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martes, 15 de enero de 2013

¡Bien por Esperanza!



Escuchando hoy a algunos comentaristas políticos, presuntamente progresistas, se deduce que según ellos para dedicarse a la política hay que ser funcionario o millonario. Muchos de ellos andan aún rasgándose las vestiduras porque Esperanza Aguirre, ex presidenta de la Comunidad de Madrid, ha abandonado su puesto de funcionaria al que se había reincorporado tras su dimisión como Presidenta Regional para empezar a trabajar en una empresa privada, Seeliger y Conde. Y parece ser que a estos señores les parece muy mal que Esperanza Aguirre trabaje para una empresa privada que, por cierto, no está en absoluto relacionada con las administraciones públicas, mientras conserva su puesto de Presidenta del partido Popular de Madrid, un puesto de carácter interno. Y ¿por qué? Pues sinceramente se mire por donde se mire no parece haber ninguna razón que justifique este rechazo, no hay ni incompatibilidad legal ni ética, para ello y tan sólo se puede intuir con el fondo lo que subyace es una inquina y una fobia política tan furibunda como rancia. De este rechazo y condena habría que entender que sólo se puede ocupar un puesto de responsabilidad en una organización política si uno tiene aseguradas las lentejas o porque es rico y no necesita trabajar o porque su sustento está garantizado por un salario público. Increíble, pero cierto.

Y lo que más llama la atención de estos adalides de la moralidad progresista es su sepulcral silencio en torno a la tradicional práctica de nuestros políticos cesantes de situarse en consejos de administración de empresas privadas o públicas o en instituciones inoperantes como el Consejo de Estado para llevárselo “calentito”. A estos señores, visto su silencio, les debe parecer de perlas como muchos de nuestros políticos cesantes cobren astronómicas cuantías por sentarse en Consejos de Administración de empresas cuyos ingresos y desarrollo ha dependido en buena medida de las decisiones políticas que ellos adoptaban cuando ejercían el poder. Ahí no ven reparo, ni incompatibilidad ética o legal ninguna. Si Esperanza Aguirre hubiese querido ocupar el puesto que le correspondía en el Consejo Consultivo de la Comunidad de Madrid como ex presidenta regional, como Joaquín Leguina, y percibiese por tanto unos buenos ingresos por ello ¿les parecería bien a estos críticos? Pues no, Esperanza, no lo ha hecho ahorrando con ello unos cuantos millones a los contribuyentes.

Otros políticos optaron por caminos muy distintos, muchos de ellos han recalado en el Consejo de Estado, por ejemplo, y otros han terminado en Consejos de Administración de empresas que en su día fueron afectadas por sus decisiones políticas. Ahí tenemos el caso de Felipe González presente en los consejos de administración de las 35 mayores empresas españolas. José María Aznar fue contratado por Endesa (en su caso en calidad de asesor externo). 

Hay más de una decena de ex ministros que ocupan buenos sillones directivos: Marcelino Oreja  en FCC, Luis Carlos Croissier  en Repsol, Javier Gómez Navarro  en Técnicas Reunidas, Miguel Boyer y Ángeles Amador  en Red Eléctrica, Ángel Acebes  en Iberdrola, José Borrell en Abengoa etc. Y cualquiera puede preguntarse ¿por qué están en estas empresas? ¿Cómo pago de favores recibidos? ¿Por agradecimiento? ¿Para utilizar sus influencias ante las administraciones públicas? ¿O por sus excelentes y hasta hace poco desconocidas cualidades profesionales y empresariales?

No es creíble este doble discurso: el silencio ante estos casos y el grito en el cielo por la decisión de Esperanza Aguirre. Como en tantas ocasiones, se ha abierto una falsa polémica con poca base y más bien sustentada en fobias ideológicas que en argumentos sólidos e inteligentes. Bien por Esperanza. Ha tomado una sabia decisión, buena para ella y buena para los contribuyentes. Y ojala cunda su ejemplo.

Santiago de Munck Loyola


martes, 18 de septiembre de 2012

Se va Esperanza.



Hoy, seguramente, ha sido un gran día de alegría para la izquierda española y, en especial, para la izquierda madrileña. El motivo no puede ser otro que la inesperada dimisión de la Presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre. Tal y como recuerdan ahora los comentaristas políticos, deja su cargo quien en diez ocasiones consecutivas y en convocatorias electorales de distinto tipo ha venido ganando a la izquierda de Madrid. Con cada una de sus victorias electorales, cada vez más amplias, Esperanza Aguirre acrecentó el odio exacerbado de sus oponentes políticos. Se marcha la senadora más votada, la primera Presidenta del Senado y la Primera Presidenta de la Comunidad de Madrid. Una auténtica avanzada de la presencia de la mujer en primera línea política, sin cuotas de por medio, sólo con trabajo, con entrega, con dedicación e inteligencia.

Hay quien intenta ver tras su dimisión algo más que los motivos personales que ella ha invocado para justificar su decisión. Se habla de diferencias con el Gobierno del Presidente Rajoy a propósito del caso Bolinaga o con el Ministro Montoro sobre la financiación de la Comunidad de Madrid pero no parece que estas discrepancias puedan ser suficientes para justificar una decisión personal de la envergadura que Esperanza Aguirre ha tomado. Sólo quien ha sufrido una enfermedad como la que ha padecido la Presidenta madrileña es capaz de comprender hasta qué punto su irrupción en la vida de una persona puede modificar la escala de valores por la que cada uno se rige o cambiar las prioridades vitales de un ser humano. Alguien como Esperanza Aguirre cuya trayectoria política se ha caracterizado siempre por la valentía verbal, por decir en cada momento lo que consideraba oportuno, sin mucho miramiento hacia lo políticamente correcto, no parece que se plantee abandonar el poder cuando está además en la cumbre del mismo por desencuentros concretos con sus compañeros de partido en el Gobierno. Todo lo contrario, parece que hay que conceder toda la veracidad del mundo a los motivos personales que ella ha esgrimido para justificar su decisión y uno tiene la sensación de que se trata de una decisión tomada hace mucho tiempo.

Desde el año 1991 hasta el año 2003, tuve el privilegio de poder colaborar con ella en diferentes tareas de partido. Compartimos mesa y mantel en varias ocasiones, recorrimos mercadillos, verbenas populares, visitamos obras, nos reunimos con empresarios y, en algunas ocasiones, mantuvimos diferencias sobre algunos asuntos políticos. Siempre se mostró clara e incluso vehemente a la hora de exponer sus convicciones pero se mostraba dispuesta a escuchar opiniones diferentes. Y sobre todo era y es una excelente compañera de partido, dispuesta a echar una mano cuando era necesario.

Se va de primera línea política una persona con una capacidad de liderazgo indiscutible y con unas profundas convicciones liberales, quizás demasiado liberales para un partido como el Popular que ha aglutinado diferentes corrientes ideológicas del centro y de la derecha española. Se va una Presidenta regional cuyo liderazgo ha trascendido el ámbito geográfico de la Comunidad de Madrid convirtiéndose en un referente ideológico para muchos votantes del centro derecha español que demandan a los demás líderes populares la misma claridad y el mismo rumbo que Esperanza Aguirre ha sabido imprimir al PP de Madrid. Y deja su puesto, sobre todo, una gestora política que deja a la Comunidad de Madrid con las mejores cifras económicas del conjunto de las regiones españolas.

Ojala que su retirada política sea sólo temporal porque el partido Popular no anda sobrado de líderes valientes, coherentes y convencidos, en cualquier circunstancia, de los postulados ideológicos que deben regir la actuación pública de sus cargos. Y si no es temporal, sino definitiva, que le vaya muy bien en su nueva trayectoria vital con su familia, que se lo ha ganado.

Santiago de Munck Loyola

domingo, 10 de junio de 2012

¿Un ERE para la clase política?

La Presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre, ha vuelto a abrir una polémica al lanzar la idea de reducir a la mitad el número de diputados autonómicos de la Comunidad de Madrid. Lo cierto es que la propuesta de Aguirre ha pillado a casi todo el mundo de la clase política con el paso cambiado. Mientras que se debate sobre si hay que recortar o no empleados públicos o prestaciones sociales, la Presidenta madrileña pone encima de la mesa una medida de ahorro, un recorte, que toca directamente a la casta política. Las reacciones han sido muy variadas. La dirección socialista ha mirado hacia otro lado sin atreverse a pronunciarse. Es decir, los mismos que sugerían la posibilidad de eliminar las Diputaciones Provinciales para ahorrar, ahora que prácticamente han perdido el control de la mayoría de las mismas, no se pronuncian con claridad sobre un recorte que supondría, con toda seguridad, un importante ahorro para las cuentas públicas. Ha habido quien, con tan pocas luces como mucha demagogia, se ha apresurado a descalificar la propuesta alegando que Esperanza Aguirre lo que pretende es recortar la democracia. Hay que ser majadero. La calidad de la democracia no se mide por el número de diputados en un hemiciclo. Eso lo sabe cualquiera, pero puestos a decir estupideces algunos parecen dispuestos a competir por el primer premio. Y en el campo del Partido Popular, la propuesta ha sido recibida de diferentes maneras: Rajoy no la ve mal en principio; el Presidente Balear está dispuesto a desarrollarla, Soraya Sáez de Santamaría la ve aceptable pero no para su aplicación en el ámbito de las Cortes Generales y muchos otros dirigentes guardan un sospechoso silencio.

En nuestra Comunidad ya ha habido pronunciamientos al respecto desde el Partido Popular y no muy favorables en principio. Hay quien ase ha opuesto argumentando que una disminución del número de Diputados en las Cortes Valencianas supondría un perjuicio para las minorías que verían muy reducida su representación parlamentaria, Sin embargo, esta argumento es fácilmente rebatible: si lo que preocupa es de verdad la proporcionalidad, basta con reformar el criterio de reparto de escaños e implantar un sistema proporcional puro como desde hace tiempo vienen reclamando los grupos minoritarios. Sin embargo, esta posibilidad no es aceptada ni compartida por los dos grandes grupos mayoritarios, el popular y el socialista, por lo que es fácilmente deducible que se trata de una simple excusa y no de un sincero deseo de favorecer la proporcionalidad en las Cortes Valencianas.

Por otra parte, José Císcar, próximo Presidente Provincial del Partido Popular de Alicante, sí o sí, ha rechazado la propuesta de Aguirre asegurando que la reducción de diputados "no es una circunstancia equiparable a la Comunitat", ya que Madrid "es una comunidad autónoma uniprovincial y tiene 129 diputados", mientras en las Corts "hay que dar representación a tres provincias". Sinceramente sorprende que se utilicen argumentos como éstos tan poco solventes, desde una perspectiva política e intelectual, para rechazar de plano esta propuesta. Nada tiene que ver que Madrid sea una Comunidad Uniprovincial con la pluriprovincialidad de la Comunidad Valenciana a la hora de establecer el número de diputadas. Se equivoca de plano el Sr. Císcar al afirmar que en las Cortes valencianas haya que dar representación a tres Provincias. Las Cortes no están para representar a las Provincias, no estamos ante una cámara territorial. Las Cortes están para representar a los ciudadanos del conjunto de territorios que componen la Comunidad Valenciana. Son los ciudadanos los que están representados en las Cortes, o deberían estarlo, de acuerdo con las leyes, el estatuto de Autonomía y los principios elementales de la representación democrática. Y puestos a compararse con Madrid, los electores madrileños cuentan con un diputado por cada 36.075 electores. Los electores de la Comunidad Valenciana con un diputado por cada 36.000 electores. Y si se toma como referencia el número de habitantes, los madrileños cuentan con un Diputado por cada 50.300 habitantes, mientras que en la Comunidad Valenciana contamos con un diputado por cada 52.300 habitantes. Como puede observarse las diferencias en la representatividad de cada diputado es muy similar en ambas comunidades. Que al Sr. Císcar y a los demás miembros de la cúpula popular no les guste la propuesta de recortar el número de diputados y por tanto el gasto que representan puede ser perfectamente comprensible, pero deberían explicarse las verdaderas razones de ese rechazo sin usar argumentos falaces tratando de confundir a los ciudadanos. Con la verdad por delante se va más lejos.

Es un hecho cierto que sobran diputados en muchas partes. Aquí tenemos diputados que no tienen tiempo material para dedicarse a su escaño y a las tareas que de verdad ello conlleva, porque están simultaneando su labor parlamentaria con otras tareas. Van a las Cortes, votan, cobran y punto. ¿Se puede reducir el número de Diputados aquí como en Madrid? Pues claro. Nadie ignora que el procedimiento es complejo, pero puede hacerse si hay voluntad política de hacerlo. El problema de fondo no está en las dificultades legales, ni en las discusiones de si con ello se gana o se pierde representatividad o calidad democrática. Si la Constitución se pudo cambiar hace tan sólo unos meses es evidente que lo mismo se puede hacer con los Estatutos de Autonomía. ¿Que se quiere más representatividad? Óptese entonces por un sistema electoral proporcional puro. ¿Que se quiere más calidad democrática? Establézcanse rigurosas incompatibilidades y que los diputados no puedan simultanear su escaño con otros cargos o con tareas privadas. ¿Que se quiere que los diputados sean más representativos? Elíjanse listas abiertas y dejen que los afiliados de los partidos puedan opinar en la confección de las listas electorales. Y si no se hace así, que no nos cuenten películas, ni usen excusas de mal pagador.

Parece más bien que el problema de fondo se encuentra, una vez más, en la negativa de los partidos políticos de aplicarse los recortes que diariamente nos imponen a los ciudadanos y que en este caso supondría la pérdida de la mitad de los escaños que, se reconozca o no, sirven de moneda de cambio interna en los habituales repartos internos de poder. Un servidor, desde luego, se apunta a este primer ERE para la clase política.

Santiago de Munck Loyola

sábado, 21 de abril de 2012

A vueltas con los recortes y la organización del estado.

Las nuevas medidas que está adoptando el Gobierno con el fin de reducir el gasto público están desatando muy variadas reacciones en distintos sectores sociales y propiciando críticas en los diferentes agentes sociales y políticos. Parece que, tal y como están las cosas, no hay dinero suficiente para poder seguir manteniendo intocables las prestaciones públicas. Si no hay dinero no queda más remedio que gastar menos y tratar de ingresar más. Es evidente que durante los últimos años, nuestras administraciones públicas han gastado más de lo que ingresaban, es decir, han ido acumulando, año tras año, déficits. Esos desfases entre los ingresos y los gastos se fueron cubriendo con préstamos, es decir, nuestras distintas administraciones se fueron endeudando y ahora, en medio de una crisis internacional, no sólo seguimos gastando más de lo que ingresamos, sino que además tenemos que pagar los intereses de las deudas acumuladas en los últimos años. Estos intereses anuales que hay que pagar se elevan a más 29.000 millones de euros anuales. Para hacerse una idea de lo que esta cifra significa basta considerar que los salarios de un año de los funcionarios suponen menos de esa cantidad.

Por tanto, parece razonable pensar que hay que acabar con el déficit para impedir que siga creciendo la cantidad anual que los intereses suponen. De no hacerlo pronto, los 29.000 millones de euros seguirán creciendo y llegará un momento en que sea de todo punto imposible pagarlos, colapsando el sistema. Es un poco absurdo pensar que no es tan importante reducir el déficit público, pero un debate muy distinto es cómo hacerlo, dónde priorizar la reducción de los gastos y cómo articular el imprescindible incremento de ingresos públicos.

En el amplio debate generado estos días, distintos dirigentes políticos han puesto en cuestión el modelo de funcionamiento de las Comunidades Autónomas, responsables en gran parte del déficit de las cuentas públicas. De una parte, Esperanza Aguirre ha manifestado que si es conveniente para el interés nacional, la Comunidad de Madrid está dispuesta a devolver las competencias de Sanidad y Educación al Estado y transferir otras competencias a los Municipios.

De otra, José Bono ha criticado duramente el gasto que supone el mantenimiento de 17 parlamentos autonómicos, 17 defensores del pueblo, 17 tribunales de cuentas, decenas de canales de televisión autonómicos. Ante estas declaraciones, responsables de los dos grandes partidos se han apresurado a manifestar su satisfacción por la evolución del estado de las autonomías y su pleno respaldo al diseño constitucional del mismo. Por su parte, algunos politólogos también han manifestado en distintos medios de comunicación la irreversibilidad del estado autonómico.

De todo ello, se desprende una sensación de miedo a formular públicamente críticas que puedan cuestionar la actual organización territorial del estado. Se cierran los ojos ante las evidencias:

-          El estado de las autonomías es un modelo caro que, hoy por hoy, es difícil de sostener. Si no hay dinero para mantener las actuales prestaciones sanitarias o educativas ¿por qué hay que mantener un modelo de estado caro y plagado de duplicidades e ineficiencias? ¿Por qué la prioridad en la reducción del gasto público no aborda en primer lugar la corrección de una de las principales causas del déficit público?

-          El funcionamiento actual del estado de las autonomías incumple sistemáticamente el Art. 138.2 de la C.E. “Las diferencias entre los Estatutos de las distintas Comunidades Autónomas no podrán implicar, en ningún caso, privilegios económicos o sociales” y el Art. 139.1 “Todos los españoles tienen los mismos derechos y obligaciones en cualquier parte del territorio del Estado.” Basta con comparar los distintos Estatutos de Autonomía o palpar la realidad de la calle para comprobarlo.

-          Las autonomías han generado una inflación legislativa sin precedentes en los países occidentales que supone una verdadera losa para la libre circulación en el territorio nacional de los flujos económicos y sociales que sustentan el progreso de una sociedad.

-          La devolución de competencias al Estado no es imposible y, si con ella se gana eficiencia en algunas materias, es, además, necesaria. El proceso autonómico no es como algunos pretenden constitucionalmente irreversible porque la propia constitución de las CCAA no es obligatoria, sino opcional, a tenor de la redacción del Art. 143 de la propia C.E.

En todo caso, tan constitucional es propugnar la reforma de la propia Constitución para reclamar, por ejemplo, la República como para reivindicar la reforma de la estructura territorial del estado si se considera que ello puede favorecer el interés general y el bienestar de los ciudadanos. Por tanto, no son muy comprensibles esos recelos instalados en amplios sectores de la clase política y ese cierre de filas ante cualquier propuesta de racionalización de nuestras instituciones y del gasto público generado por las mismas.

Meter la tijera en el gasto público hay que meterla, pero es mucho más sensato, aunque sea más costoso políticamente, hacerlo por las raíces de los problemas. La saturación de plantas en una jardinera pequeña puede terminar por matar a la mayoría.

Santiago de Munck Loyola

viernes, 25 de noviembre de 2011

Esperanza Aguirre.

Durante el tiempo que me dediqué a la política activa siempre mantuve una excelente relación política con Esperanza Aguirre antes de que fuera presidenta de la Comunidad de Madrid que se remonta a su época de Concejala de Medio Ambiente del Ayuntamiento de Madrid. Nos vimos por primera vez desde posiciones enfrentadas al trasladarle la posición inicial del PP de Rivas-Vaciamadrid en contra de la llamada “incineradora” de Valdemingómez.

Después coincidimos en numerosas ocasiones y en 2003 fui candidato a la Alcaldía de Rivas, por cuarta vez, por petición expresa suya y en contra de mi criterio e intereses personales. He de subrayar el hecho de que, a pesar de que ella no siempre cumpliera su palabra respecto a sus compromisos políticos conmigo, ello nunca supuso un alejamiento político por mi parte.

Durante los últimos 8 años, la actividad política de Esperanza Aguirre ha trascendido constantemente el ámbito autonómico madrileño. Su oposición al Gobierno de Zapatero ha sido dura y permanente. En unos casos se trataba de alzar la voz en la defensa de los intereses de los madrileños que eran tratados discriminatoriamente por el ejecutivo nacional, al igual que en el caso de los valencianos. En otros, se trataba directamente de posicionarse en el conjunto del debate nacional sin especial referencia a los asuntos regionales.

En todo caso, Esperanza Aguirre cubría un flanco electoral que parecía haber dejado desprotegido la estrategia política desarrollada por el equipo de Mariano Rajoy lo que, en alguna medida, le confería un liderazgo nacional y una cierta capacidad de alternativa, dentro del Partido Popular, para todos aquellos que no comprendían o no se encontraban cómodos con esa estrategia y que demandaban un rumbo opositor diferente a Rajoy.

Sin embargo, es indudable que la actitud desarrollada por Esperanza Aguirre ha sido traducida, acertada o erróneamente, por los comentaristas políticos como una actitud crítica con el mismo Rajoy y con todos cuantos le apoyaran. De esa traducción se deriva la certeza para muchos de la incompatibilidad política y los celos entre la Presidenta Regional madrileña y el Alcalde de la Capital, Gallardón. De esa traducción se deriva también, por ejemplo, que el fulminante cese del hasta ahora Secretario General madrileño, Granados, responda a los acercamientos del mismo hacia el núcleo colaborador de Mariano Rajoy, como lo fue hace unos meses el nombramiento a “dedazo” de corte estalinista de la Sra. Sánchez Ramos, descalificadora oficial de Rajoy, como candidata popular a la Alcaldía de Rivas.

La actitud política de Aguirre, la del “verso suelto” como algunos la definían, tras la derrota de marzo del 2008 y antes del Congreso de Valencia podía haber tenido cierto sentido, si hubiese servido para fraguar una alternativa a la estrategia política y al liderazgo de Mariano Rajoy y de su equipo. Pero no fue así, se quedó en un simple amago que no cristalizó, por la razones que fuesen, y, sin embargo, se ha venido prolongando en el tiempo generando una percepción pública de crítico distanciamiento que, en muchas ocasiones, ha hecho las delicias de los adversarios políticos del partido Popular y que también ha servido para desconcertar a no pocos militantes y votantes del Partido Popular. Incluso ha supuesto que muchos dirigentes locales madrileños se guarden todo lo que pueden de expresar públicamente ciertas simpatías o antipatías.

Para quienes creemos que las siglas están por encima de los personalismos y que conocemos algo la dinámica interna del Partido Popular y de muchos de sus dirigentes, resulta difícil aceptar que se trate tan sólo de lecturas distorsionadas de los medios de comunicación.

El liberalismo no se predica, se practica. Un liderazgo político sustentado, no sólo en las urnas, sino también en la “auctoritas” y el prestigio personal se puede y se debe ejercer de forma compartida sin temor alguno. Y un liderazgo compartido debe integrar la crítica política interna porque le enriquece. Todo lo que no sea así podrá ser muy efectivo a corto plazo, pero se disolverá por inconsistente con el paso del tiempo. El Partido Popular de Madrid siempre ha sido una organización sólida y fuerte que, bajo la Presidencia de Pío garcía Escudero, trabajó sin matices ni personalismos en pro de todos los candidatos y sin servir de caja de resonancia a ningún ego. Y debería seguir en la misma línea.

Los tiempos en política son fundamentales y eso es algo que se suele apreciar mejor desde fuera y, sobre todo, a posteriori. Lo que en 2008 podía haber sido una estrategia cuando menos interesante, hoy no lo es. Los ciclos pasan y se cierran. Y la inteligencia política está en saber percibirlo a tiempo. Hoy, con la que está cayendo, seguir transmitiendo ciertas sensaciones o dar lugar a que se puedan extender, aún no siendo ciertas, es simplemente un error.

Santiago de Munck Loyola

martes, 14 de junio de 2011

Bono insuficiente, Aguirre incoherente.

Hoy han hecho declaraciones dos importantes dirigentes políticos, José Bono Y esperanza Aguirre, que muchos medios informativos las han relacionado como respuestas a algunas de las demandas del movimiento 15-M.

Bono ha puesto sobre la mesa la necesidad de alcanzar mayor transparencia en cuanto a los ingresos y bienes de los cargos públicos, apuntando la conveniencia de publicar has el patrimonio de los mismos, de suprimir los complementos de las pensiones de los parlamentarios y de una mayor observancia de la ley de incompatibilidades. Se ha quedado muy corto el Sr. Bono. Estas propuestas son claramente insuficientes respecto a la demanda, no ya del movimiento 15-M, sino de una inmensa mayoría de los ciudadanos que considera a la clase política como uno de los mayores problemas de nuestro país. Si de verdad la clase política quiere recuperar el aprecio de los ciudadanos y mejorar su valoración, lo que debe hacer es acabar con todos los privilegios que a lo largo de los años ha ido sumando a su favor: sus señorías deberían someterse al régimen general de pensiones, como todo el mundo, tributar a hacienda como cualquier ciudadano, sin los enormes privilegios de los que goza. La clase política debería hacer realidad las incompatibilidades y no sólo en cuanto a la prohibición absoluta de percibir ingresos públicos de más de una fuente, cosa que no se hace, sino también en cuanto a la ocupación de más de un cargo institucional. Ya está bien de alcaldes que son a la vez diputados o senadores: un político, una sola función y un solo sueldo. Y al que no le convenga que vuelva al sector privado. Y no hace falta que vayan publicando elk patrimonio de los cargos públicos, con que esa información sea accesible y con que se cree una Unidad Inspectora específica en Hacienda sería suficiente. Lo que es evidente es que hoy más que nunca es necesario un Estatuto de los Cargos Públicos que regule todas estas cuestiones.

Por su parte, Esperanza Aguirre ha lanzado la idea de reformar la Ley electoral madrileña para implantar el sistema de listas abiertas que permita una mayor capacidad de decisión de los electores. Sin embargo, esta propuesta queda hueca si los partidos políticos no hacen realidad el mandato constitucional del funcionamiento interno democrático. ¿De qué sirve al elector poder tachar  nombres de una lista que responde a decisiones de designación antidemocrática y no es fruto de un proceso de participación interna? El elector podrá tachar algún nombre de la lista, pero todos los componentes de la misma responderán al mismo perfil, al de quien los ha designado. No resulta por tanto coherente mantener un discurso político presuntamente liberal y simultáneamente practicar o consentir el autoritarismo dentro de su propio partido político. El reciente proceso electoral ha puesto de manifiesto que en muchos municipios los afiliados del partido Popular han tenido poco o nada que ver con la designación de los candidatos. Desde la regional madrileña se han vulnerado, en no pocas ocasiones, los Estatutos del Partido, como en Rivas-Vaciamadrid, para imponer candidatos ajenos a la organización local con el resultado final de que, en este caso, de 7 concejales elegidos tan sólo dos viven en el municipio y están vinculados con la organización local. ¿Es esto democracia interna? No puede haber nada peor para la regeneración democrática que el uso de las instituciones representativas para colocar amiguetes o agradecer favores. Y lo mismo ha ocurrido en muchos otros puntos de España donde las cúpulas regionales o provinciales han ignorado a las bases del partido. Por tanto, la mejora de la calidad de nuestra democracia solo puede pasar por la mejora de la democracia interna de los partidos políticos. Todo lo que no sea así son brindis al sol destinados más bien a lavar la cara que a sanear, de verdad, nuestro sistema democrático.

Santiago de Munck Loyola.

lunes, 23 de mayo de 2011

Rivas: Inmaculada Sánchez Ramos, la PParaca que hizo crack. Lo dije.

Los resultados electorales obtenidos por el Partido Popular de Rivas-Vaciamadrid el pasado 22 de mayo no han deparado sorpresa alguna. El 26, 70 % de los votos obtenidos por la candidata paracaidista sitúan al Partido Popular local en los niveles de voto del año 2003 cuando las tendencias electorales generales eran, a causa de la guerra de Irak, absolutamente desfavorables para el PP.

En al artículo publicado en este blog el pasado 10 de mayo, predije un porcentaje de voto para Esperanza Aguirre de un 36,5 % y el resultado final ha sido de un 35,43 % debido a que el resultado en la Comunidad ha sido menor del que vaticinaban algunas encuestas sobre las que basé la estimación y a que el diferencial medio entre el voto al PP de la Comunidad en Rivas y en la Comunidad ha disminuido un 1,19 %. En todo caso la diferencia es irrelevante. Baste señalar que el techo electoral de la candidatura autonómica del PP lo sigue conservando Alberto Ruiz Gallardón lo que debería a más de uno reflexionar sobre cómo y en qué circunstancias consiguió Alberto aquel resultado.

En aquel artículo también señalé que el PP de Rivas obtendría, en el mejor de los casos, un 30,26 % de los votos, basando esta estimación en que se mantuviese el diferencial medio entre el voto a la lista local y la autonómica y en que los electores no tuviesen en cuenta todos los aspectos negativos que contenía la lista de candidatos del PP de Rivas. Sin embargo, D.ª Inmaculada no ha sido capaz de mantener el diferencial medio que era del -6,24 y lo ha incrementado pasando al -8,73 %, es decir, casi 2,5 puntos más de diferencial negativo. Predije un 30, 26 % en el mejor de los casos y evidentemente no ha sido así. Caso tenía razón Esperanza Aguirre sobre D. ª Inmaculada Sánchez Ramos, no es que fuera una crack, sino que iba a hacer crack.

A pesar de todo el apoyo institucional que ha recibido la candidata, a pesar de todos los vientos favorables para el Partido Popular y a pesar de la enorme generosidad de los abnegados militantes del Partido Popular de Rivas-Vaciamadrid, D. ª Inmaculada Sánchez Ramos ha obtenido un mal resultado, lo pinte como lo pinte. Ha hecho una pésima campaña, soltando en los foros de Internet a unos cuantos forofos que han escrito toda clase de estupideces políticas mezclando a la Iglesia Católica, la corrupción, las jineteras cubanas, la incineradora inexistente y cuanto les ha venido bien en una espantosa ensaladera que los vecinos se han negado a poner en su mesa.

Mantengo lo dicho: la designación de esta candidata ha sido un tremendo error por todas las razones que en su día expuse y por los resultados que ha obtenido. Una candidata que ha venido cuestionando públicamente a Mariano Rajoy no era la cara más amable para encabezar una lista en Rivas. Una representante del llamado tea party español, pintaba en Rivas lo mismo que Leire Pajin en la beatificación de Juan Pablo II. Y a las pruebas me remito.

Hace ya unos años, el diputado popular autonómico José Cabrera Orellana, politólogo fino donde los haya que se transformó súbitamente de comerciante de baterías en “Técnico en Desarrollo Comercial, especialista en Mercado Internacional del Sector de Automoción” en cuanto ocupó un escaño, nos recriminaba a los militantes de Rivas que no obtuviéramos mejores resultados porque según él “con tanto chalet en Rivas, el PP tenia que ganar”. Pero, la realidad era y es que su sesudo análisis de la realidad ripense no le permitía percibir una realidad sociológica y política tan compleja como la que existe.

Va siendo hora de que en los despachos de la regional madrileña se apeen del burro, que analicen de verdad y a fondo el municipio, que aprendan a valorar y a comprender la gestión de quienes gobiernan el municipio y que se dejen de simplezas semejantes. Han tenido muchos años para apoyar al PP de Rivas y muy pocas veces, excepción hecha de Ruiz Gallardón, lo han hecho. Unos resultados electorales no se mejoran colocando a una panda de amiguetes, sin vinculación alguna con el pueblo, en los primeros puestos de la candidatura municipal. En esta ocasión lo que han hecho ha sido transmitir una imagen de arrogancia, prepotencia, desconocimiento y de desprecio a la militancia y al electorado.

Sinceramente y a la vista del resultado ¿ha merecido la pena vulnerar la democracia interna del Partido Popular de Rivas-Vaciamadrid? ¿Ha merecido la pena despreciar y humillar a sus militantes? Yo creo que no.

Santiago de Munck Loyola

martes, 10 de mayo de 2011

RIVAS: (y 3ª parte) ANTECEDENTES Y CONCLUSIONES ELECTORALES SOBRE EL PP.




Los datos ofrecidos en los dos anteriores artículos pueden servir para que cada cual establezca sus conclusiones y realice el pronóstico que considere oportuno, valorando además la trayectoria del Partido Popular en los últimos cuatro años, su candidatura así como el conjunto de la gestión municipal y de los demás partidos políticos.

A pesar de tratarse de datos objetivos las conclusiones siempre serán variadas y contrapuestas. Hay maneras muy curiosas de evaluar y valorar los mismos datos electorales. Sirva como ejemplo el resultado del año 2003, último año que tuve el honor de encabezar la candidatura del Partido Popular. La campaña electoral de 2003 estuvo centrada en el “No a la guerra”, apenas tuvieron relevancia alguna los problemas municipales.

La guerra de Irak sirvió a la izquierda para criminalizar a los candidatos populares y para eludir los debates domésticos. Rivas-Vaciamadrid no fue una excepción. En aquel entonces Esperanza Aguirre, candidata a la Presidencia de la Comunidad, obtuvo en Rivas un 30,77 % de los votos, perdiendo casi un 7 % respecto al resultado de Gallardón en 1999. Simultáneamente, la candidatura municipal obtuvo el 26,31 %, perdiendo un 3,91 % respecto a 1999. Pues bien, para algunos compañeros la pérdida de 7 puntos de Esperanza Aguirre era irrelevante y estaba justificada mientras que la pérdida de 3,91 puntos del PP local era un drama por el que había que cortar la cabeza al candidato. Curiosamente eran los mismos que o bien no habían ayudado en la campaña (como Marisa del Olmo) o, incluso, habían hecho campaña en contra.

Por ello, del mismo modo que unos datos objetivos pueden ofrecer conclusiones diferentes, también pueden conducir a pronósticos contrapuestos.

Partiendo de la base de que se cumplan las encuestas, el Partido Popular podría obtener en la Comunidad de Madrid un 54 % de los votos. Usando los datos anteriores, en Rivas-Vaciamadrid Esperanza Aguirre obtendría un 17,5 % menos (que es el diferencial medio desde 1994), es decir, un 36,5 % de los votos. Dado que el diferencial medio desde 1994 entre la candidatura autonómica en Rivas y la municipal es de -6,24 % (-12,19 % en el año 2007), lo lógico es que la candidatura Local del PP encabezada por la Sra. Sánchez Ramos obtenga el 22 de mayo próximo, en el mejor de los casos, el 30,26 % de los votos.

Subrayo el "en el mejor de los casos" porque un proceso electoral no es una mera cuestión de números. Existen factores políticos, sociales y humanos a tener en cuenta y en el caso de la candidatura del PP de Rivas-Vaciamadrid dichos factores no juegan precisamente a favor sino, más bien, en contra y con mayor incidencia negativa cuanto más sean conocidos por el conjunto del electorado.

Dichos factores negativos son:

-        Cuatro años de Oposición del PP en estado vacacional: pocas y flojas críticas al Gobierno Municipal muchas veces más próximas al “marujeo” que a la crítica política seria.
-         Escasa presencia de la Oposición en los medios de comunicación.
-         Divisiones internas y falta de voluntad integradora de la dirección local.
-         Una Presidenta Local que vende la cabecera de la candidatura de Rivas por el puesto 16 en la de las Rozas.
-         Presentación de una candidatura impuesta por la Dirección regional y sin aval democrático.
-         Una cabeza de lista “paracaidista” (igual que la mayoría de los primeros puestos de la lista), desconocedora del municipio y sin experiencia municipal, alejada de la línea centrista de Mariano Rajoy y de discutibles principios éticos.
-         Algún miembro de la candidatura del que más vale que no se hable mucho.
-         Un discurso incoherente: oponerse a una presunta incineradora (que no es tal) y apoyar con su silencio los proyectos de ampliación de Valdemingómez.

Estos aspectos negativos, que no cuentan con contrapesos negativos significativos que pudieran compensarlos, son hechos perfectamente contrastables que en la medida en que se difundan mermarán las posibilidades electorales del Partido Popular de Rivas-Vaciamadrid y confirmarán, seguramente, el error que ha supuesto vulnerar la democracia interna de la organización local para beneficiar a personas y grupos desvinculados a la misma y al municipio.


Santiago de Munck Loyola


lunes, 9 de mayo de 2011

EL PARTIDO POPULAR ADEMÁS DE CORNUDO, APALEADO.

La decisión del Tribunal Constitucional de revocar la sentencia del Tribunal Supremo por la que se impedía a Bildu (la nueva marca electoral de ETA) participar en las elecciones ha constituido un auténtico mazazo para quienes se oponen rotundamente a ceder un milímetro ante la banda terrorista.

El Tribunal Constitucional ha terminado por perder cualquier atisbo de credibilidad como institución encargada de garantizar la supremacía de la Constitución española. Su composición, establecida mediante reparto entre los dos grandes partidos, obedece a la lógica partidista más que a una estructura democrática de la justicia, es decir, a una decisión democrática de los componentes del poder judicial. Su funcionamiento obedece igualmente a razones de oportunidad política más que a una estricta aplicación de criterios y valoraciones de índole jurídica, habiéndose finalmente convertido en una cuarta instancia del poder judicial que no guarda relación con los principios de profesionalidad imperantes en la totalidad de los órganos jurisdiccionales.

Su decisión de primar el derecho de los terroristas y de sus amigos a presentarse a unas elecciones municipales sobre el derecho de los ciudadanos a la vida y a su integridad física y moral supone, sin ninguna duda, poner en peligro a miles de potenciales objetivos de la banda asesina ETA.

La pasividad del Partido Popular, cómplice del anormal funcionamiento de esta Institución, ante esta repugnante sentencia no puede ser dejada pasar por alto. Las encomiables palabras al respecto del ex Presidente Aznar o de Esperanza Aguirre no son suficientes. Hace falta una actuación concreta y contundente de la dirección nacional del Partido Popular para responder a esta infamia y dar así satisfacción a los demócratas y a las víctimas.

Porque no se ha tratado de una decisión jurídica e independiente de un Tribunal, no. Se ha tratado de una decisión política adoptada exclusivamente por los magistrados nombrados por el PSOE. Es evidente que cuando el Sr. Zapatero pedía hace unos días al Sr. Urkullu tranquilidad hasta que el Tribunal Constitucional se pronunciase es porque ya estaban dictadas las instrucciones pertinentes a los dóciles magistrados socialistas. Y el que quiera pensar o decir otra cosa que lo haga, pero a nadie va a engañar. El guión pactado con ETA se ha cumplido.

El Partido Popular debe mover ficha y debería romper el pacto que en el País Vasco mantiene con quienes deseaban y han apoyado e impulsado esta decisión, los socialistas. Ya que era tan aficionado el Sr. Basagoiti a las metáforas matrimoniales cuando negociaba con los socialistas debería recordar el dicho “además de cornudos apaleados”. Y eso es exactamente como está quedando el Partido Popular. Mantener un pacto portando semejantes “cuernos” sería una indignidad política igual o mayor que la de apoyar esta sentencia.

Santiago de Munck Loyola


viernes, 6 de mayo de 2011

RIVAS: (1ª parte) ANTECEDENTES ELECTORALES DEL PP

Hoy, 6 de mayo, ha comenzado la cuenta atrás para llegar a la cita con las urnas el 22 de mayo. Desde hace semanas, en los foros de Internet se desarrollan debates sobre el resultado electoral que puede darse en Rivas-Vaciamadrid. Los pronósticos, en muchas ocasiones, se basan más en simpatías o antipatías que en datos más o menos objetivos. Es muy difícil realizar un pronóstico ajustado. Todos somos conscientes de que hasta las mejores encuestas a veces fallan estrepitosamente.
Por mi parte no pretendo aventurar ningún resultado, pero sí ofrecer algunos datos sobre el comportamiento electoral en el municipio en relación al Partido Popular que puedan servir de ayuda para quien lo desee.

En el primer cuadro, figuran los porcentajes obtenidos en las distintas convocatorias por el PP de Rivas en las Municipales (PP Rivas), los porcentajes autonómicos del PP de la Comunidad de Madrid y la diferencia porcentual existente entre ambos.


1991
1995
1999
2003
2007
PP Rivas
10,03
30,86
30,22
26,31
23,90
PP C.M.
14,42
32,02
37,37
30,77
36,09
Diferencia
-4,39
-1,16
-7,15
-4,46
-12,19


Como puede observarse el PP local siempre obtiene un porcentaje inferior a la candidatura del PP autonómica y la menor diferencia entre la candidatura local y la autonómica se produce en 1995 (-1,16%) y la mayor diferencia en 2007 (-12,19%).

Como datos a considerar existen los siguientes:

-          El candidato en 1991, 1995, 1999 y 2003 es Santiago de Munck.

-          La candidata en 2007 es Marisa del Olmo.

-          En 1991 es la primera vez que el PP presenta una lista con vecinos de la localidad.

-          En 1995 el PP y los independientes concurren fusionados.

-          En 1999 Ruiz Gallardón inaugura el Metro.

-          En 2003 las elecciones se celebrar en plena resaca del No a la Guerra.

-          En 2003 la candidatura local aparece tocada por divisiones internas.

-          En 2007 Marisa del Olmo provoca dos escisiones que se plasman en dos nuevas candidaturas.

 En el segundo cuadro se recogen los porcentajes que la candidatura autonómica del PP obtiene en Rivas-Vaciamadrid, el porcentaje del PP a nivel autonómico y la diferencia entre ambos.


1991
1995
1999
2003
2003 (2)
2007
PP C.M. Rivas
14,42
32,02
37,37
30,77
28,40
36,09
PP CM Madrid
43,22
50,97
51,07
46,67
48,48
53,21
Diferencia
-28,80
-20,95
-13,70
-15,90
-20,08
-17,12


Es una constante que el porcentaje de la candidatura autonómica del PP en Rivas siempre queda por debajo y a bastante distancia del porcentaje regional.

La media del diferencial es de -19,09 puntos.

Como datos a considerar existen los siguientes:

-          El candidato autonómico en 1991,1995 y 1999 es Alberto Ruiz Gallardón.
-          La candidata autonómica es en 2003, 2003 (octubre) y 2007 Esperanza Aguirre.
-          El mejor resultado en Rivas lo obtiene Gallardón en 1999.
-          Igualmente el diferencial menor le corresponde a Gallardón el mismo año.
-          En 2003, mientras que Esperanza Aguirre mejora los resultados en las elecciones de octubre a nivel autonómico respecto a las de mayo los resultados en Rivas empeoran aumentando el diferencial negativo en más de un 4 % en seis meses.
En el tercer cuadro, pueden compararse los porcentajes de la candidatura municipal del PP de Rivas respecto al porcentaje autonómico del Partido Popular.


1991
1995
1999
2003
2007
PP Rivas
10,03
30,86
30,22
26,31
23,90
PP C.M.
43,22
50,97
51,07
46,67
53,21
Diferencia
-33,19
-20,11
-20,85
-20,36
-29,31

El dato más relevante de esta comparación es que durante los años 1995, 1999 y 2003 el diferencial negativo se mantiene muy estable, en torno al 20 % y que en 2007 este diferencial se agrava en casi 10 puntos, llegando al 29,31 %.

Santiago de Munck Loyola