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lunes, 10 de agosto de 2015

El melón constitucional.


Todo parece indicar que el Presidente del Gobierno Mariano Rajoy ha decidido anunciar su predisposición a abrir el melón de la reforma constitucional. Es difícil saber si esta predisposición responde a una simple estrategia electoral de cara a los próximos comicios o si responde, tras casi cuatro años de gobierno, a la necesidad de “hacer política” una vez que ha considerado que ya se ha ocupado suficientemente de la economía. Es indudable que, sean cuales fueren los motivos, nuestra Constitución para algunos está necesitada de algunos retoques cuando menos y para otros de cambios más profundos que podrían afectar a la propia configuración territorial del estado.

Los socialistas y otros grupos se han apresurado a descalificar esta predisposición del Presidente aun cuando no ha anunciado qué temas quiere poner encima de la mesa de la reforma constitucional. Unos dicen que ellos ya habían propuesto iniciar un proceso de reforma hace tiempo y que el Partido Popular no había hecho ni caso y otros enseguida han sentido que se estaba aludiendo exclusivamente al poder autonómico. Cada cual, en definitiva, arrimando el ascua a su sardina.

Si finalmente se abre el melón de la reforma constitucional, sin duda, van a ponerse sobre la mesa de debate toda clase de propuestas, desde la abolición de la monarquía hasta la recentralización del Estado, pasando por el federalismo, el derecho de autodeterminación o la supresión del Senado. Aunque es obvio, no está de más recordar que la estabilidad y longevidad de un texto constitucional depende, sobre todo, del grado de consenso que se alcance entre los principales actores políticos y del nivel de arraigo que éstos tengan en el conjunto de la ciudadanía. A los principales partidos políticos corresponde, por tanto, un consenso inicial básico consistente en acotar de antemano aquellos aspectos de la Constitución que van a ser objeto de debate para su reforma. Y ello exige mucho sentido común, altura de miras, generosidad, sentido de Estado y, por qué no decirlo, patriotismo, cualidades difíciles de encontrar en el actual panorama político. La Constitución es reformable y cualquier propuesta de reforma es susceptible de ser analizada.

No faltarán los agoreros, los que pongan el grito en el cielo ante determinadas propuestas y los que, con más ignorancia que sentido común, se apresuren a gritar ante alguna de ellas que es inconstitucional o anticonstitucional, olvidando que solo las normas aprobadas y no las propuestas de nuevas normas pueden ser tachadas de inconstitucionales o anticonstitucionales. Una ley es inconstitucional cuando viola la Constitución y es anticonstitucional cuando, además de infringir preceptos constitucionales, pretende sustituir el actual ordenamiento jurídico por otro diferente. En todo caso hablamos de normas y no de propuestas de normas o de reforma constitucional.

Hace tan solo unos meses se armó algo de revuelo en torno al resumen, mal redactado, de una propuesta electoral de Esperanza Ciudadana que algunos se apresuraron a descalificarla tachándola de anticonstitucional sobre la permanencia o no y en qué condiciones de la Provincia de Alicante en el seno de la Comunidad Valenciana. Ante la constatación, por nadie rebatida, de que nuestra Provincia sufre desde hace décadas un maltrato presupuestario y una marginación política intolerable por parte de la Generalidad Valenciana, Esperanza Ciudadana proponía exigir el fin de esa situación, reclamar la deuda histórica de la Generalidad con nuestra Provincia y revisar su estatus en el seno de la Comunidad Autónoma reclamando, llegado el caso, la separación política y administrativa de la misma, preservando todos los vínculos históricos y culturales a que hubiere lugar. Es evidente que no sirve pasarse la vida lloriqueando porque el estado y la Generalidad nos maltratan. Hay que ofrecer soluciones y debatirlas. Si una administración pública como la Generalidad Valenciana no sirve a los intereses de los alicantinos y si, además, lejos de propiciar la convergencia social entre los habitantes de sus provincias lo que hace es ahondar las diferencias en perjuicio siempre de los alicantinos, es evidente que hay que dar un paso adelante y llegar hasta donde haga falta en defensa de la dignidad y el progreso de la gente de Alicante.

Y la propuesta de Esperanza Ciudadana era y es tan constitucional como pueda ser la propuesta de convertir a España en un estado federal o de suprimir el senado, por citar sólo algunas de las que ya se han puesto encima de la mesa.

No se puede olvidar que las administraciones públicas tienen un carácter instrumental, que en nuestro caso, además, se trata de una administración sin arraigo histórico o sentimental y que cuando una administración no sirve a los fines para los que fue creada o se reforma o se sustituye. Confundir el amor a la tierra, a la región con el amor a una administración, bastante inútil por cierto, es de una simpleza política que raya el ridículo. Nadie se rasga las vestiduras cuando se propone la supresión de las Diputaciones apelando al amor a esa institución y confundiéndola con el sentimiento de pertenencia a una determinada provincia. Y tampoco es posible olvidar que los vínculos culturales de la Provincia de Alicante con el resto de la Comunidad Autónoma solo son parciales y con diferente intensidad.

Hay que recordar que, de acuerdo a los Artículos 137 y 143 de la Constitución, la organización territorial del Estado en Comunidades Autónomas no es obligatoria y que la iniciativa del ejercicio del derecho a la autonomía corresponde a las provincias de forma también opcional.

Alicante debe exigir el sitio que le corresponde en el seno de la Comunidad Valenciana y la reparación de la discriminación presupuestaria que históricamente ha venido sufriendo. No hacerlo es seguir siendo ciudadanos de segunda y retroceder año tras año en los niveles de progreso y prosperidad que podría alcanzar. Alicante tiene capacidad y potencial de sobra para progresar y sus ciudadanos no necesitan soportar sobre su cabeza cuatro administraciones públicas diferentes. Menos seguir lloriqueando frente al Estado o a la Generalidad Valenciana se puede y se debe intentar cualquier iniciativa política.

Santiago de Munck Loyola


viernes, 31 de julio de 2015

Más incompetentes en la cúpula del PP.




Han pasado más de dos meses desde las últimas elecciones municipales y autonómicas que se saldaron, entre otras cosas, con el mayor desastre electoral de las historia del Partido Popular de Alicante. 140.000 votos perdidos en la Provincia de Alicante y con ello decenas de Alcaldías como la de la propia capital o la de Elche, un desastre que se veía venir desde 2012 y cuyo origen radicaba en unas prácticas y maneras de hacer política muy alejadas de la ética, le regeneración y las necesidades del ciudadano. Encerrados en su torre de marfil y paseándose por sus mullidas moquetas, los dirigentes provinciales populares actuales persiguieron con saña cualquier crítica interna y desde la prepotencia e ignorancia sembraron la parca cosecha del pasado mes de mayo.

Han pasado más de dos meses desde el naufragio popular y nadie en la cúpula de la organización alicantina ha tenido la decencia de asumir responsabilidades y de dimitir, todo lo contrario, se han afanado en buscarse huecos institucionales para aferrarse a su modus vivendi e incluso el máximo culpable, José Ciscar, Presidente Provincial del PP, se ha empleado a fondo para intentar presidir la Diputación de Alicante, como si los sufridos ciudadanos de esta provincia no hubiésemos tenido bastante con su desastrosa gestión en la Generalidad Valenciana o para situarse como sucesor del Alberto Fabra. Cualquier persona con un mínimo de vergüenza torera, con un mínimo sentido de la decencia, cuando no del ridículo, habría presentado su dimisión de todos los cargos acumulados, que no son pocos, y se habría ido a su casa, habría vuelto a sus actividades privadas para ganarse la vida. Pero, claro, para eso hay que saberse ganar la vida fuera de “la teta” pública.

Tampoco ha presentado su dimisión su escudero, el Secretario General provincial de los populares, ese dechado de lealtades que se llama José Juan Zaplana y al que no se le conoce otro oficio que el vivir de la política. Sí, el mismo que acudió a presidir la cena de homenaje a Sonia Castedo cuando se conoció que se le imputaban varios delitos. Y no sólo no ha presentado su dimisión sino que, además, en premio por el desastre electoral que este individuo ha ayudado a cocinar, se le premia ascendiéndole para formar parte del equipo de la nueva Presidenta Regional del PP, Isabel Bonig. Ya puede ir guardándose las espaldas Doña Isabel con Don José Juan cerca.

Y es que el Partido Popular de la Comunidad Valenciana es así, premia a los malos y castiga a los buenos. Asciende a los incompetentes y prescinde de los válidos. Y mira que tiene gente válida este Partido en la Provincia de Alicante, pues no. Si es así como entiende la dirección nacional del PP la regeneración del partido, la gente de derechas de Alicante lo lleva claro. Regeneración no es “dedazo” y “dedazo” ha sido el nombramiento de Isabel Bonig como líder regional. Y “dedazos” son los nombramientos como el de este tipo en el nuevo organigrama popular. Regeneración no es nada de lo que están haciendo, pero allá ellos.

Los alicantinos de centro derecha deben saber, al menos, que los mismos métodos y los mismos culpables de que la izquierda haya arrasado en nuestra Provincia siguen plenamente vigentes en el Partido Popular. Deben saber que con ellos no hay cambio posible, que seguirán traicionando los principios y programas y que nuestra Provincia seguirá siendo una víctima de sus políticas si esta misma gente lograse recuperar el poder. Y no es que la ensalada de izquierdas gobernante vaya a apostar por devolver a Alicante el puesto que le pertenece porque ya hemos comprobado como en los primeros gestos del Gobierno del Sr. Puig y sus socios, Alicante desgraciadamente no cuenta.

Santiago de Munck Loyola


lunes, 20 de julio de 2015

Más de lo mismo en la Diputación Provincial de Alicante.


Que finalmente el Presidente Provincial del PP, José Ciscar, no haya resultado elegido presidente de la Diputación Provincial de Alicante gracias al veto de Ciudadanos es una buena noticia para todos cuantos trabajan por la regeneración de la política y de las instituciones. Bien es verdad que este veto de Ciudadanos a José Ciscar tiene toda la pinta de una venganza política del líder provincial de Ciudadanos, Emigdio Tormo ripollista de pro, más que a una cuestión de principios éticos y políticos. Al fin y al cabo, Ciudadanos ha dado el poder de la institución provincial a un partido que no sólo no se ha movido un centímetro en favor de la regeneración democrática, sino que, además, cuenta entre sus filas de diputados provinciales con un imputado. Gracias a Ciudadanos se ha producido un cambio de caras, pero no de políticas y se deja la institución provincial en manos de un partido responsable directo de la marginación presupuestaria de nuestra Provincia, de políticas despilfarradoras e insolidarias y de decenas de casos de corrupción sin que, hasta el día de hoy, nadie haya entonado un “me culpa” ni pedido perdón a los alicantinos por tanta desvergüenza.

Pocos cambios pueden esperarse en la política a desarrollar por la nueva Diputación Provincial a pesar de la buena imagen del nuevo Presidente, César Sánchez, pupilo y colaborador directo de José Ciscar. No hay que olvidar que en el PP se dirige y se somete a los cargos públicos a las directrices del partido dejando poca autonomía política a los cargos institucionales. Y la prueba más palpable la veremos en cuanto se proceda a nombrar a toda esa pléyade de cargos a dedo, asesores y directores, que lastran el presupuesto público. La lista de gente buscando acomodo en la mamandurria provincial es inmensa tras el desastre electoral de las elecciones municipales y será la dirección provincial del Partido Popular la que se ocupe de premiar a los buenos y castigar a los malos indicándole al Presidente de la Diputación a quién tiene que contratar y a quien no. Cuentan que hay ex cargos públicos populares que, en un alarde de ignorancia administrativa, se ofrecen hasta de conserjes. Y no voy a dar nombres.

Si el nuevo Presidente de la Diputación, César Sánchez, quisiera o pudiera dar muestras de su talante regenerador y de su autonomía política podría empezar su mandato con toda una batería de gestos políticos: eliminar el 90 % de los cargos de confianza, suprimir todos los coches oficiales y eliminar ese infame acuerdo aprobado en la legislatura pasada por el PP y el PSOE que permite a los grupos políticos de la Diputación desviar la asignación económica para sus gastos de funcionamiento en la Diputación al pago de los alquileres de las sedes de sus partidos. Estoy prácticamente convencido de que no lo va a hacer porque ni su partido, ni seguramente Ciudadanos, se lo van a permitir.

Salvo imprevistos, a los alicantinos nos esperan en la Diputación más de lo mismo y mientras tanto nuestra Provincia seguirá siendo marginada por el Estado y por la Generalidad Valenciana, administración en cuyo Gobierno el peso de Alicante es prácticamente nulo.

Santiago de Munck Loyola

miércoles, 15 de julio de 2015

Peripecias para una Licencia de Pesca Submarina.


He pasado varios días tramitando la licencia de pesca submarina y, la verdad sea dicha, ha sido toda una experiencia bastante sorprendente. Lo primero que hice fue navegar en la red, no en el mar, para informarme sobre los requisitos necesarios para ello. Hace ya seis años que había obtenido la licencia de pesca en superficie y no había sido nada complicado. En este caso, observo que a diferencia de lo requerido para la licencia de pesca en superficie se exige, algo lógico, un certificado médico que acredite poseer las condiciones físicas para ello. Observo también que se exige que el certificado médico esté redactado sobre el impreso oficial que se vende en farmacias. Y me pongo manos a la obra. Busco varios centros en google y me dirijo al primero, en la Av. De Novelda de Alicante. Cuando llego está cerrado por vacaciones. Nada, qué se le va a hacer. Me dirijo al segundo dentro de la lista, en la calle Pintor Cabrera, el Centro Médico Estación. Pregunto si hacen el certificado médico para la licencia de pesca submarina y me contestan afirmativamente pero me dan cita para el día siguiente. Bueno, una mañana perdida.

Vuelvo a la mañana siguiente. Me hacen toda clase de pruebas y finalmente me hacen un certificado declarando mi aptitud para la obtención de la licencia. Me sorprende que me pidan una foto y que la pongan en el certificado que no está redactado sobre el modelo amarillo de las farmacias. Y me cobran 60 euros. Me dirijo a la Consellería en la Plaza Deportista Andrés Muñoz. Me acerco al mostrador y el funcionario que me atiende me dice que no vale el certificado médico porque no está redactado sobre el modelo amarillo oficial y porque el médico firmante no es especialista en medicina submarina y/o hiperbárica. Le pregunto en qué norma se señala esa exigencia de la especialidad médica y me dice que ni idea, pero que si quiero tramitar la licencia debo aportar un certificado oficial firmado por un médico especialista y me entrega una lista de seis o siete médicos. Ante mi cara de extrañeza se apresuró a decir “nosotros no nos llevamos nada solo damos la lista para facilitar las cosas”.

Me marcho indignado y me dirijo al Centro Médico Estación y les explico lo ocurrido y que no entiendo cómo me han hecho ese certificado sabiendo o debiendo saber que no servía para nada. Me dicen que vuelva al día siguiente y que no hay problema. Vuelvo un día después a primera hora y me devuelven el dinero. Me dirijo a la clínica de uno de los médicos de la lista y nadie abre la consulta. Llamo por teléfono y me dicen que como es viernes ya están de fin de semana y que vaya el lunes. Así lo hago y tras diez minutos en la consulta y por 25 euros salgo con el certificado oficial. Vuelvo a la Consellería con el certificado y el formulario debidamente cumplimentado y firmado incluyendo la cruz de una casilla que autoriza a la administración a comprobar mis datos personales y me exime de adjuntar copias de los documentos que los acreditan. Entrego ambos papeles y la funcionaria me imprime la carta de pago de las tasas que, por supuesto, no se pueden pagar allí y hay que hacerlo en un banco. De paso me pide una fotocopia del DNI. Le digo que ya he puesto la cruz en el impreso y que no hace falta. ¿Qué cruz? Me pregunta. Se lo explico y me dice que ella no entiende de eso, que solo sabe hacer licencias y que le han dicho que tiene que pedir fotocopia del DNI y que debo aportarla, un requisito que, por cierto, no figuraba entre los documentos a aportar junto a la solicitud. Por no discutir le digo que vale, que haré la fotocopia. Me enseña entonces un plano señalándome los bancos y fotocopiadoras próximas. 

Pago en el banco y me dirijo a una copistería en el 41 de la Calle del Pintor Lorenzo Casanova. Entro y digo que quiero una fotocopia del DNI. Sorprendentemente me preguntan que si la necesito para una Licencia de Pesca. Respondo afirmativamente y cuando voy a pagar me cobran un euro por la fotocopia. Como era tarde no discutí pero mi cabreo llegó al máximo.

Volví nuevamente a la Consellería y volví a entregar la Instancia, el certificado médico el resguardo bancario y la carísima y cutre fotocopia del DNI. Le conté a la funcionaria la cara anécdota de la fotocopia y se encogió de hombros. Al cabo de unos minutos salí, tras una semana de vueltas y más vueltas, con mi licencia de pesca submarina. Dos consejos para los que quieran tramitar alguna licencia de pesca similar en Alicante: no se fíen de los foros de internet y no digan para qué quieren la fotocopia del DNI si la realizan en las proximidades de esta Consellería.

Santiago de Munck Loyola


martes, 30 de junio de 2015

La #terceravía frente a la imposible rectificación del PP.


La entrevista a José María Aznar que publicó el Diario ABC hace unos días es sumamente interesante. Refleja en gran parte el sentir de muchos antiguos votantes del Partido Popular y de buena parte de los que aún siguen siéndolo. Se trata de un ejercicio de crítica interna expuesto en términos que sólo a él, por ser quien es, se lo puede tolerar la implacable maquinaria popular con las voces críticas. Entre otras cosas, Aznar señala al Partido Popular “una rectificación enérgica, creíble y suficiente para recuperar al electorado” porque que “hoy no sabe si el Partido Popular defiende la vida o el aborto, la unidad de España o la presencia de Bildu en las instituciones, las clases medias o la presión fiscal”. Lo que hoy subraya José María Aznar es lo mismo que llevamos diciendo muchos desde hace tiempo, lo que opina gran parte de las bases y del electorado natural de este partido cuyas estructuras han venido impidiendo la permeabilidad de estas opiniones y la comunicación de abajo a arriba.

Para el Presidente de Honor del Partido Popular hay tres ejes políticos que han sido puestos en cuestión por el propio partido durante los últimos años, “Lo que pasa es que el PP estaba representado por tres cuestiones claras: un ADN muy identificable, que en gran medida se ha perdido. Mucha gente se pregunta qué es el PP y no encuentra respuesta satisfactoria. Nuestra segunda seña era la unidad de todo lo que estaba a la derecha de la izquierda, no había competidores en ese espacio. También se ha perdido eso. Y en tercer lugar, teníamos una unidad interna extraordinariamente sólida hecha sobre un proceso de suma y de inclusión permanente en la historia del partido. Esos tres pilares han sido puestos en cuestión”. Y a ello añade “no hay electorados cautivos, no hay votos cautivos, ni siquiera el mío. Mi voto no es cautivo. Los electorados se respetan. Los compromisos se cumplen. Al ciudadano se le escucha. No hay votos prisioneros”.

Hay, por tanto, un grave problema de identidad, de valores. Cuando un partido se convierte en una simple máquina de ganar elecciones difumina su identidad con el fin de atrapar al máximo número posible de votantes y la consecuencia inevitable, con el paso del tiempo y con la falta de debate y de renovación interna, es que la imagen ideológica y electoralista difuminada termina por convertirse en la esencia ideológica, es decir, el cartel termina pos sustituir al ideario, a la esencia. El Partido Popular se ha convertido en un partido “atrápalo todo”, siguiendo la definición de Vernon Bogdanor, y se caracteriza por una disminución de su consistencia ideológica, por una menor presencia de la militancia, por un mayor peso de la élite dirigente y por la presencia en su seno de grupos de intereses plurales. De ahí que ante la pérdida de identidad ideológica y el consecuente incumplimiento programático, muchos electores, inmersos en un panorama político fuertemente ideologizado por la larga crisis, hayan optado por abandonarlo. No hay, a diferencia de lo que dice Aznar, una pérdida de la centralidad, supuestamente compartida ahora con Ciudadanos, sino una pérdida de la empatía ciudadana. El centro político es siempre relativo y cambiante en función de los extremos y carece de perfiles ideológicos o valores fijos.

Al Partido Popular se le otorgó en 2011 una mayoría clara para gobernar y gobernar no es sólo administrar la crisis económica y, para colmo, con recetas ajenas. En 2011 se otorgó una mayoría absoluta a un partido que decía defender el derecho a la vida, que repudiaba la presencia de los socios de los asesinos en las instituciones, que se presentaba como el único con un discurso nacional para vertebrar el territorio resolviendo el problema del agua o de las infraestructuras, que iba a poner orden en el insostenible tinglado autonómico, que iba a defender a las familias y a la clase media o que iba a garantizar la igualdad de los derechos de los españoles en cualquier parte del territorio nacional. A la vista de los resultados, de la no política realizada parece que fue un voto baldío. Y si a ello se suma la falta de contundencia frente a la corrupción no hay que ser un adivino para vaticinar un cuarto NO al Partido Popular en noviembre.

Que el Partido Popular debe reconstruirse o refundarse es más que evidente, pero lo que no está tan claro es que pueda hacerse de la mano de quienes hoy lo dirigen y con los Estatutos vigentes. Que el votante de centro derecha necesita una alternativa al Partido Popular mientras este no se regenere también es más que evidente. Entre el frustrado proyecto inicialmente moderado de VOX, embarrancado en el autoritarismo y el radicalismo, y el actual Partido Popular, anclado en la indefinición ideológica y la falta de regeneración, hace falta una tercera vía, una vía con un claro perfil liberal, moderado, democrático, social y sin complejos en la defensa de sus valores. Una tercera vía que puede y debe nacer desde abajo, de la generosa conjunción de la multitud de pequeños partidos nacionales, provinciales o locales nacidos del desencanto popular. Cinco meses quedan para las elecciones generales, cinco meses para intentar hacer realidad esa #terceravía. Es una responsabilidad individual y colectiva intentarlo. Se puede y se debe.

Santiago de Munck Loyola





jueves, 25 de junio de 2015

Ciscar, un aspirante incompetente para la Diputación.


Hay cosas que en política son incomprensibles. Es incomprensible que en un partido político como el Partido Popular que acaba de perder la friolera de 140.000 votos en la provincia y, con ello, numerosas alcaldías no se haya movido nada. Es incomprensible que no se haya producido en su seno un debate profundo, una autocrítica para analizar las causas y corregir los errores. Es incomprensible que no se haya producido ni una sola dimisión de los responsables políticos de esta debacle electoral. Y es aún más incomprensible que el principal responsable de ello, el Presidente provincial José Ciscar, no sólo continúe en su puesto, sino que además ahora aspire a presidir nada menos que la Diputación Provincial de Alicante.

Este señor, por si fuera poco, además de no poder exhibir en su favor un resultado electoral presentable, tampoco puede presentar como aval los resultados de su gestión a favor de nuestra provincia como miembro del Gobierno valenciano. Todo lo contrario, ha sido responsable de la discriminación presupuestaria y de la marginación económica que durante los últimos años y con especial intensidad ha padecido la provincia de Alicante a manos de la Generalidad Valenciana.

José Ciscar ni siquiera puede exhibir como mérito para Presidir la Diputación Alicantina una trayectoria política ejemplar, un talante democrático y conciliador o un acreditado compromiso con la regeneración democrática y la lucha contra la corrupción. Todo lo contrario, José Ciscar y su secretario provincial, José Juan Zaplana, representan lo peor de la vieja política, del pasteleo institucional y del caciquismo.

Ambos con la colaboración de muchos otros ahora travestidos de renovadores y con la pasividad de la militancia popular han dejado al Partido Popular alicantino hecho unos zorros, en una organización sin vida interna, en una simple maquinaria electoral gastada y oxidada en la que se suceden las traiciones, las reyertas y los cambios de chaqueta para ver dónde encuentran acomodo los vividores y los profesionales de la política.

No es de extrañar pues que quien tiene ahora la llave para decantar la Presidencia de la Diputación hacia la izquierda o hacia la derecha, Ciudadanos, se oponga a que alguien con el siniestro perfil de José Ciscar pueda llegar a presidirla. Hay quien atribuye esta negativa a una especie de venganza personal del Coordinador de Ciudadanos, Emigdio Tormo, en tiempos hombre de confianza de Joaquín Ripoll, contra José Ciscar. Incluso el propio Ciscar ha tenido la cara dura de sugerir que tras esa oposición pudiera haber motivos relacionados con el caso Brugal, insinuación absolutamente fuera de lugar sobre todo viniendo de alguien que ha sido incapaz de explicar su propia vinculación con la trama Gürtel puesta en evidencia en los informes de la UDEF.

Sean cuales sean los motivos de fondo de Ciudadanos para vetar a José Ciscar como Presidente de la Diputación lo cierto es que sobra para hacerlo con los motivos aparentes. Se trata de una cuestión de higiene democrática para la política alicantina y para la institución provincial que debe dejar de ser un coladero de amigotes y enchufados y un instrumento en manos de políticos de la catadura de José Císcar al que le falta incluso la generosidad política suficiente como para renunciar a su candidatura con el fin de que el Partido Popular no pierda el gobierno de esta importante administración.

Santiago de Munck Loyola

http://santiagodemunck.blogspot.com.es

martes, 16 de junio de 2015

Somos Esperanza Ciudadana.



Estamos viviendo momentos convulsos, de cambios rápidos en la vida política en la que terminan por confundirse las estrategias, las tácticas, los programas y los idearios de los distintos partidos políticos. El ciudadano cree haber votado una determinada orientación ideológica y termina por encontrarse con que su voto sirve para que gobiernen quienes se encuentran en sus antípodas ideológicas. El votante de centro derecha o de derechas es quizás el que más sufre esta situación. El panorama es confuso y resulta complicado saber quién es quién y qué defiende ideológicamente cada uno.

Alicante necesita reconstruir su espacio electoral en el centro derecha. Los incumplimientos programáticos, las traiciones, la corrupción de unos y la pasividad de muchos requiere poner las cartas encima de la mesa y ofrecer al ciudadano una clara visión de dónde se encuentra cada fuerza política, que defiende cada uno y qué opciones políticas existen. Es hora de desechar los disfraces y de identificarse públicamente con claridad. Es una exigencia política básica para poder reconstruir una alternativa al frentepopulismo que se ha puesto en marcha en Alicante como en el resto de España.

Por ello, expongo, una vez más y pese al interesado vacío mediático, que Alicante cuenta con un partido como es Esperanza Ciudadana, un partido político de carácter provincial, alicantinista y regenerador de la vida pública, y que su Ideario se basa en el desarrollo de los siguientes ejes:

1º Promover el protagonismo de los ciudadanos de Alicante para reformar, transformar y remover los obstáculos que impiden el desarrollo de una sociedad más democrática, más justa y más honrada.
2º Impulsar la participación política y social de los ciudadanos que creen en la persona como el centro, protagonista y destinatario de la acción política y social, en la familia como eje vertebrador de la sociedad, en la libertad real y la igualdad de los españoles en todos los niveles, en la igualdad de oportunidades, en la dignidad de la persona, en la democracia como expresión de la soberanía del pueblo español, en el diálogo y la tolerancia.
3º Promover la regeneración democrática impulsando medidas que favorezcan la ejemplaridad, la transparencia, la eficacia, la igualdad, la participación ciudadana y la concepción de la dedicación política como expresión temporal de una vocación de servicio ciudadano.
4º Defender los intereses de la Provincia de Alicante ante la administración autonómica y estatal, reivindicando el protagonismo económico, social y político que por su peso y capacidad le corresponde.

En consecuencia, Esperanza Ciudadana desarrollará un programa político en todas las instituciones que, entre otras medidas, contendrá las siguientes:

1. Impulsar el desarrollo social, económico y político de la Provincia de Alicante y de sus pueblos y ciudades a través de una política basada en la regeneración democrática, la honradez, la participación ciudadana, la ejemplaridad y la austeridad.
2. Reivindicar un tratamiento presupuestario del Estado y la Generalidad para la Provincia de Alicante basado en principios de equidad y solidaridad.
3. Promover la reforma constitucional para reorganizar el Estado sobre la base de su configuración fundamentalmente provincial y, en su caso, impulsar la reorganización de las competencias entre el Estado y las  Comunidades Autónomas desde la premisa de la unidad de España y haciendo realidad los principios de igualdad entre los ciudadanos y la solidaridad entre la población de los diferentes territorios.
4. Impulsar la reforma de las Administraciones Públicas para acabar con las duplicidades y la reforma de la Administración Local para establecer un nuevo modelo de competencias y de financiación.
5. Apoyar la reforma de la Función Pública para eliminar el parasitismo político y dignificar la carrera profesional.
6. Impulsar la reforma de la legislación del suelo y de las contrataciones públicas con el fin de introducir mayores criterios de objetividad y de eliminar criterios de discrecionalidad que facilitan la aparición de fenómenos de corrupción.
7. Promover la aprobación de un Estatuto del Cargo Público para regular todas las retribuciones públicas, establecer rígidas incompatibilidades, suprimir el simultaneamiento de cargos y eliminar los privilegios de la clase política.
8. Promover el establecimiento de fórmulas de participación ciudadana a través de las nuevas tecnologías.
9. Defender la implantación de un modelo básico de ámbito nacional en Educación, Sanidad y prestaciones sociales que garantice la igualdad de derechos entre todos los españoles.
10. Impulsar la reforma electoral para aumentar la igualdad del valor del voto del ciudadano en los criterios de reparto electoral.
11. Garantizar la absoluta libertad del uso del español en cualquier parte del territorio nacional y en especial de la Provincia de Alicante.
12. Promover una reforma fiscal más justa que aligere la gran presión fiscal a la que está sometida la clase media.
13. Suprimir las subvenciones públicas a los sindicatos, partidos políticos, organizaciones empresariales y a sus fundaciones.
14. Promover e impulsar la utilización de todos los medios legales al alcance para lograr una victoria absoluta sobre el terrorismo y sus cómplices.
15. Defender el derecho a la vida de acuerdo con los principios constitucionales.
16. Defender la importancia del núcleo familiar e impulsar medidas sociales, legislativas y fiscales que la refuercen, que hagan realidad la conciliación de la vida laboral y familiar y que protejan la maternidad.
17. Apoyar las reformas penales y penitenciaras necesarias para que sea efectiva la proporcionalidad entre la pena y el delito, para lograr una  protección efectiva de las víctimas y lograr la recuperación de los bienes sustraídos especialmente en los casos de corrupción, para la no prescripción de delitos económicos y para el cumplimiento íntegro de las penas para estos delitos, salvo devolución íntegra del dinero reclamado o patrimonio equivalente.
18. Promover la despolitización e independencia efectiva el poder judicial.
19. Remover los obstáculos interiores y trabas administrativas o legales que dificultan la competitividad en el territorio nacional.
20. Defender una inmigración legal, en la que se fomente la integración de los inmigrantes en nuestra cultura haciéndoles partícipes de ella.

Este es el perfil ideológico de Esperanza Ciudadana, un partido joven, abierto y alejado de los viejos usos de la partitocracia y de la casta política. Somos lo que somos y vamos a seguir apostando por el progreso de nuestra Provincia sin más hipotecas que las derivadas del cumplimiento de nuestro propio Ideario.

Santiago de Munck Loyola


El Pacto del Botánico.


Pronto la administración autonómica cambiará de manos. Tras la desastrosa gestión del Partido Popular, la Generalidad Valenciana pasará a estar gobernada por un bipartito compuesto por el PSPV y Compromís, presidido por Ximo Puig, y apoyado parlamentariamente por Podemos. Estas tres fuerzas políticas han firmado el 11 de junio de 2015 un acuerdo, el Pacto del Botánico, que siendo desconocido por la mayoría de los ciudadanos marcará el rumbo político de los próximos cuatro años. Este acuerdo, que no llega a ser un programa de gobierno, fija una serie de directrices políticas que van más lejos, según algunos comentaristas políticos, de lo que el PSPV postulaba en su propio programa y obliga a este partido a asumir las propuestas de Compromís y Podemos.

El Pacto del Botánico se divide en cinco grandes grupos de propuestas: el Rescate de personas, la Regeneración democrática y lucha contra la corrupción, Gobernar para las personas, un Nuevo modelo productivo y una Financiación justa y auditoría ciudadana. En cada uno de estos apartados se enumeran una serie de propuestas y se hace, por regla general, de forma bastante imprecisa y, por supuesto, sin cuantificar. El trasfondo ideológico de este documento ya es conocido, llevamos meses escuchándolo en los medios de comunicación a los tertulianos de Podemos. Se promete establecer la renta garantizada de ciudadanía sin cuantificar, por supuesto su coste económico ni su alcance social; se promete “asegurar que todas las familias puedan acceder a un consumo mínimo” de luz, agua y gas y no cabe más remedio que preguntarse qué quieren decir con esto porque el derecho al acceso a un consumo mínimo de estos suministros ya existe y otra cosa muy diferente es lo relativo al pago de ese consumo mínimo. Cuando hablan de “todas las familias” ¿significa realmente todas?; prometen crear una “Oficina de lucha contra el fraude y la corrupción, que debe ser un organismo independiente con autonomía presupuestaria encargado de la investigación y la prevención”, es decir, más gasto público, otra poltrona innecesaria que pretende suplantar las funciones de la policía y la fiscalía; omiten, en el apartado de la regeneración, algo tan importante y elemental como potenciar las incompatibilidades para que nadie pueda ocupar simultáneamente dos cargos públicos; prometen una “auditoría ciudadana” de la deuda de la Generalidad pero no explican en qué consiste ese nuevo invento y proponen la “creación de una Agencia Tributaria propia, de acuerdo con lo establecido en el Estatuto de Autonomía” algo que, por cierto, no está recogido como tal en el Art. 69.1 del Estatuto y olvidan o desconocen, además, que ya ha sido creado al amparo de ese artículo el Instituto Valenciano de Administración Tributaria.

Pero este documento que es de por si preocupante por la falta de consistencia de muchas de sus medidas lo es también, además, por lo que omite y que afecta de forma especial a la discriminada Provincia de Alicante. No se olvidan los del tripartito de mencionar la reclamación de la Deuda Histórica al Estado, pero sí se olvidan de la Deuda Histórica de la Generalidad Valenciana con la Provincia de Alicante a la que lleva décadas discriminando presupuestariamente. Se trata de una deuda real y cuantificable que ningún partido salvo Esperanza Ciudadana se atreve a reconocer y a exigir. Reclaman la dotación de infraestructuras estratégicas pero no dedican ni una línea a las infraestructuras hidrológicas que nuestra sedienta provincia necesita para su agricultura y su desarrollo empresarial. Y, para colmo, dicen que van a impulsar la integración de las diputaciones en la Generalidad asfixiando así la más mínima capacidad gestora de carácter provincial.

En definitiva, el Pacto del Botánico no augura nada bueno para nuestra provincia. Ni por las políticas de sobrecarga del gasto público que pretende desarrollar con una administración ya arruinada, ni por la deliberada omisión de las necesidades más elementales para garantizar el progreso de Alicante. Si la Generalidad Valenciana ya ha demostrado su inviabilidad económica, terminará con esta línea por demostrar su inviabilidad política. Y sorprende mucho el silencio sobre este documento de los dos principales partidos de la futura oposición, quizás porque uno anda aún noqueado y porque el otro no se sabe si sube o si baja.

Santiago de Munck Loyola


domingo, 7 de junio de 2015

La hora de la reconstrucción.


Tras los resultados electorales del pasado 24 de mayo se empiezan a hacer públicos diferentes estudios que tratan de explicar qué es lo que realmente ha sucedido, cómo y por qué se ha producido este vuelco electoral. Uno de los primeros en aparecer ha sido un estudio publicado en el Diario ABC que trata de explicar dónde han ido a parar los votos de 1.500.000 de españoles que han dejado de votar al Partido Popular. Según apunta este diario la formación encabezada por Mariano Rajoy ha pasado de casi 8,5 millones de votos y 26.500 concejales a seis millones de votantes y 22.750 ediles. En porcentajes, el PP se ha dejado más de diez puntos: el 37,54 por ciento de los votantes españoles que apostaron por estas siglas en 2011 se quedaron el domingo en un 27,05 por cien de los sufragios. Según ABC “el resultado final apunta a que los votos perdidos por el PP que no han ido a parar a Ciudadanos han acabado nutriendo a la izquierda, rentabilizados por Podemos, bien porque una parte del electorado de centro que en su día confió en el PP ha virado hacia opciones de izquierdas, bien porque se han tornado en abstención”.

Sin embargo, más escandaloso es el resultado en la Comunidad Valenciana. De 1.211.000 votos obtenidos en 2011, el PP pasa a 653.000 votos en 2015, casi la mitad de sus votos perdidos, lo que en porcentajes supone pasar del 48,61 % al 26,25 %. De estos 558.000 votos perdidos parece que Ciudadanos recoge algo más de la mitad, 306.000 votos. Y algo parecido ha ocurrido en la Provincia de Alicante donde el PP pasa de 405.000 votos en 2011, a 223.000 en 2015, pescando C’s 114.000 votos. Todo parece indicar que el crecimiento electoral de Ciudadanos no se debe únicamente al trasvase de votos populares, sino también y considerando el derrumbe de UPyD, a la captación de votos del partido de Rosa Díez.

En resumen, prácticamente la mitad de los antiguos votantes del PP le ha retirado su confianza en la Comunidad Valenciana y en concreto en la Provincia de Alicante. Y casi la mitad de esos votos fugados ha ido a parar a un partido de centro izquierda, Ciudadanos, mientras que otra buena parte, casi la mitad, se ha refugiado en la abstención.

No puede ser más desolador el panorama electoral para el votante de centro derecha, al menos en nuestra provincia. Tiene ante sí un Partido Popular que además de haberle traicionado sistemáticamente y de haber gobernado a caballo entre la incompetencia y la inmundicia, no es capaz de iniciar un profundo cambio de estructuras y de proyecto. Siguen los mismos, sin asumir responsabilidades y con una única misión: encontrar un salvavidas personal en medio del naufragio. Y tiene ante sí pequeños proyectos políticos, unos incapaces de traspasar el dique mediático y otros incapaces de desprenderse de sus ataduras localistas para embarcarse en una gran tarea como es construir un proyecto alicantino moderno y anclado en los principios y valores abandonados por los populares.

Y, sin embargo, hay madera, hay leña con la que encender un buen fuego. Hay cerca de 100.000 alicantinos que han abandonado al PP y que se han abstenido y seguramente habrá más votantes populares que, vista la pusilánime reacción de sus dirigentes provinciales, terminarán por abandonarlo también.

No es hora de lamentos; no es hora de levantar miedos frente a quienes legítimamente han ganado las elecciones; no es hora de azuzar odios ni discordias. Es la hora de la generosidad, del trabajo, de la imaginación y de la política con mayúsculas. Es hora de construir entre todos un proyecto liberal, moderado, regenerador y alicantinista que ofrezca soluciones a los ciudadanos y que sepa exigir y conseguir lo que a esta tierra pertenece. Un proyecto político que no dependa de los despachos de Madrid, ni de Valencia o de Barcelona como en estos días vemos en relación a los pactos poselectorales. Es hora de ponerse manos a la obra y de converger voluntades, porque si no dentro de cinco meses los alicantinos seguiremos sin una representación genuina en las Cortes Generales.

Santiago de Munck Loyola


domingo, 31 de mayo de 2015

Alicante merece otro cambio más.


Que el Delegado del Gobierno de España en la Comunidad Valenciana, Serafín Castellanos,  sea detenido por la policía es, sin duda, un hecho extraordinario y, sin embargo, parece que los ciudadanos nos lo hemos tomado como una noticia más en este incesante goteo de escándalos derivados de la corrupción en nuestra Comunidad. Es tan larga la cadena de casos de corrupción y de escándalos propiciados por el PPCV que nos parece extraño el día en que no salta uno nuevo y muchos nos preguntamos quién será el siguiente. De la corrupción y de la forma en que la ha abordado el Partido Popular se acuerda ahora el Presidente del Gobierno y del PP, Mariano Rajoy, al reconocer casi una semana después del varapalo del 24 de mayo  algunos de los errores que han podido influir en el mismo. Algunos prebostes populares aún andan hablando de errores de comunicación, de mala venta política, de la prensa enemiga,… pero siguen siendo incapaces de encontrar el verdadero mal de fondo, el origen de la corrupción y de la desafección ciudadana. 

Hace ahora un año, con ocasión del resultado de las elecciones europeas señalé en estas páginas lo siguiente: La fuga de estos 500.000 votantes es mérito también y ganado a pulso por Alberto Fabra, un líder artificial y sin palabra, por Serafín Castellano, por Javier Moliner, por Alfonso Rus, la personificación de la sutileza política y el pluriempleo, por José Ciscar y su acólito, JJ Zaplana, el dúo protector de imputados, y por la larga ristra, hasta 127, de cargos públicos populares imputados en diferentes casos de corrupción. Esos son los responsables del varapalo electoral levantino y, con seguridad, ninguno de ellos tendrá la decencia de dimitir. Este castigo electoral no es casual. Su origen está en la política de un PPCV escasamente democrático, controlado por rancias camarillas, en el que el afiliado no cuenta para nada y en el que la democracia interna no existe, lo que ha producido, como era de esperar, una delirante política que ha arruinado a la Comunidad Valenciana y un cúmulo de casos de corrupción a los que nadie ha sido capaz de poner freno.

Y este análisis es hoy plenamente vigente. El Partido Popular está en una situación muy delicada. Los culpables son en primer lugar toda esta larga lista de aprovechados, los Bárcenas, Granados, Ruses, Ratos, Fabras, Alperis, Ripolles y demás, en segundo lugar los consentidores e impotentes Rajoys, Cospedales, Císcares, Zaplanas y muchos otros miembros de la estructura popular, en tercer esa propia estructura estatutaria construida al servicio de esta casta y, por último, la propia militancia popular sumisa, obediente y acrítica, cómplice con su silencio y su fervor claquero. De ahí la enorme dificultad para que se produzca una auténtica regeneración de un partido tan importante para la estabilidad de nuestras instituciones. No hay que ir muy lejos para darse cuenta de que la regeneración del PP es una misión casi imposible. Basta tener en cuenta que en Alicante, por ejemplo, se ofrece para liderar esa regeneración Luis Barcala, un concejal estrecho colaborador de Sonia Castedo, cómplice político de la nefasta gestión y cómplice con su silencio de la persecución a los regeneradores del PP o basta considerar que José Ciscar, máximo responsable del desastre electoral, protector de imputados y un pésimo gestor que tanto ha perjudicado a nuestra Provincia desde Valencia, se postule ahora para liderar la Diputación, sin asumir responsabilidad alguna, o para liderar el PPCV.

El votante de centro derecha de Alicante debería ir asumiendo ya que el Partido Popular hace tiempo que no le representa, que su gestión no se corresponde con sus valores y principios y que está controlado por una mafia endogámica al servicio de intereses particulares y no de los generales. Debería asumir que en esas condiciones y con unos estatutos que impiden a las bases dirigir y controlar a sus dirigentes no hay regeneración posible del mismo. Los que están ya han demostrado su complicidad con los que han tenido que salir por la puerta de la justicia. Con ellos no se puede contar. Es una causa perdida.

Por eso, hoy más que nunca, se hace imprescindible abrir un proceso de convergencia y de encuentro entre todos aquellos que piensan que Alicante necesita una opción política capaz de representar los valores y principios del centro derecha, una opción política regeneradora, plenamente democrática, enraizada en los problemas y necesidades de la gente, sin hipotecas con Madrid, Valencia o Barcelona para defender a esta provincia, capaz de levantar una alternativa sólida frente a una izquierda radicalizada y populista y dispuesta a sacrificar los localismos y los personalismos por un proyecto superior, alicantino y español. No es una tarea fácil, ni mucho menos. Es una tarea ambiciosa y compleja que requiere mucha generosidad y altura de miras, que exige muchas cesiones y esfuerzos pero que es imprescindible para ofrecer a los alicantinos una opción limpia, decente y con futuro.

Santiago de Munck Loyola


jueves, 28 de mayo de 2015

¿Seguimos?


Siempre es más fácil analizar los resultados de unas elecciones cuando se hace desde la perspectiva del observador imparcial que cuando se hace, o al menos se intenta, desde la posición de quien ha participado en el proceso como es mi caso. Difícil es también realizar la autocrítica con cierta objetividad y más aún hacerla pública, pero creo que debo intentarlo para no caer en viejos hábitos que algunos, aunque hayamos nacido bastante antes del 78, intentamos no reproducir. He de dejar constancia de antemano que estas reflexiones las formulo a título personal y que no son, en modo alguno, las que en su momento haya de exponer Esperanza Ciudadana.

Esperanza Ciudadana ha participado por vez primera en unas elecciones municipales y autonómicas y los resultados obtenidos han sido malos. Hay que decirlo así de claro. Esperábamos algo más de lo que hemos obtenido. Son muchas las circunstancias y los factores que han podido influir en estos resultados y que los pueden explicar.

Cuando decidimos participar en estas elecciones éramos muy conscientes de la enorme dificultad que entrañaba. Se trataba de un gran reto para un partido con apenas 5 meses de existencia, con muy pocos recursos económicos, pequeño y desconocido para los alicantinos. Un partido nacido como proyecto a medio y largo plazo y con una dirección aún provisional. Pero aceptamos ese reto y, además, intentamos por todos los medios aunar esfuerzos con otras pequeñas formaciones políticas con afinidad ideológica. Firmamos el 3 de marzo un acuerdo de coalición con Demócratas por Alicante y con Iniciativa Independiente de Alicante. Esta última fuerza política a los diez días rompió unilateralmente las normas de designación de candidatos que nos habíamos dado en la coalición y consecuentemente fue expulsada.

Por tanto, la andadura de la coalición empezó con dificultades. Surgirían otras más tarde pero con diálogo y cesiones mutuas pudimos poner en marcha la candidatura municipal de la coalición “Esperanza Ciudadana – Juntos por Alicante” y poco después, aunque inicialmente no estaba prevista, la candidatura autonómica de Esperanza Ciudadana.

Quizás haya sido éste nuestro primer error, lanzar una candidatura con tan poco tiempo y tan escasos medios pero ¿qué sentido tiene un partido político si no participa en las elecciones? Las elecciones se presentaban como una oportunidad para darnos a conocer y para dar a conocer nuestro programa. Y ahí estuvo nuestro segundo error de cálculo: no valorar de antemano el vacío informativo de la mayor parte de los medios de comunicación alicantinos, vacío del que hemos sido objeto las dos terceras partes de las candidaturas que participaban en estas elecciones. Es evidente que gran parte de los medios no han apostado ni por la pluralidad política ni por la objetividad informativa. Si no sales en los medios no existes, si los medios te ignoran el votante no puede saber que hay otras alternativas a las consagradas por los periodistas. De nada han valido las decenas de notas de prensa remitidas a los medios con las propuestas de programa o las ideas de Esperanza Ciudadana porque, salvo alguna excepción, no han llegado a los alicantinos.

Hemos dado nuestros primeros pasos y hemos tropezado. Y estaríamos incumpliendo con nuestro deber cívico si no nos levantamos e intentamos empezar a caminar de nuevo, a aprender a hacerlo. Los principios que defendemos no están representados en la vida institucional surgida tras las elecciones. La defensa a ultranza de nuestra provincia frente a la discriminación de Madrid y Valencia, la regeneración de las instituciones y de la vida política y la defensa de principios y valores como la defensa de la unidad de España, el fortalecimiento de la igualdad de derechos de los españoles independientemente del territorio donde residan, la devolución de competencias al Estado como las de educación, sanidad o justicia, la libertad de educación, la defensa de la vida, la firmeza frente los terroristas y sus cómplices, la reducción de la presión fiscal, la reducción del sector público, la no injerencia política en el mundo cultural y creativo, la solidaridad o la igualdad de oportunidades para todos, por citar algunos, no se encuentran de forma conjunta en los programas de ningunos de los partidos presentes en la vida política alicantina.

¿Tenemos que seguir como partido? Creo sinceramente que sí, que es necesario hacerlo porque somos diferentes y queremos seguir siéndolo.

Santiago de Munck Loyola