¡Vaya
semanitas que llevamos! Parece que ningún partido se libra de salir en los
papeles de los trincones. Hace tan sólo unos meses se hablaba de los Gürtel,
después de los ERES falsos andaluces, más tarde de Pepiño el campeón y sus entrevistas
en gasolineras, hace unas semanas empezaron a correr noticias en torno a los
cinco hijos millonarios de Pujol y sus aficiones a las montañas suizas y a los
complejos hoteleros caribeños, hace unos días nos centrábamos en los
independentistas de Durán y su amor a la formación remunerada con fondos
europeos y ahora estamos en plena tormenta ocasionada por el Sr. Bárcenas,
alias Luis “el cabrón” según las contabilidad gurteliana, y su pasión por el
alpinismo suizo.
Y seguiremos dentro de unas semanas con nuevos y jugosos casos
protagonizados por parte de nuestra sacrificada clase dirigente. Aquí el que no
corre vuela, desde el yerno del Rey hasta el ex presidente de los empresarios,
pasando por políticos de distintos colores y jerarquías, desde independentistas
a constitucionalistas. Todos ellos unidos por una misma “pasta”, todos ellos
compartiendo afición al trinque de lo ajeno. Corrupción trasversal. Mal está que 30.000 ciudadanos
cobren ilegalmente la dependencia de fallecidos, pero con el ejemplo que
algunos dirigentes de este país ofrecen ¿qué menos se puede esperar?
¡Ya está
bien! Es
hora de que los ciudadanos que nos las vemos y deseamos para cumplir con
nuestras cargas familiares y con nuestras obligaciones tributarias, digamos
¡basta! Y nos posicionemos de forma clara y rotunda contras este estado de
cosas. Nada de tibiezas porque con ellas no cambiarán, no reaccionarán quienes
tienen la obligación de hacerlo. Con tanta tibieza lo que sí han conseguido es
que la conducta inmoral de unos pocos manche el nombre de toda la clase
política.
Es
muy probable que el actual estado de cosas será aprovechado por los simples y
por los manipuladores de siempre para decir que todo es culpa del año de
gobierno del PP, como si no fuera más que evidente que la corrupción no nace de
un día para otro. Están aflorando casos que durante años y bajo distintos
gobiernos se han ido fraguando. Y ello ha sido posible porque los distintos
gobiernos han carecido de la voluntad política necesaria para establecer
mecanismos preventivos. Hay corrupción porque nuestras leyes otorgan un gran
margen de discrecionalidad a los políticos a la hora de contratar con las
administraciones públicas; hay corrupción porque se ha pervertido la
independencia judicial; hay corrupción porque no se ha querido establecer una
Ley de financiación de partidos políticos seria y transparente; hay corrupción
porque se han aflojado los mecanismos de control que antes ejercían, por
ejemplo, los habilitados nacionales en las corporaciones locales; hay
corrupción porque nadie ha acometido una reforma sería de las normas que rigen
los procedimientos judiciales para implantar criterios de sumariedad en las
causas abiertas o hay corrupción porque los partidos políticos no permiten que
sus militantes decidan quienes les representan en las instituciones y utilizan
los cargos públicos como recompensa para los fieles, sea cual sea su
preparación, a las cúpulas dirigentes. Son muchas las causas que propician la
aparición de casos de corrupción pero pocas las inequívocas manifestaciones de voluntad
política, traducida en hechos concretos, para acabar con ellas.
Hoy
afirmaba el Presidente Fabra en relación a cargos populares imputados o
procesados que el Partido Popular ha establecido una clara línea roja: los
imputados o procesados no pueden ostentar cargos internos dentro del partido ni
permanecer en puestos de designación directa, de confianza. Vale, muy bien.
Pero eso quiere decir que quien está imputado o procesado, a pesar de la
presunción de inocencia, no es apto para ese tipo de puesto, pero sí, al
parecer, para seguir ostentando cargos electos. O sea que un imputado no puede
ser secretario general del PPCV, por ejemplo, pero sí puede ser alcaldesa de
Alicante. Es curioso que se considere necesario preservar de la presencia de un
imputado un cargo de partido y no un cargo público. ¿Es lógico?
Por
otra parte, hoy también, Rita Barberá, Alcaldesa de Valencia, ha hecho un
llamamiento para que "los más
preparados, los más comprometidos y los más íntegros" entren en política con el objetivo de
que "no la copen los peores". ¡Perfecto! Pero a ver si
la leen en Alicante porque bastó que en septiembre se anunciase a la Dirección
Provincial la intención de un grupo de modestos militantes de base alicantinos
(sin pretender presentarse como los más preparados, comprometidos e íntegros)
de presentar una candidatura a la Junta Local del PP de Alicante por la
regeneración del partido para que un mes después se suprimiese la Junta Local
de Alicante con el fin de evitar elecciones a la misma.
Cada
día se hace más evidente la necesidad de una reacción ciudadana en contra de
todas estas tropelías, de los sinvergüenzas de cualquier color que han
confundido las instituciones con una charcutería. Y es necesario no callar,
condenar sin tibieza, marcar líneas rojas más claras aún y hacerlo con
frecuencia porque si no lo hacemos así los escándalos de hoy serán simples
anécdotas dentro de unos meses y serán sustituidas con normalidad por otras
noticias similares. Nada hay peor que terminar por acostumbrarse al sonido atronador
porque termina imponiéndose la sordera.
Santiago
de Munck Loyola