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viernes, 18 de noviembre de 2011

¡A reflexionar! (el que lo necesite).

Hoy estamos en Jornada de Reflexión porque así lo impone la vigente Ley electoral española. Un curioso invento que parece querer invitarnos a los electores a que dediquemos el día a reflexionar sobre lo que vamos a votar al día siguiente. Se trata, sin duda, de un tecnicismo paternalista porque los ciudadanos somos libres para decidir a qué podemos dedicar o no cualquier día del año. Las legislaciones electorales de los países democráticos son muy variadas al respecto y podemos encontrar versiones para todos los gustos. Aquí, durante la jornada de reflexión los candidatos y los partidos políticos no pueden distribuir propaganda y no pueden realizar actos de ninguna clase encaminados a la petición del voto. Nuestra Ley no sólo establece esta limitación, sino también la publicación de encuestas durante los cinco días previos a las votaciones, limitación, por cierto, promovida con vehemencia en su día por D. Manuel Fraga. Sin embargo, nada impide que los medios de comunicación españoles puedan hacerse eco de las encuestas que publican los medios extranjeros tal y como hemos podido ver con la encuesta que el “Times” acaba de publicar otorgando al PP una ventaja de 20 puntos sobre el PSOE.

En su día, las limitaciones a la actividad electoral en el día previo a las votaciones se establecieron en algunos países para evitar que los militantes y simpatizantes de los partidos concluyeran las campañas electorales a bofetada limpia, como era habitual, antes de ir a votar. Llamar hoy a este día jornada de reflexión constituye un anacronismo más a sumar al de las propias campañas electorales en su actual configuración. Oficialmente la campaña electoral dura quince días, sin embargo nosotros llevamos más de cuatro meses de campaña real. No está de más recordar que desde 1978 la única jornada de reflexión no respetada y violada fue la de 2004, primera vez que Zapatero llegó al poder, y que el artífice de aquel atropello a la Ley electoral fue, el hoy candidato socialista, P. Rubalcaba.

Pocos serán los que a estas alturas no tengan ya decidido su voto tras tantos meses de campaña y, por tanto, los que necesiten hacer uso de la jornada de hoy para reflexionar sobre su voto del domingo.

En el fondo, la decisión del voto del domingo se limita a elegir entre seguir otros cuatro años más con el mismo partido que hasta ahora ha gobernado y sus políticas o cambiar de partido y de políticas. Continuidad o cambio, así de sencillo. Cerrar el ciclo político que se inició tras los atentados del 11M o mantenerlo prorrogándolo cuatro años más.

Todas las encuestas han vaticinado la victoria del cambio y el domingo por la noche conoceremos la magnitud del mismo. Ojala sea lo suficientemente contundente como para construir un futuro ilusionante que nos haga olvidar pronto el triste presente que nos legan.

Santiago de Munck Loyola

miércoles, 16 de noviembre de 2011

La invasión de los tecnócratas: todo para el pueblo, pero sin el pueblo.

Los mercados internacionales decidieron que había que acabar con el primer ministro italiano, Silvio Berlusconi, cuyo partido, el Polo de la Libertad, había ganado las últimas elecciones generales, y sustituirlo por un técnico, Mario Monti. Tras tiras y aflojas, Mario Monti ha sido nombrado primer ministro, ha compuesto un gobierno sin políticos y en breve habrá de someterse a la cámaras para obtener el respaldo de los partidos políticos, es decir, de los representantes de la soberanía popular. Esta complicada operación parece reunir todas las formalidades exigibles por la Constitución italiana, pero siendo un proceso técnicamente legal se plantean dudas más que razonables sobre su legitimidad y, por tanto, sobre la calidad de la democracia italiana. A lo mejor, con ello mejora la calificación de la deuda italiana, pero indudablemente empeora la calificación sobre la calidad democrática del sistema político italiano.

Los italianos no han sido consultados en las urnas sobre esta decisión que sus representantes han tomado para complacer a los mercados internacionales. El poder del dinero se ha impuesto sobre la soberanía popular. Hay quien saluda esta decisión y justifica la legitimidad de la misma argumentando que los parlamentarios son los legítimos representantes de los ciudadanos y, por tanto, los únicos con capacidad decisoria al respecto. Una vez más, se confunde la legitimidad de origen con la legitimidad de ejercicio. Los parlamentarios lo son porque fueron elegidos presentando un programa a los electores que, en virtud del mismo, les confirieron el voto. Ninguno de esos programas electorales contemplaba una eventualidad como ésta y, por tanto, los parlamentarios carecen de mandato alguno de los electores para adoptar una decisión tan trascendental como ésta.

A esta circunstancia hay que sumar otra que resta aún más legitimidad al nuevo gobierno italiano. Ninguno de los nuevos ministros propuestos por el Profesor Monti son políticos, ninguno ha comparecido ante las urnas y ninguno de ellos, por tanto, ha recibido mandato alguno de los votantes.

Las democracias reales, las democracias serias no funcionan así. Nos encontramos ante una recuperación del viejo principios del absolutismo ilustrado de “todo para el pueblo, pero sin el pueblo”. Es muy posible que los italianos eligieran mal en las últimas elecciones y que el gobierno surgido entonces haya resultado un desastre, pero es lo que eligieron y si ahora es preciso rectificar el rumbo debería ser la propia ciudadanía la que tomase una nueva decisión.

Las reglas de juego básicas en cualquier democracia pasan porque los ciudadanos elijan un programa de gobierno y un determinado gobierno o que adopte decisiones que permitan a los partidos políticos llegar a determinados acuerdos para hacerlo cuando no hay un mandato claro al respecto. En este caso, estas reglas no se cumplen.

Es muy posible y lo hemos visto recientemente en España que un gobierno no esté compuesto precisamente por personas preparadas para abordar situaciones tan difíciles como las actuales pero ese error, si así lo aprecian los ciudadanos, se debe pagar en las urnas. Si los llamados tecnócratas tienen que gobernar un país deben recibir el mandato de los ciudadanos para ello, es decir, deben presentarse a las elecciones con las siglas de su preferencia (no nos engañemos, por muy técnicos que sean cada uno tiene su ideología política) o formalizar programas y candidaturas independientes. Pero si los tecnócratas llegan al poder por vías diferentes estamos ante una auténtica prostitución de la democracia y ante una estafa legal a los ciudadanos. De seguir con esta vía, cualquier día nos quitan las elecciones y convocan oposiciones a Presidente del Gobierno. Y, si no, al tiempo.

Santiago de Munck Loyola


Pobre España pobre.

No hace muchas horas, en los informativos de una cadena de televisión se podían ver unas imágenes en las que aparecían unos ancianos que esperaban a que se sacaran a la calle los contendores de la basura de un restaurante para registrarla y sacar comida para llevarse a casa. Después de coger lo que podían aprovechar, volvían a meter en los cubos la basura que no les servía. No eran éstas las únicas escenas de este estilo que últimamente se han podido ver en las televisiones. Cada vez son más los casos de gente que tiene que buscar en la basura para poder comer. Desempleados y jubilados, gente que hasta no hace mucho podía, con más o menos dificultades llegar a fin de mes, hoy ya no puede hacerlo. Los comedores sociales de Caritas, de esa Iglesia tan denostada por algunos, no dan ya  abasto, se han quedado pequeños. En nuestro país ya hay 1.425.200 familias en las que todos sus miembros están en paro y sin ingresos. El 4,3 por ciento de los españoles con 65 o más años se encuentra en estado de desnutrición y el 25,4 por ciento se halla en riesgo de padecerla. En 2011 más de 100.000 familias perderán su vivienda. Todos los datos estadísticos señalan que hoy muchos más pobres en España que en 2004 y que la brecha entre los ricos, que son más ricos que en 2004, y los pobres se ha agrandado de forma notable. Esta es la realidad que estamos viviendo, la realidad que existe en nuestras calles a pesar de la casi paradisíaca imagen que, salvo excepciones, nuestros medios de comunicación transmiten. Pan y circo para los que aún no les ha tocado la crisis. Entretenimiento, fútbol, chismorreos del corazón y banalidades para huir de una realidad estremecedora.

Que un país como el nuestro permita que muchos de sus ancianos, tras toda una vida de trabajo y esfuerzo, tengan que rebuscar en la basura para comer no tiene vergüenza. Que una sociedad como la nuestra atiborrada de estandartes y lemas sociales, tan grandilocuentes como huecos, abandone a su suerte a tanta gente no es digna de respeto.

No estamos hablando de cualquier país, no. Estamos hablando de España, de nuestro país, de nuestras ciudades, de nuestras calles, de nuestros vecinos o de nosotros mismos. Hemos construido dos mundos, dos realidades diferentes que compartiendo tiempo y espacio se rehúyen. La España oficial, la que se refleja en la inmensa mayoría de los medios de comunicación, la de la clase política y la de una gran parte de la sociedad española, instalada con mayor o menor comodidad, que prefiere mirar a otro lado. Y la España de los comedores sociales, del hambre y el frío, de los desalojos y el abandono que no es escuchada normalmente.

A la primera España pertenece la segunda mayor flota de coches oficiales del mundo porque nuestra clase política no usa su vehículo privado o los medios de transporte público para ir a trabajar, a cumplir sus obligaciones. A la primera España pertenecen los miles de asesores que necesitan nuestros políticos para intentar hacer aquello por los que les pagamos. De esa España forman parte las indemnizaciones millonarias de los banqueros que se embolsan tras vaciar las entidades financieras que tenían a su cargo y que los demás saneamos con nuestros impuestos. A la misma pertenecen las SICAV, las pensiones de oro de los políticos, los dobles y triples sueldos disfrazados y con origen en la caja pública, los privilegios en las pensiones, los más de 100.000 teléfonos móviles pagados con dinero público y sin control de uso alguno, los cientos de millones de euros en subvenciones repartidos entre partidos políticos y sindicatos, los ERES fraudulentos, las obras públicas inútiles que no hay quien mantenga tras su inauguración, los privilegios recaudatorios de la SGAE, los pelotazos urbanísticos, las burbujas inmobiliarias y financieras, las primas de riesgo y su “santa” madre…

Entre una y otra España hay un gran muro, un muro de la vergüenza que es negado e ignorado, pero que ahí está. Y la clase política, en la medida que se afianza, olvida cada vez más una realidad que no le gusta o, lo que es peor, que no conoce. En el fondo, la clase política sólo es un producto, un reflejo de la sociedad que la genera, la encumbra y la tolera. Una sociedad anestesiada e insensible sólo puede generar una clase política igual de anestesiada e insensible.

Hoy mandan los mercados, los especuladores y la clase política hace lo que sea menester para tranquilizarlos. Si hace falta hasta se cambian gobiernos sin que el pueblo vote siquiera. Y si hay que reducir gastos porque no se puede seguir gastando más de lo que se tiene, se empieza siempre aplicando unos retoques cosméticos a cuanto afecta a la propia clase política (ejemplaridad dicen) y se continúa con cirugía de campaña, sin anestesia, para los demás. Y así no se puede seguir por mucho tiempo. Torres más altas han caído.

Santiago de Munck Loyola

jueves, 10 de noviembre de 2011

El programa oculto.

Parece que, a medida que avanza la campaña electoral, las cosas no le están saliendo bien al PSOE: el efecto Rubalcaba se está convirtiendo en el defecto Rubalcaba. Un defecto que está mermando las, ya de por si escasas, expectativas iniciales de los socialistas.

Encaró su mejor oportunidad, la del debate, asumiendo resignadamente la posición inicial de perdedor y otorgándole a Mariano Rajoy la de próximo Presidente del Gobierno de España. Una oportunidad evidentemente perdida que lo único que ha puesto de manifiesto es quizás una vocación tardía y frustrada de periodista inquisidor.

De las insinuaciones de Rubalcaba en el debate sobre la existencia de un programa oculto del Partido Popular, el PSOE ha pasado a establecer y a centrar su estrategia electoral en denunciar la certeza de la existencia de ese supuesto programa oculto. Flacos de memoria son estos chicos. Primero nos machacaron durante años pregonando que no había alternativa porque el PP no tenía programa. Rubalcaba demostró en debate que habían mentido, que era falso que el PP no tuviera programa y lo hizo formulando preguntas a Rajoy sobre el contenido del programa popular una y otra vez. El PP tiene programa y Rubalcaba se lo conoce. Otra cosa es que no lo entienda o que no le guste. Ahora, los socialistas han dado un paso más: el PP no sólo tiene un programa de gobierno, sino que tiene dos.

El PP tiene el programa que es público y que también se conoce Rubalcaba y otro programa, el oculto. Y tras este brillante descubrimiento, los socialistas se han lanzado en tromba a enviar mensajes denunciando la existencia de ese supuesto programa oculto. Es decir, que están montando su campaña sobre una falacia que dan por cierta sin prueba alguna. Confunden sus deseos con la realidad y tratan de convencer de ello al electorado.

Ya vimos que Rubalcaba en el debate fingió no conocer a Zapatero ni sus políticas. En ningún momento enarboló o exhibió logro alguno del gobierno que él mismo ha vicepresidido. También se pudo constatar que ningún momento sacó a la palestra su propio programa electoral que seguramente existirá, pero del que nadie habla.

De programas ocultos, los españoles ya conocemos uno: el del PSOE en 2008. Porque, como bien recordó Mariano Rajoy, en el programa socialista de 2008, por mucho que uno se lo lea, no aparece el recorte de los salarios de los empleados públicos, ni la congelación de las pensiones, ni la supresión del cheque bebé, ni la desaparición de la desgravación de 400 euros, ni las negociaciones con los etarras, ni el retraso de la jubilación a los 67 años, ni el aumento del período de cotización para percibir una pensión, ni la destrucción sistemática de empleo, ni las medidas restrictivas para la financiación de los municipios ni ninguno de los “logros” con que los socialistas han obsequiado a la ciudadanía durante esta lúgubre legislatura que afortunadamente concluye ahora. Había un programa oculto del PSOE y todos los ciudadanos lo hemos podido sufrir en nuestras propias carnes.

Y si hubo programa socialista oculto en 2008 nada permite hacer suponer que no exista ahora otro programa oculto del PSOE. Y vete a saber que nuevas fechorías esconden. Mejor no saberlo, aunque uno se las pueda imaginar. Mejor mirar el futuro con ilusión y con esperanza sabiendo que sin ellos en el Gobierno cualquier programa será mejor.

Santiago de Munck Loyola

martes, 8 de noviembre de 2011

El debate: Rajoy y Rubalcaba.

Vaya por delante que, con la que está cayendo, gastar más de 500.000 euros en la celebración del debate entre Mariano Rajoy y Pérez Rubalcaba, Alfredo para los amigos, constituye un auténtico despilfarro económico, un pésimo ejemplo para los ciudadanos a los que tantos sacrificios se les impone y, lo que es peor, un mal augurio sobre cómo la clase política piensa seguir gastando el dinero, gane quien gane las próximas elecciones.

Por otra parte, un debate a dos, limitado a los candidatos de los dos partidos políticos mayoritarios, es un debate devaluado e incompleto que no hace otra cosa que reforzar el bipartidismo y a evidenciar el abismo que existe entre los discursos sobre la necesidad de regenerar nuestro sistema político mejorando la representatividad y la verdadera voluntad de las cúpulas del PSOE y del PP.

Este debate ha puesto en evidencia algunos aspectos cuando menos curiosos y ha revelado que algunos de los tópicos con que desde hace años se nos ha venido machacando no son más que eso, tópicos y no realidades. Durante mucho tiempo, desde las filas socialistas se ha venido lanzando el mensaje de que el partido Popular no tenía programa y que Rajoy no hacía propuesta alguna para salir de la crisis. Hoy, curiosamente, el candidato P. Rubalcaba ha demostrado que ese mensaje era una falsedad más. Machaconamente a lo largo del debate ha venido formulando preguntas a su oponente sobre distintos aspectos del programa popular tratando de subrayar sus presuntas inexactitudes o inconcreciones, en su caso. Con su persistente actitud, Rubalcaba ha dejado claro que el PP sí que tiene un programa de Gobierno y que durante años los socialistas han estado mintiendo a la opinión pública diciendo lo contrario. Podrá gustar más o menos el programa, pero lo evidente es que sí existe y, de hecho, durante el 90 % del debate se ha hablado de dicho programa y no del programa socialista que sí que constituye una verdadera incógnita.

Otro aspecto más que curioso que ha revelado el debate es que parece que el candidato socialista no ha formado parte del gobierno del Sr. Zapatero, es como si no le conociese. Rubalcaba ha sido incapaz de defender el conjunto de la gestión socialista de estos últimos años y prácticamente no ha mencionado ni al Presidente del Gobierno ni a su labor. El candidato socialista se ha comportado durante todo el debate como si se tratase de un periodista mordaz o como si estuviese examinando a un Presidente del Gobierno. Su actitud no ha sido la de un rival con opciones de ganar, sino como la de un candidato que se sabe perdedor y que da ya por ganador a su adversario político y así lo dejaba traslucir a lo largo de sus intervenciones.

Rajoy ha tenido una actitud más segura, más presidenciable. Ha sido la de quien se cree ya ganador y que no necesita arriesgar en el debate, que es tenido como un trámite más en una carrera ya ganada. Ha sabido concretar algunas propuestas y ha utilizado un lenguaje a veces excesivamente didáctico.

Por último, y parece pactado a propósito, ninguno de los dos candidatos ha mencionado la corrupción. Esta ausencia es especialmente significativa cuando en estos días está aflorando el caso Campeón, con el ministro Blanco bajo los focos de la sospecha, y cuando aún colea el caso Gürtel. Mal síntoma este silencio, este tupido velo sobre un aspecto esencial en el objetivo de regeneración democrática.


Santiago de Munck Loyola




jueves, 3 de noviembre de 2011

¿Por qué ofende a los cabrones, Sra. Juez?

"¡Pobre mujer! ¡Y encima se ríen estos cabrones!". Esta frase se le ha escapado a la juez de la Audiencia Nacional Ángela Murillo durante el juicio contra el exjefe de ETA, Francisco Javier García Gaztelu, 'Txapote', acusado del asesinato el 14 de julio de 2001, después de que le colocaran una bomba lapa en su furgoneta, del concejal de UPN en Leitza (Navarra), José Javier Múgica. Parece que la Sra. Juez no se ha enterado de las últimas noticias sobre la ETA. ¡Muy mal, Sra. Juez! Casi todo el mundillo político y social anda festejando el último comunicado de la banda y usted en Babia.

¿Acaso no ha escuchado al insigne experto en política y fogones, Sr. Arguillano? Pero, si está muy clarito, mujer, que los de ETA ya no van a matar ¡palabrita del Niño Jesús! Y cada pueblo tiene derecho a decidir su destino. Sí, cada pueblo, como lo oye. Lo dicen los de ETA también en su comunicado. Hay algún problemilla para delimitar qué se entiende por cada pueblo porque no está claro si hay que incluir a los que se han tenido que marchar del País Vasco o se puede prescindir de ellos, al igual que se prescinde de los que han sufrido en carne propia y de modo irreversible los efectos colaterales del “conflicto armado”. Pero, en fin, si Arguiñano lo tiene claro y con fundamento para qué molestarse en hacer análisis sobre las soluciones a este tema. Él tiene la receta y la comparte con los ilustres mediadores internacionales que nos han visitado y nos han dicho lo que hay que hacer. No, no se preocupe Sra. Juez, que lo tienen muy clarito: lo de las voluntad emanada de las urnas no cuenta, no. Cuenta mucho más la voluntad humeante surgida de los 9 mm parabellum y de las bombas lapa. ¿Cómo se va a comparar a la hora de decidir el futuro la autoridad y prestigio moral de los asesinos de inocentes que las de las víctimas y el resto de los ciudadanos?

Y si se ha perdido las magistrales declaraciones del indocumentado cocinero, ahí tiene las del nacionalista Durán y Lérida que dirigiéndose a las víctimas les ha dicho que no es hora de venganza, sino de generosidad. Es normal que este señor confunda venganza con justicia que para eso milita donde milita, pero que su opinión sea secretamente compartida por muchos debería ser preocupante.

En fin, Sra. Juez, que debería haberse enterado de que ahora las cosas son diferentes, que hay que situar en el mismo plano a víctimas y verdugos. ¿Acaso tampoco ha escuchado al Sr. Urkullu? Vaya por Dios. Dése cuenta que los familiares de los etarras sufren muchísimo porque a veces tienen que recorrer muchos kilómetros para visitar en las prisiones a sus angelitos y se han dado casos, fíjese, de que se han producido accidentes en los desplazamientos. ¿Y de quién es culpa, eh? Pues del “conflicto armado” que el represor estado español se obstina en mantener. Ni más, ni menos. Los familiares y amigos de los angelitos etarras son víctimas por culpa del estado represor que encierra a sus criaturitas, esas que se suelen mear encima cuando las detienen, por haberse visto obligadas a matar niños en casas cuartel, a funcionarios, a periodistas, a jubilados o a cualquiera que se haya hecho acreedor de la justicia de los valientes gudaris.

¿Cómo ha podido Sra. Juez llamar cabrón a este angelito “Txapote”? Este “valiente” gudari que descerrajó un tiro en la nuca a un indefenso y maniatado Miguel Ángel Blanco o a Gregorio Ordóñez, Fernando Múgica, José Antonio Santamaría, José Manuel Olarte, Alfonso Morcillo, Enrique Nieto, Francisco Arratibel, Juan José Baeza, Tomás Caballero, José Luis Caso, José Ignacio Iruretagoyena, Francisco Javier Gómez Elosegi o Manuel Zamarreño entre otros, no es un cabrón, no. Es algo mucho peor e incalificable al igual que los que le apoyen y jalean con sus votos. Sinceramente, Sra. Juez, no comprendo su actitud. ¿Qué le han hecho a usted todos los cabrones de este país para que usted les ofenda de esta manera tan cruel situándoles al mismo nivel que esta alimaña?

Santiago de Munck Loyola

martes, 1 de noviembre de 2011

Con el programa del PP el SEPES debería desaparecer.

En el Programa Electoral que el Partido Popular presenta en estas elecciones generales de 2011 figura, entre otras cosas, lo siguiente:
Delimitaremos con precisión las competencias de las distintas administraciones para evitar las duplicidades de gasto o la demora en la atención de las necesidades de los ciudadanos. Dotaremos a cada administración de los recursos necesarios para garantizar la prestación de los servicios públicos, y que éstos sean asignados eficientemente y con respeto al principio de lealtad institucional.
Reduciremos el número de entes y organismos del sector público para asegurar una gestión más transparente y eficiente. Suprimiremos todos aquellos entes que no respondan a una racionalidad económica o administrativa, supongan merma de transparencia o de garantías jurídicas o cuya actividad pueda ser realizada por la administración con sus actuales medios.
Es un hecho evidente que, con el desarrollo del Estado de las Autonomías, se ha producido en las últimas décadas una exagerada proliferación de administraciones, organismos y sociedades públicas que en una gran mayoría duplican funciones y, lejos de proporcionar una mejor eficiencia en el uso de los recursos públicos, constituyen un constante despilfarro del dinero de los contribuyentes. Piénsese en el caso de las Islas Baleares con cientos de organismos públicos y de empresas en las que más de 400 políticos están cobrando sueldos de altos directivos. El despilfarro generalizado ha sido y es evidente y la grave situación económica exige hacer una reestructuración del sector público para acabar con esta sangría económica y con estos nichos de colocación de políticos. En unos casos deberán ser las Comunidades Autónomas las que realicen la poda y prescindan de entes y organismos que duplican funciones que corresponden al Estado o que estarían mejor gestionadas por el Estado a través de estrategias de carácter nacional y, en otros casos, deberá ser el Estado el que elimine organismos públicos que por su finalidad y razón de ser estará, sin duda, mejor gestionados por las Comunidades Autónomas o, incluso, por determinados entes locales.
En España hay, al día de hoy, decenas de Empresas públicas autonómicas dedicadas a la promoción y desarrollo de suelos industriales. Partiendo de la base que debería ser el mercado, los empresarios, quienes en primera instancia deberían ser los promotores de espacios industriales y no las administraciones públicas, lo cierto es que si se admite y asume la intervención pública como agente corrector de las ineficiencias del mercado parece que las sociedades de las comunidades autónomas pueden ser el instrumento idóneo: un mejor conocimiento de la realidad económica inmediata, de las necesidades y prioridades de la región, de las estrategias de desarrollo regional e, incluso, de las particularidades legislativas en materia de suelo.
Sogepsa (Sociedad Mixta de Gestión y Promoción del Suelo, SA) en Asturias, la empresa Navarra de Suelo Residencial, S.A. en la Comunidad Foral, SPRILUR, S.A. en el País Vasco, Gasteizko Industria Lurra, S.A., GILSA en la Provincia de Álava, Sigalsa en Galicia, ADE Parques Tecnológicos y Empresariales de Castilla y León,  SICAN en Cantabria, SEREMUR en la Región de Murcia, SOFIEX Sociedad de Fomento Industrial de Extremadura, La Empresa Pública de Suelo de Andalucía, conocida como EPSA, SODIAR Sociedad para el Desarrollo Industrial de Aragón, INCASÒL, Instituto Catalán del Suelo, SEPIVA en la Comunidad Valenciana, la Sociedad para el Desarrollo Industrial de Castilla-La Mancha, S.A. o Arpegio en la Comunidad de Madrid son algunos de los ejemplos de empresas públicas destinadas al desarrollo de suelos industriales en el territorio de sus respectivas Comunidades Autónomas.
Junto a ellas sobrevive SEPES, la sociedad estatal dedicada al desarrollo de suelos industriales y heredera directa de dos organismos públicos: la Gerencia de Urbanización y el Instituto Nacional de Urbanización (INUR). SEPES opera en todo el territorio nacional y, por tanto, superpone su actividad a la de los entes autonómicos. Se trata de un claro ejemplo de duplicidad de funciones que hay que corregir. Además, a través de mi experiencia profesional de estos últimos años, he comprobado que SEPES es además una herramienta al servicio de políticas partidistas. Sus actuales gestores y directivos no han dudado en usar esta potente herramienta al servicio de directrices partidistas vulnerando el interés general lo que supone añadir un motivo más para que, en su día, se disuelva esta entidad y sean transferidos sus activos a las entidades autonómicas para el desarrollo de espacios industriales.

D. Pedro Saura y su amiguete.
D. Félix Arias Goytre
Los señores Félix Arias, Pedro Saura o Álvaro Couso han dado un claro ejemplo estos años de cómo no se debe gestionar una empresa pública y de cómo el interés general puede ser pisoteado por mezquinos intereses partidistas. Su actuación no tiene desperdicio.
D. Álvaro Couso.
Por ello, si el Partido Popular gana las próximas elecciones generales, tal y como pronostican todas las encuestas, la disolución del SEPES, a la luz de las propuestas programáticas, constituye una obligación ineludible por higiene democrática, por eficiencia económica y por el interés general. Ojala sea así.
Santiago de Munck Loyola


jueves, 27 de octubre de 2011

Se ha ido Omar Cuadrado Reyes.

Hoy 27 de octubre de 2011 se ha muerto un amigo, Omar Cuadrado Reyes. Nació en Uruguay, en Maldonado, Pan de Azúcar, en 1947. Dejó su tierra y vino a España para estudiar Bellas Artes. Pero la vida encaminó su formación hacia el mundo empresarial y terminó fundando con muy pocos medios una pequeña empresa en Arganda del Rey que terminaría por convertirse en una gran y pionera empresa química, Satecma, que se consolidó en Rivas-Vaciamadrid.

Le conocí en 1990 a través de un compañero de Partido y desde entonces siempre mantuvimos una relación, primero limitada al ámbito político, y que con el paso de los años terminó por convertirse en amistad. Fue concejal del Partido Popular en Rivas-Vaciamadrid entre 1999 y 2003 demostrando  una gran lealtad política y una enorme capacidad de diálogo y acuerdo, fruto, sin duda, de un carácter abierto y tolerante.


La última vez que le ví fue el año pasado. Vino a Alicante y pasó a verme y a interesarse por mi salud, detalle que agradecí profundamente. Hacía años que no nos veíamos. Salimos a cenar junto con su compañera Noemí y mi mujer y nos pusimos al corriente de nuestras vidas.

Omar fue, sobre todo, un hombre emprendedor, un hombre de empresa que supo ver mucho antes que otros las posibilidades y el futuro que Rivas-Vaciamadrid, un municipio entonces intentando despegar, podía tener. Apostó por Rivas y acertó. Apasionado del mar y de la naturaleza disfrutó cuanto pudo de la pesca y de los paseos en barco, su Princesa, que durante años estuvo en el puerto deportivo de Torrevieja.





Hombre de ideas y de iniciativas también impulsó la cooperación con su Uruguay natal y promovió numerosos proyectos sociales para mejorar la calidad de vida de sus conciudadanos. En diciembre de 2009 fue nombrado Ciudadano Ilustre de Montevideo y ostentaba con orgullo además el cargo de Agregado Civil Honorario para Asuntos Económicos y Comerciales de la Embajada de Uruguay en España. Entrevista en TV a Omar Cuadrado Reyes.

Se ha ido para siempre un hombre que supo triunfar y que nunca se olvidó ni de sus orígenes ni de sus amigos. Mi cariño y afecto para Noemí y sus hijos Tabaré y Omar en estos duros momentos. Descansa en Paz, querido amigo.

Santiago de Munck Loyola

domingo, 23 de octubre de 2011

Collège Notre Dame de Basse-Wavre.

Acababa de terminar 4º de bachillerato en el seminario de Alcalá de Henares. Había sido un curso duro entre otras cosas por la disciplina del Centro, muy diferente al ambiente familiar que había vivido en Rozas de Puerto Real. Un día del mes de julio de 1972, mis padres me preguntaron si me gustaría ir a estudiar un año en Bélgica en casa de unos conocidos suyos, la familia Lambot. Me pareció una buena idea pero no estaba seguro. Concertaron una comida con el matrimonio para que les conociese, pero sin mis padres. Un día, cogí el autobús, el 43, y me dirigí al encuentro. Llegué al Hotel Cuzco, en la Plaza de Lima de Madrid, y allí me esperaban Jean Paul y Gabi, el matrimonio Lambot. No fue fácil la comunicación: ellos no sabían nada de español y yo tan sólo conocía algunas palabras en francés. Pero todo fue bien. Acepté y a primeros de septiembre con 14 años recién cumplidos llegué a su casa. Estaba situada en el campo, en un pequeño pueblo llamado Limal.

Y empecé mis estudios, 5º Latín Griego, en el Colegio de Notre Dame de Basse-Wavre. Fue un cambio radical de forma de vida, pero muy aleccionador. Todas la mañanas debía andar, todavía de noche, un par de kilómetros hasta la parada del autobús. Llegaba a Wavre, a la Plaza de la Estación, y debía recorrer andando otros cuatro kilómetros hasta el colegio. Se trataba de un gran y antiguo edificio que, en tiempos, había sido seminario y en el que también había cursado algún año mi padre. El colegio contaba con unos campos de fútbol espectaculares, laboratorios, un moderno gimnasio y aulas audiovisuales para los idiomas. Había también alumnos en régimen de internado. En la clase éramos 23 alumnos y contábamos con un tutor, el padre Cornet. Los primeros meses fueron muy duros. A la lejanía familiar tenía que añadir la dificultad del idioma y unos hábitos escolares completamente distintos. El rigor y la disciplina eran las características básicas del colegio.

Teníamos clase de lunes a sábado por la mañana y por las tardes de lunes a viernes, excepto los miércoles. Casi la mitad de los alumnos acudía en bicicleta al colegio y muchos de ellos acudían los sábados por la mañana con su uniforme Scout pues al terminar se iban a las actividades de su Grupo Scout. A mediodía las clases se interrumpían para comer. La mayoría llevábamos unos sándwich y lo acompañábamos con una sopa de verdura, siempre la misma, que nos daban en el comedor. Los miércoles a las 8 de la mañana teníamos natación en la Piscina Municipal. La puntualidad era estricta. No se podía entrar en clase si había empezado sin antes ir al despacho del “prefecto” quien, si encontraba razonables las explicaciones sobre la causa del retraso, te entregaba una autorización para entrar en clase.

Para entrar en clase debíamos formar en el patio en dos filas dejando una baldosa libre entre nuestros pies y el de delante y a la indicación del profesor subir en silencio a clase. Los bolígrafos estaban prohibidos, había que usar estilográfica. Cada uno teníamos una agenda en la que debíamos anotar las tareas para casa de ese día y de cada asignatura. En casa nos la tenían que firmar cada día. Los sábados por la mañana se la entregábamos al tutor quien nos la devolvía el lunes a primera hora debidamente revisada. Todos los días nos preguntaban por escrito la lección en unas fichas. Las fichas evaluadas nos las entregaban los sábados por la mañana y el lunes las teníamos devolver con las firmas de los padres. Cada 15 días un examen de las materias dadas. Cada mes un examen de todo lo estudiado hasta la fecha y al finalizar el curso otro examen total. Y las notas consistían en la acumulación de puntos de cada ficha o cada examen de modo que al acabar el curso a lo mejor había que reunir 2.500 puntos para aprobar una materia. Era una evaluación permanente que exigía trabajar a diario y no bajar la guardia. Durante el primer trimestre me permitieron hacer las fichas y los exámenes en español, pero enseguida dejé de hacerlo. Memorizaba las lecciones en francés aunque no terminase de comprenderlo y las escribía, así fui aprobando. Nunca había tenido que ejercitar tanto la memoria. Había asignaturas como geografía o las ciencias naturales en las que no se usaban libros de texto. Las materias se iban desarrollando a través de un sistema de participación colectiva, aportando experiencias y redactando los textos de la propia asignatura. Me eximieron de las clases de inglés y de holandés pues no podía llegar al nivel de los demás.

Guardo un especial recuerdo del tutor, l’abbé Cornet, siempre serio y exigente que nos enseñaba latín y gramática francesa y del profesor de griego, Mr. Royer, hombre muy culto y alegre. Philippe Henry, Paul Têcheur, Vincent Lohisse, Patrick Proot fueron mis mejores amigos y excelentes compañeros de clase. También recuerdo a otros compañeros como Pascual, Fanelli, Lartigue, Berlier, etc. Todos ellos me ayudaron a integrarme, a conocer mejor la mentalidad y hábitos belgas y fueron muy pacientes con mis dificultades iniciales con el idioma.

Aquel curso, 1972-1973, fue realmente especial. Adquirí conocimientos, hábitos y técnicas de estudio nuevas que me permitieron continuar el bachillerato en España con una mejor base. ¡Qué diferencias de mentalidad respecto al sistema educativo español! El Colegio de Notre Dame de Basse-Wavre era un gran colegio y supongo que lo seguirá siendo. El pasado mes de marzo volví por allí y visto desde fuera parece que nada ha cambiado en 40 años.

Santiago de Munck Loyola

viernes, 21 de octubre de 2011

¿Pedirá la PParaca Inmaculada Sánchez Ramos el voto para Rajoy?

Sírvase el lector examinar el rostro de la Portavoz del Partido Popular de Rivas-Vaciamadrid, paraca impuesta desde Madrid a los sufridos militantes del Partido Popular de la localidad, vulnerando los más elementales requisitos de democracia interna, y observe el gesto de la misma.

Está posando junto a Mariano Rajoy y no es una foro cualquiera, no. Dª Inmaculada Sánchez Ramos le ha estado poniendo verde durante mucho tiempo en diversos Blogs. Bueno, a Mariano Rajoy y al Partido Popular en general. Y, no sólo éso, ha estado impartiendo lecciones de ética a todo el que se le ha puesto por delante. Ha conseguido eliminar de la red algunos artículos, ahora que se ha hecho con un sillón de concejal en Rivas-Vaciamadrid, pero han quedado suficientes rastros como para poder evaluar la catadura moral del personaje.

Se la nota como cohibida, ¿no? O como si se tratase de una foto de compromiso, no sé. Tiene el gesto raro, poco natural. Juzgue por si mismo el lector.
Dª Inmaculada Sánchez Ramos, con contenida emoción, posando junto a Mariano Rajoy.
Ya se sabe que alguien como ella, que le exigía públicamente a Mariano Rajoy democracia interna a propósito del Congreso de Valencia, no tiene ningún empacho en vulnerarla y aceptar un puesto de paraca con tal de hacerse con un cargo electivo sin poseer ningún mérito ni capacidad para ello. Ética y principios para los demás. Para ello no, por favor. Tampoco tiene esta señora, como puede apreciarse, ningún reparo en hacerse una foto con su despreciado y descalificado Mariano Rajoy.

Dª Inmaculada Sánchez Ramos, con contenida emoción, posando junto a Mariano Rajoy.
Pero, se plantea ahora una duda, ¿se atreverá a pedir el voto el 20-N para que Mariano Rajoy, el tibio gallego según ella, alcance la Presidencia del Gobierno? ¿Tendrá tanta cara dura para hacerlo sin antes retractarse de sus escritos y de pedir perdón a los afiliados del Partido Popular por sus descalificaciones? ¿A cambiado tanto Rajoy o es ella la que ha cambiado?

Dª Inmaculada Sánchez Ramos, con contenida emoción, posando junto a Mariano Rajoy.

Es fácil obtener la respuesta a estos interrogantes. Basta con conocer la trayectoria y la catadura moral de este curioso personaje, especialista en la Ley del Embudo, en satélites y paracaídas.

Santiago de Munck Loyola.

jueves, 20 de octubre de 2011

La ETA sigue.

Ojalá se pudiera decir otra cosa del comunicado de hoy de la banda terrorista, pero a la vista del mismo no es posible hacerlo. Ojalá pudiera decirse que la ETA ha desaparecido pero no es éso lo que anuncia este comunicado. El anuncio de un “cese definitivo de la actividad armada” está siendo interpretado como el final de la ETA confundiendo un anhelo generalizado con la realidad textual de dicho anuncio. El 22 de marzo de 2006, la ETA anunció un “alto el fuego permanente” y después del mismo volvió a matar. Del “alto el fuego permanente” se pasa ahora al “cese definitivo de la actividad armada” y no es una variedad al azar o casual de los términos empleados. La banda asesina siempre ha medido muy bien las palabras empleadas en cada uno de sus comunicados. En el comunicado de hoy lo que se anuncia no significa que ETA vaya o quiera desaparecer porque, si se tratase de comunicar ese hecho, la organización terrorista habría anunciado simple y llanamente su disolución y la entrega de las armas. Es evidente que si la ETA no anuncia su disolución es porque desea seguir existiendo y si la ETA no anuncia la entrega de las armas es porque las guarda para poder a volver a usarlas si ello conviene a sus intereses. Tampoco puede pasarse por alto la dosificación estratégica que la ETA hace de sus comunicados y, vista la coincidencia con la proximidad de un proceso electoral, parece deducirse que la finalidad del mismo es volver a allanar el camino político a sus ramas políticas para su acceso a un nuevo nivel de las instituciones del Estado. Relacionar como hace la organización terrorista en su comunicado el “cese definitivo de su actividad armada” con exigencias tales como el reconocimiento a Euskal Herría o el llamamiento a que los gobiernos español y francés negocien la agenda que ETA exige plantea serias dudas sobre la auténtica finalidad y el verdadero alcance de dicho comunicado.

Es tan sencillo y tan claro que resulta preocupante la alegría de muchos dirigentes políticos a la hora de valorar este comunicado. Se equivoca el Presidente del Gobierno al hablar de un “triunfo definitivo y sin condiciones” sobre los terroristas. Tiene razones el Presidente para ser optimista pues posiblemente la banda esté más débil que nunca gracias a la actuación de las Fuerzas de Seguridad del Estado, pero de ahí a hablar de un triunfo definitivo sobre los terroristas hay todavía un largo trecho.

El triunfo definitivo sólo llegará cuando la ETA sea disuelta o aniquilada. Cuando la organización terrorista anuncie su disolución y entregue las armas. Y mientras eso no ocurra no habrá triunfo definitivo de los demócratas. Y no hay que olvidar que, si se habla de triunfo, hay que hablar de vencedores y de vencidos y que éstos últimos no pueden ser equiparados, en modo alguno, con los primeros. Las víctimas del terrorismo merecen el reconocimiento general, la solidaridad del conjunto de la sociedad, dignidad y justicia. No podemos olvidar que nuestro régimen de libertades está en deuda con todas las víctimas de los etarras.

Santiago de Munck Loyola




martes, 18 de octubre de 2011

La “conferencia” de paz: quid prodest?

Resulta asombroso comprobar la disparidad de criterios existentes entre las fuerzas democráticas a la hora de valorar la iniciativa y los resultados de esa llamada “conferencia” de paz celebrada este fin de semana en San Sebastián. Que existan criterios contrapuestos entre demócratas y el entorno etarra sobre la misma sería lo normal y lo saludable; que existan valoraciones contrapuestas entre partidos nacionalistas y partidos nacionales también lo sería (no hay que olvidar la frase de Arzallus “ETA sacude las ramas y nosotros recogemos los frutos”); pero que estas valoraciones totalmente contrapuestas se produzcan entre los partidos parlamentarios nacionales ya no lo es tanto.

Hay quien ve en este acto propagandístico del entorno etarra indicios de una solución al impropiamente denominado “conflicto”, es decir, del terrorismo. Puede que se trate de una visión “buenista” que desea, más que otra cosa, creer que algo ha cambiado y que se puede llegar a una paz negociada. O puede que se trate, simplemente, de una identificación con los planteamientos de los etarras que, en definitiva, legitima el uso de la violencia para alcanzar objetivos políticos prescindiendo, por tanto, del alcance y significado del estado de derecho. Sea cual sea la causa lo cierto es que produce una coincidencia con el entorno etarra y con sus fines que debería, al margen de estrategias partidistas, promover una reflexión profunda sobre el acierto o error de esa actitud para conseguir la paz.

Se diga lo que se diga nada ha cambiado en el panorama político vasco. Bueno, algo sí ha cambiado; la ETA ha conseguido un triunfo propagandístico de proporciones internacionales y las víctimas de los terroristas y los demócratas una humillación más.

Los cinco puntos de ETA, debidamente filtrados y edulcorados por la conferencia y sus invitados estelares, no contienen novedad alguna respecto a lo que ya se conocía sobre los objetivos de la organización terrorista. No se condena la violencia, no se anuncia una disolución de la banda armada y no se pide perdón a las víctimas. En el comunicado leído se requiere a dos estados democráticos para que se sienten a negociar lo que los asesinos quieren que se negocie. Y en un alarde delirante de cinismo se equipara a las víctimas de los terroristas con los propios terroristas y sus familiares. Las víctimas de los terroristas y sus familias han sufrido y sufren porque unos desalmados así lo han decidido para imponer unos objetivos al margen de la ley. Los terroristas y su entorno sufren, si es que han sido condenados por la justicia, porque voluntariamente han decidido quebrantar la ley asesinando, mutilando, robando o extorsionando. La diferencia moral y ética ante ambos sufrimientos es clara y evidente y los intentos de equiparación emanados de esta declaración son repugnantes.

Habrá quien no lo vea así por convencimiento o por interés, pero se trata de una posición irreconciliable desde principios éticos mínimos. La paz no se puede conseguir desde la abdicación de los principios básicos de un estado de derecho o desde la renuncia a su defensa. La paz no se puede conseguir a cualquier precio y menos aún cuando los objetivos políticos de los terroristas y sus cómplices o beneficiarios se pueden alcanzar a través de las instituciones democráticas.

Quid prodest? ¿A quién beneficia esta conferencia? ¿A las víctimas? ¿Al estado de derecho? ¿A la democracia? No, a ninguna de estas partes. Beneficia a la ETA y a su entorno, no nos engañemos. No beneficia a nadie más. El diálogo con los terroristas sólo sirve para legitimar su violencia porque demuestra que a más dolor y daño causado más fácil es obtener del estado lo que se quiere. El diálogo con la ETA y su entorno es abrir la puerta a que nuevas manifestaciones de violencia puedan producirse. Si unos pueden ¿por qué no cualquiera?

Santiago de Munck Loyola