El ambiente general es
desastroso, cada semana, cada día nos desayunamos con una nueva noticia: un día
es CiU, otro el yerno del Rey, al siguiente el PSOE y su Fundación Ideas, hoy
Bárcenas y los presuntos sobresueldos. Así no se puede seguir mucho tiempo.
Parece que el sistema está colapsado y a ellos hay que añadir el naufragio
económico y social heredado. El constante goteo de noticias sobre los papeles
de Bárcenas, la financiación del Partido Popular o los pagos a miembros de la
cúpula del PP durante los últimos años nos tiene completamente desorientados y
asombrados a la inmensa mayoría de los votantes y miembros de esta formación
política. A otros no, a otros todas estas noticias les alegran inmensamente
porque confirman sus ancestrales prejuicios, sus condenas sin juicio previo y
sus odios irracionales. Ellos ya lo sabían, siempre lo han sabido, “los del PP,
todos unos chorizos ¿lo véis?”. Son los
que siempre han callado cuando se han desvalijado las cajas públicas con los
EREs falsos, por ejemplo. Y ahora son los primeros en levantar la voz, en
insultar y condenar a todos los que pertenecemos o hemos votado al Partido
Popular. Da igual que no estén libres de pecado, son los primeros en tirar la
piedra y en organizar asedios a la sede del PP, repitiendo mecanismos que
recuerdan mucho a otros momentos muy tristes. Vuelve la agitación callejera e
inundan las redes sociales con insultos y descalificaciones gratuitas a
millones de españoles.
Hasta ahora sabemos que Bárcenas
tenía cuentas millonarias en Suiza pero no sabemos con certeza el origen de
esos fondos. Sabemos que a través de una sociedad interpuesta ha regularizado
buena parte de ese dinero. Sabemos también que existen anotaciones contables
atribuibles a Bárcenas en las que figuran pagos de distintas cantidades a
dirigentes del partido Popular, pero no sabemos a qué corresponden dichos pagos
(sobre sueldos, gastos de representación, etc.) como tampoco sabemos si dichos
ingresos fueron declarados a Hacienda por los interesados en su día o si tenían
o no la obligación de hacerlo. Y sabemos
que hay muchas posibilidades de que el Partido Popular haya recibido donaciones
que podrían superar los límites establecidos en la Ley de Financiación de
Partidos Políticos y que podrían motivar la apertura de una investigación de la Fiscalía General.
Eso es, más o menos, lo que hay encima de la mesa. Pero es más que suficiente
para que los de siempre nos condenen a todos, a los afiliados y a los votantes
del PP, para que lleguen a pedir la dimisión del gobierno y elecciones
anticipadas. A río revuelto, ganancia de pescadores.
Y no, no es así. Que cada palo
aguante su vela, que el que la haya hecho la pague, pero que no se meta en el
mismo saco a millones de españoles. El Partido Popular, pese a los errores que
sus dirigentes hayan podido cometer y que habrá que demostrar, es un gran
partido compuesto por cientos de miles de ciudadanos y respaldado por millones
de votantes. Es un gran Partido que representa unos determinados valores y principios
que no son los que algunos se empeñan en identificar con lo peor de la
corrupción. Es un gran Partido cuyos referentes públicos no son precisamente
los que, como en otras organizaciones políticas se han saltado la Ley , sino los que durante
estos treinta años últimos han pagado con su vida la defensa de la libertad y
la democracia. Es un gran Partido del que me siento orgulloso de pertenecer
aunque, como he denunciado muchas veces, tiene que corregir numerosos defectos
de funcionamiento interno, muchos de los cuales precisamente están en la raíz
de los problemas que hoy son más notorios. Y ahora más que nunca es cuando hay
que dar la cara y pedir una vez más luz y taquígrafos, transparencia y asunción
de responsabilidades si las hubiese.
Esta situación crea incertidumbre
en cualquier afiliado o votante popular y duele. Eso es más que evidente. Como
duele también que en medio de estas circunstancias tan complicadas, los de
arriba, en la provincia de Alicante, destapen la caja de los truenos y nos acusen
por escrito a los militantes que estamos intentando promover la regeneración,
la honradez en la gestión pública, la democracia interna, la transparencia y la
participación en el PP de la ciudad de Alicante, de dañar la imagen del Partido
y de crear corrientes de opinión en el partido. ¿Qué temen? Vivir para ver.
Santiago de Munck Loyola