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sábado, 7 de abril de 2012

Sarkozy excita al PSOE.

Algunos no hemos olvidado aún las imágenes del Primer Ministro sueco Olof Palme, en 1975, recaudando fondos en las calles con una hucha a favor de la democracia en España poco después de las últimas ejecuciones del franquismo. Aquella campaña fue interpretada por los dirigentes franquistas, como no podía ser menos, como una campaña insultante en contra de España, identificando, una vez más, al régimen con el conjunto del país. Es inevitable en todos los regímenes totalitarios identificar el régimen o el partido dominante con la propia nación o con el estado. Criticar las políticas del régimen era criticar o insultar, nada menos, que a España. En definitiva, o se estaba con ellos o se estaba contra España.

Esta técnica fue muy bien asumida por algunos políticos nacionalistas. En cuanto se discrepaba de las políticas nacionalistas, en cuanto se criticaba su gestión, la discrepancia o la crítica se transformaban en descalificaciones a la región. A lo largo de la historia de nuestro régimen democrático, los políticos nacionalistas han desarrollado una identificación de sus personas y sus políticas con su respectiva región elaborando un discurso no sólo excluyente sino con características similares a las totalitarias. En definitiva, se envuelven en la bandera regional para eludir las críticas.

Y, de repente, el Presidente francés, en el contexto de un mitin, se le ha ocurrido afirmar que un gobierno socialista en Francia conduciría al país galo "a una deriva económica similar a la de España y, sobre todo, de Grecia". En su discurso, con el que aludía a la crisis española y a la gestión de Zapatero para atacar a su rival, ha llegado a decir que el socialismo ha puesto a nuestro país de rodillas. ¡Anatema! ¡Intolerable! Los socialistas españoles han levantado el grito y se han rasgado las vestiduras ante las palabras del “pequeño Napoleón” del vecino país. La portavoz del PSOE en el Congreso de los Diputados, Soraya Rodríguez, ha exigido, nada menos, al presidente del Gobierno de España, Mariano Rajoy, que desautorice al presidente francés, Nicolas Sarkozy, por sus palabras.

Parece que lo de la libertad de expresión no cuenta, aunque estemos hablando de Francia y que el Presidente francés no puede decir en un mitin lo que piensa. Ya se sabe que aquí se puede llamar a la Canciller alemana “fracasada” o al premier británico “gilipollas” y que no pasa nada, pero que el Presidente francés utilice como ejemplo de lo que no se debe hacer a las políticas de Zapatero eso es inadmisible. Los socialistas españoles se han apresurado a imitar a los políticos que se envuelven en banderas y se han envuelto, a su vez, en la bandera de España para identificar la crítica a su desastrosa gestión con la crítica o la ofensa a la nación española. Y no, no es éso. Puede que sea desafortunado que Sarkozy cite a España en el mismo lugar que a Grecia, pero de ahí a afirmar que ha ofendido a España existe un abismo. El Presidente galo no ha hecho otra cosa que expresar en un mitin lo que muchos piensan en España, que no desea para su país la aplicación de las mismas políticas que han llevado a España a la desastrosa situación actual y cuyo responsable se llama Zapatero. Expresar ese deseo no es descalificar, ni agraviar a España, es descalificar la gestión de un partido, el PSOE, y de un Presidente, Rodríguez Zapatero. Y afortunadamente ni uno ni otro son España.

Santiago de Munck Loyola




sábado, 4 de febrero de 2012

Gana Rubalcaba y pierde Pajín.

Despejada la incógnita después de tantas semanas de pugna interna por el liderazgo del PSOE: Alfredo Pérez Rubalcaba ha sido elegido por un estrecho margen de votos nuevo Secretario general del partido, derrotando a su contrincante Carmen Chacón. Poco más del 51 % de los delegados socialistas ha dado su respaldo a Rubalcaba para suceder a Rodríguez Zapatero lo que quiere decir que de salida no cuenta con el apoyo de casi la mitad del partido. No cabe la menor duda de que su primera tarea deberá ser gestionar con inteligencia esa falta de apoyos para evitar que puedan consolidarse en una rémora a la nueva etapa que quiere poner en marcha. Los habituales y consabidos mensajes de todo ganador apelando a la unidad y a la integración deberán transformarse en realidades concretas para evitar fracturas que a medio plazo podrán poner en peligro su recién iniciado liderazgo.

No son pocos los analistas políticos que traducen la victoria de Rubalcaba como el fin del zapaterismo y como una vuelta al socialismo de los años 80 en los que el recién estrenado líder socialista empezó a desarrollar su carrera política. Flaco favor hacen al Sr. Rubalcaba si identifican su victoria como el entierro del zapaterismo, como el final de una estrategia política y el inicio de una diferente. Esta interpretación conlleva la consideración del triunfo de Rubalcaba como la aparición de una figura política nueva, desvinculada o enfrentada a la última etapa del Partido Socialista. Es evidente que no es así. Pérez Rubalcaba ha sido uno de los pilares básicos del zapaterismo, de una determinada forma de entender y desarrollar el proyecto socialista que ha imperado durante la última década. Presentarlo hoy como algo diferente, como una alternativa al proyecto político del que ha formado parte es tanto como una estatua impávida que, aunque estuvo en los Gobiernos de Zapatero, ni participaba del proyecto, ni de las políticas desarrolladas o que fingía la sintonía política suficiente con el ex Presidente aunque no comulgase lo más mínimo con él. Y no era sí.  Rubalcaba era y es parte del zapaterismo y la notable ausencia de críticas a la gestión política, económica y social que durante la última década ha protagonizado el socialismo español sólo puede interpretarse como una complacencia con el fracasado proyecto zapaterista. Con Rubalcaba el zapaterismo sobrevive y lo seguirá haciendo debajo de todos los retoques cosméticos que seguramente se producirán hasta que el socialismo español inicie un verdadero proceso interno de regeneración y renovación ideológica.

De igual modo, el zapaterismo habría sobrevivido, aunque de forma más evidente, si el congreso lo hubiese ganado Carmen Chacón. En todo caso, la derrota de esta última es la derrota de la inconsistencia intelectual, de la primacía de la imagen sobre el contenido y de la incongruencia política, rasgos, por otra parte, más que identitarios del zapaterismo más puro. Cuando se formulan expresiones como la de “el concepto de nación es discutido y discutible” sin aportar ninguna reflexión adicional es fácil ser nacionalista catalana y después nacionalista española. Se puede aplaudir a los que ofenden a los españoles y después enrollarse en la bandera española y pretender ser, algún día, presidenta del Gobierno de la Nación española sin despeinarse lo más mínimo y sin ofrecer una explicación de tan fulgurante cambio ideológico.

Ha perdido Chacón y, de paso, ha perdido el socialismo alicantino representado por Pajín, Elena Martín y Ana Barceló. Con esa especial inteligencia que le permite vislumbrar conjunciones de liderazgos planetarios, Leyre Pajín y sus amigas han apostado por el caballo perdedor. Pronto se verá la traducción que esa fallida apuesta tiene para el fragmentado y desorientado socialismo alicantino.

Santiago de Munck Loyola

viernes, 3 de febrero de 2012

El 38 congreso del PSOE.

A punto de iniciarse el Congreso del PSOE en Sevilla, todas las noticias e informaciones de las últimas semanas parecen indicar que poco o nada sustancial va a cambiar en el principal partido de la oposición. Tras dos derrotas electorales consecutivas, fracasos electorales en toda regla, lo lógico habría sido que en el seno del Partido Socialista se hubiese abierto un período de autocrítica y una profunda reflexión para poner en pie un nuevo proyecto político. Pero no ha sido así, el debate interno se ha centrado en el cambio de liderazgo, en la sustitución del Secretario General por otro, dando por buenas las políticas y orientaciones que han conducido al estrepitoso fracaso en las urnas.



El zapaterismo no ha terminado con la retirada de José Luis Rodríguez Zapatero por la sencilla razón de que quienes aspiran a sucederle han sido coautores y partícipes de las líneas políticas que han inspirado el modelo socialista durante los últimos doce años. Tanto Alfredo Pérez Rubalcaba como Carmen Chacón han sido ejecutores e impulsores de las mismas políticas y la ausencia de autocrítica en sus discursos y propuestas desgranadas en las primarias socialistas sólo puede interpretarse como un movimiento continuista, como una prolongación de un programa y un modelo político ampliamente rechazado por la inmensa mayoría de los electores.



El zapaterismo nació por sorpresa tras un duro castigo electoral y lo hizo sin hacer tampoco una autocrítica de la trayectoria del partido, sin cuadros de peso y sin un claro proyecto político. Tanto en la etapa inicial de oposición como en la posterior fase de gobierno, la falta de un proyecto político coherente se tradujo en un alto grado de improvisación, de oportunismo coyuntural sin sustento intelectual y programático que sirvió inicialmente para incrementar la base electoral pero que demostró una manifiesta incapacidad para ofrecer soluciones a los diferentes problemas que iban surgiendo. Mucha pancarta pero pocas soluciones, mucha propaganda pero poco contenido. Notas distintivas y caracterizadoras del zapaterismo han sido el sectarismo y la exclusión política que se pusieron de manifiesto con el famoso pacto del Tinell y el llamado cordón sanitario como fórmulas de marginación del principal partido de la oposición y, por ende, de media España; el espíritu “guerracivilista”  como fórmula de aglutinación sentimental para satisfacer antiguas ansias de revanchismo que parecían haber sido superadas con el consenso de la transición y la ausencia de “sentido de estado” abriendo un peligroso campo revisionista del estado autonómico, no en aras de un perfeccionamiento del mismo, sino como tributos territoriales para compensar debilidades parlamentarias. Todo ello acompañado de la sumisión o el doblegamiento, en su caso, de todos los resortes públicos al servicio de un proyecto de partido de corte personalista, intentando penetrar hasta en diferentes esferas de la sociedad civil para controlarlas y someterlas. La cualificación de los altos cargos del Gobierno y de los pertenecientes a la mayoría de las instituciones del estado ha ido en paralelo, salvo honrosas excepciones, a la talla intelectual del propio Presidente del Gobierno que, por razones obvias, no es preciso medir.



La autocomplacencia de los candidatos a dirigir el PSOE con el zapaterismo es lógica y evidente y no presagia nada bueno para el futuro del partido socialista. Si se da por válida la afirmación del Sr. Ibarra de que la candidata Carmen Chacón es “lo mismo que Zapatero, pero con faldas”, no queda más remedio que concluir que el candidato Pérez Rubalcaba es “lo mismo que Zapatero pero calvo y amargado”. La falta de autocrítica socialista no es sólo un problema para los socialistas, es también un problema para todos los españoles que necesitan una alternativa de gobierno seria, sólida y creíble. Y con esas faldas y esos pelos no la van a tener de momento.



Santiago de Munck Loyola

miércoles, 21 de diciembre de 2011

Nuevo Gobierno, por fin.

A última hora de la tarde, el Presidente del Gobierno ha desvelado, por fin, los nombres de los nuevos ministros. Forman parte del primer Gobierno de Rajoy las siguientes personas: 

-           Vicepresidenta, ministra de Presidencia y portavoz, Soraya Sáenz de Santamaría.
-           Asuntos Exteriores y Cooperación, José Manuel García Margallo.
-           Justicia, Alberto Ruiz-Gallardón.
-           Defensa, Pedro Morenés.
-           Hacienda, Cristóbal Montoro.
-           Interior, Jorge Fernández Díaz.
-           Fomento, Ana Pastor.
-           Educación, Cultura y Deportes, José Ignacio Wert.
-           Empleo, Fátima Báñez.
-           Energía y Turismo, José Manuel Soria.
-           Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, Miguel Ángel Arias Cañete.
-           Economía y Competitividad, Luis de Guindos.
-           Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, Ana Mato.
 
Hay varios aspectos que se pueden destacar de este nuevo equipo gubernamental. De una parte, la sólida formación intelectual y la dilatada experiencia profesional de la mayor parte de los nuevos ministros cuyos currícula vitae contrastan poderosamente con los de la mayor parte de los ministros de la etapa de Rodríguez Zapatero. De otra, el hecho que el Presidente Rajoy se ha rodeado de la mayor parte de su guardia política, de sus pretorianos que le han acompañado en la larga travesía por el desierto de la oposición.

Destaca también el hecho de que varios de los nuevos ministros cuenten con experiencia gubernamental previa. Tanto el Presidente Rajoy, titular de varias carteras en la época de Aznar, como Pastor, Cañete, Montoro, de Guindos y Morenés, bien como ministros o Secretarios de Estado, cuentan con experiencia en tareas de Gobierno lo que les permitirá, sin duda, abordar de inmediato las tareas más urgentes de sus respectivos departamentos.

Bien puede decirse que estamos ante un Gobierno de carácter mixto, un Gobierno técnico-político cuya composición corresponde a criterios de eficacia y de equilibrio político de partido. La composición del Gobierno no parece responder a criterios de reparto territorial ni, por supuesto, a la asignación de cuotas sexistas, a diferencias de los gobiernos socialistas de ZP.

Hay ausencias destacables que han dado al traste con más de una quiniela de ministrables y quizás obedezcan a la necesidad de reforzar el segundo escalón de los ministerios o a la de controlar la actividad interna del partido sintonizándolo desde el primer momento con las acciones del nuevo Gobierno. Pronto sabremos, sin duda, el motivo.

Y, mientras tanto, el PSOE a lo suyo, a lo que ahora le toca, es decir, a tratar de reconstruir las ruinas que ha dejado tras de si el Atila rojo, Sr. Zapatero. Llama mucho la atención que buena parte de los que ahora abanderan la reconstrucción socialista son los mismos que de la mano de Zapatero han contribuido a la ruina de la casa y de la causa socialista (Chacón, López Aguilar, etc.). Es decir que los pirómanos socialistas se han convertido en bomberos. Y si pretenden hacer creer que la culpa del hundimiento socialista es responsabilidad exclusiva de Zapatero, mal empiezan.

En fin, lo que ahora toca es felicitar a los nuevos ministros y desearles muchos éxitos porque de que los logren depende el bienestar de todos los españoles.

Santiago de Munck Loyola.

domingo, 18 de diciembre de 2011

Nuestra clase política vulnera permanentemente la Constitución.

“Los españoles son iguales ante la Ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social” dice el artículo 14 de la Constitución Española. Más claro, el agua, ¿verdad? Pues nada, este artículo es una auténtica patraña, una mentira constitucional, papel mojado que sólo sirve para decorar la Constitución. La realidad es muy distinta. En España no existe la igualdad ante la Ley porque la clase política es la primera interesada en que así sea. Y su interés en vulnerar permanentemente este artículo obedece a su deseo de enriquecerse a costa de las arcas públicas. No hay otra explicación posible.

Me ha venido a la cabeza este artículo de la Constitución al conocer las noticias en torno a las magníficas pensiones que el Sr. Bono y el Sr. Rodríguez Zapatero van a recibir una vez que los votantes los han enviado a su casa.

El socialista José Bono, con un patrimonio personal no precisamente escaso, disfrutará de una jubilación durante los próximos dos años como ex presidente del Congreso de los Diputados: percibirá el 80% de su sueldo como presidente, 154.080,48 euros brutos, unos 11.000 euros mensuales, y tendrá, además, derecho a otros privilegios como un asistente y escolta de seguridad a cargo del presupuesto del Congreso durante cuatro años. Cabe preguntarse ¿si ha anunciado que se retira de la política para qué hay que pagarle un asistente? ¿Para que le asista en sus asuntos privados?
Por su parte, el presidente del Gobierno en funciones, José Luis Rodríguez Zapatero tendrá derecho a un sueldo vitalicio y recibirá 84.000 euros anuales, recibirá un segundo sueldo de más de 80.000 euros como consejero nato de Estado y el Estado le pagará además una oficina, secretaria, dos funcionarios -uno de ellos con rango de director general-, seguridad y coche oficial. En su caso no existe incompatibilidad alguna para cobrar simultáneamente una pensión y un sueldo.

Estos casos no son únicos ni excepcionales entre la clase política española pero vienen a poner de relieve, una vez más, el abismo que existe entre los privilegios que la clase política se otorga a si misma a costa del dinero de los contribuyentes y las angustiosas dificultados a las que se ven sometidos estos últimos.
Los españoles no somos iguales ante la Ley, no. Dice el Artículo 14 de la Constitución que no puede prevalecer discriminación alguna por razón de… cualquier circunstancia personal. Y, sin embargo, aquí vemos como la condición personal, el cese en sus cargos, de estos dos políticos implica una clara discriminación con respecto a los demás ciudadanos españoles.

La dedicación política es un servicio a la comunidad pero nuestra clase política parece entenderlo como servirse de la comunidad. Nuestros dirigentes políticos no están sometidos al mismo régimen de incompatibilidades para percibir más de un ingreso de las arcas públicas, ni deben cotizar los mismos años que los ciudadanos a los que representan para cobrar una pensión, ni tienen la misma limitación en cuanto a las cuantías máximas de las pensiones, ni cobran el desempleo en las mismas condiciones que los demás ciudadanos, ni tributan en el IRPF al igual que todos los españoles eludiendo, de forma legal, pagar los impuestos como todo el mundo. En definitiva, nuestros dirigentes políticos se pasan la igualdad ante la Ley por el arco del triunfo. Así de claro, así de evidente y así de irrefutable.
La igualdad ante la Ley no admite matizaciones ni excusas. Es un imperativo ético que nuestra clase política proceda a revisar de forma urgente esta escandalosa violación de la Constitución. Debe hacer autocrítica, pedir perdón a los ciudadanos y acabar de una vez con sus privilegios. Si los parlamentarios pueden tributar en el IRPF como si fueran mileuristas, a pesar de sus ingresos, ¿qué nos impide a los demás, invocando el Art. 14 de la Constitución, hacer lo mismo? Habrá que planteárselo.

Santiago de Munck Loyola


lunes, 21 de noviembre de 2011

Rajoy Presidente: empieza lo más difícil.

Dicen los expertos que las elecciones las pierden los gobiernos, no las ganan las oposiciones. El socialismo español en su versión zapaterista acaba de sufrir una derrota histórica, una debacle en toda regla al bajar del listón del 30 % de los votos en las elecciones del 20N. El PSOE, que ganó en 2008 montado a caballo del engaño y la mentira respecto a la crisis, ha recibido un justo premio a su desastrosa gestión evidenciada en los pésimos números que en todos los frentes deja al descubierto: paro, déficit, deuda, quiebra de empresas, etc. El “buenismo” zapaterista se ha manifestado como una visión errática y carente de rigor intelectual en la gestión de los asuntos públicos. El PSOE ha hecho todos los méritos posibles para recibir el castigo electoral que ha recibido. Su campaña electoral, dirigida por la alicantina Valenciano, ha sido una de las peores campañas que se recuerdan en esta etapa democrática; sin imaginación, sin propuestas, sin programa, con mensajes erróneos y con tonos grisáceos. El PSOE afrontó el sombrío panorama con un mensaje negativo, un mensaje de confrontación y división, “la pelea”. Todo lo contrario que el Partido Popular que, frente al mismo panorama, transmitió un valor positivo, el de la integración, “sumar”. Ha sido, por tanto, la del PSOE una campaña incapaz de hacer remontar mínimamente las negativas expectativas electorales iniciales. Peor no se podía haber hecho. El PP debería enviar un regalo a Dª Elena Valenciano y rendirle un sincero homenaje por la inesperada ayuda recibida desde Ferraz. El Gobierno ha perdido con la inestimable ayuda de su propio partido.

La antítesis ha sido la campaña del Partido Popular, certeramente encaminada a no soliviantar a nadie, a hacer poco ruido y a consolidar así las expectativas iniciales. Una campaña que ha brillado en las redes sociales con numerosas iniciativas y ofertas audiovisuales atractivas capaces de tocar fibras muy sensibles en un país con tantas heridas sociales abiertas. Un buen trabajo el de Ana Mato y de su equipo que ha sabido cosechar los frutos ya maduros de la huerta electoral proporcionando al Partido Popular un buen margen de maniobra para afrontar la legislatura con un sólido respaldo parlamentario.

Si difícil ha sido llegar hasta aquí, más difícil va ser gobernar los próximos cuatro años. La primera tarea de Mariano Rajoy va a ser la de conformar una gobierno sólido y cohesionado compuesto por políticos preparados y con capacidad gestora. Y a partir de ahí ponerse manos a la obra para hacer realidad los compromisos electorales. No va a haber milagros, lo decía ayer Rajoy, ni nada parecido. Sólo cabe aplicar una receta compuesta a partes iguales de esfuerzos, sacrificios y solidaridad. El Partido Popular y el próximo Presidente del Gobierno tienen la obligación política de concitar adhesiones a la gran tarea que supone sacar a los españoles de la actual situación de emergencia nacional en la que nos encontramos. Con diálogo y con consenso cuando sea y hasta donde sea posible, pero con firmeza cuando así lo exijan las circunstancias.

La mayoría de los españoles ha apostado por el cambio y ha depositado su confianza en quienes creen que mejor pueden hacer frente a la crisis. Y ahora empieza lo más difícil para Mariano Rajoy: no defraudar esa confianza, ni las esperanzas de tanto millones de españoles.

Santiago de Munck Loyola

domingo, 20 de noviembre de 2011

¡A votar, por fin!

Y llegó el día esperado, el día de las votaciones. Casi 36 millones de españoles tienen hoy la oportunidad de decidir qué rumbo ha de seguir España durante los próximos años: el de la continuidad o el del cambio. Termina con ello una tediosa y aburrida campaña electoral en la que los partidos políticos, digan lo que digan, no han escatimado en gastos para atraer el voto de los electores y en la que hemos asistido, incluso, a la resurrección escénica de verdaderos cadáveres políticos vinculados a la etapa más negra del terrorismo de estado. Y concluye también una no menos pesada precampaña de varios meses originada por la insólita decisión del Presidente Zapatero de anunciar la convocatoria de elecciones con tantos meses de antelación, es decir, haciendo una vez más las cosas mal para ser coherente con su trayectoria gubernamental.

Con casi total seguridad, la jornada electoral transcurrirá con normalidad y tranquilidad, excepción hecha quizás de las habituales anécdotas que puedan producirse y de las que protagonizarán algunos “indignados” que según parece se personarán en las mesas electorales para solicitar que se certifique que no votan, Se trata de un disparate más, surgido de no se sabe qué mente preclara, que no se sostiene y que resulta de imposible cumplimiento por parte de los responsables de las mesas electorales. Si uno de estos “indignados” se presentase en una mesa electoral, por ejemplo, a las 13 horas solicitando tal certificado sería imposible emitirlo pues nada le impediría volver a las 18 horas y votar, con lo que el certificado sería falso. Tampoco podrían personarse después de la hora de cierre de las votaciones porque los colegios deben cerrarse y, por tanto, deberían permanecer dentro de los mismos para que una vez finalizado el escrutinio pudiese emitirse semejante e inútil certificado. Es lamentable que con esta iniciativa se pretenda cuestionar y dificultar el derecho más básico y elemental de los ciudadanos en una democracia, el de poder elegir a sus representantes. Está claro de qué lado de la democracia se sitúan algunos, no todos, de los integrantes de este movimiento que ya está dando, como era de esperar, síntomas evidentes de agotamiento.

En todo caso, hoy, sean cuales sean los resultados electorales se cierra una etapa y se abre una nueva. Se cierra la etapa del peor Presidente de Gobierno de la Democracia, del más incompetente e insolvente de los jefes de ejecutivo de esta etapa democrática. Un Presidente que llegó a serlo porque se produjo el peor atentado terrorista de la historia española. Un Presidente que deja la peor herencia que nunca un gobernante legó a su sucesor: unas arcas públicas en bancarrota, España al borde del rescate europeo, 5.000.000 de parados, los derechos sociales recortados, la imagen de España desprestigiada por el mundo,…

Y se abre, por tanto, un nuevo período de ilusión y de esperanza, aunque también de más esfuerzos y sacrificios por parte de todos para intentar desprenderse de la herencia de Zapatero y sus colaboradores. Porque, no puede ni debe olvidarse, que son corresponsables de esta situación todos los partidos que con sus votos han sostenido a los minoritarios gobiernos de Zapatero y que hoy intentan aparecer ante los electores como grupos absolutamente desvinculados de esta herencia. Y no, sin ellos, esta herencia no sería la que es.

Ojala la jornada transcurra en paz, con alegría y con tranquilidad y mañana podamos todos levantarnos con un nuevo y mejor horizonte.

Santiago de Munck Loyola

viernes, 30 de septiembre de 2011

¿Recortar o no recortar? Ahí no está la cuestión.

La precampaña ha empezado a calentarse gracias a la hoguera dialéctica del los partidos y la leña que alimenta el fuego está hecha de los famosos recortes o reajustes presupuestarios. P. Rubalcaba y sus asesores han creído encontrar una leñera llena en las medidas que muchos gobiernos autonómicos del PP están empezando a adoptar, una vez que han accedido al poder y se han encontrado con las arcas más que vacías.

Es como si el Sr. P. Rubalcaba no perteneciera al PSOE y nunca hubiese tenido responsabilidades de gobierno y, menos aún, responsabilidad alguna en el Gobierno de los recortes por excelencia, el Gobierno del Sr. Zapatero. Como si se tratase de un candidato virginal, ajeno a la dura realidad actual, Rubalcaba y su Equipo se dedica a censurar las medidas que distintos gobiernos autonómicos populares han venido tomando: reducción del número de sindicalistas liberados, aumento de las horas lectivas del profesorado, eliminación de empresas públicas, reducción del número de cargos de confianza, etc. Y la condena rubalcabiana se resume bajo la etiqueta de “recortes sociales”, “no a los recortes sociales”. ¡Que viene el lobo! Se olvida que el lobo ya vino y se comió el cheque – bebé, los 400 euros de desgravación, el período de cotización para el cobro de la pensión, las pensiones, el sueldo de los funcionarios, etc. y dejó 5.000.000 de parados. Ah, claro, es que eso no eran recortes, no, eran reajustes propios de la “champions league”. ¿Que ZP – Rubalcaba bajan los sueldos un 5% a los maestros? No es un recorte en educación, es un reajuste. ¿Qué el PSOE en Andalucía impone 21 horas lectivas a los maestros? No es un recorte en educación, no. Es una optimización de recursos. ¿Qué esperanza Aguirre impone 20 horas lectivas a los maestros? ¡RECORTE, RECORTE! Parece de broma, pero ésta es la realidad. Y los sindicatos, cómo no, de palmeros y cómplices de esta burda estrategia.

Lo cierto es que la cuestión no estriba en si hay que recortar o no, sino en qué hay que recortar. Hay un hecho evidente: no hay dinero para mantener las actuales prestaciones públicas. La alta tasa de paro y la baja actividad económica tiene dos claros efectos: menos recaudación, menos ingresos públicos, y más gasto social. Las cuentas no pueden cuadrar. Por tanto, es evidente que hay que recortar por algún sitio. No es posible seguir gastando más de lo que se tiene, como en cualquier casa, en cualquier hogar mínimamente organizado. Por tanto, asumido esto, hay que decidir qué es prioritario, qué hay que seguir conservando y manteniendo y qué es prescindible, qué se puede recortar. Ahí es donde radica la diferencia entre unos partidos y otros.

Parece que la Generalidad catalana lleva meses de conflicto con el personal sanitario. Entre otras cosas el ejecutivo catalán pretende rebajar las retribuciones del personal sanitario para ahorrar de aquí a fin de año 45 millones de euros. El Sr. Mas ha decidido ahorrar con el personal sanitario y, mientras tanto, no toca los 400 millones de euros presupuestados para el sostenimiento de las seudoembajadas catalanas, organizadas por el Sr. Carod Rovira, y demás programas de proyección exterior y publicidad de su Gobierno. He ahí una clara muestra de elección prioritaria para CIU: opta por su sentido nacionalista antes que por la atención sanitaria de sus ciudadanos.

Los gobernantes deben plantearse y decidir qué podemos mantener y qué no podemos mantener con los ingresos actuales. ¿Es posible seguir manteniendo unas Fuerzas Armadas profesionales? ¿Podemos mantener 17 parlamentos, 17 gobiernos autonómicos, 17 defensores del pueblo, 17 Tribunales de la Competencia, etc.? ¿Podemos seguir subvencionando a los Partidos Políticos, a los Sindicatos y a la Organizaciones Empresariales? ¿Podemos seguir manteniendo a nuestras Tropas en Misiones de Paz en el Extranjero? …

La cuestión no está en si recortamos o no recortamos. Quien diga que no va a hacer recortes sencillamente miente. La cuestión está en decir qué se va a recortar y ahí es dónde se va a retratar cada uno. La foto de algunos ya la conocemos, aunque la pasen por el photoshop.

Santiago de Munck Loyola

lunes, 26 de septiembre de 2011

Porque no sólo de pan vive el hombre: una tarea más para el PP.

Si tal y como las encuestas pronostican el PP gobierna después de las elecciones del 20-N, el cúmulo de tareas que le espera es enorme. Los siete largos años de la era ZP dejan un “pesada herencia” y no sólo en el campo económico, sino en multitud de facetas de la vida diaria. En estos años, el zapaterismo ha ido introduciendo multitud de cambios en todo lo que se le ha puesto a tiro. Y el idioma, el lenguaje no ha escapado, ni mucho menos, a la acción destructiva del zapaterismo.

No constituye ninguna novedad señalar que el idioma es una herramienta muy importante en el ámbito de la política. En política y, concretamente, en el ámbito de la comunicación política, la elección de determinadas palabras en lugar de otras no es normalmente casual, sino que obedece a móviles y fines determinados. Parece que lo que se ha venido en llamar “lo políticamente correcto” se ha venido extendiendo de una forma imparable entre nuestros políticos y entre quienes por su profesión utilizan con profusión los medios de comunicación. El lenguaje público se ha ido acomodando a las circunstancias y a las cambiantes necesidades de la vida en sociedad.

Determinadas palabras se han ido arrinconando y se han sustituido por otras, en unos casos, porque se sigue la corriente dominante, en otros, porque en el fondo se desconoce el verdadero alcance y significado de las mismas y, en no pocas ocasiones, porque vence una determinada opción ideológica, sociológica o cultural que traslada sus posiciones al terreno de la comunicación.

Los nacionalistas lo saben muy bien. Por eso, han aprovechado el vacío intelectual o la carencia de principios del gobierno de España para ir avanzando sus posiciones. Ya en el período constituyente “colaron” ese exabrupto de las “regiones y nacionalidades”. En estos últimos años han conseguido más: apropiarse en exclusiva del término “nacional” e impedir que los españoles puedan usarlo con normalidad. Pretenden que no hay más nación que la suya y que el resto no tenemos derecho a reivindicar nuestra nación, España.

A la tradicional “catetada” sindical de denominar a los convenios colectivos de aplicación en todo el territorio español “convenios estatales” (Convenio Estatal de la Madera y el Mueble, Convenio Estatal del Sector Agrario…) como si se tratase aplicar estas cuestiones laborales en los negociados ministeriales, hay que añadir ahora la sustitución de la palabra nacional por estatal en las denominaciones de los organismos públicos. La cobardía intelectual del zapaterismo ha conducido a que, por ejemplo, el Instituto Nacional de Meteorología sea ahora la Agencia Estatal de Meteorología. ¿La razón? Que a la Generalidad catalana le molestaba. No es único caso. Los Museos Nacionales son ahora la Red Estatal de Museos y el Instituto Nacional de Empleo (INEM) ahora se llama el Servicio Público de Empleo Estatal. Del mismo modo, los Secretarios e Interventores de los Ayuntamientos, antes Habilitados Nacionales son ahora Habilitados Estatales. 

Los españoles podemos disfrutar gracias a ZP de la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA), la Agencia Estatal Antidopaje, la Agencia Estatal de Evaluación de las Políticas Públicas y la Calidad de los Servicios, la Agencia Estatal de Radiocomunicaciones, la Agencia Estatal de Administración Tributaria, la Agencia Estatal Consejo Superior de Investigaciones Científicas, la Agencia Estatal Boletín Oficial del Estado y, en breve, de la Agencia Estatal de Salud. Como puede observarse, hay todo un amplio catálogo de Agencias Estatales. ¿Nacionales? No, por favor, que molesta a los nacionalistas. Se puede dejar a los españoles sin nación sin problemas pero, mucho cuidado con herir sensibilidades centrífugas. Un poco más y con tanta “roja” habrían terminado por prohibir la denominación de Selección Nacional.

Lo dicho, el PP tiene por delante una formidable tarea para recomponer los destrozos de estos siete años. Pero es importante recordar que no se trata de recomponer sólo los bolsillos de los españoles, también es necesario curar el corazón.

Santiago de Munck Loyola

sábado, 24 de septiembre de 2011

El Impuesto sobre el patrimonio: insumisión fiscal.

Es evidente que la cercanía a unas elecciones no es el mejor momento para escuchar propuestas sensatas e inteligentes. Es difícil saber a qué se debe. O bien los políticos toman por tontos a la inmensa mayoría de los ciudadanos o realmente son ellos los tontos. El debate en torno al impuesto sobre el patrimonio es un buen ejemplo de ello y está siendo un verdadero espectáculo de incoherencias y demagogias aderezadas con importantes dosis de cinismo político.

Hace pocas semanas, los representantes de las grandes fortunas de Francia hicieron un ofrecimiento para pagar más impuestos con el fin de ayudar a la salida de la crisis en el País vecino. Esta propuesta obtuvo un eco rápido en nuestro país y se reabrió el debate sobre la fiscalidad centrándose, incomprensiblemente, en la necesidad de restablecer el suspendido impuesto sobre el Patrimonio. Enseguida, P. Rubalcaba se apresuró a erigirse en defensor del restablecimiento de este impuesto y nos deleitó con su interpretación teatral de que iba a pedirle al Presidente del Gobierno que lo restableciese. Dicho y hecho. Zapatero cuyo Gobierno, con P. Rubalcaba dentro, había retirado de la circulación en 2007 el citado impuesto porque “hablando con los ricos había comprobado que no lo pagaban” se apresuró a restablecerlo de manera solícita y diligente. Primero iban a recaudar más de 2.000 millones de euros que el candidato socialista iba a destinar a crear empleo juvenil. Después ya no eran tantos millones, parece que sólo iban a recaudar 500, y además iban a servir para pagar deudas de los Ayuntamientos. Todo un record: nunca una cuantía tan indefinible ha servido para tantos agujeros y descosidos. Y todo este circo envuelto además con soflamas y discursos altisonantes: que los que más tienen que paguen más, que los ricos tienen que contribuir más,… El Partido Popular, por su parte, argumentando por boca de sus innumerables portavoces que este impuesto no sirve, que su restablecimiento es dañino para la recuperación, que sólo va a servir para castigar a la clase media ahorradora, etc. En fin, toda clase de razones y argumentos para oponerse al impuesto y cuando llega la hora de la verdad en lugar de votar en contra, el Partido popular se abstiene. ¿Alguien entiende algo?

Así es nuestra clase política. En lugar de desarrollar un debate serio y constructivo, una jaula de grillos que no se sabe muy bien si suben o bajan por la escalera.

Hay algunos hechos y datos que parecen incuestionables en torno al Impuesto sobre el patrimonio. Hay que considerar, en primer lugar, que nuestra economía está al borde de la catástrofe, se diga lo que se diga. Hacen falta ingresos extraordinarios para paliar la pérdida brutal de ingresos que la recesión económica, con sus secuelas, implica para poder sostener unos niveles mínimos de atención social. Y justo es que quienes más tienen, más contribuyan a las cargas económicas del sostenimiento del estado. Pero constituye una demagogia de primer orden y una injusticia social profunda pretender que con el restablecimiento del Impuesto sobre el patrimonio en su actual configuración vaya a lograrse ese objetivo. Este impuesto, tal cual, va a recaer una vez más sobre las clases medias, no sobre los ricos de verdad, no sobre las grandes fortunas. Se ha repetido hasta la saciedad estos días y así lo ha reconocido prácticamente todo el mundo y, sin embargo, nadie ha dado un solo paso para corregir esta tremenda injusticia.

Se va a restablecer el Impuesto sobre el patrimonio de las personas físicas, no sobre el patrimonio de las personas jurídicas. Las grandes fortunas no tienen patrimonio propio, su patrimonio está en manos de personas jurídicas, de sociedades de distinto tipo, que están exentas de tributar sobre ese Patrimonio.

Los principios constitucionales de igualdad ante la Ley y de justicia y progresividad fiscal quiebran de manera inequívoca con esta precipitada decisión tributaria. ¿Que hay que volver a tributar por el Patrimonio? Vale, pero todos los patrimonios, los de los ciudadanos individuales y los de las sociedades también. Y además tributando de forma progresiva, a más patrimonio mayor tipo impositivo. Todo lo que no sea así es un fraude a la ciudadanía y una burla a la Constitución. Si consideramos además que las famosas SICAV siguen siendo un refugio seguro sin apenas tributación para los multimillonarios no queda más remedio que preguntarse sobre a quienes sirve nuestra clase política. Con que tan sólo tributasen las SICAV un poco más se recaudaría 5 veces la recaudación prevista con el impuesto sobre el Patrimonio. Así de sencillo.

Visto lo visto, si los gobernantes de Cataluña pueden negarse a cumplir las sentencias judiciales sin ninguna consecuencia penal por su desacato, a lo mejor los ciudadanos de a pie también podríamos declararnos insumisos ante una norma fiscal injusta, regresiva e inconstitucional sin tampoco padecer consecuencia negativa alguna. No sé. Habrá que pensarlo.

Santiago de Munck Loyola.

viernes, 26 de agosto de 2011

La confusión ideológica y la pérdida de identidades.


Cuando se examina la trayectoria del PSOE durante estos últimos años y la naturaleza de muchas de las iniciativas y medidas políticas que ha ido poniendo en marcha su gobierno es difícil encontrar cierta coherencia ideológica y una identidad clara respecto a lo que implica su teórico posicionamiento político y social. De un partido socialdemócrata o simplemente de izquierdas se esperan acciones de gobierno que respondan a esas etiquetas. Sin embargo, no ha sido siempre así durante el mandato del Sr. Rodríguez Zapatero. Habrá quien lo intente justificar aludiendo a los estrechos márgenes de actuación que una economía globalizada y dependiente imponen pero lo cierto es que, aún dentro de esos márgenes, cabía esperar la adopción de signos y medidas que respondiesen a una identidad ideológica concreta. Bien es cierto que, en determinados aspectos políticos, sí se ha producido esa esperada coherencia, pero en lo relativo al desarrollo de la cohesión social o a la consecución de una mayor justicia social no ha sido así.
Olvidado ya el internacionalismo proletario y sustituido por el imperialismo bancario, se ha renunciado a la propia cohesión jurídica y social nacional para afianzarse en el particularismo aldeano. Hoy, los ciudadanos españoles no gozan de iguales derechos, pese al mandato constitucional, en los diferentes territorios que componen la nación. Esto es perfectamente constatable en los derechos a determinadas prestaciones sanitarias que varían en función de cada autonomía.
El Art. 31.1 de la Constitución, constantemente ignorado en las diferentes decisiones tributarias que se han venido adoptando, señala que “todos contribuirán al sostenimiento de los gastos públicos de acuerdo con su capacidad económica mediante un sistema tributario justo inspirado en los principios de igualdad y progresividad que, en ningún caso, tendrá alcance confiscatorio”. Es evidente que el principio de igualdad ha desaparecido desde el momento en que los ciudadanos tributamos en diferente cuantía según nuestra Comunidad Autónoma. Pero lo que más llama la atención es que el principio de progresividad, es decir, una mayor tributación según la mayor  capacidad de pago, ha sido constantemente ignorado por un Gobierno y un partido de izquierdas. El concepto de progresividad fiscal, tan denostado por los ultraliberales, no es un capricho, es un mandato constitucional cuya inclusión en los debates constitucionales se promovió desde la izquierda.
Un ejemplo de la ignorancia de este principio lo acaba de proporcionar el Gobierno con la reducción del IVA en la adquisición de viviendas nuevas. La medida adoptada consiste en rebajar de un 8 a un 4 % el IVA que hay que pagar el comprar una nueva vivienda independientemente de la capacidad del contribuyente. Hay quien afirma que esta medida ha sido un nuevo favor a los bancos cuyo excedente de viviendas ha aumentado en exceso como consecuencia de la crisis. El Gobierno socialista ha pensado, una vez más, en los bancos y no en las necesidades de los ciudadanos. Es un problema, al parecer, que los bancos en el año 2010 hayan obtenido un beneficio neto de solo  14.940 millones de euros. No lo es tanto que muchos millones de españoles no tengan vivienda en propiedad, especialmente los que tienen edades comprendidas entre los 26 y los 45 años. La bajada del IVA beneficia a los bancos y a todos los españoles que quieran comprar una nueva vivienda, pero sin distinciones. Es decir que el beneficio es igual para todos, ya se trate de comprar la primera vivienda o una segunda, tercera o décima vivienda. Pensar en resolver el problema del stock de viviendas de los bancos, reactivar el sector de la construcción y ayudar simultáneamente a quienes necesitan comprar su primera vivienda debería haber llevado, desde la óptica de la progresividad, a una medida diferente. Por ejemplo, rebajar el IVA al tipo marginal para quien quiera comprar su primera vivienda y aumentar el IVA a los que quieran ir aumentando su patrimonio con las compra de más viviendas.
No es este el único caso de la ausencia de progresividad o de justicia social. Dar un cheque-bebé a todo el mundo por igual, independientemente de que el perceptor esté en el paro o posea una fortuna, fue tremendamente injusto. Ahora no hay dinero ni para unos ni para otros. Como injusto y anti social fue la decisión parlamentaria de situarse a favor de los bancos y no de los ciudadanos en el tema de la dación en pago de las viviendas en los litigios hipotecarios. Y al igual que estos casos, se podría ir desgranando todo un rosario de decisiones políticas y sociales que no responden, ni tan siquiera, a los principios rectores de nuestra Constitución. O bien no la conocen, o bien han desaparecido los principios ideológicos o bien los mercados y las encuestas han acabado con la identidad ideológica de nuestros gobernantes.
Santiago de Munck Loyola

viernes, 29 de julio de 2011

Elecciones anticipadas: tarde y mal.

Llegó la primera vez a la Presidencia del Gobierno de mala manera, tras el cruento atentado del 11-M, y se va de la misma también de mala manera: tarde y mal. Hasta para marcharse, el Sr. Rodríguez Zapatero hace gala de una incoherencia que raya la paranoia. No existe lógica alguna entre las razones que esgrime para justificar el adelanto electoral y la fecha que anuncia para la celebración de las elecciones. Si la razón para adelantar las elecciones es la necesidad de eliminar la incertidumbre y generar confianza en los mercados con el fin de mejorar la grave situación económica que atraviesa la nación, entonces no tiene ningún sentido que las elecciones generales adelantadas no se celebren en septiembre, sino a finales de noviembre. Hay una evidente incoherencia y contradicción entre la causa y el resultado. Todo hace pensar que siendo evidente la necesidad de adelantar las elecciones, opinión compartida hasta por el diario gubernamental El País, tal adelanto se retrasa por razones puramente partidistas, es decir, para que el nuevo candidato socialista P. y su partido tengan un mejor margen de maniobra de cara a la cita electoral, pasando así una vez más por encima de los intereses nacionales. La falta de patriotismo de Zapatero, su mezquindad política y su indigencia intelectual se ponen una vez más de manifiesto en esta tardía decisión política y, una vez más, será la sociedad española la que pague las consecuencias de la irresponsabilidad de este sujeto y de todos los que, hasta ahora, le han venido sosteniendo políticamente.



Zapatero que llegó a Presidente del Gobierno tras el más sangriento atentado terrorista de la historia de España se va, como no, dejando a los terroristas en las instituciones democráticas del país vasco. Se va dejando un país menos cohesionado social y políticamente hablando que al inicio de su mandato. Se va dejando cinco millones de parados y los mayores índices de pobreza de la historia reciente. Se va dejando las arcas públicas vacías y al borde de la bancarrota. Se va habiendo levantado viejos rencores y recelos y habiendo dinamitado el espíritu de la transición y del consenso. Se va tras haber efectuado los mayores recortes sociales de los últimos treinta años. Se va después de haber laminado el prestigio internacional de España. Se va tras haber situado a la educación española en el furgón de cola de Europa. Se va dejando al PSOE hecho unos zorros, convertido en un partido insolvente y  marginado del poder territorial español. Se va, en fin, dejando tras de si la peor herencia de la transición española. Llegó inesperadamente y llegó mal. Se va tarde y se va mal.



Hoy, la oposición y en especial el Partido Popular, debe empezar a cambiar el “chip”. No vale con seguir actuando bajo la doctrina Arriola: no hablar, no moverse, no hacer ruido y esperar a que la fruta madure y caiga por su peso. El Partido Popular debe “mojarse”, explicar a los ciudadanos cómo nos va a sacar de la crisis, cuáles son sus propuestas, sus ideas, su programa concreto y hacerlo desde la honestidad y la verdad, por dura que ésta sea. Para afrontar los próximos años con cierta garantía de éxito debe surgir en las urnas un Gobierno nacido de la ilusión, de la confianza y no de la resignación. Los próximos meses son decisivos para ello y esperemos que toda la clase política sepa estar a la altura de las circunstancias para sellar y olvidar estos siete años negros de la democracia española.



Santiago de Munck Loyola




sábado, 23 de julio de 2011

Una indecencia más de nuestros parlamentarios.

En un país como el nuestro en el que cada vez hay más ciudadanos atravesando situaciones verdaderamente dramáticas por culpa de esta larga crisis tan mal gestionada por el incompetente Presidente del Gobierno y en el que los índices de aprobación a la labor de la clase política son cada vez más bajos, nuestros políticos siguen haciendo gala de una falta de sensibilidad y de ética que raya en lo indecente. Bueno, más bien es simple y llanamente indecente la actitud de la clase política.

A la larga lista de indecencias, en concreto de nuestros parlamentarios, nuestros representantes, hay ahora que sumar una más. Indecente es que nuestros parlamentarios no tengan que cotizar los mismos años que los contribuyentes para cobrar una pensión máxima. Indecente es que nuestros diputados y senadores no tengan que pagar el IRPF en las mismas condiciones que los ciudadanos a los que representan gracias a una serie de excepciones fiscales hechas a medida. Indecente es que nuestros parlamentarios puedan percibir más de un ingreso de las administraciones públicas a diferencia de sus representados. Indecente es que nuestros parlamentarios y políticos en general gocen, además de sus sustanciosas retribuciones, de coches oficiales, ordenadores portátiles, teléfonos móviles, descuentos en los trasportes, etc. mientras a los pensionistas se les congelan sus míseras pensiones. Indecente es, en suma, que a los privilegios propios del parlamentarismo, como es la inmunidad,  añadan sin control alguno cuantas prebendas les vengan en gana mientras la mayoría de la población ve cómo los niveles de bienestar y su calidad de vida merman por culpa precisamente de una clase política cuyos errores no son jurídicamente sancionables.

No hace mucho, el Sr. Bono, con su “tuneado” capilar, realizaba unas de sus manifestaciones en “laj que ej ejpecilijta” y nos aleccionaba a los ciudadanos sobre lo transparentes que iban a ser sus señorías en cuanto a sus bienes y posesiones. Ahora, según señala hoy el País (http://politica.elpais.com/politica/2011/07/22/actualidad/1311365339_956889.html) sus señorías han decidido que al realizar sus declaraciones de bienes no tienen que hacer constar su valor y “han optado por una descripción de los pisos y fincas de los diputados y senadores al considerar que su valor catastral puede no ser muy significativo respecto al precio real de mercado que podría tener la vivienda” y en el caso de los coches particulares, tampoco figurará su valor de compra. O sea que para sus señorías el valor catastral de un bien inmueble no es significativo. Lo es para que los ciudadanos paguemos el IBI, pero no para que sus señorías hagan un ejercicio de transparencia. Si sus señorías tienen tan claro que el valor catastral no vale ¿por qué entonces no legislan al respecto? ¿Ignoran acaso que el valor catastral se usa en el IRPF, en el Impuesto de Bienes Inmuebles y en otros tributos? No, seguramente no lo ignoran, pero cualquier excusa es buena para mantener un privilegio más, para seguir practicando la indecencia política como norma de salvaguarda de sus privilegios.

Éste no es camino a seguir para que los ciudadanos podamos recuperar la confianza en la clase política. Se equivocan y montañas más altas han caído. Están abriendo, posiblemente sin quererlo, el paso a nuevas opciones políticas que desde el radicalismo y el populismo podrían mandarlos a casa con el voto de los ciudadanos. Mal camino llevan.

Santiago de Munck Loyola

viernes, 22 de julio de 2011

Agua = progreso.

Si hay una Provincia española especialmente perjudicada por las distintas decisiones que los sucesivos gobiernos del PSOE han venido adoptando en distintas materias es la Provincia de Alicante. No se trata ya únicamente de los graves perjuicios ocasionados al conjunto de la población por la ineptitud de estos gobiernos que son perfectamente constatables cuando se habla de materias como la economía, el desempleo, los recortes sociales, la manipulación de la Justicia o las “ligerezas” en política antiterrorista, sino también de perjuicios concretos y específicos derivados de las discriminaciones sufridas por la provincia en materia de inversiones, los retrasos en infraestructuras como el AVE y, especialmente, la desastrosa política hídrica o, mejor dicho, la ausencia de una auténtica política sobre los recursos hídricos.
Una de las primeras decisiones del Sr. Zapatero fue derogar el Plan Hidrológico Nacional en junio de 2005 que supuso, para empezar, la pérdida de millones de euros de la Unión Europea y la tala de raíz de cualquier aspiración de crecimiento sostenible del levante español. Tras aquella decisión, disfrazada con vacíos argumentos ecologistas, tan sólo se escondían mezquinos intereses partidistas y la visión mesiánica de un mequetrefe encumbrado a la Presidencia del Gobierno tras un brutal atentado terrorista.
Del famoso y tan cacareado “Plan Agua” que iba a ser la panacea para el sediento levante no queda más que las carísimas desaladoras, algunas obras menores y los mismos problemas hidrológicos sin resolver y sin visos de solución inmediata.
Pero el PSOE y su Presidente del Gobierno parece que no se conforman con el desastre que dejan tras de si y antes de abandonar próximamente el poder, tal y como parece que vaticinan todas las encuestas, han decidido dar una vuelta más a la tuerca de los agravios.
Parece que, si la indignación de tanta y tanta buena gente no lo impide, que la Confederación hidrográfica del Júcar ha decidido suprimir la mitad de las hectáreas de regadío existente dejando en la ruina absoluta a miles de agricultores que ya se las ven y desean para poder subsistir en estos difíciles tiempos.
Bueno sería, además, recordar que todos los expertos y científicos llevan años pronosticando el progresivo proceso de desertización de la Provincia de Alicante. Proceso que en el 2005 ya superaba el 40 % de la superficie de la Provincia y que de ponerse en marchas medidas correctoras urgentes alcanzará el 100 % en un plazo no superior a 60 años.
Pues bien, es evidente que ni la situación de miles de familias de agricultores pendientes de la última gota de agua para sus explotaciones en las que se ha invertido mucho dinero para maximizar el uso del agua de riego, ni la grave situación del proceso de desertización del territorio que se vería acelerado con un recorte de las zonas de regadío, parece que importe lo más mínimo a los responsables del Gobierno de la Nación, del Ministerio y de la CHJ.
El próximo días 23 de julio más de 40 Alcaldes, políticos provinciales y autonómicos, agricultores y ciudadanos se han dado cita en Monforte del Cid para levantar su voz contra esta tropelía y exigir una rectificación inmediata.
La razón no les falta, pero muchas veces ni con la razón se puede convencer a quienes carecen de visión política, de generosidad y hasta de patriotismo.
Santiago de Munck Loyola

domingo, 3 de julio de 2011

El candidato P.

Hoy en día, en la venta de cualquier producto es imprescindible, si no se quiere fracasar en el empeño, someterse a los dictados del mundo de la publicidad, del marketing. Los especialistas hacen estudios de mercado, diseñan marcas, imágenes, logos, lemas,… todo lo necesario para que el producto a vender obtenga las mayores cuotas de mercado posible. Incluso, cuando es necesario cambian hasta la denominación del producto. Cualquier cosa vale con tal de colocar la mercancía, por muy mala que sea.



Y debe ser cosa del mercado esa tendencia del PSOE a cambiar hasta los apellidos de sus candidatos a la Presidencia del Gobierno. Primero fue Zapatero. Todos le conocemos por Zapatero, aunque su primer apellido sea Rodríguez. Hablamos de “Felipe González” o del “Sr. González”, de “José María Aznar” o del “Sr. Aznar” pero a poca gente, por no decir a ninguna, se le oye hablar de “José Luis Rodríguez” o del “Sr. Rodríguez”. Los publicistas socialistas nos machacaron con ZP y con Zapatero a secas y esa denominación ha calado.



Ahora le toca el turno al nuevo candidato socialista Alfredo Pérez Rubalcaba y en el primer filtro publicitario socialista ha perdido también su primer apellido. Ya en los carteles socialistas, sobre fondo de intenso rojo, ha rotulado Alfredo P. Rubalcaba.



Los tiempos cambian y con ellos la conveniencia de mantener los primeros apellidos. Si antes apellidos como Suárez, González o Aznar eran suficientemente políticos como para identificar a los candidatos, parece ahora que ni Rodríguez, ni Pérez valen para eso.



Puede que la razón por la que antes sí eran válidos esos apellidos para identificar a unas “mercancías políticas” estaba en que los portadores de tales apellidos reunían cualidades personales y políticas de tal peso y entidad que la identificación entre apellido y apellidado era más que suficiente. Suárez, González y Aznar gozaban de reconocimiento propio y proyección bastante como para no necesitar de triquiñuelas publicitarias.



Y no debe ser el caso de los dos últimos candidatos socialistas, Rodríguez y Pérez. Una lástima que alguien tenga que esconder su primer apellido a favor del marketing.



Santiago de Munck Loyola.