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miércoles, 10 de agosto de 2016

Ciudadanos amaga.




Bueno, por fin algo se ha movido desde el pasado 26 de junio. Ayer martes, Albert Rivera anunció que negociará el apoyo de sus diputados a la investidura de Mariano Rajoy si antes el PP acepta seis medidas para promover la regeneración democrática, uno de los supuestos puntales ideológicos de la formación liderada por Rivera. Se trata de seis medidas que pueden encajar perfectamente en un catálogo regeneracionista:

1. Apartar a imputados por corrupción. Se trata de una propuesta lógica a la vez que compleja desde el punto de vista jurídico pues es necesario preservar la presunción de inocencia y, en todo caso, articular mecanismos de reposición de los derechos políticos del imputado cuando resulta finalmente declarado inocente.
2. La eliminación los aforamientos. Los más de 10.000 aforados que existen en España son una muestra evidente del abuso de un instituto creado para defender el libre ejercicio de la actividad política para quienes representan a la soberanía popular y que la clase política ha hecho extensivo a toda suerte de cargos públicos.
3. Una nueva ley electoral. Ciudadanos reclama listas desbloqueadas, la reforma del sistema de voto para los españoles que viven en el extranjero y acabar con la ley D'Hondt, lo que fragmentaría aún más el Congreso, pero no reivindica, como antes, la eliminación del filtro de los avales para presentar candidaturas impuesto en 2011 por los socialistas y que atenta al principio de igualdad entre los españoles para el acceso a cargos públicos ni la reforma del sistema para garantizar la igualdad del valor del voto entre los españoles de forma que no valga 3 veces más el voto de un catalán que el de un alicantino, por poner un ejemplo.
4. Acabar con los indultos por corrupción.
5. Limitar mandato a dos legislaturas. Se trata simplemente de regular y extender una norma no escrita a todas las administraciones públicas.
6. Mayor transparencia. Por último, parece que esta exigencia viene ligada a la necesidad de investigar parlamentariamente (porque judicialmente ya está en marcha) la financiación irregular del PP, aunque lo lógico sería hacerla extensiva a todos los partidos políticos.

Estas seis condiciones son positivas porque, por una parte, su mera presentación supone un desbloqueo parcial en el camino hacia un debate de investidura y, por otra, su contenido encaja con una cierta voluntad de regeneracionismo político.

Sin embargo, da la sensación de que Ciudadanos, por las razones que sean, no propone una regeneración democrática en profundidad poniendo sobre la mesa de la negociación aspectos esenciales para que la regeneración del sistema y, sobre todo, de los partidos políticos sea una realidad. Se limita a proponer seis medidas que siendo regeneracionistas no abordan ni plantean los problemas de fondo que han conducido a la política española a los niveles en los que ahora se encuentra.

Se dejan en el tintero reformas cruciales para que la regeneración del sistema político pueda avanzar y la primera de esas reformas afecta al funcionamiento, estructura y financiación de los partidos políticos que son los agentes que han de regenerar el propio sistema. Unas de las principales causas de la corrupción son la falta de democracia interna dentro de los partidos políticos, la incapacidad de la militancia para elegir y controlar a sus candidatos en las instituciones así como para fiscalizar la gestión económica de sus propios partidos y la ausencia o limitación del debate interno. Del mismo modo, el sostenimiento de los partidos políticos con cargo a los presupuestos públicos y su financiación privada los desvincula de sus bases sociales y los empuja a la defensa de intereses ajenos a las mismas.

Ciudadanos tampoco plantea al PP una condición indispensable para la regeneración democrática como es profundizar en la división de poderes y en la despolitización del poder judicial. La confusión entre poder ejecutivo y legislativo es enorme y se ha extendido a todos los parlamentos regionales. Una correcta interpretación de la división de poderes debería conducir a que los alcaldes, por ejemplo, no puedan simultanear su cargo municipal (poder ejecutivo) con un escaño en el parlamento o asamblea autonómica. Por higiene democrática debería haberse puesto encima de la mesa negociadora el principio de “una persona, un solo cargo público”, sea retribuido o no. Y reforzar la independencia judicial haciendo que los partidos políticos saquen sus zarpas de los procesos de designación de jueces y magistrados es también una condición inexcusable para poder enarbolar la regeneración democrática de la política.

Nada exige Ciudadanos sobre la necesidad de acabar con los privilegios económicos y sociales de la clase política a parte de la supresión de los aforamientos, privilegios de tipo fiscal y tributario, de pensiones, de medios a costa de los contribuyentes, etc.

Ni tampoco se plantean reformas legislativas para acabar con los criterios subjetivos en manos de los políticos en el ámbito de la legislación sobre contrataciones de las administraciones públicas o sobre el suelo, dos de los grandes campos en los que la corrupción ha florecido por doquier.

En definitiva, da la sensación de que la propuesta de Ciudadanos, con ser en si misma positiva, responde más a un movimiento táctico en busca del aplauso que a la necesidad de plantear un verdadero cambio regeneracionista que necesariamente tendría que ir mucho más allá de las seis condiciones impuestas al Partido Popular. Pero, algo es algo.

Santiago de Munck Loyola


jueves, 14 de abril de 2016

Entre todos la mataron y ella sola se murió.


Rajoy no debe ganar para sustos. A uno o dos escándalos semanales de corrupción que salpican a políticos del PP no es para menos. ¡Vaya semanita! Primero el Ministro Soria que aparece en los papeles de Panamá con tres explicaciones distintas y después aparece con una sociedad en Jersey;  el Alcalde de Granada y la concejala de urbanismo detenidos por la policía, el Ayuntamiento patas arriba y todo ello con un despliegue y una escenografía como si se tratara de la detención de un comando yihadista y con bronca por medio entre el poder judicial y la policía que, al parecer, ha actuado por su cuenta; otro día Hacienda poniéndole las pilas fiscales al ex Presidente Aznar, multa incluida, por “haberse marcado un Monedero”; sin olvidar, claro, a Esperanza Aguirre descolgándose con la idea de que Felipe González pudiera ser propuesto para la Presidencia del Gobierno. Y la cosa no quedará seguramente ahí, porque con unas elecciones generales en ciernes dentro de poco más de dos meses, siempre y cuando el Sr. Pedro Sánchez no termine por entregarse abiertamente a podemitas e independentistas, es muy probable que afloren nuevos escándalos. Y cuando no se trate de escándalos siempre habrá algún notable del PP que se encargará de remover las aguas con declaraciones más o menos pintorescas,  bien presentando un libro o bien reclamando cambios internos en cuanto vislumbre que se puede quedar sin poltrona.

Lo que está ocurriendo era de esperar, es lo normal que tenía que ocurrir con un partido que funciona como funciona y que aún no ha hecho los deberes internos. Presume el gobierno del PP de haber aprobado en la anterior legislatura más medidas contra la corrupción que ningún otro gobierno. Y es posible que sea así. Pero el partido del Gobierno, el Partido Popular, no ha movido su estructura, sus estatutos y su funcionamiento interno ni un centímetro desde hace muchos años, demasiados. Es difícil aprobar un examen estudiando solo el día anterior. Hacen falta hábitos de estudio, constancia, muchas horas de codos para superar con tranquilidad un examen. Y eso no se ha hecho en el PP. Estamos asistiendo a la recolección de toda una cosecha de corruptos, pero no es espontánea, no es casual. Hace muchos años que sus semillas fueron sembradas gracias a unas estructuras internas que promocionan a los cargos públicos a través del “dedazo” a amiguetes, familiares, oportunistas o trepas y que han podido hacer lo que han hecho gracias también a unas estructuras internas que impiden el control de la militancia de esos cargos públicos. Los mismos Estatutos, las mismas estructuras internas y los mismos hábitos políticos que instalaron en cargos públicos a los Rus, los Granados, los Soria o los Matas, por citar solo algunos, siguen vigentes en el Partido Popular. Y las nuevas caras jóvenes y presuntamente regeneradoras del PP deben sus cargos y su protagonismo político a esos mismos Estatutos, a esas mismas estructuras internas y a esos mismos hábitos políticos que han propiciado el florecimiento escandaloso de los casos de corrupción.

La inmensa mayoría de la gente del PP es gente honesta, el PP cuenta con cientos de miles de afiliados honrados y trabajadores, pero lamentablemente pintan muy poco en el seno del partido. Y ello es así porque el PP lleva en su genética estatutaria todos los ingredientes para que los casos de corrupción no sean simples casos aislados. Y algo parecido le pasa al PSOE cuya distribución de poder territorial impone unos equilibrios internos que le impiden afrontar, entre otros, los mayores casos de corrupción de la historia de España: los Eres y los cursos de formación de Andalucía.

El centro derecha español necesita un partido limpio, democrático, fuerte, pegado a la calle y a las necesidades de la gente. Y, hoy por hoy, el PP no responde a esa necesidad, el PP ha aplazado cualquier reforma interna para el año que viene conformándose, de momento, con ser el refugio del voto del miedo y renunciando a ser la plataforma del voto de la esperanza, del cambio y de la solución de los graves problemas económicos, sociales, territoriales y éticos que ensombrecen el futuro de los españoles. Al PP lo están matando entre todos, sobre todo los de dentro, y se morirá seguramente celebrando una pírrica victoria.

Santiago de Munck Loyola



jueves, 17 de marzo de 2016

A los dos jetas del PP de Alicante.


Lo siento. Habrá quien me llame pesado o cansino por volver sobre el tema, pero cada vez que se publica una noticia como la de hoy no puedo permanecer callado. La indignación supera a veces a la prudencia. Hoy, el Diario Información publica una noticia bajo el siguiente título “El PP de Alicante pide mano dura con Rita”. Según este diario “los populares de la provincia se alinean con el sector renovador del partido que discrepó de Rajoy” y señala que “reclaman la renuncia de la senadora «para que no perjudique» a la formación. «Los ciudadanos exigen cada vez más que seamos ejemplares», sostienen. La noticia se acompaña con la foto de varios dirigentes provinciales del PP entre los que se encuentran el Presidente Provincial José Ciscar, José Juan Zaplana y Luis Barcala. Pero ¿cómo pueden tener tanta cara dura? ¿cómo pueden tener tanta jeta política, tanta desfachatez?

Es indignante que precisamente sujetos como José Ciscar o José Juan Zaplana se atrevan a abrir la boca para pedir “mano dura” contra Rita Barberá, para apuntarse a la anhelada renovación del Partido Popular o para hablar de ejemplaridad, cuando lo que tenían que haber hecho hace tiempo es dimitir e irse a su casa tras haber dejado al PP de Alicante hecho unos zorros, tras haberlo hundido electoralmente y haberlo enfangado en el descrédito y la corrupción. ¿De qué ejemplaridad hablan estos individuos? ¿Fue ejemplar participar en cenas de homenaje a Sonia Castedo cuando la imputaron? ¿Fue ejemplar pagar con dinero negro a la trama Gürtel tal y como dice que hizo el Sr. Ciscar el informe de la UDEF? ¿Fue ejemplar que el PP en muchas localidades de la provincia de Alicante tuviera doble contabilidad? ¿Es ejemplar que al día de hoy el PP se esté financiando ilegalmente con el dinero de algunos grupos municipales? ¿Fue ejemplar disolver al PP de la ciudad de Alicante para colocar en su cúpula a Sonia Castedo sorteando así la inútil línea roja de Alberto Fabra? ¿Fue ejemplar expulsar a los militantes que pedían honestidad y más democracia interna? ¿Fue ejemplar, Sr. Ciscar, negarse a mostrar las cuentas de las campañas electorales a los militantes que por escrito lo solicitaron? ¿Es ejemplar haber formado parte del equipo de Sonia Castedo y no haber denunciado nunca ninguna de las actuaciones poco ejemplarizantes del consistorio Alicantino?

Sr. Ciscar, Sr. Zaplana son ustedes dos farsantes, dos oportunistas de la peor especie que no saben o no quieren vivir de otra forma que no sea de la política y que para subsistir son capaces de vestirse de lagarterana. No tienen ni vergüenza, ni escrúpulos, ni decencia política. Ustedes no han creído nunca ni en la democracia interna, ni en la regeneración política, ni en la ejemplaridad. Su trayectoria, sus hechos lo confirman. Su credibilidad es tan grande como la del Barón de Münchhausen y si alguien merece “mano dura” en el seno del Partido Popular, sin ninguna duda, ustedes se llevan la palma. Dimitan, búsquense un curro y dejen de manchar la política. A Alicante y a su partido le vendría muy bien.

Santiago de Munck Loyola


viernes, 26 de febrero de 2016

​Hay que mover ficha.


Con todo lo que está cayendo, con el desánimo y la decepción existente entre millones de votantes del PP, con la cantidad de vías de agua abiertas en el buque popular y parece que construir una alternativa nacional de centro derecha es prácticamente una misión imposible. El PP ha expulsado de sus filas, por activa o por pasiva, a millones de votantes y a miles de ciudadanos comprometidos con la vida política. El PP se descompone y parece evidente que una regeneración, renovación o refundación del mismo es imposible si se hace con los mismos cuadros dirigentes al mando del mismo. En todo caso, lo intentarán y será un proceso interno, de ellos y para ellos, en el que no tendrán cabida más que los miembros de su propia organización. Se trata de una estructura endogámica que precisamente por ello ha sido incapaz de reconocer los síntomas que señalaban que algo importante iba muy mal. Ahora, esta organización, alertada de la enfermedad desde el exterior, sólo por un elemental sentido de la supervivencia, no por una convicción ética, va a impulsar ciertos cambios.

Sea más o menos grande, sea menor o mayor que la de otros partidos políticos, la corrupción y, sobre todo, la falta de reacción ante la misma han hecho mella en la conciencia de los ciudadanos y eso es una losa muy difícil de levantar. La confianza tarda años en construirse y minutos en desaparecer. Todo ello se venía venir desde hace años.

Hoy, el centro derecha solo cuenta con una potente maquinaria electoral gastada y desprestigiada a la que se sigue votando más por necesidad que por convicción, más por inercia que por voluntad, más por miedo al adversario que por libre elección. Pero, sobre todo, el PP debe su supervivencia electoral a la ausencia de una alternativa creíble en su mismo espacio electoral. A lo largo de los años no han faltado intentos de construcción de una alternativa electoral al PP, pero todos han fracasado. ¿Cuál es la causa? No hay una sola, sino muchas y no siempre concurrentes: los personalismos, la financiación, el sistema electoral, los medios de comunicación,… Quizás el último intento más serio de erigir un partido como alternativa electoral al PP fue el protagonizado por Vox. Sin entrar en las causas del fracaso de un proyecto que inicialmente a muchos ilusionó pero que en un tiempo récord calcó los peores vicios del PP, es indudable que, hoy por hoy, su ubicación ideológica no es la que ha venido ocupando el PP y, por tanto, no es ni puede ser su alternativa electoral.

Existen algunas coincidencias en los proyectos políticos que hasta ahora han fracasado a la hora de construir una alternativa al PP. De una parte, todos estos proyectos se han intentado organizar desde arriba: un partido de ámbito nacional, en algunas ocasiones alguna figura conocida en la cúpula, un reparto de cargos y un intento de expansión hacia abajo, orgánica y territorialmente. De otra, todos estos proyectos han pecado de personalismos excesivos y de dogmatismos excluyentes. Preferir ser cabeza de ratón y creerse en posesión de la verdad política son los dos ingredientes que aseguran la multiplicación de proyectos políticos sin futuro electoral alguno.

En la actualidad existen centenares de partidos políticos locales, provinciales y nacionales afines ideológicamente, todos encuadrables en el espacio del centro derecha, el espacio que ha venido ocupando el PP y cada por su lado, en un viaje a ninguna parte. ¿Tan difícil es ponerse de acuerdo aunque sea tan sólo para formar una coalición? Hay valores y principios compartidos, hay personas muy formadas y capacitadas políticamente, hay gente firmemente comprometida con la mejora de nuestra sociedad y, sin embargo, no somos capaces de aprovechar esos activos. Ni siquiera se intenta. El patriotismo se demuestra con hechos, no con soflamas. No, no lo estamos haciendo bien. La falta de generosidad, la cortedad de miras y la ausencia de inteligencia táctica no otorgan la credibilidad ciudadana, requisito indispensable para la viabilidad de cualquier proyecto político a largo plazo.

Pertenezco a uno de esos pequeños partidos, un partido provincial, un partido muy joven promovido para defender a la provincia de Alicante y para contribuir a la regeneración de la vida política y social desde los principios y valores que el PP abandonó hace tiempo. Pero de poco sirve nuestra acción política si no podemos contar con un proyecto nacional con el que colaborar y al que apoyar. Somos conscientes de que Alicante irá bien si España va bien. Por ello, estamos dispuestos a ayudar y a trabajar sin condiciones previas para que tenga éxito un proyecto político nuevo, de carácter nacional. Hay muchas fórmulas para lograrlo. No dejemos una vez más pasar el tren.

Santiago de Munck Loyola


lunes, 15 de febrero de 2016

Hora de Ppasar Ppágina.


No es difícil imaginar cómo se deben de sentir estos días millones de votantes del Partido Popular y miles de sus abnegados y honestos militantes con la lluvia incesante de noticias relacionadas con la corrupción que salpica a diferentes dirigentes del partido. Junto a cierta indignación, por lo que a todas luces es un tratamiento informativo sesgado y comparativamente injusto ante la sordina mediática a los escándalos socialistas tan graves o más que los del PP, la mayoría sentirá desencanto, impotencia y rabia, se sentirán engañados y defraudados por tanto comportamiento político miserable y delictivo.

He sido del Partido Popular durante 31 años hasta que la cuadrilla que dirige el PP de Alicante promovió que me expulsaran en octubre de 2013 por denunciar la corrupción y pedir la regeneración del partido. Fundé el PP en Rivas-Vaciamadrid en 1989 y fui su Presidente Local hasta 2003. He sido concejal del Partido Popular durante 12 años en tiempos muy difíciles. He sufrido insultos, desprecios, descalificaciones y amenazas por ser representante electo del Partido Popular. 

He pasado miedo, no me avergüenza decirlo, y mi familia también lo sufrió. He visto mi nombre pintado en fachadas y he padecido durante años el sectarismo y la violencia verbal de mucha gente de izquierdas en el que era mi municipio, Rivas-Vaciamadrid. He visto como se incorporaban al Partido medradores, espabilados, amigotes de los de arriba, gente sin escrúpulos y sin ideología, he visto como gracias a los “dedazos” ascendían en la estructura del Partido y hoy los veo en los titulares menos edificantes de los medios de comunicación.

No pertenezco al Partido Popular y, sin embargo, siento mucha pena e indignación ante cada una de las noticias que le salpican. Creía y sigo creyendo en unos principios y unos valores que enarbolaba el Partido Popular y es evidente que muchos dirigentes del mismo nunca han creído en ellos. Más bien los han usado y manipulado para alcanzar el poder en beneficio propio. Pensaba y pienso que todos los sacrificios y esfuerzos de tanta gente honesta y trabajadora merecían la pena para ayudar a transformar nuestra sociedad y es evidente que muchos dirigentes los han empleado para su enriquecimiento personal.

Me duele y me indigna cuando algunos aprovechan para pedir la ilegalización del Partido Popular a causa de todos los casos de corrupción que vamos conociendo día a día porque el Partido Popular no es su cúpula pusilánime, el Partido Popular no es el conjunto de cargos públicos corruptos o presuntamente corruptos que se van destapando, el Partido Popular es otra cosa. Son los cientos de miles de afiliados honestos y los miles de cargos públicos decentes a los que unos cuantos han denigrado con sus comportamientos. La corrupción no tiene un ADN político concreto, no tiene ideología. Pero si de algo adolece el Partido Popular, si hay algo que ha facilitado esta escandalosa situación, es precisamente la falta de democracia interna, unos estatutos que impiden al afiliado elegir y controlar a sus representantes. En definitiva, la ausencia de mecanismos internos de elección y de control.

Hoy por hoy, la gente de derechas o de centro derecha está más huérfana que nunca. Muchos votaron al PP el 20D con la nariz tapada. Muchos lo hicieron por miedo a los podemitas y a sus aliados y pocos con una profunda convicción moral y ética. ¿Cuántos votantes del PP el 20D pensaron que su voto iba a servir para situar, por ejemplo, a Celia Villalobos en la Vicepresidencia del Congreso?

Y frente a tanta voz oportunista dentro del propio PP, hay que decir claro que esto no se arregla con una refundación teledirigida del Partido Popular. Muchos de los dirigentes del PP tienen que seguir el ejemplo de Esperanza Aguirre y hacerse a un lado. Hoy más que nunca, España necesita un nuevo proyecto reformista, liberal y conservador que aúne voluntades, que promueva la confluencia de tantos y tantos ciudadanos comprometidos con la defensa de los principios que el PP abandonó y que hoy se encuentran muy lejos de los dictados de Génova 13. Con la pena, con los lamentos o con la decepción el centro derecha no va a ir a ningún sitio. Es hora de ”ppasar ppágina”. Hace falta ya una reacción colectiva para reconstruir un proyecto que sea capaz, desde las bases, de hacer frente a esta izquierda demagoga, revanchista y profundamente sectaria que amenaza el futuro y la propia unidad de España.

Santiago de Munck Loyola


martes, 9 de febrero de 2016

José Juan Zaplana ¿exponente de un nuevo PP?


De piedra, hoy me he quedado de piedra al leer un artículo en el Diario Información de Alicante titulado “La nueva hornada de políticos del PP siente «asco» por la corrupción y reclama primarias” (http://www.diarioinformacion.com/politica/2016/02/08/nueva-hornada-politicos-pp-siente/1725202.html). La sorpresa no obedece al titular del artículo, porque es evidente que cualquier político, nuevo o menos nuevo, tiene que sentir “asco” por la corrupción, como lo es también que cualquier demócrata apueste por la democracia interna en su organización política, sino que la mayúscula sorpresa obedece a que se califique de “nueva hornada de políticos” a algunos que llevan viviendo lustros de la política y a la inclusión entre esta supuesta nueva hornada de políticos “asqueada” y ferviente partidaria de las primarias a sujetos como José Juan Zaplana López.

Ahora que tanto se habla de “refundar” el Partido Popular de la Comunidad Valenciana e incluso de cambiar su nombre es preciso aclarar las cosas, porque da la sensación de que los promotores de estas ideas tratan de engañar, una vez más, a la gente. El PPCV no puede ni refundarse, ni cambiar de nombre si no lo hace el propio Partido Popular de España. Los promotores de estos globos sonda, los mismos que se ofrecen para hacer este supuesto cambio, mienten y lo saben. Los mismos políticos que con su pasividad y complicidad han conducido al Partido Popular a su naufragio ético y electoral no pueden ahora presentarse como sus salvadores.

Pero, volviendo al sorprendente artículo, hay que subrayar una obviedad y es que ninguno de los diez políticos citados ha llegado al puesto que ocupa por haber sido elegido por las bases del Partido Popular. Todos fueron incluidos en su día en las listas electorales gracias al “dedazo” superior, unas veces por ser “hijo de…”, otras por ser dóciles y obedientes, otras en agradecimiento a servicios prestados, alguno por su auténtica valía… pero todos tienen en común su falta de legitimidad del voto de los afiliados.

Ahora bien, hay que ser muy inocente para incluir en la categoría de “nueva hornada de políticos” a un viejo conocido como José Juan Zaplana López. Para quien no lo conozca hay que señalar que este joven de 41 años lleva en política desde los años 90. Es el prototipo de trepador de Nuevas Generaciones que, sin casi experiencia en el mundo laboral y sin titulación superior, lleva lustros viviendo de la política. Como Secretario general del PP de la Provincia de Alicante y como concejal de San Vicente del Raspeig se ha ganado a pulso fama de prepotente, de intolerante y de incompetente. Fue el promotor e impulsor de la expulsión del PP de Antonio Sobrino Ribes y de un servidor acusándonos del grave delito de promover la regeneración del Partido Popular, de pedir la dimisión de imputados y de denunciar públicamente los escándalos de corrupción que, al parecer, a él entonces no le daban ningún asco. En 2015 tuvo sus más y sus menos con Esquerra Unida que le denunció por contratar por 26.000 euros para la prestación de servicios informáticos al Ayuntamiento de San Vicente del Raspeig a la empresa EICO, propiedad del valenciano Alejandro De Pedro, un amiguete suyo e imputado en la operación Púnica. José Juan Zaplana López, en un alarde de transparencia, llegó a enviar al despacho de EU a la policía para recuperar los justificantes de facturas que en el ejercicio de sus funciones como concejales de la oposición habían recabado. ¡Estilazo el de Zaplana!

Tiene su miga que se incluya a este cuarentón, a este profesional de la política, a este arribista (hoy con Luisa Pastor, mañana con su rival), entre la nueva hornada de políticos del PP  supuestamente asqueados por la corrupción y que apuestan por la regeneración. Su sola inclusión no sólo provoca risa sino que es un auténtico baldón para la credibilidad de las declaraciones del resto de la llamada “nueva hornada”.

Pero, vamos a ver, Zaplana, alma de cántaro, ¿A quién pretendes engañar? ¿No te das cuenta de que con tus antecedentes políticos no puedes ir por ahí dándotelas de regenerador, ni rasgándote las vestiduras por los casos de corrupción? ¿Cómo puedes ir ahora de regenerador si, como Secretario General del PP alicantino no has asumido responsabilidad alguna en el desastre electoral al que tú y tu jefe inmediato, José Ciscar, habéis llevado al PP de la Provincia de Alicante? ¿Cómo tienes la cara dura de apuntarte a la democracia interna y a las primarias si perseguiste con saña a los afiliados que en Alicante promovíamos el pluralismo y una candidatura regeneradora? ¿Te has olvidado de que te oponías a las elecciones a compromisarios para los congresos y defendías el reparto de los puestos entre las “familias” del PP? ¿Has olvidado tus declaraciones a la prensa apuntándote a la coartada del consenso para evitar la pluralidad de candidaturas en las elecciones de las juntas locales? ¿Has olvidado tus presiones sobre tantos y tantos posibles candidatos para que no concurrieran a las elecciones internas apelando a un falso consenso? ¿Te has olvidado, por ejemplo, de Torrevieja?

La hemeroteca te delata. No es posible olvidar que fuiste uno de los artífices de la división del PP de la ciudad de Alicante en distritos para poder poner al frente de ellos, como coordinadora de los mismos, a la Alcaldesa, Sonia Castedo, saltándote la línea roja de Fabra, sin elecciones internas ni gaitas. Recordemos: Diario Información "El PP pide apoyo a Castedo para apuntalar la nueva estructura del partido en Alicante". Según el periódico, 6-2-2013, la dirección provincial del PP solicitó a la alcaldesa de Alicante, Sonia Castedo, su “colaboración” para poner en marcha el nuevo organigrama interno del PP de Alicante, que prevé “trocear” la ciudad en cinco ejecutivas de distrito. Hace unos días, Castedo visitó la nueva sede junto al “núcleo duro” de sus concejales. Acudieron a la cita con José Juan Zaplana, número dos de José Císcar en el PP, la propia Castedo junto al vicealcalde Andrés Llorens; el concejal Juan Seva y la portavoz municipal, Marta García-Romeu. Todo el que tiene algo que decir dentro del grupo del PP en el Ayuntamiento de Alicante estaba alrededor de la mesa, apuntan fuentes populares. ¿Objetivo del encuentro? Apuntalar la elección de las cinco nuevas ejecutivas locales con el respaldo explícito y claro del grupo de concejales alicantinos.

¿Pero de qué vas ahora? ¿Que te sientes asqueado y decepcionado? ¡Vamos, anda! ¡A otro perro con ese hueso! No se te veía tan asqueado cuando corriste a sentarte en la mesa presidencial de la cena de homenaje a Sonia Castedo cuando fue imputada por primera vez. Se te veía muy sonriente en la foto. Tampoco se te notó perturbado en tus principios cuando el instructor de nuestro expediente de expulsión (imputado posteriormente por corrupción, por cierto) señalaba por escrito y bajo el logo del PP que no se podía criticar públicamente a Sonia Castedo porque la política de Sonia Castedo era la política del PP. ¿Lo recuerdas? ¿O acaso la caída del caballo de tu súbita conversión te ha provocado amnesia? Hay que tener mucho cuajo y muy pocos principios para intentar pasar de sicario de la peor “casta” política a adalid de la renovación y la regeneración. No cuela.

Puedes disfrazarte de lo que quieras, puedes contar las milongas que te gusten, puedes mentirte y tratar de engañar a los demás, pero aunque la mona se vista de seda, mona se queda. No se puede ser pirómano y a la vez bombero. Hay trayectorias políticas difíciles de borrar e imposibles de justificar salvo por la existencia de una ambición desmedida y la ausencia de otro "modus vivendi". No todo vale en política y las hemerotecas y los que aún tenemos algo de memoria siempre estaremos para recordarlo.

Santiago de Munck Loyola


miércoles, 27 de enero de 2016

¿Cambio o timo?


Pasados ya seis meses de las elecciones municipales bien se puede ir esbozando un pequeño balance del cambio de gobierno producido en tantos y tantos ayuntamientos españoles. En mayo de 2015 muchos vecinos decidieron con su voto jubilar a partidos que llevaban años gobernando sus ayuntamientos y dar una oportunidad a otros que representaban un cambio de políticas y parecían satisfacer mejor las aspiraciones vecinales. En muchos municipios los vecinos apostaron por el cambio, a veces a través de dos o tres formaciones políticas diferentes que se vieron en la necesidad de llegar a acuerdos para poder formar los nuevos gobiernos municipales. Los Gobiernos de los perdedores. Es indudable que cuanto más pequeño es un municipio más fácil parece, salvo desencuentros familiares que tienen su peso en las localidades pequeñas, llegar a acuerdos de gobierno por encima de las divisiones ideológicas. Se suele anteponer el interés del pueblo a la política partidista y suele funcionar. Por ello, no es infrecuente encontrar ayuntamientos regidos por coaliciones variopintas que elevadas al ámbito nacional serían impensables.

En no pocos casos, esos deseos de cambio se están viendo frustrados por las actitudes y aptitudes de los nuevos gobiernos municipales. Muchos nuevos gobernantes han aterrizado en sus ayuntamientos haciendo gala de una escasa formación intelectual, de un pasmoso desconocimiento de la realidad de las instituciones que gobiernan y de su propio pueblo. Otros deben creer que el hecho de haber pasado la reválida de las urnas les confiere conocimientos técnicos suficientes, que por cierto se tardan años en ser adquiridos a través de estudios universitarios o de la experiencia, y se meten directamente a gestionar la cosa pública prescindiendo de la legalidad y hasta del sentido común. Al éxito electoral reciente le suele acompañar cierta soberbia y un peligroso exceso de confianza cuando lo que debería primar en su nueva singladura política es la humildad, la capacidad de escucha, el esfuerzo por sumar y por aprender para servir mejor a todos los vecinos y no solo a unos pocos. La sed de revancha, la desconfianza partidista y la altivez no son nunca buenas compañías y menos aún en los momentos iniciales porque marcarán una senda difícil de abandonar.

Muchos gobiernos municipales han perdido unos meses preciosos en los que deberían haber sentado los cimientos de un auténtico programa de cambio para toda la legislatura en, desde una perspectiva interna, reorganizar la administración a su gusto, sin criterios técnicos sino partidistas, en fiscalizar o perseguir (caza de brujas) a los empleados sospechosos de no ser adictos (en un pueblo se conoce todo el mundo), y, desde una perspectiva externa, en realizar gestos de cara a la galería que plasmen el cambio producido, es decir, mucho ruido y pocas nueces. Apelan a la herencia recibida para ir preparando al personal del previsible incumplimiento de sus promesas, intentan con esa supuesta herencia chantajear a la oposición para que no ejerza sus funciones y exhiben gestos (el uso de bicicletas, por ejemplo) o publicitan grandes logros (el cambio de nombre de calles) como ejemplos evidentes de que el cambio ha llegado. Y en no pocos lugares el supuesto cambio se ha traducido de forma inmediata en la colocación de amigos y familiares dentro y fuera de los ayuntamientos (“ya nos tocaba” dicen).

Seis meses deberían haber dado para mucho más. El supuesto cambio está empezando a ser más que decepcionante. El cambio profundo de políticas que tantos millones de ciudadanos respaldaron en las últimas elecciones municipales está, de momento, limitándose a un cambio de caras, de estilo, de proveedores o de discurso, muy plañidero por cierto. Y poco más. Desgraciadamente el cambio no se ha traducido en muchas localidades en el abandono y destierro de prácticas sectarias, en voluntad de integración, en vocación de servicio comunal o en la simple profesionalización de la administración para ponerla realmente al servicio de toda la ciudadanía. Muchos nuevos responsables siguen pensando que han sido elegidos para gestionar (algo para lo que no están preparados, ni tienen por qué estarlo) y olvidan que para lo que han sido elegidos es para hacer política, la política en la que sus vecinos han creído. Repiten los errores de sus antecesores y acabarán como ellos, sin duda.

Una sociedad como la nuestra, con tantos problemas pendientes de resolver necesita que también sus ayuntamientos se regeneren, algo imposible de conseguir sin voluntad política para ello. Nuestros Ayuntamientos, la administración pública más cercana al ciudadano, necesitan ese cambio real, no sólo de caras. Y es cierto que no todos los políticos son iguales pero cuando alcanzan el poder ¿a que se parecen?

Santiago de Munck Loyola




martes, 26 de enero de 2016

El Partido Popular una vez más en la picota.


Una vez más, y no será la última, el Partido Popular de la Comunidad Valenciana está siendo el centro de todas las miradas por un nuevo caso de corrupción de enormes proporciones.

Una vez más, y no será la última, el Partido Popular de la Comunidad Valenciana está abochornando a sus decenas de miles de honrados militantes y a los cientos de miles de votantes que lo respaldan en las urnas.

Una vez más, y no será la última, el Partido Popular de la Comunidad Valenciana, que expulsó de sus filas a decenas de afiliados honrados y críticos con todo lo que se veía venir y con los que aún no se ha disculpado, se limitará a cubrir el expediente, a hacer un poco de teatro, a entonar el “y tú más” y a no abordar el verdadero problema de fondo, la causa que origina tantos casos de corrupción que no es otra que la ausencia de una auténtica democracia interna.

Hoy, el antaño todopoderoso Alfonso Rus, ex presidente del PP valenciano, ex presidente de la Diputación de Valencia y ex alcalde de Játiva ha sido detenido por la Guardia Civil, junto con otras 23 personas, en el marco de la operación “Taula” que investiga una trama de corrupción infiltrada en varias administraciones públicas de la Comunidad Valenciana y que, al parecer, ha perpetrado delitos de prevaricación, malversación de caudales públicos, tráfico de influencias, cohecho y blanqueo de capitales. Se investiga también la posible financiación irregular (una vez más) del PP valenciano. De momento hay 24 detenidos entre los que se encuentran también Emilio Llopis, que era jefe de gabinete de Rus en la Diputación de Valencia, María del Carmen García Fuster, actual secretaria del Grupo Popular en el Ayuntamiento de Valencia, Juan José Medina ex alcalde popular de Moncada y ex vicepresidente de la Diputación, María José Alcón, ex concejal del PP en el Ayuntamiento de Valencia, antigua asesora de Rita Barberá y  casada con Alfonso Grau, el ex vicealcalde de Valencia que está siendo juzgando por el caso Nóos. Como puede apreciarse además, el nepotismo como seña de identidad del PPCV está más que presente en este caso.

Una vez más, y no será la última, los ciudadanos con ideas centristas, de derechas, regeneradores y defensores de la libertad, la ejemplaridad y el progreso saben y son conscientes de que con este Partido Popular no se puede ir ni a la vuelta de la esquina. Un partido que ha traicionado reiteradamente sus compromisos electorales, que ha renegado de sus principios políticos, que ha olvidado a sus afiliados y votantes no merece ni tan siquiera el menguante espacio electoral que muchos electores le han regalado en las últimas elecciones generales. Tan sólo el miedo al triunfo de esta alucinada izquierda “plurinacional” que con tanto ahínco han venido cultivando poderosos medios informativos empresariales sostiene el amplio voto que aún recibe el Partido Popular. ¡Triste realidad y funesto destino el de un partido que fía su triunfo electoral no a la ilusión de sus votantes sino al miedo más primitivo!

No son pocos los dirigentes políticos, algunos todavía en las filas populares, los que claman ya por una refundación del Partido Popular, por una recomposición del centro derecha español que cierre una negra etapa y ponga en marcha un nuevo proyecto nacional integrador, moderno, abierto y renovador capaz de hacer frente a los enormes desafíos que España, como nación y como sociedad occidental, tiene planteados en estos momentos. Dar ese paso sí que sería una auténtica muestra de patriotismo, lo demás pura palabrería.

Santiago de Munck Loyola


domingo, 22 de noviembre de 2015

Una candidatura de y para Alicante.

Esperanza Ciudadana, único partido político provincial alicantino, ha presentado candidatura al Congreso de los Diputados para las próximas elecciones generales del 20 de diciembre tras reunir más de 1.400 avales en la Provincia. No ha sido una tarea fácil cumplimentar este requisito de recogidas de firmas establecido para dificultar la concurrencia a las elecciones de los partidos nuevos. Pero se ha conseguido gracias a la entrega y dedicación de numerosos voluntarios.


La Candidatura está encabezada por Santiago de Munck Loyola, Presidente de la formación y funcionario. En el nº 2 figura Manuel García- Serna Colomina, Secretario General de Esperanza Ciudadana y Registrador de la Propiedad de Novelda. El tercer lugar de la Candidatura lo ocupa la eldense Mª Dolores González Ruiz, Presidenta Local de Esperanza Ciudadana, graduada social y exconcejal popular de Elda. En el cuarto puesto se encuentra José Francisco Fernández Alegre, Secretario General adjunto de Esperanza Ciudadana, informático y vecino de San Vicente del Rapeig. Y cerrando los cinco primeros puestos la alicantina Eloina Garrido Bautista, comercial, autónoma y miembro de una de las familias gitanas con más arraigo en Alicante.

La candidatura se completa hasta el número doce con personas procedentes de diversos sectores sociales y diferentes ocupaciones: amas de casa, profesores, pensionistas, funcionarios, etc. Y cuenta con el apoyo de dos miembros de Los Verdes, Patricia Díaz Colmenar y Juan Calero Luna que, a título individual, han decidido prestar su apoyo a este nuevo proyecto provincial regenerador y alicantinista como es Esperanza Ciudadana que, a nivel nacional, forma parte de la Coalición Cívica 20D, de carácter centrista y reformista.

Esperanza Ciudadana reivindica y defiende los intereses de la Provincia de Alicante frente a la discriminación que sufre por parte del centralismo de la Generalidad Valenciana y el Estado, reclama el pago de la deuda histórica a Alicante, promueve una profunda regeneración de las instituciones y del propio sistema político y defiende una sociedad más justa, más participativa y menos intervenida. Menos Estado y más Sociedad.

Candidatura de Esperanza Ciudadana (Es.C.)



1. Santiago Domingo de Munck Loyola. 2. Manuel García Serna Colomina. 3. María Dolores González Ruiz. 4. José Francisco Fernandez Alegre. 5. Eloina Garrido Bautista. 6. José Miguel Compañ Molina. 7. María Tomasa García Cánovas. 8. María Luz Alegre Ponce. 9. Cristian Berná García. 10. Pascual Martínez Pujalte. 11. Vicente Molla Molina. 12. Maria Remedios Ruzafa Sanz. Suplentes: 1. Patricia Díaz Colmenar. 2. Juan Calero Luna. 3. Ignacio Gutiérrez Hernández.

viernes, 23 de octubre de 2015

Consecuencias de los "dedazos" del PP.


Para entender muchas noticias que afectan al Partido Popular y a sus representantes institucionales es necesario saber cómo funciona internamente. La designación de quienes han de ser elegidos como parlamentarios o concejales no depende de los cientos de miles de afiliados del PP. Su designación como candidatos se hace a través de Comités Electorales nombrados desde arriba que se limitan prácticamente a designar a los que desde arriba les señalan. No cuenta el mérito, ni la capacidad, ni, por supuesto, el respaldo de las bases del partido. Cuentan las amistades, las influencias y, en no pocos casos, el servilismo. Existe un fuerte déficit de democracia interna que es el que termina generando problemas y, a veces, escándalos. Buena prueba de ello, es la trayectoria política de un diputado autonómico de Madrid con el que hace años colaboré, José Cabrera Orellana. Se podría decir que es prototipo del arribismo y del amiguismo en el Partido Popular.

Hace unos días, los medios de comunicación se han hecho eco de la renuncia al escaño del Diputado Popular en la Asamblea de Madrid, José Cabrera Orellana, tras 16 años como parlamentario, coincidiendo casualmente con la expiración del plazo dado a todos los diputados (el 15 de octubre) para que presentasen una declaración escrita describiendo todo el patrimonio que poseen. Según el Diario El País, Cabrera ha justificado su renuncia en que “no quiere poner en riesgo el vasto patrimonio que ha atesorado para él y sus hijos desde que arribó hace muchos años a Madrid procedente de su Extremadura natal” confesando que lo hizo “con una mano delante y otra detrás”.

El Diputado José Cabrera también fue objeto de atención por parte de los medios de comunicación en 2012 y no precisamente por su labor como parlamentario, prácticamente inexistente. En febrero de 2012, Metro de Madrid incorporó a su plantilla a un hijo del portavoz de Transportes del PP en la Asamblea de Madrid que casualmente era José Cabrera Orellana. Esta incorporación se hizo mediante un contrato "de relevo", como "subjefe de servicio" con un nivel salarial 3 y una retribución bruta anual de 46.000 euros. Y este fichaje tuvo lugar un mes después de que Metro redujera a la mitad su cúpula directiva y de que redujese a la mitad la composición de su Consejo de Administración dejando fuera a los representantes sindicales y de los usuarios.

También en 2012, José Cabrera fue objeto de críticas y denuncias por parte de grupos ecologistas por sus actuaciones en una parcela en Carabaña, junto al río Tajuña, en la que, ignorando la legislación, ajardinó toda la franja de policía y el dominio público hidráulico, arrasando el bosque y construyendo escolleras y un vallado para impedir el libre acceso al río.

¿Cómo llegó Cabrera a ser diputado autonómico del Partido Popular? Pues gracias al molino de la casa de Rodrigo Rato en Carabaña. En abril de 1994 Rodrigo Rato fue acusado por el alcalde de Carabaña, de Izquierda Unida, de haber desviado el agua del cauce del río Tajuña para llevarla al molino de su casa. A parte de muchas críticas, Rodrigo Rato recibió el apoyo de un vecino de Vallecas y veraneante en Carabaña que formaba parte del movimiento asociativo de la localidad, José Cabrera. Y este respaldo tuvo premio. En 1996, José Cabrera, comercial de venta de baterías, votante de izquierdas, sin experiencia ni formación política y recién afiliado al Partido Popular fue nombrado, nada menos, que Secretario de Pueblos del Partido Popular de Madrid.

Durante más de dos años colaboré, junto con dos concejales más de Rivas-Vaciamadrid, como asesor jurídico de los grupos municipales. Hay que destacar dos obsesiones de Cabrera en aquella época: de una parte que los miembros del equipo debíamos identificarnos como seguidores de Rato (“Cuanto mejor le vaya a Rodrigo mejor nos irá a nosotros”) y de otra que no debíamos poner el nombre del autor en los informes jurídicos que hacíamos, sino “Secretaría de Pueblos”. Eran épocas de etiquetas o te la ponías o te la ponían aunque no quisieras. Recuerdo que en una ocasión Cabrera me dijo “Santiago, no vales para la política porque eres un intelectual y aquí de lo que se trata es de vender”. Sin comentarios.

El caso es que en 1999, el converso Cabrera fue incluido en las listas del Partido Popular a la Asamblea de Madrid y así durante tres legislaturas más. Y de paso, Rodrigo le promovió para ser consejero de Bankia y de RTVE. Y en este tiempo pasó de ser comercial de venta de baterías a convertirse en “Técnico en Desarrollo Comercial y especialista en Mercado Internacional del Sector de Automoción”, ahí es nada, a ser dueño de seis empresas, por las que factura al año al menos 6,2 millones. Su esposa aparece además como administradora de las mercantiles Ecovega Máster y Mercabatería, cuyas ventas superaron entre 2011 y 2013 los ocho millones de euros. Las sociedades de Cabrera Orellana comparten domicilio social con las firmas de su mujer.

Es evidente, ante casos como éste, que el Partido Popular necesita una profunda reforma estatutaria para que los militantes tengan la capacidad de decidir quienes han de ser los candidatos en las instituciones y para controlar que su actividad parlamentaria y política sea la adecuada. Mientras siga primando el amiguismo, el compadreo, el padrinazgo y el nepotismo las instituciones públicas seguirán siendo un paraguas para medrar personalmente y un semillero de abusos. No es posible hablar de regeneración democrática de nuestro sistema si no se empieza por regenerar a los propios actores del mismo, es decir, a los partidos políticos. Y la mejor regeneración empieza por mayores dosis de democracia interna.

Santiago de Munck Loyola






viernes, 31 de julio de 2015

Más incompetentes en la cúpula del PP.




Han pasado más de dos meses desde las últimas elecciones municipales y autonómicas que se saldaron, entre otras cosas, con el mayor desastre electoral de las historia del Partido Popular de Alicante. 140.000 votos perdidos en la Provincia de Alicante y con ello decenas de Alcaldías como la de la propia capital o la de Elche, un desastre que se veía venir desde 2012 y cuyo origen radicaba en unas prácticas y maneras de hacer política muy alejadas de la ética, le regeneración y las necesidades del ciudadano. Encerrados en su torre de marfil y paseándose por sus mullidas moquetas, los dirigentes provinciales populares actuales persiguieron con saña cualquier crítica interna y desde la prepotencia e ignorancia sembraron la parca cosecha del pasado mes de mayo.

Han pasado más de dos meses desde el naufragio popular y nadie en la cúpula de la organización alicantina ha tenido la decencia de asumir responsabilidades y de dimitir, todo lo contrario, se han afanado en buscarse huecos institucionales para aferrarse a su modus vivendi e incluso el máximo culpable, José Ciscar, Presidente Provincial del PP, se ha empleado a fondo para intentar presidir la Diputación de Alicante, como si los sufridos ciudadanos de esta provincia no hubiésemos tenido bastante con su desastrosa gestión en la Generalidad Valenciana o para situarse como sucesor del Alberto Fabra. Cualquier persona con un mínimo de vergüenza torera, con un mínimo sentido de la decencia, cuando no del ridículo, habría presentado su dimisión de todos los cargos acumulados, que no son pocos, y se habría ido a su casa, habría vuelto a sus actividades privadas para ganarse la vida. Pero, claro, para eso hay que saberse ganar la vida fuera de “la teta” pública.

Tampoco ha presentado su dimisión su escudero, el Secretario General provincial de los populares, ese dechado de lealtades que se llama José Juan Zaplana y al que no se le conoce otro oficio que el vivir de la política. Sí, el mismo que acudió a presidir la cena de homenaje a Sonia Castedo cuando se conoció que se le imputaban varios delitos. Y no sólo no ha presentado su dimisión sino que, además, en premio por el desastre electoral que este individuo ha ayudado a cocinar, se le premia ascendiéndole para formar parte del equipo de la nueva Presidenta Regional del PP, Isabel Bonig. Ya puede ir guardándose las espaldas Doña Isabel con Don José Juan cerca.

Y es que el Partido Popular de la Comunidad Valenciana es así, premia a los malos y castiga a los buenos. Asciende a los incompetentes y prescinde de los válidos. Y mira que tiene gente válida este Partido en la Provincia de Alicante, pues no. Si es así como entiende la dirección nacional del PP la regeneración del partido, la gente de derechas de Alicante lo lleva claro. Regeneración no es “dedazo” y “dedazo” ha sido el nombramiento de Isabel Bonig como líder regional. Y “dedazos” son los nombramientos como el de este tipo en el nuevo organigrama popular. Regeneración no es nada de lo que están haciendo, pero allá ellos.

Los alicantinos de centro derecha deben saber, al menos, que los mismos métodos y los mismos culpables de que la izquierda haya arrasado en nuestra Provincia siguen plenamente vigentes en el Partido Popular. Deben saber que con ellos no hay cambio posible, que seguirán traicionando los principios y programas y que nuestra Provincia seguirá siendo una víctima de sus políticas si esta misma gente lograse recuperar el poder. Y no es que la ensalada de izquierdas gobernante vaya a apostar por devolver a Alicante el puesto que le pertenece porque ya hemos comprobado como en los primeros gestos del Gobierno del Sr. Puig y sus socios, Alicante desgraciadamente no cuenta.

Santiago de Munck Loyola