que los ciudadanos
somos tontos o desmemoriados. Cuanto más grandilocuentes son sus
descalificaciones sobre las diferentes medidas que ha ido tomando el Gobierno de Rajoy más se pone en evidencia, de una parte, la urgencia de su adopción y, de
otra, que los causantes de las mismas son sobre todo los solemnes vociferantes
socialistas y sus satélites sindicalistas.
El
actual aparato dirigente de lo que queda del PSOE tras el émulo de Atila,
Zapatero, parece que ha hecho suyo el enunciado de Goebbels “una mentira
repetida mil veces se transforma en una verdad” y, por ello, se han lanzado a
una frenética carrera para condenar la revalorización de las pensiones para el
año 2013 aprobada por el Gobierno de Rajoy. Sin cortarse un pelo repiten mil y
una vez que el Gobierno no sube las pensiones o que las ha congelado y
poniéndose al frente de la manifestación, los socialistas, los únicos que en
las historia de la democracia congelaron las pensiones en 2010, tratan con la
complicidad de los amnésicos grupos parlamentarios de la oposición de utilizar
como tercera cámara legislativa al Tribunal Constitucional. Y sin despeinarse. Hay
que ser muy cínicos, tener mucha cara dura y despreciar mucho al ciudadano para
enarbolar una falsedad semejante y presentar un recurso de
inconstitucionalidad. Si presentan un recurso contra este incremento de las
pensiones ¿por qué no lo presentan de paso contra la congelación del año 2010?
Si por una de esas extrañas cosas que a veces pasan en el Tribunal
Constitucional ganasen el recurso todos los pensionistas se lo agradecerían
eternamente.
No
ha habido ninguna congelación de las pensiones para el año 2013. El Gobierno ha
aprobado una revalorización de las pensiones que, eso es cierto, no alcanza el
incremento que el IPC ha sufrido en el último año pero que, en todo caso, sí
supone una mejora de las pensiones superior desde luego a la que el tandem
Zapatero-Rubalcaba aprobó en el año 2010. Seguramente el Gobierno habría
deseado poder subir las pensiones incluso por encima del IPC pero no lo ha
podido hacer, entre otras cosas, por el inmenso agujero en las cuentas públicas
dejado por el Sr. Rubalcaba y sus conmilitones. Ni tenemos un Gobierno
masoquista al que le encanta fastidiar a los votantes para perder votos, ni
tenemos un Gobierno irresponsable subido en una nube fumando brotes verdes, ni
tenemos, afortunadamente, un Gobierno de conjunciones planetarias. Se podría
comprender que el incremento aprobado fuese discutido en cuanto a su
distribución en función de la cuantía de las pensiones para reclamar más
incremento para las mínimas y menor para las más altas, pero no a eso se han
dignado los amnésicos pirómanos de las calles.
Otro
de los aspectos en los que buena parte de la clase dirigente de la izquierda
está dando sobradas muestras de su maestría en la incoherencia y el cinismo es
de la sanidad pública y, en especial, la madrileña cuyo Gobierno Regional ha
iniciado un plan de reformas que incluye la privatización de algunos servicios
hospitalarios y de 23 centros de salud. Hasta ahora, la Comunidad de Madrid ha
venido insistiendo en que los centros sanitarios van a seguir siendo públicos y
sólo va a privatizar determinados servicios complementarios. Algo que se parece
mucho al modelo que se viene siguiendo en la Junta de Andalucía desde hace
muchos años. El modelo de conciertos significa que centros
sanitarios que son privados, "con gestión privada y actividad
propia", realizan "alguna actividad programada que se encarga por
parte del SSPA", afirmaba hace unos días
la Consejería de Salud y Bienestar Social de Andalucía. Puede, y aún no
se sabe, que haya diferencias cuantitativamente en función de la cantidad de
servicios complementarios a privatizar pero una cosas es cierta:
cualitativamente parecen el mismo modelo.
Por último y por citar
sólo un ejemplo más de la incoherencia y el cinismo de parte de esta izquierda
poszapateril tenemos el caso de los ERE puestos en marcha por los sindicatos al
amparo de la denostada reforma laboral y especialmente por CCOO. Tiene lo suyo
que este sindicato, tan dócil y subvencionado con el Gobierno anterior, haya
hecho un “casus belli” de la Reforma Laboral y que simultáneamente se apreste a
aplicarla con devoción a centenares de sus propios empleados. ¿Cabe mayor
prueba de incoherencia y de cinismo?
Mal
camino es éste para que la credibilidad en la clase dirigente española pueda
recuperarse. Cuando no es la derecha es la izquierda y cuando no las dos
juntas. Los ciudadanos nos merecemos más respeto y algunos, que no todos,
parecen empeñados en hacernos comulgar con ruedas de molino. Mal camino, sí
señor.
Santiago
de Munck Loyola
jueves, 13 de diciembre de 2012
Populares de la “casa” y para la “casa”.
Tras
la presentación del Manifiesto por la Regeneración del PP de Alicante promovido
por el Foro Plataforma Popular ( https://www.facebook.com/pages/Foro-Plataforma-Popular-de-Alicante/142778659189545?fref=ts
) y la candidatura a la Junta Local del PP “Esperanza Popular” parece que
algunos miembros del “aparato” del partido están haciendo correr toda clase de rumores
sobre las intenciones de quienes participamos y promovemos este movimiento con
el único fin desacreditarnos y de impedir la expansión de nuestras propuestas.
Lo
primero que hay que dejar claro es que no existe la más mínima intención de
promover ninguna candidatura independiente de cara a las futuras elecciones
municipales, ni de provocar una escisión interna, ni, por supuesto, de crear un
nuevo partido en la ciudad de alicante. Quien afirma lo contrario sencillamente
miente.
Somos
un grupo, cada día más numeroso, de afiliados del Partido Popular, algunos por
ejemplo desde mucho antes de que lo fuese nuestro Presidente Provincial, que
compartimos una misma preocupación por la forma de funcionar nuestro partido,
que creemos que hay muchas cosas que mejorar internamente y que propugnamos una
forma de hacer política sustentada en determinados valores y principios
bastante ausentes, hoy por hoy, en la vida política de nuestro entorno. No es
tan difícil de entender: queremos mejorar nuestro partido, corregir errores y
ofrecer a los ciudadanos un proyecto político basado en la honestidad, la
ejemplaridad, la austeridad, la transparencia y la eficacia en la gestión
pública. ¿A quién le puede parecer mal eso?
Sabemos,
porque lo sufrimos y porque así nos lo reconoce la inmensa mayoría de nuestros
compañeros, que durante años los afiliados y los militantes de la ciudad de
Alicante no han tenido el papel protagonista que legítimamente les corresponde.
El PP de la ciudad de Alicante no ha funcionado como una organización política
participativa y democrática. Por no tener no ha contado ni con una sede propia,
ni tan siquiera con una simple página web. Ha sido un gueto, un coto cerrado en
el que determinados grupos y “familias” se han repartido los puestos y en el que
el militante sólo ha sido llamado para llenar mítines, cenas o realizar
funciones de apoderados o interventores en las elecciones. Unos pocos han hecho
y desecho a su antojo. ¿A quién puede molestarle que queramos acabar con este
panorama? Evidentemente a quienes se han servido de nuestro partido, a los
acomplejados que temen la competencia que la participación de cientos de
afiliados más preparados que ellos les pudiera suponer y a quienes no creen en
los principios y valores que inspiran el ideario político del Partido Popular.
Así de sencillo, así de fácil y, por ello, tratan de de descalificarnos
adjudicándonos objetivos e intenciones falsos.
Queremos
que restituyan a los afiliados alicantinos todos sus derechos, empezando por la
propia Junta Local de la Ciudad eliminada, sin consultar por supuesto con los
militantes, en contra de lo establecido en los Estatutos Nacionales del PP y
con el único fin de impedir un proceso interno democrático que pudiera poner en
peligro el estatus de quienes de siempre han venido controlando la organización
local y se han servido de ella.
Queremos
que, una vez restituida, se convoquen elecciones internas con todas las
garantías democráticas para lo que es imprescindible que se depure el censo de
afiliados que está artificialmente inflado como consecuencia de las cainitas y
estúpidas guerras internas entre campistas y zaplanistas.
Queremos
presentar una candidatura sustentada en las bases de militantes, sin padrinos
políticos ni tutelas, ofreciendo un programa y unos compromisos de actuación
para la Junta Local basados en la democracia interna, en la participación
permanente de los afiliados, en la formación política, en el debate interno, en
la colaboración con los agentes sociales de la ciudad y en la exigencia a nuestros
afiliados en cargos públicos de conductas honestas, ejemplares, transparentes y
austeras. ¿A quién le parece mal esto? ¿Quiénes y por qué combaten con insidias
estos objetivos?
Porque
somos vecinos alicantinos comprometidos con nuestro partido y con nuestra
ciudad nos duele profundamente el panorama muchas veces bastante desolador que
se ofrece ante nosotros. No queremos permanecer inactivos ni pasivos, porque no
podemos ser cómplices de una realidad que no nos gusta. Las cosas se pueden
corregir desde dentro y si hubiese canales internos de debate y participación
no haría falta salir a los medios de comunicación, muchos de los cuales por
cierto nos ignoran, para expresar estas ideas. Cada uno de los militantes del
PP de la ciudad de Alicante tenemos una responsabilidad que no podemos, ni
debemos eludir por comodidad, cobardía o simple desánimo. En nuestras manos
está poder cambiar las cosas.
Santiago
de Munck Loyola
miércoles, 12 de diciembre de 2012
¿No debería mover ficha el PPCV?
Hoy, todos los medios de comunicación recogen la noticia sobre el procesamiento de tres miembros del antiguo gobierno autonómico de Camps. El juez instructor del Tribunal Superior de Justicia valenciano que sigue la causa por supuesta financiación irregular del PPCV ha acordado procesar, nada menos, que al exvicepresidente del Consell Vicente Rambla y a las exconselleras Milagrosa Martínez y Angélica Such por tráfico de influencias y prevaricación.
Los tres ya estaban imputados desde hacía meses pese a lo cual no habían renunciado a sus escaños manteniéndose actualmente como diputados del Grupo Popular en Las Cortes Valencianas, aunque tanto Rambla como Such fueron relevados el pasado mes de octubre de los cargos que ostentaban en la dirección parlamentaria del PP valenciano, dentro de la política marcada por el presidente Alberto Fabra de dejar sin responsabilidades públicas a los cargos imputados en causas judiciales.
La semana pasada, también el Tribunal Superior de Justicia Valenciano condenó al Diputado Popular y ex alcalde de Torrevieja, Pedro Hernández Mateo, a 9 años de inhabiltación y tres de cárcel por delitos de prevaricación y falsedad documental. Tras la renuncia a su escaño, su puesto va a ser cubierto por la hija del ex alcalde de Alicante y diputado popular, también imputado, José Luis Díaz Alperi. Con ello, los diputados del Partido Popular imputados pasarán de 11 a 10 quienes, por cierto, podrían constituir formalmente un grupo parlamentario propio (el GRIMPO, Grupo de Imputados Populares).
Este desolador y antiestético panorama tiene responsables políticos directos y no son otros que los que, al margen de la opinión y la voluntad de la militancia del PP, confeccionaron y aprobaron las candidaturas del partido a las Cortes Valencianas, quienes conociendo, o debiendo conocer, lo que se avecinaba consintieron que se utilizaran los escaños para "blindar", o intentarlo al menos, la situación procesal de los afectados, quienes utilizan a su antojo las listas electorales para colocar a sus amiguetes y a los familiares de los mismos con independencia de su trayectoria política, sus méritos, su capacidad o su valía, quienes, en definitiva, prescinden en sus decisiones del interés general y del uso de las instituciones democráticas al servicio del bien común.
Si alguien dentro del PP piensa que no pasa nada, que todo puede seguir así, que todo debe seguir bajo el control de los mismos, que no hace falta más participación de la militancia, ni más democracia interna se equivoca profundamente. Los que queremos éso, los que reclamamos y exigimos además ejemplaridad absoluta y respeto profundo a los Estatutos del Partido y a los principios ideológicos del mismo no somos los adversarios a batir. Al revés, los enemigos del PP son los que, por activa o por pasiva, propician estas situaciones, los que se aferran a sus puestos y sus privilegios, los que toman decisiones retorciendo los reglamentos y los estatutos sin consultar jamás a las bases, los que tratan una y otra vez (y lo hemos podido ver estos días) de estrangular cualquier proceso de libre concurrencia interna para perpetuar a "los suyos" en el poder territorial del partido. Ésos son los verdaderos enemigos del PP y de la sociedad alicantina.
Si alguien dentro del PP piensa que no pasa nada, que todo puede seguir así, que todo debe seguir bajo el control de los mismos, que no hace falta más participación de la militancia, ni más democracia interna se equivoca profundamente. Los que queremos éso, los que reclamamos y exigimos además ejemplaridad absoluta y respeto profundo a los Estatutos del Partido y a los principios ideológicos del mismo no somos los adversarios a batir. Al revés, los enemigos del PP son los que, por activa o por pasiva, propician estas situaciones, los que se aferran a sus puestos y sus privilegios, los que toman decisiones retorciendo los reglamentos y los estatutos sin consultar jamás a las bases, los que tratan una y otra vez (y lo hemos podido ver estos días) de estrangular cualquier proceso de libre concurrencia interna para perpetuar a "los suyos" en el poder territorial del partido. Ésos son los verdaderos enemigos del PP y de la sociedad alicantina.
Así no se puede seguir. Ni los miles de militantes del PP se lo merecen, ni por supuesto los ciudadanos alicantinos y los que callan son tan responsables como el que más.
Santiago de Munck Loyola
lunes, 10 de diciembre de 2012
La partitocracia y los politicastros.
Hace un par de días
entrevistaban en un programa de televisión a Manuel Milián Mestre, exdiputado y
fundador del PP, quien entre otras muchas cosas señaló que en nuestros días
estamos viviendo no sólo una crisis política, sino moral, subrayando que “en la
política actual triunfan los oportunistas y los mediocres" y que éstos “ascienden
al poder y los excelentes son apartados". Subrayó que "antes se
llegaba con meritocracia. Ahora, con el codo y el amiguete". ¡Cuánta razón
le asiste al exdiputado popular! La Política, con mayúsculas, una de las tareas
más nobles a las que se puede dedicar un ciudadano se ha convertido en los
últimos años en una actividad repudiada por la mayoría de la gente, como
evidencian todos los estudios de opinión que en los últimos tiempos han venido
siendo publicados. El descrédito de la política y de los políticos es una
realidad de nuestros días que encierra enormes peligros para el sistema
democrático si no se ponen medidas para corregirlo.
La Política cuya única
razón de ser consiste en la consecución del bien común está siendo devaluada
por sus principales actores en nuestro sistema, los partidos políticos y su
producto más genuino, la clase política o casta política, como determinados
autores la califican. Los partidos políticos, con el paso de los años, se han
ido convirtiendo en maquinarias electorales, en agencias de colocación de
amigos y familiares, que han sacrificado sus respectivos códigos de principios
y valores a la rentabilidad electoral. Los partidos políticos en lugar de
formular propuestas desde determinados principios y valores vienen modulando
sus mensajes en función de lo que creen que puede resultar más agradable y
atractivo al oído del elector renunciando, con ello, al liderazgo social que
deberían ejercer. No se cuenta la verdad porque puede hacer perder votos. No se
formulan compromisos porque luego hay que cumplirlos. No se defienden valores o
principios porque ello puede ser políticamente incorrecto. Los partidos
políticos han trabajado tanto para presentar envoltorios atractivos que han
dejado a un lado la importancia del contenido. Las ideologías se han ido
difuminando de tal manera que los partidos van perdiendo la conexión ciudadana
que se sustentaba en la identificación con códigos de valores concretos.
Y los partidos
políticos, en su actual configuración, han sacrificado igualmente la libertad
interna, el debate ideológico en su seno, la renovación interior y la
democracia interna a favor de una aparente unidad, de una homogeneidad y
disciplina basada en una casta semi-funcionarial que se pone al servicio del
superior jerárquico en lugar de las bases del mismo. Para “hacer carrera” en
los partidos políticos no valen ni el mérito, ni la capacidad, ni siquiera el
voto de los compañeros. Lo que sirve es el amiguismo, el parentesco, la
sumisión, la docilidad y, sobre todo, no expresar en alto ninguna idea propia.
Esa casta semi funcionarial está compuesta, en muchos casos, por gente que no
ha tenido nunca una actividad profesional fuera de las alas del partido y es la
que termina desembocando en los puestos públicos: ministros, diputados,
alcaldes, concejales, asesores, etc. Hay cientos de ejemplos de ello, de gente
que nunca se ha ganado la vida en la calle, que ni siquiera ha sido capaz de
terminar unos estudios universitarios pero que, eso sí, en sus currícula
utilizan auténticas filigranas lingüísticas para camuflar su indigencia
profesional. Esta casta política, esta clase dirigente criada en las
maquinarias de los partidos es la que ha venido gobernando y gobierna nuestras
instituciones públicas y los resultados de su labor están a la vista de todo el
mundo. Además, la endogamia propia de los partidos ha ido acompañada de una
constante propensión ha invadir todas las esferas posibles de la sociedad
controlando con sus mediocres peones toda aquello que pudiera servir a la
satisfacción de sus necesidades: instituciones financieras, culturales,
deportivas, educativas, asistenciales, etc.
En muchas ocasiones,
al expresar el rechazo a esta clase política se utiliza, en tono despectivo, la
denominación de los “profesionales” de la política. No creo que ser un
profesional de la política deba ser considerado como algo necesariamente malo.
La política debe tener un componente claramente vocacional pero como toda
vocación, para ser desarrollada en plenitud, debe ir acompañada de cierta
formación. Ser médico requiere tener vocación, pero además una determinada
preparación para plasmar esa llamada concreta en una excelente profesionalidad.
Cuando nos referimos a un médico como un excelente profesional no lo estamos
haciendo en tono despectivo, todo lo contrario. Y lo mismo debería ocurrir en
el ámbito de la Política. Sin embargo, del mismo modo que acudimos al mejor
profesional médico cuando tenemos un problema de salud y no a un curandero,
deberíamos acudir a los profesionales de la política y no a los politicastros.
La mayor parte de los médicos, por seguir citando esta profesión, que he
conocido son personas que, además de ejercer su actividad, siguen formándose a
lo largo de su vida para estar al día en sus conocimientos y poder así ejercer
mejor su profesión y qué raro es encontrar una actitud semejante en el ambiente
político.
Los partidos políticos
si quieren servir a la sociedad deberían realizar una profunda reforma de sus
esquemas de funcionamiento, volver a las raíces y al verdadero significado de
la política, del servicio a la ciudadanía y del bien común. Servir a la
sociedad no es servirse de ella.
Estamos ante una
crisis del sistema mucho más profunda de lo que algunos quieren ver. La clase
política debe ser la primera en recuperar los valores que hacen de la política
una noble tarea, una actividad que en estos tiempos, sobre todo, exige
ejemplaridad y sacrificios de toda índole, incluso personales o económicos. El
liderazgo político no puede seguir ausente en una sociedad cada vez más dolida
y defraudada porque, de lo contrario, otras fuerzas surgirán abriendo un
período de dura incertidumbre.
Santiago de Munck
Loyola
domingo, 9 de diciembre de 2012
La hiperbólica Valenciano.
Hay gente que lleva
tanto tiempo metida en la política y viviendo de ella exclusivamente que
termina por perder el sentido de la realidad e, incluso, el sentido de la
medida y la proporción. El mundo de la política partidista y de la dependencia
personal de la misma conlleva además el riesgo de percibir de manera exclusiva
una visión sectaria y sesgada de la realidad y, además, que el sujeto, como todo vocero
partidista que se precie, no esquive micrófono alguno, aunque para ello carezca
del tiempo necesario para una sosegada reflexión previa a cualquier
declaración, corriendo el peligro de dejar al desnudo la oquedad intelectual del
mismo.
Dª Elena Valenciano,
vicesecretaria general del PSOE, nada menos, es un claro ejemplo de lo
anterior, de los resultados obtenidos por quien no ha conocido otro mundo que
el de la política partidista ni otro punto de vista que el profundamente
sectario que se incuba en la trastienda de cualquier partido político. En sus
frecuentes intervenciones ante los micrófonos de los medios de comunicación, la
Sra. Valenciano no escatima esfuerzos para evidenciar su formación, su talante
democrático o su rancio sectarismo. Nadie la habrá escuchado jamás la más
mínima autocrítica respecto a la gestión de su partido en los últimos años de
Gobierno ni a los errores cometidos durante la misma.
Tampoco la habrá
escuchado nadie la más mínima oferta de diálogo o de colaboración hacia el
Gobierno. Su credo es “leña al mono” venga o no a cuento. Dice el dicho popular
que la ignorancia es muy atrevida y la Sra. Valenciano es casi tan atrevida
como su compañero D. Óscar López Agueda, el que no recordaba en un mitin tres
motivos por los que hubiese que votar al PSOE.
La Sra. Valenciano,
que no fue capaz de terminar ni la carrera de Derecho, ni la de Ciencias
Políticas, estando tan ocupada como estaba en medrar en su partido, no hay día
que no imparta lecciones sobre legislación o sobre política. Sus “perlas”
suelen tender a la exageración, a la hipérbole parlamentaria, al incendio de la
convivencia. Las últimas “perlas” las ha deslizado con ocasión de la
presentación del proyecto de reforma educativa propuesto por el Ministro Wert.
Dª Elena, tan comedida como siempre, ha manifestado lo siguiente: "Probablemente no se recuerde un
ministro de Educación más ideologizado. Está haciendo una política educativa de
la mano de la ideología más conservadora que pueda haber en España. Está
quebrando el modelo tal como lo hemos conocido" y que "en el caso de Cataluña lo que está
proponiendo directamente es un atentado contra la convivencia" en esa
comunidad autónoma. ¡Ahí está! ¡Nada menos! De sus palabras habrá que deducir
que los Ministros de Educación del PSOE no estaban “ideologizados”, no, ni
mucho menos. Eran simples Hermanitas de la Caridad, eso sí, laicas, ministros
“ni carne ni pescado”, válidos tanto para un roto como para un descosido. El
problema de esta señora es que seguramente se cree sus rotundas afirmaciones o,
lo que es peor, que los ciudadanos somos muy cortitos y nos las creemos. Pero los frutos educativos de los gobiernos
socialistas y sus leyes “Light” están ahí y son los que son. Hay que hacer una
reforma del sistema educativo, eso es indudable y el sentido o la orientación
de la reforma debe hacerla la mayoría parlamentaria de las Cortes, le guste o
no a la inefable Sra. Valenciano.
Pero donde se lleva la
palma y demuestra su auténtico talante la Sra. Valenciano es en la segunda
parte, cuando señala que "en el caso
de Cataluña lo que está proponiendo directamente es un atentado contra la
convivencia". Pero ¿a dónde va Sra. Valenciano? ¿De dónde se saca esa
catastrofista exageración? ¿Está tratando de alentar sentimientos antiespañoles
para ver si levantan cabeza en Cataluña? ¿Dónde ha leído usted en el proyecto
de reforma que se hable concretamente de Cataluña? Declaraciones incendiarias
de esta calaña no contribuyen lo más mínimo a plantear un debate constructivo
que permita el acercamiento de posturas para lograr una reforma educativa
eficaz y con amplio sustento parlamentario y social. Asumir democráticamente
una derrota electoral puede llevar su tiempo para quienes padezcan determinadas
carencias democráticas, pero parece que transcurrido ya más de un año hacerlo
impediría actitudes tan negativas como las que exhiben la Sra. Valenciano. Un
poco más de sosiego, un poco menos de crispación y más diálogo es lo que se
necesita en estos tiempos, Sra. Valenciano. Más reflexión y menos exabruptos.
Santiago de Munck
Loyola
martes, 4 de diciembre de 2012
El idioma en la reforma educativa: loable objetivo, errónea solución.
Sinceramente,
lo que pasa en España ocurre en pocos países de nuestro entorno. ¿Se imagina
alguien que en Francia o en Gran Bretaña los niños no puedan recibir su
educación escolar en francés o en inglés? ¿Alguien ha sabido de algún padre
alemán que haya tenido que llegar hasta el Tribunal Supremo alemán para lograr
que su hijo pueda recibir la educación escolar en alemán dentro del territorio
alemán? A que no. Pues eso es lo que ocurre en nuestro país en medio del
silencio de buena parte de los medios de comunicación, de la mayor parte de la
clase política y, por supuesto, de los sindicatos. Algo tan normal y tan lleno
de sentido común como el que un chaval pueda estudiar en español, en su lengua
materna, si así lo desea, es imposible en ciertas partes de España. Algo tan
lógico como poder trasladarse de una parte a otra de España y seguir los
estudios con normalidad, sin traumas y con continuidad tampoco es posible
porque los contenidos o el idioma pueden variar sustancialmente. La movilidad
de los españoles dentro del territorio nacional se va restringiendo cada vez
más merced al progresivo fraccionamiento de la mayor parte de los elementos que
caracterizan a una sociedad cohesionada. Las particularidades territoriales se
traducen año tras año en fronteras invisibles, pero reales.
Hoy,
el Ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert, ha presentado a
los consejeros autonómicos una nueva propuesta de reforma educativa que pretende,
entre otras cosas, garantizar a los alumnos que lo deseen poder recibir la
enseñanza en castellano en las comunidades con lengua cooficial. Para ello, las
autonomías que no garanticen este derecho en los centros públicos o concertados
tendrán que pagar la matriculación en centros privados que enseñen en
castellano, según consta en el borrador. Ante esta propuesta, la consejera
catalana en funciones, Irene Rigau, ha manifestado que el proyecto es "el mayor ataque al catalán desde
1978" y ha añadido que atenta
contra el modelo de escuela porque autoriza a los padres a escoger la lengua
vehicular.
Dejando
a un lado el hecho de que resulte asombroso que el Gobierno de una Nación tenga
que legislar para que pueda ser usado el idioma oficial en la educación en
determinadas partes de su territorio, lo cierto es que la reacción de la
consejera catalana era más que previsible. Es normal que alguien que odia tanto
las libertades individuales y que forma parte de un gobierno regional que se
pasa las sentencias del Tribunal Supremo por el arco del triunfo, demostrase su
respeto institucional y su talante democrático marchándose de mala manera de la
reunión que esta tarde mantenían el Ministro y los consejeros de educación
autonómicos. Una prueba más de que es necesario reformar la educación, aunque
carezca de efectos retroactivos para determinadas personas. Lo cierto es que al
día de hoy, no una, sino muchas sentencias del Tribunal Supremo (http://www.elmundo.es/elmundo/2012/06/26/barcelona/1340715538.html
http://www.lavanguardia.com/politica/20120626/54316682030/supremo-anula-vehicularidad-catalan-educacion-infantil.html)
han amparado el derecho de los padres a elegir
el idioma en el que quieren que sean educados sus hijos y, no sólo eso, sino
que, además, han anulado diferentes preceptos de la legislación catalana. ¿Y
cual ha sido la respuesta de las autoridades catalanes? Pues decir que no
piensan cumplir las sentencias del Supremo (http://www.lavozlibre.com/noticias/ampliar/604278/mas-dice-que-mantendra-la-imposicion-del-catalan-caigan-las-sentencias-que-caigan). Así de sencillo. Aquí hay patentes de corsos. A
algunos les basta con envolverse en su bandera regional para vulnerar
reiteradamente, con premeditación y alevosía, las leyes o las resoluciones
judiciales y no pasa nada. Hay ciudadanos de segunda y políticos. Y lo mismo
les da que el máximo órgano de la soberanía legisle en un sentido o en otro, si
no es a su gusto estos demócratas de postin rompen la baraja.
Siendo
más que loable que el Gobierno de España trate de preservar la igualdad de
derechos de todos los españoles en todo el territorio nacional en el ámbito de
la educación, lo que constituye un desatino es que para conseguirlo, para
solucionar el problema generado por los incumplidores de la ley, los
delincuentes políticos, haya que poner dinero público con matriculaciones en
colegios privados. ¿No sería más sencillo obligar a cumplir la Ley y las sentencias
igual que se nos obliga al resto de los ciudadanos? ¿Para qué están los
fiscales? ¿Por qué si un cargo público prevarica hay que poner dinero de los
contribuyentes? Mucho me temo que los complejos y la cobardía están detrás de
esta pintoresca propuesta. La Ley debe ser igual para todos. Dura lex, sed lex.
Y si no se está dispuesto a cumplirla, cámbiese la Ley pero no sigan tirando
del dinero del contribuyente. Bastaría con que recordasen y aplicasen alguno o todos
los siguientes artículos del Código Penal:
Artículo
404.
A la autoridad o funcionario público
que, a sabiendas de su injusticia, dictare una resolución arbitraria en un
asunto administrativo se le castigará con la pena de inhabilitación especial
para empleo o cargo público por tiempo de siete a diez años.
Artículo
410.
1. Las autoridades o funcionarios
públicos que se negaren abiertamente a dar el debido cumplimiento a
resoluciones judiciales, decisiones u órdenes de la autoridad superior,
dictadas dentro del ámbito de su respectiva competencia y revestidas de las
formalidades legales, incurrirán en la pena de multa de tres a doce meses e
inhabilitación especial para empleo o cargo público por tiempo de seis meses a
dos años.
Artículo
511.
1. Incurrirá en la pena de prisión de
seis meses a dos años y multa de doce a veinticuatro meses e inhabilitación
especial para empleo o cargo público por tiempo de uno a tres años el
particular encargado de un servicio público que deniegue a una persona una
prestación a la que tenga derecho por razón de su ideología, religión o
creencias, su pertenencia a una etnia o raza, su origen nacional, su sexo,
orientación sexual, situación familiar, enfermedad o minusvalía.
2. Las mismas penas serán aplicables
cuando los hechos se cometan contra una asociación, fundación, sociedad o
corporación o contra sus miembros por razón de su ideología, religión o
creencias, la pertenencia de sus miembros o de alguno de ellos a una etnia o
raza, su origen nacional, su sexo, orientación sexual, situación familiar,
enfermedad o minusvalía.
3. Los funcionarios públicos que cometan
alguno de los hechos previstos en este artículo, incurrirán en las mismas penas
en su mitad superior y en la de inhabilitación especial para empleo o cargo
público por tiempo de dos a cuatro años.
Y
los contribuyentes nos ahorraríamos un dineral, sí señor, además de limpiar
algo la clase política.
Santiago
de Munck Loyola
viernes, 30 de noviembre de 2012
Carta de afiliados alicantinos del PP a Mª Dolores de Cospedal, Secretaria General del PP.
Esta es la transcripción de la carta que afiliados del PP de Alicante han remitido esta semana a la Secretaria General del Partido Popular, Mª Dolores de Cospedal. ¿Responderá?
A/a Dª Mª Dolores de Cospedal.
Secretaria General de Partido Popular.
Estimada
Secretaria General:
Los
abajo firmantes, afiliados del Partido Popular de la Ciudad de Alicante,
queremos a través de la presente trasladarte nuestra profunda preocupación sobre
la grave situación del Partido Popular en nuestra Comunidad, nuestra Provincia
y nuestra ciudad.
1º
Como afiliados del Partido Popular sentimos vergüenza y rechazo ante la
continua aparición en los medios de comunicación de noticias denunciando
actitudes y hechos presuntamente delictivos protagonizados por muchos cargos
públicos del Partido Popular, sin que se haga efectiva la separación de todos
los imputados de las responsabilidades públicas que ostentan que sólo en el
Grupo Popular de las Cortes Valencianas alcanzan once escaños.
2º
Igualmente entendemos que es preciso adoptar de forma urgente medidas para
terminar con el pluriempleo de muchos cargos políticos populares algunos de los
cuales llegan simultanear hasta más de cuatro cargos públicos en detrimento de
la atención que la ciudadanía exige especialmente en esta crisis. Creemos que
la ejemplaridad pasa también por la exigencia del principio “una persona, un
cargo, una función pública”. No es admisible seguir manteniendo la
simultaneidad de tantas alcaldías con actas de diputados autonómicos. Los
ciudadanos exigen una dedicación total que resulta incompatible con lo
anterior.
3º
Creemos que hay que poner límite a la utilización de las instituciones públicas
en beneficio de los entornos próximos de los cargos electos (contrataciones,
asesores, cargos de confianza,…) desterrando de una vez cualquier sospecha de
nepotismo y favoritismo.
4º
Reivindicamos la democracia interna y la participación, e igualmente rechazamos
el continuo menosprecio a la desinteresada labor y a los derechos de los miles
de militantes del Partido Popular de Alicante, utilizados únicamente para
labores electorales, y sistemáticamente ignorados a la hora de participar en la
política interna del partido. La Junta Local
de Alicante ha sido durante años un claro ejemplo de coto cerrado, dominado por
grupos y familias, que han hecho y desecho al margen de la militancia y cuyas
consecuencias son hoy más que nunca visibles en el Ayuntamiento de la ciudad y
en las causas judiciales abiertas.
5º
Solicitamos el amparo de nuestros derechos de afiliados y el respeto a los
Estatutos del Partido Popular por parte de todos los cargos orgánicos de la
estructura territorial y, en especial, de la provincia de Alicante cuyo comité
ejecutivo, con el fin de evitar las elecciones a la Presidencia Local
de la Ciudad
de Alicante, acordó el pasado día 11 del mes de octubre suprimir la Junta Local de la Ciudad y sustituirla por un
número indeterminado de distritos. Dicha decisión fue inmediatamente impugnada
por varios afiliados sin que, hasta el día de hoy, haya respondido ni el Comité
Ejecutivo Provincial, ni el Secretario General del PPCV (se adjuntan copias de
las impugnaciones). Más de 600 firmas de afiliados han sido ya recogidas en
contra de esta arbitraria decisión que serán remitidas al Comité Nacional de
Derechos y Garantías si fuere preciso incoar su intervención.
Por
todo lo anterior, Secretaria General, solicitamos tu intervención con el fin de
reconducir una situación gravemente perjudicial para la credibilidad y el
futuro del proyecto popular en la Comunidad Valenciana
y, en especial, para la
Provincia de Alicante.
Atentamente,
en Alicante a 27 de noviembre de 2012.
miércoles, 28 de noviembre de 2012
La paga extra para la ONG “políticos sin fronteras”.
A
medida que se acercan las fiestas navideñas y se hacen más evidentes las
consecuencias de la supresión de la paga extra para los empleados públicos
crece la indignación, el cabreo y la impotencia de los afectados. Esta mañana,
sin ir más lejos, charlando con dos compañeros la irritación y la indignación
eran más que evidentes. El que más y el que menos contaba en su presupuesto
personal y familiar con la paga extra y ahora su supresión borra de un plumazo
muchas previsiones y desbarata las economías de millones de familias. Como es
natural se lanzaban muchas preguntas al aire ¿por qué tienen que pagar los
empleados públicos las consecuencias de la mala gestión de los políticos? ¿Por
qué se rebaja el sueldo a los empleados públicos año tras año y ahora se
elimina además la paga extra mientras que sigue habiendo gente que gana cientos
de miles de euros con cargo a los presupuestos públicos? ¿Por qué se consiente
que miles de políticos cobren de las arcas públicas más de un sueldo bajo el
disfraz de dietas y complementos? ¿Por qué la clase política, responsable de
esta crisis, sigue disfrutando de toda clase privilegios? ¿Por qué hay dinero
público para rescatar a los bancos y no lo hay para pagar con justicia el
trabajo de los empleados públicos? ¿Por qué los ciudadanos tenemos que ayudar a
los bancos hundidos por la pésima gestión consentida por los gobernantes? ¿En
qué clase de país vivimos que unos empleados públicos se quedan sen paga y
otros no según el territorio? La lista de preguntas era muy larga y el dedo
acusador señalaba como culpable, curiosamente, al actual Presidente del
Gobierno, Mariano Rajoy. De poco valía intentar explicar que no era así porque
el afectado sólo ve al que ha suprimido, en este caso, la paga extra y no ha
quien nos ha conducido hasta aquí.
No
me cabe la más mínima duda de que la supresión de la paga extra a los empleados
públicos es profundamente injusta, sobre todo, porque no va acompañada de un
sacrificio similar para toda la clase política cuya ejemplaridad vuelve a
brillar por su ausencia. No basta con que los políticos hayan decidido
aparentar ser solidarios prescindiendo ellos también de dicha retribución. No
basta porque siguen conservando toda una clase de privilegios que se han
otorgado ellos a si mismos tales como ventajas fiscales para los
parlamentarios, coches oficiales, pagos en especie de toda clase, viajes
gratis, comidas subvencionadas, cotizaciones privilegiadas para el cobro de sus
pensiones, indemnizaciones injustas, percepciones retributivas públicas
simultáneas de diferentes administraciones o empresas públicas, cuantías
salariales inmorales e injustificables y todo un largo etcétera que define y
caracteriza perfectamente la existencia de una casta superior que impone
sacrificios a los demás mientras mantiene casi intacto su estatus. ¿Con qué
cara se puede pedir a un empleado público que asuma este sacrificio mientras
esa clase política permite que con dinero público se paguen sueldos de 100.000,
180.000, 750.000 ó 900.000 euros anuales? Porque estas cifras son ciertas y
reales. No se trata sólo de sueldos de alcaldes o presidentes de comunidades
autónomas, sino también de todos esos miembros de la casta partidista colocada
en empresas públicas o en cajas y bancos sostenidos con ayudas públicas que se
asignan tan estimulantes salarios. Ésa es una realidad incuestionable que ni
éste ni ningún otro gobierno ha querido o ha podido abordar. Y que no nos
cuenten que esas retribuciones tienen su justificación en las altas
responsabilidades que sus trabajos conllevan porque es un cuento chino. Más
responsabilidad tiene el Presidente del Gobierno o el Ministro de Hacienda y
ganan diez veces menos que el Presidente de Bankia, entidad nacionalizada a la
que van a parar miles de millones de euros públicos. Y para responsabilidad de
verdad la de cualquier cirujano de la seguridad social, por poner un ejemplo,
al que se le rebaja el sueldo y se le quita la paga extra en nombre de una
austeridad y una solidaridad que en el fondo sirve también para que los
intocables de la política se sigan forrando en nombre de España o de su sagrada
autonomía.
¿No
estábamos en la Champions League de las economías según Zapatero? ¿No teníamos
el sistema financiero más sólido de Europa según este nefasto personaje? ¿No
afirmaba sin el más mínimo rubor que hasta los franceses nos envidiaban? ¿No
decía que esto no era una crisis sino unos simples desajustes temporales? ¿Y
los brotes verdes? ¿Se los comió o se los fumó? Nada de nada. Y por dejarnos
semejante herencia, en lugar de comparecer ante la justicia como en Islandia,
ahí está, tan ricamente, cobrando 6.000 euros limpios al mes a costa de los
españoles. Y como él muchos otros, todos tan tranquilos, sus cómplices
sindicales y empresariales, sus palmeros subvencionados, sus socios políticos y todos los que por
acción u omisión nos han traído hasta aquí. Él fue el médico que no supo
diagnosticar ni tratar adecuadamente la infección y ahora Rajoy es el médico
que tiene que amputar y, por eso, se lleva la ira y el odio del paciente, entre
otras cosas, porque no explica claramente
el parte médico. Una vez más, los fallos en comunicación son mortales.
Eliminar
la paga de los empleados públicos es una chapuza con consecuencias inevitables
en la caída del consumo y en la recaudación del IVA. Es un parche, un
tratamiento sintomático poco eficaz porque sigue sin abordarse un tratamiento
radical, ejemplar y profundo del uso del resto del dinero público que sigue
siendo derrochado a manos llenas por una buena parte de la clase política,
siempre instalada en el País de las Maravillas.
Santiago
de Munck Loyola
Etiquetas:
austeridad,
clase política,
ejemplaridad,
Ley sobre Retribuciones Públicas,
Mariano Rajoy,
paga extra,
retribuciones públicas,
Rodríguez Zapatero
lunes, 26 de noviembre de 2012
Cataluña: ir por lana y salir trasquilado.
Si una cosa ha dejado muy clara
Artur Mas es su propia incompetencia como político. De una parte, ha demostrado
su incompetencia para gobernar su autonomía en una situación económica
desastrosa heredada del tripartito hasta el punto de adelantar dos años el fin
de su mandato. Y, de otra, ha demostrado largamente su incompetencia como
estratega a la vista de los pésimos resultados electorales que ha alcanzado.
Trató de encubrir su incapacidad para lidiar con la crisis sacando a pasear el
estandarte independentista y convocó elecciones autonómicas solicitando de los
votantes una “mayoría excepcional”, es decir absoluta, para poner en marcha su
proyecto secesionista y lo hizo en términos plebiscitarios.
Los resultados de esta doble
incompetencia, como gestor y estratega, son evidentes:
1º Artur Mas ha conseguido que su
partido pierda 12 escaños en el Parlamento catalán, de 62 a 50. Es decir, el logro de
este “brillante” estratega ha sido perder un 20 % de representación
parlamentaria.
2º Con su envite independentista,
Artur Mas ha logrado que la representación parlamentaria de los partidos
independentistas se reduzca en dos escaños pasando de 74 escaños a 72.
3º Ha conseguido radicalizar la
posición del electorado independentista al propiciar un importante incremento
de los radicales de ERC que pasan de 10 a 21 escaños y la aparición de la CUP con
tres escaños, lo que contribuirá a dificultar la gobernabilidad y la
estabilidad de la región.
4º Artur Mas ha logrado igualmente
proyectar una imagen internacional negativa tanto para Cataluña como para el
resto de España, transmitiendo una sensación de inestabilidad política sin
precedentes lo que, sin ninguna duda, supone una pérdida de confianza de las
instituciones internacionales y de los inversores extranjeros.
5º Ha hecho que el debate
electoral sobre los graves problemas económicos y sociales que aquejan a
Cataluña quede relegado a un segundo plano en beneficio del debate secesionista
y en perjuicio del contraste electoral de diferentes opciones para resolver los
graves problemas que diariamente afectan a los ciudadanos.
6º Ha dejado a Cataluña sin la
aprobación de un Presupuesto para el próximo año cuya elaboración por el nuevo
Gobierno que haya de constituirse tras estas elecciones se demorará muchos
meses, precisamente cuando es más necesario que nunca comparecer ante las
instituciones europeas con unas cuentas públicas rigurosas que avalen la
recepción de fondos y ayudas para intentar salir de la crisis.
Éstos son algunos de los
resultados obtenidos por la cobarde apuesta soberanista del Sr. Mas. En
definitiva, no gobernar, no tomar decisiones solventes para solucionar los
graves problemas de los ciudadanos a cambio de una aventura que se ha saldado
con un estrepitoso fracaso electoral. Los sueños y los deseos no han podido con
la dura realidad de la que intentaba evadirse el Sr. Mas. También ha conseguido
poner sobre el tapete el espinoso asunto de la corrupción política, ésa que, de
creer a la subvencionada prensa catalanista, no existe en el llamado “paraíso
catalán”. Parece incomprensible que distintos informes policiales elaborados
hace ya dos años en los que se alude a supuestas cuentas bancarias de
dirigentes nacionalistas en paraísos fiscales no hayan salido a la luz hasta
ahora. Es cierto que su filtración en estos momento ha respondido seguramente a intereses
electorales, pero no lo es menos que resulta cuando menos curioso, sobre todo
en un país como el nuestro en el que se filtran continuamente diligencias judiciales
declaradas secretas, que hayan permanecido ocultos durante tanto tiempo. ¿A qué
se debe este sigilo? ¿A que cuando se investiga a determinados políticos por
supuestas irregularidades fiscales existe un mayor celo y sigilo que cuando se
trata de ciudadanos normales? ¿No comunica la policía sus sospechas a los
inspectores fiscales cuando se trata de políticos? ¿Hacienda no actúa con el
mismo celo que con cualquier ciudadano cuando el sospechoso es un político? Se
trata en todo caso de un grave asunto que no puede quedar en el anecdotario de
una campaña electoral. Hacen falta luz y taquígrafos para que los ciudadanos
sepamos la verdad. Tenemos derecho a conocer si se ha tratado de una simple
sucia maniobra electoral o si, en realidad, existe una auténtica olla podrida,
escondida durante tiempo por cierta prensa y determinados políticos, de la que
se nutren partidos y dirigentes catalanes.
Como en todo proceso electoral, siempre hay consuelo para todos. Los socialistas aparentan cierto alivio por no
haber perdido tantos escaños como pronosticaban las encuestas. Perder casi un
30 % de su representación parlamentaria y cosechar el peor resultado electoral de su historia es todo un éxito para algunos pensando
que podía haber sido mayor la pérdida. Los populares catalanes satisfechos
también porque, a pesar del desgaste producido por las duras medidas
presupuestarias del Gobierno de la Nación,
han aumentado en un escaño su representación aunque ello signifique que
no hayan alcanzado aún el porcentaje que en 1995 alcanzó Alejo Vidal Cuadras,
el 13,1 %. Hay un dato curioso: en las generales del 2011, el PP obtuvo el 20,7
% de los votos en Cataluña (Ciudadanos no presentó candidaturas). Ahora, el PP
ha obtenido el 12,99 % y Ciudadanos el 7,6 % de los votos. La suma de ambos
porcentajes es casi idéntica al obtenido por el PP en solitario en las
generales. En medio de tanta autocomplacencia popular no estaría de más que
alguna cabeza pensante analizase este dato y realizase algún tipo de
autocrítica para corregir o modular internamente determinados criterios porque
hay un hecho evidente: más de un tercio del electorado popular en Cataluña no
vota al PP en las autonómicas y prefiere hacerlo a un partido que no tiene
complejo alguno respecto a su españolidad y a la crítica al actual sistema
autonómico.
Ahora se abre un período mucho
más difícil y posiblemente convulso que el terminado el pasado domingo. Ahora
podremos comprobar cuales son las nuevas prioridades de la clase política
catalana, si dan prioridad a la resolución de los graves problemas sociales y
económicos de los ciudadanos o, por el contrario, la prioridad es otorgada a
las metas secesionistas e identitarias. Es decir, si los políticos están con la
gente o con su justificación existencial.
Santiago de Munck Loyola
miércoles, 21 de noviembre de 2012
Sin capacidad de elección no hay libertad.
Según nos cuentan últimamente todos los
estudios sociológicos, cada día es mayor el número de ciudadanos que se aleja
de la política y de los políticos. El rechazo a la clase política va creciendo
y con ello la distancia entre la gente y los políticos. Se está generando un
caldo de cultivo cuyo desarrollo está aún por ver pero que, vistas otras
experiencias en países similares, puede generar consecuencias negativas
impredecibles para nuestro sistema. La clase política y la partitocracia no
están a la altura de las circunstancias, ni responden a las expectativas que la
mayoría de los ciudadanos ha depositado en ellos. No puede olvidarse que la
actual situación de crisis con toda su larga lista de consecuencias negativas
para la vida diaria del ciudadano tiene unos claros culpables: la clase
dirigente española, la política, la sindical y la empresarial. Unos y otros y
cada cual en su ámbito de competencia son los que por acción u omisión nos han
llevado donde estamos. Y son precisamente los responsables de este desastre los
que ahora tienen que sacarnos del agujero al que nos han conducido. Es normal,
por tanto, que confundiéndose culpables con salvadores se extienda cada vez más
esa desconfianza. Pero es que, además, en muchos casos la clase dirigente
parece vivir una realidad muy distinta a la que diariamente percibimos los
ciudadanos y esta afirmación se comprueba cuando vemos las tardías reacciones a
la hora de abordar graves problemas como el de los desahucios, por citar sólo
uno. Es evidente que existen dos realidades paralelas: la de la clase dirigente
y la del ciudadano.
Circulan también algunas encuestas que, en el
caso del PP de la Comunidad Valenciana, vaticinan una grave pérdida de
confianza electoral, pérdida que curiosamente no es recogida por su rival
electoral directo el PSPV, lo que, sin ninguna duda, viene a confirmar ese
distanciamiento ciudadano hacia la clase política. Sería suicida para las
formaciones políticas y para el propio sistema que, analizada la situación
presente, no se abordasen de forma inmediata determinados procesos internos
para recuperar valores y posiciones que sintonicen mejor con los problemas y
aspiraciones del ciudadano.
En este contexto, un problema que afecta a
muchas organizaciones y en especial a los partidos políticos, y más aún cuando
sus estructuras internas se institucionalizan, es la tendencia a la entropía, a
cerrarse sobre si mismos, sobre sus cuadros y sus discursos internos
estrangulando los flujos entre la sociedad y su vida interna. Un claro reflejo
de este problema se pone de manifiesto en los procesos de renovación interna.
Los poderes territoriales superiores intentan siempre que los inferiores sean
“de su cuerda” para lo que no dudan en controlar y, si es preciso, manipular
los procesos electorales internos de los órganos inferiores. Se consigue así
una organización monocolor, cómoda, dócil y manejable, pero se ahonda en el
principal problema, en la desconexión con la realidad social. Son los
militantes de estas organizaciones quienes están en la calle, quienes a diario
viven y sufren lo mismo que el resto de los ciudadanos y son, por tanto,
quienes podrían elegir mejor en sus ámbitos territoriales a las personas
idóneas para liderar esa realidad. Pero desgraciadamente no ocurre así.
Un claro ejemplo de ello es el proceso de
renovación de las Juntas Locales del PP en la Provincia de Alicante. La primera
e incomprensible obsesión del Comité Provincial de Alicante es que en estos
procesos electorales internos no haya más de un candidato a Presidente por
localidad y entienden, y así se lo trasladan a la prensa, que cuando hay más de
uno es que hay conflicto. Pues, no señor, el problema de verdad es cuando no
hay más de un candidato, cuando el militante no puede elegir libremente entre
varias opciones. Pero ¿por qué esta enfermiza obsesión? ¿Por qué entienden que
es malo que haya más de un candidato y que los militantes puedan elegir al que
más les convenza? Nada hay más bonito en democracia que poder elegir y la capacidad
de elección solamente se realiza plenamente cuando hay más de uno en la
competición. Lo contrario no es elegir, es ratificar. No hay democracia sin
libertad y la máxima expresión de la libertad es la capacidad de elección. No
es tan difícil de entender.
Decía John Stuart Mill que “el genio sólo puede respirar libremente en una atmósfera de libertad”
y es cierto. Por ello, el reino de la mediocridad es lo que han conseguido
estos últimos años los partidos políticos y con la mediocridad, la
incompetencia, la ineficacia, el despilfarro y la corrupción. Más que nadie,
los dirigentes del PP deberían abrir las puertas del partido a los que
constituyen la mayor riqueza del mismo, los militantes, y deberían hacerlo sin
miedos, con grandeza de miras, con generosidad y absoluta confianza porque son
ellos los que mejor pueden elevar a la organización lo que pasa en la calle de
verdad y romper así con esa tendencia casi suicida de no saber o no querer
reaccionar ante unas perspectivas poco halagüeñas.
Santiago de Munck Loyola
Suscribirse a:
Entradas (Atom)