Parece que, para algunos, en
España no hay ahora asunto más importante que opinar sobre dónde se opera el
Rey, si en un hospital público o privado, si con médicos que trabajan aquí o
traídos de fuera. Y lo que más sobresale en este artificial e insustancial
debate es la actitud profundamente mezquina de muchos dirigentes de la
izquierda española. Mezquindad y, en algunos casos, miseria moral como se puso
de manifiesto en el grave accidente de tráfico que sufrió y que casi le cuesta
la vida a la Delegada
del Gobierno en Madrid, Cristina Cifuentes. Porque hay que ser muy miserable
para pedir que se saque de un hospital público y sea trasladada a otro privado
a una persona que está en coma y luchando por salvar la vida. No hay otro
calificativo para describir a quienes quisieron hacer electoralismo y política
sectaria con la vida y la recuperación de la Sra. Cifuentes quien tenía todo
el derecho del mundo a ser tratada en el centro hospitalario que quisiera, como
cualquier otro ciudadano.
Ahora le toca el turno al Jefe
del Estado. Es evidente que cualquiera que fuese la decisión que el Rey hubiese
adoptado para tratar la dolencia que le afecta habría sido aprovechada por los
mezquinos de turno para lanzar toda clase de críticas y de descalificaciones.
Todo parece indicar que el Rey no ha tomado la decisión personalmente, sino que
lo ha hecho consultando con su familia, sus médicos y sus colaboradores
inmediatos valorando todas las posibilidades y opciones e inclinándose por lo
que ha entendido mejor para la recuperación de la salud del Monarca. En estos
asuntos no hay improvisación que valga y sólo puede prevalecer finalmente, o
solo debería prevalecer, el interés de la salud del paciente.
Pero, no, parece que algunos
tienen la imperiosa necesidad de “montar el pollo” por lo que sea y se han
puesto manos a la obra. Si el Rey hubiese optado finalmente por someterse a
esta nueva operación en un hospital público estarían despotricando porque lo
haría saltándose las listas de espera o porque su presencia en cualquiera de
los hospitales públicos supondría enormes molestias para el resto de los
pacientes ingresados en el mismo, molestias derivadas de las imprescindibles
medidas de seguridad en el recinto hospitalario o molestias ocasionadas por la
inevitable presencia de todos los medios de comunicación, vehículos, reporteros
y demás personal que colapsarían las proximidades al centro público elegido. Y
lo más probable es que hubiesen aprovechado los miserables de turno para montar
otra escenita en las proximidades exigiendo que le operasen en un centro
privado.
Como finalmente la decisión de la
Casa Real ha sido que el Monarca sea
intervenido en un centro privado también alzan su voz, unos protestando sin
matices por la elección y otros haciendo públicas sus preferencias, como si
alguien les hubiese preguntado por sus gustos, por la decisión contraria, es
decir, diciendo que les hubiera gustado más que el Rey fuese intervenido en un
Hospital público. Eso sí, como siempre con las dos varas de medir, porque más
de uno, aunque no lo diga, está siendo tratado para algunas dolencias o ha sido
tratado en la sanidad privada aunque ahora diga que prefiere que el Rey sea
intervenido en la sanidad pública.
En fin, que algunos no pierden la
oportunidad para intentar sacar tajada electoral incluso sobre las operaciones
reales. Y mientras tanto, el Gobierno y, por supuesto, el Partido Popular
tomando decisiones “muy oportunas” manifiesta que no tiene pensado de momento
proceder a regular, a legislar sobre las funciones del príncipe de Asturias. Al
parecer, según un peculiar criterio de oportunidad política, resulta
irrelevante que el Jefe del Estado vaya a estar alejado de sus funciones
durante una larga temporada para decidir si conviene o no regular las funciones
del heredero de la Corona que necesariamente habrá de sustituir en muchas
ocasiones al Rey. Incluso parece que es irrelevante que durante algunas horas,
como ocurrió ayer, el Jefe del Estado estuviera inconsciente durante una intervención
quirúrgica y simultáneamente el Presidente del Gobierno estuviese ausente de
España viajando hacia la Asamblea General de las Naciones Unidas en Nueva York.
No hay nada que regular, el heredero de la Corona desarrolla funciones
representativas de la Jefatura del Estado, sin soporte jurídico alguno.
Curioso.
Santiago de Munck Loyola