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lunes, 2 de mayo de 2011

1º DE MAYO, DÍA DEL FRACASO SINDICAL.

La tasa de desempleo en España alcanzó en el primer trimestre de 2011 el 21.3 %, récord para la eurozona y la mayor en el país desde 1997, con más de 4.900.000 desempleados. La provincia de Alicante sobrepasa ya los 210.000 parados y su capital los 36.000 desempleados. A todo ello hay que añadir un dato más que preocupante y cuya solución exigirá toda clase de cautelas: el 70 % de los parados alicantinos trabaja en negro, según los sindicatos http://www.abc.es/agencias/noticia.asp?noticia=798814.

En medio de este desolador panorama, las tradicionales manifestaciones del 1º de mayo han sido un total y absoluto fracaso en toda España. Y Alicante no ha sido una excepción. Tomando los cálculos más optimistas de los sindicatos convocantes no ha llegado a uno de cada 20 parados los que han acudido a la manifestación sindical. http://www.diarioinformacion.com/alicante/2011/05/01/miles-alicantinos-reclaman-empleo-derechos/1122032.html

Claro que si tomamos como referencia el número de personas ocupadas el saldo es aún peor para los sindicatos. Sin duda, el 1º de mayo se ha convertido en la máxima expresión del sindicalismo español.

Aunque la situación es de extrema gravedad, lo cierto es que los sindicatos carecen de credibilidad, al igual que gran parte de la clase política, y, por tanto, de capacidad de convocatoria. No podía ser de otra forma porque estamos ante unos sindicatos que han estado más atentos a “hacer política” que a la defensa de los derechos de los trabajadores y de quienes se encuentran en el paro. Estos sindicatos han colaborado en el gran fraude electoral de 2008 ayudando a enmascarar lo que era una realidad negada por el PSOE, la existencia de la crisis. Son los mismos sindicatos que se embolsan cientos de millones de euros anuales provenientes de las arcas públicas. Los mismos que convocan una huelga general vergonzante y los que convocan manifestaciones al cobijo de la bandera de la II República, excluyendo así, de facto, a quienes no comulgan con aquel régimen. Los mismos que suscriben el argumentarlo socialista culpando de los 5.000.000 de parados a la política del Gobierno que cesó en mayo de 2004, hace ya 7 años. Paradójicamente, si se tira de hemeroteca, se puede comprobar que los mismos que abominan de aquellas políticas, las hacían propias en 2007 para atribuirse el mérito de los récords de afiliación en la Seguridad Social y, por tanto, no hicieron ni una sola reforma para sustituir el denostado modelo productivo.

Lo cierto es que negada la existencia de la crisis, reconocida después tarde y mal, despilfarrados los recursos públicos en políticas incoherentes hoy España sigue creando paro mientras que nuestros vecinos europeos no. Ellos crecen. 

D. ª Consuelo Navarro, secretaria general de CCOO en L'Alacantí-Les Marines, acaba de señalar que "la reforma más urgente, la que puede sentar las bases para un nuevo crecimiento económico que genere empleo de calidad es el cambio de modelo productivo, que debe seguir siendo una prioridad en la política de los gobiernos." Olvida que los modelos productivos no se imponen ni se crean por ley. Obedecen a reglas económicas complejas, a factores humanos, territoriales, legislativos, sociológicos y económicos dispares que no dependen de la simple voluntad política de los gobiernos. Se trata de las reglas del mercado y está demostrado que a más intervencionismo menor crecimiento y menor bienestar social.

Prioritario debería ser para los sindicatos replantearse su función, reformar sus estructuras y ordenar sus prioridades para servir de verdad y con honestidad a los legítimos derechos de los trabajadores. De lo contrario, podrán sobrevivir instalados en el pesebre del dinero público, pero seguirán cosechando fracaso tras fracaso cada día 1 de mayo.

Santiago de Munck Loyola







martes, 5 de abril de 2011

LA MARCHA DEL PRÓDIGO ZAPATERO.

El anuncio de Zapatero sobre su renuncia a presentarse a un tercer mandato ha abierto un sinfín de comentarios en todos los medios de comunicación. Hay quien ha centrado sus observaciones sobre la carrera a la sucesión que se ha abierto dentro del PSOE y que culminará con las primarias a celebrar tras los comicios locales y autonómicos del 22 de mayo. Es cierto que la consigna socialista, respetada hasta hoy por sus dirigentes, es que “no toca” hablar de la sucesión pero esta consigna no ha hecho más que acentuar las miradas de los observadores y analistas políticos para descubrir alguna pista interesante detrás de cada gesto, por insignificante que pueda parecer.

Hay quien, por su parte, ha encendido el incensario y lo balancea con devoción ante la imagen del Presidente en vías de extinción. Todo alabanzas, todo elogios hacia el Presidente como si el anuncio efectuado obedeciera a una convicción profunda del personaje y no a una imposición de los barones del partido y del ambiente general.

Éste es el segundo caso de un Presidente del Gobierno que renuncia a un tercer mandato. El primero fue Aznar pero las diferencias entre ambos son más que notables.

Aznar, siendo sólo candidato, anunció que en el caso de ser Presidente nunca permanecería en el cargo más de dos legislaturas. Y así lo hizo. Cumplió su palabra y le sucedió en la candidatura a la Presidencia, Mariano Rajoy.

Rodríguez Zapatero nunca realizó un anuncio previo similar. Hasta el último momento ha mantenido abierta la posibilidad de presentarse a un tercer mandato y ha renunciado a ello cuando ha constatado que no existía ningún elemento favorable para conseguirlo.

Y el balance que dejan también es muy distinto. Una España situada en la primera línea de la política internacional en 2004, con un peso en la Unión Europea, conseguido en Niza, como nunca había tenido y que fue desdeñado por su sucesor relegándola al papel de simple comparsa del eje franco – alemán. Unas cuentas públicas saneadas en 2004 frente a la amenaza constante de quiebra económica de su sucesor. Un elevado ritmo de creación de empleo y unas bajas tasas de paro frente a los casi cinco millones de desempleados de Zapatero. Una banda terrorista en proceso de asfixia frente a las esperanzas de los terroristas de volver a las instituciones municipales. Una España cohesionada y solidaria frente al disparate de Estatutos rupturistas.

Se mire por donde se mire, Zapatero deja una España en condiciones mucho peores que las que se encontró. Dilapidó la herencia recibida sin agradecimiento alguno, cegado por el rencor y el sectarismo más radical de los últimos 35 años. Y ahora anuncia su marcha porque no le queda más remedio. Ni los suyos le quieren.

Santiago de Munck Loyola