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martes, 12 de junio de 2012

La "fiesta" sigue... en las cárceles.

504 habitaciones individuales y 51 habitaciones dobles, todas ellas equipadas con televisores de plasma de última generación, edificios anexos para talleres formativos, módulo deportivo cultural con gimnasio, polideportivo, vestuarios, piscina climatizada, frontón, biblioteca, sala de audiovisuales con 36 ordenadores, aulas, despachos, auditorio, restaurante, enfermería… Un moderno centro con un equipamiento interior superior a los 3 millones de euros. No, no se trata de un nuevo complejo hotelero, ni de un resort de lujo. Se trata de la nueva prisión, recientemente inaugurada en la Loma de Santa Lucía, Pamplona, diseñada y ejecutada por el Gobierno de ZP. Es tan sólo un ejemplo más de cómo se ha venido empleando nuestro dinero, el de los contribuyentes, en las distintas inversiones públicas. Ahora resulta que la piscina climatizada de este centro no va a funcionar porque cuesta más de 50.000 euros anuales su mantenimiento. ¿Y nadie da la cara? ¿Quién fue el político que tomó la decisión de despilfarrar el dinero de esta manera? Deberíamos tener derecho a saberlo. Que nuestras prisiones tengan unas condiciones dignas no lo discute nadie pero de ahí a que se conviertan en centros de lujo existe un abismo. ¿Cuántos españoles tenemos acceso a una piscina climatizada gratis todo el año? ¿Sólo los pudientes y los delincuentes?

Al conocer la noticia me ha venido a la memoria el viejo chiste sobre un político al que el periodista le pregunta por qué invertía tan poco en escuelas y tanto dinero en prisiones. El político respondió: a la escuela sé que nunca volveré, pero a una prisión…Está visto que a veces la realidad supera la ficción.

Pues bien, puestos a ahorrar y a generar ingresos para el Estado aquí va una propuesta: conviertan este centro penitenciario en un hotel temático y verán como funciona. Seguro que, aunque sea por morbo, hay mucha gente dispuesta a pagar por alojarse en este centro de lujo. Y más si se repiten espectáculos de “striptease” como el organizado en la cárcel de Picassent en el año 2009. Es que lo cuentas fuera de España y no se lo creen.

Y a propósito de nuestro sistema penitenciario conviene poner sobre la mesa algunos datos, sobre todo, considerando esta época de recortes en todos los terrenos. Hoy hay en España más de 75.000 reclusos. La población reclusa se ha disparado un 70% en España en la última década, un crecimiento debido sobre todo en el gran aumento del número de presos extranjeros. De estos 75.000 presos cerca del 40 %, es decir, 30.000 reclusos no son españoles, son extranjeros. Es cuando menos significativo que siendo el 11,5 % el porcentaje de los extranjeros en España, el porcentaje de la población reclusa extranjera alcance casi el 40 % del total. El coste diario medio que supone para las arcas públicas el mantenimiento de cada preso es de 60 euros. Echando cuentas, el coste anual del mantenimiento de la población reclusa es de 1.642.500.000 euros, de los que 657 millones de euros corresponden a los presos extranjeros. ¡Casi nada!

El sindicato de los trabajadores de prisiones, Acaip, viene denunciando desde hace tiempo que nuestras prisiones están más que desbordadas y el sistema próximo al colapso. Siendo así, resulta bastante incomprensible que el anterior Gobierno optase por construir nuevos centros penitenciarios con presupuestos muy elevados en vez de ampliar el número de centros a construir haciéndolos más baratos, es decir, con menos lujos.

Pues bien en este período de restricciones y recortes en el que incluso a nuestros militares se les va a empezar a cobrar una pequeña cantidad por el rancho del cuartel no parece lógico dejar las cosas tal cual. No basta con que no se ponga en marcha una piscina climatizada, no. A lo mejor se debería ir pensando en adoptar otras medidas que alivien esta carga presupuestaria que se nos impone a todos los ciudadanos. ¿No sería lógico que los presos que tienen recursos económicos suficientes pagasen los gastos que su estancia en prisión origina? Por ejemplo, el Sr. Correa, del caso Gürtel, ¿no debería pagar los 65.700 euros que nos ha costado a todos su paso por prisión? Y Julián Muñoz ¿no debería pagar los 54.750 euros que nos ha costado a todos? La lista y la cuenta de delincuentes que podrían pagar sin dificultad su estancia en la cárcel puede ser interminable.

Igualmente podría reformarse la ley para que los extranjeros condenados, excepto los reos por delitos contra las personas, fueran expulsados de España y repatriados a su lugar de origen por el doble de tiempo de la condena que se les hubiese impuesto. Sería mucho menos gravoso para todos los contribuyentes.

Tenemos muchos problemas económicos y la política penitenciaria es también uno más de ellos. Con el “buenismo”, la complacencia y la benevolencia se está cometiendo un enorme agravio para con el resto de los ciudadanos cumplidores de la Ley y sostenedores del sistema. Algo habrá que hacer y, seguramente, en una dirección muy distinta a la seguida hasta ahora.

Santiago de Munck Loyola

lunes, 11 de junio de 2012

Facturas informativas políticas.

Poco a poco se ha ido extendiendo la costumbre en determinados servicios públicos básicos entregar al usuario una factura informativa en la que se detallan los costes en los que la administración ha incurrido por el servicio prestado. Dicho de otro modo, se le entrega al usuario una factura con lo que se supone que debería haber pagado si no estuviese protegido por el sistema. En la Comunidad Valenciana, uno va al Centro de Salud a recoger las recetas que le ha prescrito el médico, en el caso por ejemplo de los enfermos crónicos, y junto a las mismas se le entrega amablemente la factura informativa con el importe total de las medicinas. En el caso de la Comunidad Andaluza te entregan, por ejemplo, la factura informativa del tratamiento o de la estancia hospitalaria en su caso. Parece que en la Comunidad de Madrid también se están emitiendo este tipo de documentos.

Nos dicen los responsables políticos que esto se hace con el fin de sensibilizar y concienciar a los ciudadanos del valor que tienen los servicios que se nos prestan desde las administraciones públicas. Se desconoce de dónde ha surgido la idea de que los ciudadanos no estamos sensibilizados, ni valoramos los servicios públicos que nosotros mismos pagamos, pero, en fin, doctores tiene la Iglesia, y si los expertos en estas cuestiones creen que es una buena iniciativa y que es necesaria pues adelante. Sin embargo, hay quien sostiene que esta iniciativa persigue en el fondo hacer que el ciudadano se sienta algo culpable por generar tanto gasto poniéndose enfermo y que así se desincentive de forma subconsciente el uso de los servicios públicos.

Hace pocos meses, a propósito de estas iniciativas, las redes sociales se “incendiaron” con una contrapropuesta original: entregar a cada político una factura informativa del gasto que origina cada vez que usa el coche oficial, o la tarjeta Visa o realiza un viaje con cargo a los presupuestos públicos. Sin embargo parece que esta propuesta peca de cierta ingenuidad. Por una parte, los políticos saben perfectamente lo que cuesta cada una de sus actuaciones porque son ellos mismos los que las presupuestan y las aprueban, por lo que la efectividad de esta propuesta resultaría muy limitada. Además, a ello hay que añadir que los gastos en los que incurren los políticos los abonamos nosotros, los contribuyentes, y consiguientemente deberían ser los pagadores los que tuvieran conocimiento detallado de esas facturas informativas.

Factura Informativa imaginaria del Congreso.
Es casi seguro que si se publicaran facturas informativas, en cada uno de los niveles de las diferentes administraciones, detallando los gastos de los políticos sí que se produciría un efecto desincentivador. Nada teme más un político que la transparencia y la publicidad en los gastos que él mismo origina. Si se publicasen mensualmente en los municipios las facturas informativas de los gastos que los alcaldes y concejales realizan en comidas, en desplazamientos, atenciones protocolarias o en móviles, por ejemplo, seguro que se produciría de forma inmediata un brusco descenso en sus cuantías. Imagínese el lector que el Congreso de los Diputados, en su página Web, publicase mensualmente los nombres de los diputados y las cantidades abonadas por sus viajes privados. Seguro que al mes siguiente pocos diputados volverían a aparecer en la siguiente factura informativa. No existe complicación alguna para hacerlo. Tan sólo se necesita voluntad de transparencia.

Nadie debería poner objeción alguna a que los pagadores, los contribuyentes, recibieran o pudieran tener acceso a esas facturas informativas. Ya que tenemos que pagar de todos modos, sepamos al menos por qué, cuánto y a quién. No es mucho pedir ¿no? Bueno, tratándose de nuestra clase política es sencillamente pedir peras al olmo.

Santiago de Munck Loyola


domingo, 10 de junio de 2012

¿Un ERE para la clase política?

La Presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, ha vuelto a abrir una polémica al lanzar la idea de reducir a la mitad el número de diputados autonómicos de la Comunidad de Madrid. Lo cierto es que la propuesta de Aguirre ha pillado a casi todo el mundo de la clase política con el paso cambiado. Mientras que se debate sobre si hay que recortar o no empleados públicos o prestaciones sociales, la Presidenta madrileña pone encima de la mesa una medida de ahorro, un recorte, que toca directamente a la casta política. Las reacciones han sido muy variadas. La dirección socialista ha mirado hacia otro lado sin atreverse a pronunciarse. Es decir, los mismos que sugerían la posibilidad de eliminar las Diputaciones Provinciales para ahorrar, ahora que prácticamente han perdido el control de la mayoría de las mismas, no se pronuncian con claridad sobre un recorte que supondría, con toda seguridad, un importante ahorro para las cuentas públicas. Ha habido quien, con tan pocas luces como mucha demagogia, se ha apresurado a descalificar la propuesta alegando que Esperanza Aguirre lo que pretende es recortar la democracia. Hay que ser majadero. La calidad de la democracia no se mide por el número de diputados en un hemiciclo. Eso lo sabe cualquiera, pero puestos a decir estupideces algunos parecen dispuestos a competir por el primer premio. Y en el campo del Partido Popular, la propuesta ha sido recibida de diferentes maneras: Rajoy no la ve mal en principio; el Presidente Balear está dispuesto a desarrollarla, Soraya Sáez de Santamaría la ve aceptable pero no para su aplicación en el ámbito de las Cortes Generales y muchos otros dirigentes guardan un sospechoso silencio.

En nuestra Comunidad ya ha habido pronunciamientos al respecto desde el Partido Popular y no muy favorables en principio. Hay quien ase ha opuesto argumentando que una disminución del número de Diputados en las Cortes Valencianas supondría un perjuicio para las minorías que verían muy reducida su representación parlamentaria, Sin embargo, esta argumento es fácilmente rebatible: si lo que preocupa es de verdad la proporcionalidad, basta con reformar el criterio de reparto de escaños e implantar un sistema proporcional puro como desde hace tiempo vienen reclamando los grupos minoritarios. Sin embargo, esta posibilidad no es aceptada ni compartida por los dos grandes grupos mayoritarios, el popular y el socialista, por lo que es fácilmente deducible que se trata de una simple excusa y no de un sincero deseo de favorecer la proporcionalidad en las Cortes Valencianas.

Por otra parte, José Císcar, próximo Presidente Provincial del Partido Popular de Alicante, sí o sí, ha rechazado la propuesta de Aguirre asegurando que la reducción de diputados "no es una circunstancia equiparable a la Comunitat", ya que Madrid "es una comunidad autónoma uniprovincial y tiene 129 diputados", mientras en las Corts "hay que dar representación a tres provincias". Sinceramente sorprende que se utilicen argumentos como éstos tan poco solventes, desde una perspectiva política e intelectual, para rechazar de plano esta propuesta. Nada tiene que ver que Madrid sea una Comunidad Uniprovincial con la pluriprovincialidad de la Comunidad Valenciana a la hora de establecer el número de diputadas. Se equivoca de plano el Sr. Císcar al afirmar que en las Cortes valencianas haya que dar representación a tres Provincias. Las Cortes no están para representar a las Provincias, no estamos ante una cámara territorial. Las Cortes están para representar a los ciudadanos del conjunto de territorios que componen la Comunidad Valenciana. Son los ciudadanos los que están representados en las Cortes, o deberían estarlo, de acuerdo con las leyes, el estatuto de Autonomía y los principios elementales de la representación democrática. Y puestos a compararse con Madrid, los electores madrileños cuentan con un diputado por cada 36.075 electores. Los electores de la Comunidad Valenciana con un diputado por cada 36.000 electores. Y si se toma como referencia el número de habitantes, los madrileños cuentan con un Diputado por cada 50.300 habitantes, mientras que en la Comunidad Valenciana contamos con un diputado por cada 52.300 habitantes. Como puede observarse las diferencias en la representatividad de cada diputado es muy similar en ambas comunidades. Que al Sr. Císcar y a los demás miembros de la cúpula popular no les guste la propuesta de recortar el número de diputados y por tanto el gasto que representan puede ser perfectamente comprensible, pero deberían explicarse las verdaderas razones de ese rechazo sin usar argumentos falaces tratando de confundir a los ciudadanos. Con la verdad por delante se va más lejos.

Es un hecho cierto que sobran diputados en muchas partes. Aquí tenemos diputados que no tienen tiempo material para dedicarse a su escaño y a las tareas que de verdad ello conlleva, porque están simultaneando su labor parlamentaria con otras tareas. Van a las Cortes, votan, cobran y punto. ¿Se puede reducir el número de Diputados aquí como en Madrid? Pues claro. Nadie ignora que el procedimiento es complejo, pero puede hacerse si hay voluntad política de hacerlo. El problema de fondo no está en las dificultades legales, ni en las discusiones de si con ello se gana o se pierde representatividad o calidad democrática. Si la Constitución se pudo cambiar hace tan sólo unos meses es evidente que lo mismo se puede hacer con los Estatutos de Autonomía. ¿Que se quiere más representatividad? Óptese entonces por un sistema electoral proporcional puro. ¿Que se quiere más calidad democrática? Establézcanse rigurosas incompatibilidades y que los diputados no puedan simultanear su escaño con otros cargos o con tareas privadas. ¿Que se quiere que los diputados sean más representativos? Elíjanse listas abiertas y dejen que los afiliados de los partidos puedan opinar en la confección de las listas electorales. Y si no se hace así, que no nos cuenten películas, ni usen excusas de mal pagador.

Parece más bien que el problema de fondo se encuentra, una vez más, en la negativa de los partidos políticos de aplicarse los recortes que diariamente nos imponen a los ciudadanos y que en este caso supondría la pérdida de la mitad de los escaños que, se reconozca o no, sirven de moneda de cambio interna en los habituales repartos internos de poder. Un servidor, desde luego, se apunta a este primer ERE para la clase política.

Santiago de Munck Loyola

viernes, 8 de junio de 2012

Los jetas siguen malgastando nuestro dinero.

Lo que ha estado ocurriendo en nuestro país en los últimos años y lo que sigue ocurriendo es alucinante. La crisis, los recortes y los apuros económicos están haciendo aflorar noticias diferentes sobre el uso del dinero público, sobre el uso de nuestro dinero por parte de la clase política que evidencian la extensión y magnitud de la desfachatez y la cara dura de muchísima gente. Habría que hablar de, más que de servidores públicos, de aprovechados públicos. En un país en el que tenemos serias dificultades para pagar los medicamentos, a los pequeños proveedores, a los parados, resulta que hay una buena parte de la clase dirigente absolutamente indigna que se aprovecha de nuestro dinero para pegarse una buena vida. En muchos casos se trata de perfectos incompetentes que en una empresa privada no durarían ni dos días y que, desde luego, nunca ganarían lo que ganan en el ámbito público. Pero ahí están por obra y gracia de las burocracias endogámicas de los partidos políticos.


No hace mucho, una ex ministra socialista, haciendo gala de una ignorancia y una jeta sin parangón, nos decía que “el dinero público no es de nadie”. No, claro, el dinero público es de todos y por tanto debería ser usado como si tuvieran que rendir cuenta de su uso a todos. Pero, no, en esta cultura de la fiesta permanente, de la orgía financiera, de la especulación y el despilfarro valía todo. Ahora que no hay un euro, relucen con más fuerza los casos de abusos que antes eran el pan nuestro de cada día.

El tema de estos días son los gastos en viajes difícilmente justificables desde un punto de vista político y ético del Sr. Dívar. Dicen algunos que el Sr. Dívar ha podido emplear 13.000 euros públicos en desplazamientos privados. El lo niega y aporta sus pruebas. Algunos diputados quieren que comparezca en el Congreso. La mayoría parlamentaria se niega a ello. La minoría, por boca de la Portavoz socialista, dice que el Sr. Dívar debe comparecer en el Congreso porque es la sede de la soberanía y que si no lo hace pedirán su dimisión. Olvida dicha Portavoz que la soberanía popular se expresa mediante las decisiones de la mayoría parlamentaria. Pero, claro, no se pueden pedir peras al Olmo.

Por su parte, un periodista pseudo progre, el Sr. Calleja, dispuesto a arremeter contra el Sr. Dívar, cueste lo que cueste, llega a insinuar, cobardemente por supuesto, que dichos gastos se han ocasionado como consecuencia de que el Sr. Dívar se “esta zumbando” a otro señor. Hay que ser miserable. Tan progre y tan miserable que tiene que destapar su homofobia para justificar su exigencia de la rendición de cuentas del Sr. Dívar. Tan miserable como gratuito este ataque.

A esta cacería inmisericorde se ha sumado una vocal del Consejo general, la Sra. Inmaculada Montalbán que se ha visto obligada a visitar con cargo a nuestro dinero Colombia, Brasil, Panamá, Nicaragua, Argentina y Marruecos en los últimos años. ¡Pobrecita!


Los 13.000 euros presuntamente malgastados en este asunto son una minúscula gota de agua en la pocilga política del despilfarro. Hemos sabido estos días que el defensor del pueblo de Cataluña se ha pegado 60 viajes por el mundo en tres años a costa de los contribuyentes. El pobre ha tenido que recorrer el planeta para ejercer sus innecesarias y duplicadas funciones de defensor del pueblo catalán. Claro que en este caso habrá que andarse con pies de plomo con las críticas porque enseguida te pueden tachar de anticatalán. Tanto sacrificio viajero, tanta abnegación turística a favor de los derechos del pueblo catalán me tiene profundamente conmovido. Deberían sustituir la estatua de Colón por la del Sr. Ribó. Quedaría la mar de mono y expresivo con su dedito señalando los destinos de sus expediciones turísticas.


No hace mucho, siendo Presidente el Sr. Zapatero, ya se organizaron diferentes polémicas por la costumbre del Sr. Zapatero de usar los medios públicos, un avión especial, para que su mujer y sus hijas fuesen a Londres de compras y por la de usar dicho avión para actos de su partido Político cada vez que acudía a los mítines. Este hábito contrastaba mucho con la actitud de la reina de España que se desplazaba por aquellas fechas, también a Londres y a otras ciudades, en líneas aéreas regulares de bajo coste.


En los años 90, el entonces Alcalde de Elche, se hizo nacionalmente famoso por su propensión a ejercer su alcaldía por diferentes países del mundo. Se ganó el apodo del Marco Polo Ilicitano. Es evidente que su ejemplo caló profundamente en la clase política, que creó escuela y que ahora nuestro país está saturado de nuevos Marcos Polos dispuestos a sacrificarse por todos nosotros y con nuestro dinero por todo el globo terráqueo. Y ya está bien ¿no? ¿Por qué tenemos que pagar los viajes a todos estos señores? ¿Por qué tienen que desarrollar su trabajo fuera de sus despachos? Incluso ¿por qué puñetas tenemos que pagar a diputados y senadores sus viajes privados? Me gustaría conocer la razón, me gustaría que alguien diera una explicación. Han despilfarrado nuestro dinero en obras y equipamientos inútiles y carísimos, han gastado nuestro dinero a manos llenas en proyectos faraónicos que ni siquiera se pueden mantener para gloria de los egos de políticos incompetentes e incapaces. Y se han gastado y se siguen gastando nuestro dinero en darse una buena vida que la inmensa mayoría de ciudadanos no podemos. ¿Hasta cuando?

Santiago de Munck Loyola


miércoles, 6 de junio de 2012

Una marea creciente.

En el día de hoy, el Portavoz de UPyD en el Ayuntamiento de Alicante, Fernando LLopis ha ofrecido una rueda de prensa en la que ha subrayado el incremento de la mendicidad en las calles de Alicante y ha sugerido diferentes vías de actuación para atajar algunas de sus consecuencias. Ha mencionado la necesidad de que los servicios sociales y otras instituciones apoyen a las personas más necesitadas para que puedan acceder a recursos básicos de subsistencia y de que se actúe contra las mafias que al parecer recaudan dinero explotando a algunos mendigos. El activo Portavoz de UPyD (qué vitalidad política la suya si se compara con la otros grupos municipales) ha centrado buena parte de su mensaje, o al menos así lo han destacado algunos medios de comunicación, en la mala imagen que la mendicidad causa en una ciudad turística como la nuestra y en la necesidad, por tanto, de que la Policía aplique las normas existentes para erradicarla.

Es cierto que la mendicidad se ha multiplicado en los últimos años como consecuencia de la profunda crisis que vivimos, pero la mendicidad no es el problema, sino que es un síntoma y un reflejo del problema de fondo que no es otro que la enorme extensión de la pobreza en nuestra ciudad al igual que en tantas ciudades españolas. La crisis ha hecho mella, ha golpeado muy duramente en nuestra ciudad y se refleja en muchos otros aspectos, no sólo en la proliferación de la mendicidad.

No hace mucho, en un centro comercial cercano, una familia, el matrimonio y dos hijos pequeños, entraron por la mañana. Mientras la madre con los niños se dirigía al interior del establecimiento, el padre, muy azorado, se acercó a una de las cajeras y le dijo: “Disculpe señorita, mis hijos ayer no comieron nada, no tengo nada. Vamos a coger algo para que desayunen y no podemos pagarlo. Si quiere llame a la Policía”. Duro, pero real. Un reflejo de cómo están las cosas. ¿Qué hacer entonces?

La realidad de la calle, la que en muchas ocasiones no se quiere o no se puede ver desde los despachos es mucho más dura y grave que lo que pueda suponer la imagen de la mendicidad. Para hacerse una idea del contexto en el que nos movemos, el contexto del que surge la mendicidad hay que considerar algunos datos. En mayo, el número de parados en la Provincia de Alicante se situó en 223.591 personas, lo que significa 17.275 personas en desempleo más en relación al mismo periodo del año anterior. De estos 223.591 desempleados, solo están cobrando prestaciones 118.367 personas y de ellas más de 70.000 subsisten con una prestación asistencial que no llega ni a los 500 euros al mes. Los parados de la ciudad de Alicante superan los 36.000 y casi la mitad de ellos no percibe ningún subsidio.

Recientemente, el obispo de Orihuela-Alicante, Rafael Palmero, afirmó que unos 40.000 alicantinos se encontraban en una situación de extrema pobreza y que 360.000 más se hallaban en el umbral de la pobreza relativa. Los comedores sociales de la Iglesia están desbordados y la capacidad asistencial de su voluntariado al límite.

Según un comunicado de la Cruz Roja de Alicante, esta entidad atendió en el primer trimestre de 2012 a 1.490 personas sin hogar a través de diferentes proyectos. En la provincia de Alicante, se han puesto en marcha proyectos como el de Unidades Móviles de Emergencia Social (UMES) para la asistencia de personas que viven en las calles.

Café, comida, abrigo, materiales de aseo e higiene, atención sanitaria y escucha son algunas de las labores que prestan los voluntarios. En los primeros meses del año se han atendido a 1.004 personas sin hogar por ola de frío en 17 localidades de la provincia. A lo largo del año pasado casi 5.000 familias fueron desahuciadas de sus viviendas en la Provincia de Alicante y para este año esa cifra va a ser ampliamente superada.

Si estos datos no reflejan por si solos una situación de auténtica emergencia social que va mucho más allá de los daños que a la imagen de la ciudad la práctica de la mendicidad puede provocar, es que no es posible sintonizar con la clase política. Estamos ante una situación social excepcional que exige medidas excepcionales por parte de todas las administraciones y una auténtica movilización solidaria de la sociedad.

En este contexto social sorprende que algunos se irriten (y no se imagina el lector hasta qué punto) cuando se critica la existencia en el Ayuntamiento de más asesores y cargos de confianza que de concejales, o se cuestiona que los ediles cobren hasta 1.500 euros por asistir a Consejos de Administración de las Empresa Públicas o se dude la necesidad de gastar más de 500 euros diarios en la reposición de plantas ornamentales, por citar algunos ejemplos. Pero, en fin, la sensibilidad social es muy variable.

La mendicidad no es el problema. La mendicidad es un reflejo más, y no el único, del problema de fondo, la creciente pobreza de miles de familias de nuestro entorno. Y no deberíamos olvidar que en estas circunstancias no hay diques que nos mantengan a salvo de esta marea creciente.

Santiago de Munck Loyola

martes, 5 de junio de 2012

Una de viajes.


Lo del Presidente del Consejo General del Poder Judicial canta y mucho. Y además, por si fuera poco, canta desafinando. Uno no puede terminar de creerse la versión que da el Sr. Dívar sobre sus gastos y la supuesta escrupulosidad con que diferencia sus gastos privados de los públicos. En primer lugar resulta extremadamente raro que deba desplazarse tan a menudo a Marbella por razones reservadas derivadas del ejercicio de su cargo. Es de suponer que la máxima autoridad del poder judicial no debería necesitar desplazarse personalmente para poder mantener entrevistas secretas originadas por asuntos relativos a su cargo ¿O acaso la máxima autoridad del poder judicial no puede citar en su despacho para que comparezca en el mismo a su o sus interlocutores cuando se trata de reuniones de trabajo?



En segundo lugar llama poderosamente la atención que estas entrevistas de trabajo con su secreto interlocutor deban incluir forzosamente ágapes costeados por el bolsillo de los contribuyentes. Es cierto que la práctica de mezclar mantel y trabajo se encuentra muy extendida en nuestro país, pero lo es más bien en ámbitos empresariales y, en ocasiones, suele ir seguida, sobre todo cuando se trata de concertar grandes negocios, de visitas a ciertos lugares poco recomendables.



En tercer lugar, resulta cuando menos extraño que algunos de sus desplazamientos costeados con los fondos públicos, y siempre a Marbella, con ocasión de actos públicos hayan ido seguidos de tres días de reposo, en días laborables, junto a las agradables playas marbellíes.



Ciertamente estos gastos abonados por los contribuyentes cantan y mucho. La desafinada partitura mezcla asuntos privados con públicos, gastos estrictamente privados abonados al parecer por el interesado junto con otros pagados por los contribuyentes, desplazamientos por razón del cargo junto con días de descanso personal, etc. y como no podía ser de otra forma el resultado final es confuso, sospechoso y chirriante. Esto terminará seguramente mal y parece poco razonable impedir que el asunto pueda disponer de luz y taquígrafos en el Congreso de los Diputados. Se está hablando del uso que un cargo público está haciendo del dinero de los contribuyentes y tenemos todo el derecho del mundo a que se sepa qué se hace con nuestro dinero.



Claro que este asunto debe ser puesto en su verdadero contexto y que no es otro que el de un abuso permanente del dinero público que nuestra clase política administra o debería administrar con la diligencia de un “buen padre de familia”. Sin entrar a valorar si nuestros políticos ganan o no mucho en relación a lo que ganan en otros países de nuestro entorno y en relación al contexto económico actual, lo cierto es que la clase política no hace un uso ejemplar y austero del dinero con que se dota a si misma. Hay que subrayar en primer lugar que a nadie se le obliga a aceptar un cargo público con un determinado sueldo. Es voluntario y el que se mete en ello ya sabe a lo que se somete. En segundo lugar, los sueldos son lo que son y resulta inadmisible de todo punto que se utilicen toda clase triquiñuelas para engordarlos bajo el nombre de dietas, complementos, ayudas o cualquier otro subterfugio como son teléfonos móviles, ordenadores portátiles, viajes gratis, coches oficiales, etc.



Es llamativo que, tanto los diputados que piden la investigación sobre el presunto pago con fondos públicos de viajes privados del Sr. Dívar como los diputados que se oponen a que se investigue, son los mismos que pagan sus desplazamientos públicos y privados con cargo a fondos públicos. Durante el año 2011, el Congreso de los Diputados pagó a dos empresas (Iberia y Renfe) más de 7.200.000 euros por los viajes de sus señorías sin importar ni distinguir si se trataba de viajes públicos o privados. Parece que sus señorías no tienen bastante con su sueldo de diputados ni con sus dietas y complementos de diversa índole y los pobres tienen que viajar gratis total con cargo al bolsillo de los ciudadanos. Hay que tener mucha cara y muy dura para que ellos se rasguen las vestiduras sobre quién ha pagado o no los viajes privados del Sr. Dívar. Que nos indignemos los contribuyentes y que queramos saber quién ha pagado finalmente esos supuestos viajes es lo normal, pero que lo hagan unos parlamentarios cuyos viajes privados se pagan con fondos públicos tiene lo suyo. Como también sería normal que el Congreso de los Diputados hiciera pública la lista de los diputados que cargan sus viajes privados a la cuenta del Congreso y la cuantía que ha supuesto esta práctica legal, pero inmoral, en dicha cuenta. Un servidor, al menos, lo quiere saber para así evaluar la catadura moral de sus señorías.



Santiago de Munck Loyola



jueves, 31 de mayo de 2012

De mal en peor.

La cosa está mal, muy mal. La cosa está mucho peor de lo que nos dijeron, bastante peor de lo vemos y muy lejos de mejorar en poco tiempo. La cosa nos es otra que esta inmensa crisis económica, social y moral que está arrasando todo lo que toca. Ahora se constata que nadie, salvo que estuviese bien “colocado”, pudo vislumbrar el más mínimo y tierno brote verde porque ya había empezado a galopar por la pradera española el caballo del Atila del Siglo XXI. Esos insaciables mercados, con su desconocida prima hasta no hace mucho, no tienen bastante con todo lo que se han llevado por delante y cada día exigen más y más.


La situación parece que supera por momentos al Gobierno que, si tenía un Plan, debía ser gemelo del Programa Electoral, es decir, papel mojado por rebosantes orines de unos pañales que nadie se ocupó de cambiar durante años. La ahora oposición, que sí que debía saber lo que se cocía, tampoco sabe qué pieza bailar. En su seno, unos se pronuncian por la yenka y otros por el vals mientras los micrófonos indiscretos les pillan con las manos en la masa, bueno, mejor dicho, con la lengua en movimiento.


Un Programa Electoral no es un simple catálogo de promesas con el fin de captar votos. Un Programa Electoral es ante todo un Plan de Gobierno, una declaración de intenciones sobre lo que se va a hacer si se ganan unas elecciones. Un Programa Electoral, como cualquier plan o programa mínimamente serio, sólo puede ser diseñado desde un riguroso análisis de la realidad, de una evaluación concienzuda de dónde y cómo se está. Una vez establecida la foto del momento se establecen los objetivos, las metas a las que se quiere llegar si se gobierna y los caminos que se van a utilizar para alcanzarlas. Nos dicen ahora que la realidad con que se han encontrado es mucho peor de la que se esperaban o de la que conocían o que el Gobierno anterior les engañó en las cifras y que, por tanto, no se puede cumplir el programa electoral. Claro que entonces uno se pregunta ¿a qué se dedicaba la oposición entonces? ¿Cómo es posible que la oposición desconociese hasta tal punto la realidad que ahora no pueda cumplir ni por aproximación su programa electoral, su Plan de Gobierno? La oposición está para controlar al Gobierno de turno y para presentar alternativas. Pero ¿qué clase de control realizó durante los últimos años? Es evidente que si la oposición hubiese realizado bien su trabajo, si hubiese controlado de forma exhaustiva al Gobierno habría podido hacer un análisis certero de la situación, habría presentado un Programa Electoral adecuado a la realidad existente y no se habría llevado tantas sorpresas como parece que se está llevando. Vale, la oposición se equivocó y los españoles votamos mayoritariamente un programa electoral poco “adecuado” para sortear esta pesadilla de herencia de ZP. Pero ¿y los principios? Porque si algo debería quedar, algo por debajo de medidas programáticas concretas, es el conjunto de principios ideológicos de un partido político. No cuadra que, aparcadas ciertas promesas, se adopten medidas de emergencia absolutamente contrarias a las que se suponen inspiraban el programa. Antes nos decían: para recaudar más hay que bajar los impuestos, así se crea riqueza, se emprenden nuevas actividades, se crea trabajo y, finalmente, al haber más contribuyentes se recauda más. Ahora parece que eso ya no vale: ahora para recaudar más subo todos los impuestos y punto. ¿Y para éso se cambia de Gobierno?


La cosa está mal, muy mal. Es verdad. Y hasta tal punto está mal que nuestros socios europeos nos dicen ahora que no son suficientes todos los recortes, reformas y sacrificios adoptados en tiempo record en los últimos meses. Nos dicen que tenemos que sacrificarnos más. Es decir, que tenemos que gastar mucho menos para que dediquemos el dinero ahorrado con ello a seguir pagando los intereses de la creciente deuda pública. Cada euro que retiramos de la sanidad, de la educación, de las prestaciones sociales, de las infraestructuras se va a pagar deuda e intereses. Y nos dicen que tenemos que retirar más euros. Para empeorar las cosas algunas Cajas y Bancos están empezando a exhibir sus vergüenzas, tan complacientemente escondidas durante los últimos años. Muchas de esas entidades son las que han dejado ya sin casa a 300.000 familias españolas y ahora necesitan del dinero de todos, incluido el poco que puedan tener esas 300.000 familias, para ser rescatadas. ¡Perfecto! Menos euros para los ciudadanos.


No nos engañemos, si las cosas siguen así, pronto nos van a anunciar más subidas de impuestos que recortarán el consumo y generarán más paro, más recortes en prestaciones públicas, menos derechos sociales y una larga batería de medidas para contentar a Europa y a los mercados, prima incluida. Estamos ante una auténtica situación de emergencia social a punto del colapso del sistema. Y, mientras tanto, ni Gobierno, ni oposición son capaces de aparcar diferencias para subrayar puntos de encuentro. Mientras tanto se ha aparcado uno de los principales problemas que tenemos: que nos guste o no, no podemos seguir costeando este Estado de las autonomías tan caro y tan ineficiente, digan lo que digan. Mientras tanto nuestra clase política sigue sin ser austera, sin dar ejemplo, sin sacrificarse como nos exige a los demás que lo hagamos. Nuestra clase política sigue disfrutando de privilegios fiscales, de un sistema de pensiones privilegiado, de ingresos múltiples, de prebendas inadmisibles. No es de recibo que los diputados y senadores viajen gratis en desplazamientos privados y que sólo el Congreso pagase en 2011 más de 7 millones de euros a Renfe e Iberia. No es de recibo que siga disfrutando de más de 22.000 coches oficiales o que por cada cargo electo haya 1,5 asesores, como en el Ayuntamiento de Alicante. No, no es de recibo. Los sacrificios deben ser para todos y la ejemplaridad debe ser primordial.


Tanto el Estado del Bienestar como la sociedad del Bienestar se están escapando por el sumidero aunque no así el bienestar de la clase política que no parece dispuesta a “apearse” del burro ni a reconocer que nuestros males tienen su origen en sus decisiones y omisiones.


Santiago de Munck Loyola

lunes, 28 de mayo de 2012

Harto.


Uno empieza a estar más que harto de aprovechados, incompetentes, inútiles, espabilados, caraduras, soplagaitas, inmorales, lameculos, arrebatacapas, majaderos, ineptos, mangantes, chorizos, pedigüeños, gorrones, rastreros, bellacos, parásitos, vividores, arribistas, chaqueteros, tránsfugas, tramposos, truhanes, embaucadores, charlatanes, farsantes, desertores, mezquinos, innobles, inoperantes, mentirosos, troleros, mendaces, hipócritas, falsos, inefectivos, insensatos, descarados, simples, memos, mostrencos, metepatas, sectarios, intolerantes, fanáticos, dogmáticos, jetas, sinvergüenzas, frescos, canallas, miserables, informales, ruines, peseteros, infames y abyectos que, metidos a políticos, a banqueros o a sindicalistas, o a todo a la vez, han arruinado a España; que nos engañaron cuando nos contaban que todo iba bien y que la crisis estaba lejos; que no supieron, no pudieron o no quisieron ver que se avecinaba un desastre mientras dilapidaban el dinero de todos los españoles; que no supieron, no pudieron o no quisieron ver la realidad y nos hicieron promesas que no pueden cumplir; que se pusieron a dirigir el Banco de España y dejaron que los bancos se arruinasen sin vigilarlos como debían; que se instalaron en las Cajas de Ahorro, se pusieron sustanciosos sueldos e indemnizaciones millonarias y las dejaron como unos zorros, en bancarrota; que no han sabido encontrar aún una solución para las más de 60.000 familias al año que pierden su casa por no poder hacer frente a sus hipotecas y que “pierden el culo” para encontrar una solución para tapar los agujeros de la banca con el dinero de todos; que nos suben los impuestos mientras en sus escaños gozan de beneficios fiscales propios de una isla caribeña; que nos hacen cotizar 35 años para poder cobrar una pensión de jubilación mientras que con sólo siete años ellos la cobran; que nos suben las tarifas del metro, de los autobuses y del tren mientras usan el mayor parque de vehículos oficiales de Europa; que recortan las prestaciones sanitarias mientras mantienen seudo embajadas por todo el mundo; que organizan pitadas a los símbolos de todos los españoles mientras exigen respeto para los suyos propios; que recortan o congelan el sueldo de los empleados públicos mientras que ellos pueden cobrar de varias administraciones públicas disfrazándolo de sueldos, dietas, complementos o pagos en especie; que construyen aeropuertos en los que no aterrizan ni los aviones de papel; que construyen puertos en los que no hay barcos; que construyen autopistas que no van a ningún lado o que no usa nadie; que nos hacen pagar la electricidad más cara de Europa para subvencionar a las poderosas empresas eléctricas; que pagan a arquitectos más de 15.000 millones de las antiguas pesetas por sus faraónicos proyectos; que permiten que casi dos millones de españoles no tenga ningún ingreso mientras reparten cientos de millones de euros a los sindicatos, al las patronales y a sus partidos políticos; que organizan huelgas políticas, desangrando aún más al país, cuando durante años han sido cómplices del mayor despilfarro económico de nuestra historia reciente; que cobran pensiones vitalicias millonarias mientras la gente llena los comedores sociales de la Iglesia; que gozan de impunidad ante la desastrosa gestión que han realizado; que indultan a banqueros mientras se mete en la cárcel por décadas a ladrones de poca monta; que dictan sentencias con inusitada rapidez para que los amigos del Rey no tengan que pagar las consecuencias penales de sus delitos; que corrompen hasta el lenguaje y politizan hasta la sopa; que consienten que unos españoles tengan más o menos derechos que otros según el territorio donde vivan; que consienten que los españoles no puedan estudiar en español en muchas zonas de España; que permiten que los etarras en Venezuela puedan votar por correo mientras los exiliados por culpa de ETA no pueden hacerlo; que quieren que la Iglesia pague unos impuestos que ellos mismos no pagan; que hacen de la confrontación ideológica su modus vivendi; que usan los muertos por terrorismo, por la violencia machista o por cualquier causa para la generación de réditos electorales; que justifican con cortesana pleitesía los errores de un Rey que se lo pasa pipa mientras su pueblo las pasa canutas; que necesitan, ante su propia ineptitud, rodearse de miles de asesores y cargos de confianza;
que utilizan las administraciones públicas como agencia de colocación para familiares, amiguetes y compañeros de partido o como instrumento para la generación de sucios y espurios negocios; que no creen en la división de poderes, ni en la independencia judicial, sino en el reparto de cuotas politizando siempre la Justicia que ya no es ciega, sino estrábica; que, en definitiva, carecen, salvo algunas excepciones, de la más mínima autoridad política y moral para pedirle a los españoles ni un sacrificio más.


La mayor parte de esta clase política y sindical no es ejemplar, no es capaz de arrimar el hombro tal y como nos lo pide a los demás. Uno ya está harto. Es lo que hay. Y el que se dé por aludido ya sabe: el que se pica… Y perdón por el desahogo.


Santiago de Munck Loyola

domingo, 27 de mayo de 2012

El PSOE contra la Iglesia Católica.

Hoy, todos los medios de comunicación se hacen eco de la ofensiva anticlerical del PSOE emprendida bajo la excusa de que la Iglesia debe pagar el Impuesto sobre Bienes Inmuebles. La dirección socialista ha cursado las instrucciones precisas para que sus grupos municipales debatan en los Plenos una moción tipo exigiendo dicho pago. D. Gaspar Zarrías, ese pulpo tramposo a la hora de votar, ha sido el encargado de remitir a sus grupos municipales esa moción tipo. Se trata de una antigua técnica socialista: usar los Plenos municipales como caja de resonancia de asuntos cuya resolución no corresponde a los Ayuntamientos, sino a instancias superiores. Saben de sobra que los Plenos municipales no pueden modificar la Ley de Haciendas Locales, ni la Ley de Bases del Régimen Local, ni la Ley del Mecenazgo y Fundaciones, ni los Acuerdos con la Santa Sede, requisitos previos e indispensables para que pueda prosperar esta propuesta, pero a la dirección socialista eso no le importa. Su intención evidentemente es volver a convertir los Plenos de los Ayuntamientos en caja de resonancia de sus iniciativas, en provocar debates que fracturan y enfrentan a los vecinos sin que de ello pueda derivarse la efectividad de sus propuestas. Esta técnica de usar los Plenos municipales ya la desarrollaron en tiempos de los gobiernos de Aznar. Cada vez que una mujer era asesinada presentaban mociones a los Plenos culpando al Gobierno de España y criminalizándolo por desarrollar unas políticas cuyos frutos, según ellos, eran esas muertes. Parecía que era Aznar el asesino. Se trataba de una miserable utilización de las víctimas de la violencia machista como se puso en evidencia con el hecho de que durante los Gobiernos de Zapatero no se repitieran mociones similares, a pesar de los cientos de mujeres asesinadas en este período.

Se plantean muchos interrogantes sobre las razones y la oportunidad de esta iniciativa socialista. La primera es ¿por qué no lo han regulado los socialistas durante sus casi ocho años de gobierno? ¿No ha tenido tiempo el PSOE para hacerlo bajo los mandatos del Sr. Zapatero? Y no será porque el PSOE no tuvo tiempo, ni porque el PSOE no abordase la cuestión de la financiación de la Iglesia ante otras prioridades, porque sí lo hizo. Es más, la regulación actual es la que la Vicepresidenta Fernández de la Vega negoció y acordó con la jerarquía eclesiástica. Por tanto ¿a qué viene ahora esta campaña? Todo parece indicar que se trata de poner en apuros al Gobierno al introducir en la agenda política un asunto que distraiga la atención sobre la grave situación económica que han legado y que, a pesar de que apesta a rancio anticlericalismo, debe ser considerado electoralmente rentable por los estrategas electorales socialistas. Claro que en esta ceremonia de la confusión, no han faltado a la cita algunos alcaldes del PP bastante indocumentados como D. Bartolomé González de Alcalá de Henares.

Sin ir más lejos, hoy el secretario de Organización del PSOE, D. Óscar López, ese brillante candidato que un mitin no recordaba que tres razones iba a esgrimir para votar al PSOE, ha pedido a la Iglesia que "haga un esfuerzo" como "hace todo el mundo en épocas" de crisis como ésta y que pague el IBI. La duda es ¿por qué mencionan sólo a la Iglesia? ¿Por qué se centran en la Iglesia cuando no se trata de la más beneficiada de la exención de este impuesto? Es verdad que la moción tipo habla de las diversas confesiones religiosas, pero en sus discursos y declaraciones los socialistas centran su mirada en la Iglesia Católica. ¿Y qué pasa con las Fundaciones de los Partidos Políticos y de los Sindicatos? ¿No tienen también que hacer ese esfuerzo fiscal? ¿Y la Cruz Roja y las demás instituciones y fundaciones deportivas o culturales que no pagan el IBI? De esas ni palabra. No queda más remedio que deducir lo dicho anteriormente que estamos ante una campaña anticlerical y anticatólica, ante una campaña oportunista e ineficaz.


No se discute que todos debamos hacer un esfuerzo superior en tiempos de crisis, no. Pero resulta francamente impresentable que el Sr. Óscar López pida ese esfuerzo fiscal mientras él disfruta de unos privilegios fiscales que no tenemos el resto de los españoles. ¿Cómo se puede tener tanta cara dura? ¿Van a hacer también ese esfuerzo nuestros parlamentarios y se van a someter al régimen fiscal general y al Régimen general de la Seguridad Social? El Sr. Óscar López, el Sr. Zarrías y todos lo demás parlamentarios viven a costa de los impuestos de todos los ciudadanos y amparados en un paraíso fiscal: las Cortes Españolas. Estos señores que piden esfuerzos fiscales y sacrificios a todos son los primeros que se benefician de un régimen fiscal escandaloso. Pagan a Hacienda, independientemente de sus retribuciones, como si fueran mileuristas y dejan la mayor parte de sus ingresos exentos de tributación, además de beneficiarse de toda clase de prebendas como las relativas a los períodos de cotización para cobrar la pensión de jubilación máxima. Pues así no se tiene legitimidad alguna para pedir esfuerzos ni a la Iglesia ni a nadie. El día que la clase política no tenga esos privilegios fiscales, el día que nuestra clase política tenga un comportamiento ejemplar en cuanto al uso y destino de los fondos públicos que ponemos en sus manos para que nos representen, ese día podrán tener alguna credibilidad sus propuestas. Mientras tanto, que nos dejen en paz y que no nos traten de engañar con fuegos de artificio.

Santiago de Munck Loyola

viernes, 25 de mayo de 2012

El Congreso Provincial del PP de Alicante.




Estos días, los medios de comunicación ya dan por hecho quién será el próximo Presidente Provincial del PP de Alicante, D. José Ciscar, aunque al día de hoy no sea más que el único aspirante que ha hecho público su deseo de alcanzar dicho puesto. Dar por sentado que esto va a ser así es perfectamente coherente con la trayectoria seguida últimamente en algunos cónclaves del Partido Popular pero en modo alguno puede ser visto como un síntoma de salud democrática de esta organización. Como tampoco es muy positivo para esa salud la convocatoria de los Congresos Provinciales los días 14 y 15 de julio, es decir, en medio de un mes de vacaciones por excelencia en el que muchos afiliados estarán posiblemente de vacaciones y no podrán participar en dicho proceso, salvo que se trate precisamente de eso, de no incentivar la participación de la militancia para que el Congreso se convierta en el tranquilo, en un paseo triunfal. ¿Qué es eso de que D. José Ciscar presenta su candidatura en un “Congreso pactado”? ¿Pactado entre quién? Entre los afiliados no, desde luego. http://www.diarioinformacion.com/alicante/2012/05/24/ciscar-anuncia-candidatura-presidir-pp-alicante-congreso-pactado/1257030.html


Los más de 70.000 afiliados del Partido Popular de Alicante no podrán elegir de forma directa a su Presidente Provincial como tampoco pueden formular enmiendas a las ponencias congresuales porque así lo establecen los Estatutos de la organización. Su participación en el Congreso Provincial se hará de forma indirecta, es decir, a través de los compromisarios previamente elegidos en las Asambleas locales. Establecido y aceptado así el sistema, no estaría de más, si se cree de verdad en la democracia interna y en la participación y protagonismo del militante, que la Comisión organizadora del Congreso Provincial, presidida por D. Pascual Díaz, adopte en esta ocasión todas las medidas necesarias y reglamentarias para incentivar una posición activa de la militancia y una verdadera libertad interna sin que nadie se vea sometido a las intolerables presiones de las “familias y sensibilidades” que, al parecer, dominan la vida interna del partido. En los Estatutos del Partido Popular el único sujeto de derechos y obligaciones que figura es el afiliado, el militante. Por más que uno busque no aparece mención alguna a “familias, clanes o sensibilidades” como protagonistas de la acción política interna como es lógico. “Familias, clanes o sensibilidades” son entes más propios de otro tipo de organizaciones dedicadas a fines menos respetables que los que se supone integran la actividad de una organización política.

En cualquier caso y a modo de humilde sugerencia para la Comisión Organizadora, una vez asumida esta fecha de celebración tan disuasoria de la participación interna, no estaría de más que, entre otras cosas, adoptasen las siguientes:

- En el caso de aprobar un Reglamento para el Congreso Provincial que se haga público y no se oculte a los afiliados como ocurrió en el XIII Congreso Regional del PPCV.
- Que se comunique de forma fehaciente a los afiliados y por todos los medios de comunicación posible las circunstancias relativas al Congreso Provincial de Alicante: fechas, lugar, orden del día, derechos de los afiliados, posibilidad de presentación de candidaturas, posibilidad de concurrir como compromisarios, plazos para hacerlo, etc.
- Que se adopten los mecanismos necesarios para garantizar la neutralidad de las sedes locales cuando hayan de celebrarse votaciones para la elección de compromisarios de modo que el personal y los medios pagados con las cuotas de todos los afiliados no estén sólo al servicio de una parte de los compromisarios, tal y como ha ocurrido recientemente en la ciudad de Alicante.
- Que en el caso de la celebración de votaciones para la elección de compromisarios se prohíba el reparto de papeletas marcadas en las puertas de las sedes con la consiguiente coacción al votante que ello supone, que se garantice el voto secreto en las sedes y que se garantice la actuación de los interventores en caso de existir.

Se trata en todo caso de que por parte de la Comisión Organizadora se promueva la participación activa y real de los afiliados y que se adopten las garantías necesarias para el libre ejercicio de esa participación. No parece que sea mucho pedir. Son cuestiones elementales y básicas cuya ausencia o no determina perfectamente la calidad de la democracia interna de una organización política. Es muy posible que hasta ahora la mediocridad de algunos les haya hecho temer una amplia y masiva participación de los afiliados, pero eso debe cambiar. No hay razones para desconfiar de una militancia que siempre sabe estar a las duras y a las maduras, de una militancia desinteresada y con un compromiso político mucho mayor del de muchos arribistas que sólo ven y usan al partido como un instrumento al servicio de sus intereses personales y, por lo que últimamente se lee en la prensa, no muy edificantes al parecer. La militancia no está sólo para rellenar actos políticos, pagar las cuotas o hacer de interventores o apoderados. La militancia es y debe ser la protagonista en un partido político serio y democrático. Y el que no lo crea así que lo diga bien claro.

Santiago de Munck Loyola


miércoles, 23 de mayo de 2012

Devolver el voto a los exiliados vascos: una reparación histórica.

Estos días estamos asistiendo al debate abierto por la posibilidad de que los vascos exiliados por culpa de ETA, entre 150.000 y 300.000 según las distintas fuentes, pudieran participar en los procesos electorales que se celebren en su tierra. El anuncio efectuado por el Ministro del interior de que el Gobierno está estudiando esta reforma legislativa, propuesta por el Presidente de los Populares vascos Antonio Basagoiti, ha provocado diferentes reacciones, algunas de ellas muy significativas que han retratado a sus autores, una vez más, a la perfección.

Lo que nadie admite en voz alta es el fondo del asunto y que va mucho más allá de que los exiliados por culpa del terrorismo puedan o no votar. Será seguramente políticamente incorrecto pero el fondo de la cuestión es que la presencia ininterrumpida de la violencia etarra ha generado, entre otras cosas, un déficit de legitimidad de las instituciones vascas. Para que unas instituciones democráticas gocen de legitimidad de origen plena es imprescindible, y en ello coinciden todos los politólogos como Duverger, que se den una serie de requisitos básicos y esenciales de modo que el voto ciudadano pueda ejercerse con total y absoluta normalidad. En las últimas décadas, en el País Vasco, las libertades y derechos fundamentales consustanciales a un estado democrático pleno no se han desplegado con total y absoluta normalidad. Empezando por el derecho a la vida y a la integridad física y moral y siguiendo por el derecho de reunión, la libertad de asociación o de prensa, la libertad para elegir o ser elegido no han sido plenos en los territorios vascos. Las elecciones que se han venido celebrando allí siempre han estado bajo la amenaza de la violencia y la coacción permanente de los etarras y su entorno por lo que las instituciones surgidas de las mismas se han constituido mediante unos resultados electorales que de no haber mediado la violencia hubieran sido distintos. Es un hecho y una evidencia incuestionable, guste o no.

Y a esa situación perturbadora de la vida democrática hay que añadir que los resultados electorales y las instituciones nacidas de los mismos se han realizado con la exclusión de miles de ciudadanos que tuvieron que marcharse por miedo.

Ahora parece que existe en el Partido Popular cierta voluntad de reparar esa injusticia histórica. No obstante, al anuncio del Ministro, ha seguido la rápida matización del portavoz Popular en el Congreso, Alfonso Alonso, aclarando que la propuesta tiene “dificultades técnicas” y que debe ser analizada jurídicamente, por lo que se han convocado unas jornadas de estudio en el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales. Por su parte, desde UPyD, Carlos Martínez Gorriarán ha interpretado la iniciativa como una "cortina de humo" del Ejecutivo y ve esta propuesta "de difícil solución constitucional" porque, según él, en propiedad en España no existen exiliados y la disminución del censo electoral en Euskadi puede obedecer a muchos otros factores que no tengan nada ver con la presión de ETA.

Pero, como siempre, los que se han vuelto a retratar con precisión son los del PNV. El PNV ha trasladado a Europa este debate. Los nacionalistas quieren que la Comisión Europea dictamine si esta propuesta es factible dentro de los estándares de la UE. Consideran que esta medida daría “lugar a un votante con doble derecho a voto inédita en el panorama jurídico europeo”, e indican que la reforma propuesta por Fernández Díaz “se basa en un concepto, como el de las personas que han abandonado el País Vasco por la presión terrorista, imposible de objetivar desde una perspectiva material y en consecuencia jurídica”.       

Claro que al considerar el recelo de los nacionalistas vascos a que se devuelvan los derechos políticos y civiles a los vascos expulsados de su territorio por la violencia etarra, no queda más remedio que recordar la frase de Arzalluz: “Unos sacuden el árbol, pero sin romperlo, para que caigan las nueces, y otros las recogen para repartirlas”. Y no es difícil adivinar quién ha estado sacudiendo el árbol y quién ha estado recogiendo las nueces para repartirlas, reparto que con el voto de los exiliados podría variar sustancialmente.

Por muchas dificultades técnicas y jurídicas que pudieran plantearse, lo cierto es que son perfectamente salvables. Hoy se puede devolver el voto a quienes se han visto injustamente privados de ello y hay mecanismos legales y técnicos para hacerlo, además con absolutas garantías para su ejercicio libre y secreto. Es una cuestión de justicia y de voluntad política. Lo que no puede el Partido Popular es esperar el más mínimo respaldo de quienes han estado repartiendo las nueces durante todos estos años.

Santiago de Munck Loyola