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miércoles, 21 de junio de 2017

La jeta de Pablito.


https://youtu.be/A0RcbgnsYb4
Se te veía venir Pablito. Lo tuyo es mucho discurso tranquilo y mucho odio en guante de terciopelo, muchas palabras y poco curro, mucha moralina de todo a un euro y pocos principios, mucha exhibición mediática con besito en los morros incluido a tu colega Javier Domenech, mucho aplauso a la causa LGTB y ningún escrúpulo en llevártelo crudo del régimen homofóbico iraní, mucho “hay que echar al PP” pero sólo si tú vas en cabeza, mucho feminismo de propaganda barata y rancia pero poco respeto a las mujeres, mucho rasgarte las vestiduras si te mentan la condición de pareja de tu portavoz pero ningún recato a la hora de mentar la condición de pareja de mujeres del PP, mucho pacifismo de panderete y ningún recato para exaltar la violencia contra ¿cómo lo llamabas? ah, sí, un lumpen, pero, vamos, con lo de hoy te has salido, Pablito.

Debes pensar que los ciudadanos somos tontos ¿verdad? O que vale cualquier gilipollez que digas porque te han bendecido los dioses del paraíso comunista bolivariano. Pues no Pablito, la gente merece un mínimo de respeto intelectual y no se puede soltar cualquier majadería esperando, además, recibir un aplauso. Hay que tener una jeta como un piano o ser un sinvergüenza de tomo y lomo, o ambas cosas a la vez para defender en los términos que lo has hecho  a los concejales de Ahora Madrid, de Podemos, imputados por los presuntos delitos de prevaricación y malversación.

Mira Pablito, decir que los dos concejales imputados, Celia Mayer y Carlos Sánchez Mato, han tenido un “comportamiento ejemplar” y que no deben dimitir, a pesar delo que señala el propio código ético de Podemos, porque “ lo que han hecho Celia y Carlos ha sido investigar la corrupción y precisamente les atacan y denuncian por investigar la corrupción", no es de recibo. Es un ejercicio de cinismo, de hipocresía y de mendacidad de primera clase. Una cosa es segura, no tiene ni puñetera idea de lo que es un “comportamiento ejemplar”. No lo has mamado.

Eres un mentiroso compulsivo: nadie les ha denunciado ni perseguido por “investigar la corrupción”. Chaval, a ver si te enteras. Bueno, lo sabes de sobra. Un juez les ha imputado porque, como no les satisfacían los informes jurídicos de los letrados municipales, pillaron 100.000 euros de los madrileños para encargar a dedo, contraviniendo la ley, dos informes a medida a unos amiguetes que les dieran la razón. Les han imputado, y lo sabes, por pillar la pasta saltándose la Ley para destinarla a fines no legales. Los madrileños ya pagan con sus impuestos los sueldos de los letrados del Ayuntamiento y los sueldos de los órganos de fiscalización municipal que por tres veces les habían dicho por escrito que no existían irregularidades en el Open Madrid. Y, si no estaban satisfechos con esos informes, lo que debían haber hecho es usar el dinero de Podemos para encargar cuantos informes quisieran, pero no hacer que los madrileños pagasen dos veces lo mismo. ¿Te enteras? Claro que sí. Lo sabes de sobra.

Pablito, no nos tomes más por tontos. Aunque ahora seas pura casta ten un mínimo de decencia intelectual con los ciudadanos. No busques excusas tan estúpidas como lo del “comportamiento ejemplar” para justificar que cuando se trata de los tuyos os pasáis por el arco del triunfo las dimisiones que con tanta vehemencia exigís a los demás e, incluso, vuestro propio código ético que, visto lo visto, no vale no como papel higiénico. Los tuyos no dimiten porque no y punto. Anda y que te den.

Santiago de Munck Loyola

viernes, 28 de abril de 2017

El PP sigue avalando lo peor de la política.


Y, mientras tanto, el promotor de nuestra expulsión, José Císcar, Presidente Provincial de Alicante, ex concejal pro catalanista en su pueblo, fichado y promovido por Camps, citado en el informe de la UDEF de 2008 como pagador en negro a la trama Gürtel, responsable del mayor desastre electoral del PP de Alicante en 2015, etc. va a repetir en el cargo... ¿A éso le llaman regeneración en el PP?




jueves, 20 de abril de 2017

La pestilente lluvia fina.



Hace ahora 20 años que el entonces Presidente del Gobierno José María Aznar usaba el símil de la “lluvia fina” para defender el balance de su primer año de gobierno. La teoría de Aznar era que gestionar bien acaba calando en la sociedad y, a pesar de las encuestas por entonces adversas, lo cierto es que parece que la “”luvia fina” terminó calando y en el año 2000 logró la primera mayoría absoluta del centro derecha.


Mucho ha cambiado el panorama político desde entonces y lo cierto es que desde hace una década la “lluvia fina” de la corrupción ha ido calando entre los votantes hasta el punto de situarla en un lugar preeminente entre sus preocupaciones. Es indudable que los casos de corrupción afectan a todos los partidos como lo es también el hecho de que poderosos medios de comunicación solo resaltan los que afectan al Partido Popular, pero ello no puede servir de excusa para eludir las propias responsabilidades, para hacer una profunda autocrítica y poner todos los medios posibles para sanear una estructura partidista absolutamente carcomida.


Es cuando menos llamativo que, si uno se fija en la evolución ideológica del Partido Popular, existe una curiosa proporción: a menos definición ideológica más corrupción. Recuerdo perfectamente un acto con Rodolfo Martín Villa en Rivas. Decía “tenemos que construir un gran partido y por ello hemos de abrir las puertas. No debemos preguntar a los se incorporan de dónde vienen, sino a dónde quieren ir”. Muy bonito y generoso, pero poco realista porque, al final, resultaba que tampoco importaba el destino de los nuevos, lo que importaba es ser más, crecer. Y ese crecimiento rápido produjo un progresivo desarme ideológico y un abandono paulatino de los principios. El eclecticismo ideológico vino acompañado de la relajación ética. Y los resultados están más que a la vista. Los militantes fueron perdiendo peso y desde arriba se prefirió conformar cuadros y candidatos por cooptación que durante años han nutrido los cargos públicos.


En partido en el que los candidatos no son propuestos por las bases y que después de elegidos no existen mecanismos de control por las mismas es evidente que cuando salen ranas la responsabilidad de su designación recae en los superiores que los auparon al puesto y que a ello hay que añadir, cuando menos, otra responsabilidad por negligencia “in vigilando”. No puede ser casualidad la existencia de tanto batracio en cargos públicos, algo ha venido fallando y seguirá fallando, porque pocas medidas se han articulado para evitarlo. Y lo cierto es que las ranas se sienten a gusto y se multiplican con facilidad en ambientes húmedos, con la lluvia fina y persistente.


Quizás lo más doloroso de esta situación sea la profunda vergüenza, asco y decepción que deben sentir los militantes populares y los millones de votantes que cada día que se asoman a los medios de comunicación se mojan con una nueva dosis de fina y pestilente lluvia.


Durante los últimos años el Partido Popular ha optado por el pragmatismo ideológico y el eclecticismo ético con unas consecuencias desastrosas, no sólo para su supervivencia política sino para el conjunto de los españoles. Desaprovechó su mayoría absoluta para realizar profundas reformas, no económicas, sino políticas y desaprovechó su último congreso para asumir sus errores, para aprobar mecanismos que democratizaran profundamente su estructura y para cerrar el paso de forma tajante a cualquier atisbo de corrupción. Pero era lógico ¿cómo se iba a pedir a quienes por acción u omisión eran responsables de la actual situación que dieran un paso atrás y saldasen así su deuda con los militantes y votantes? Un pequeño lavado de cara y punto, no hubo más.


De aquellos polvos vienen estos lodos. El crecimiento de fuerzas populistas que ponen en peligro la estabilidad constitucional no es casual. Son un auténtico peligro para las libertades y tampoco son trigo limpio, pero ahí están, al acecho. Pero el miedo que generan es el contrapeso para que el Partido Popular se sostenga como mal menor, como la cesta del voto del miedo. Triste consuelo.


Mucho hay que cambiar y rápido. Todo parece señalar que de seguir así las cosas la lluvia fina de la corrupción terminará calando hasta en el votante más acérrimo y leal. Puede que el Sr. Rajoy se lo pueda permitir, pero España no.

Santiago de Munck Loyola
https://santiagodemunck.blogspot.com.es
 


martes, 15 de noviembre de 2016

El próximo Congreso del PP.

Con dos años de retraso y de incumplimiento de sus propios Estatutos, el Partido Popular va a celebrar su XVIII Congreso Nacional entre los días 10 y 12 de febrero de 2017. Se trata del cónclave del máximo órgano decisorio del partido en el que se aprobarán no sólo modificaciones estatutarias o las líneas ideológicas y políticas del mismo, sino también, y es lo que más interesa a algunos, la cúpula dirigente del mismo.

El Congreso centrará sus trabajos en cinco ponencias: Política y Estatutos, Social, Económica y Administración Territorial, Educación y Cultura y Europa. Los ponentes serán los actuales vicesecretarios: Fernando Maíllo, Javier Maroto, el incombustible Javier Arenas, Andrea Levy y Pablo Casado.

La participación de los militantes está limitada a la elección de parte de los compromisarios, los delegados que asisten y votan en el Congreso, es dir, al 80 % de los mismos. El número de compromisarios será de 3.128 de los cuales 513 son natos, es decir el 20% de los compromisarios son cargos públicos o pertenecen a la burocracia del partido, y 2.565 son electivos. A nadie se le escapa que para muchos participar en el Congreso Nacional del PP es una oportunidad de oro, no para trabajar en las ponencias aportando ideas y propuestas, sino para hacer pasillos, para dejarse ver, para rendir pleitesía o para intentar cruzar unas palabras con los máximos líderes.

La participación del afiliado a través de la elección de los compromisarios puede parecer impecablemente democrática, pero todo aquel que ha tenido la oportunidad de conocer los mecanismos internos de funcionamiento del Partido Popular, sobre todo en Alicante, sabe perfectamente que de la teoría a la práctica hay un enorme abismo. En mis largos años de militancia popular, desarrollada sobre todo en Madrid, jamás encontré mayor desprecio hacia las reglas básicas de la democracia que las que se practicaban en el PPCV y, en especial, en la Provincia de Alicante. Teóricamente cualquier afiliado al corriente de pago de su cuota tiene derecho a presentar su candidatura para ser compromisario y participar en un Congreso, sin embargo, tal y como me señaló en su día, el que fue Secretario Provincial de Alicante José Juan Zaplana, las plazas de compromisarios asignadas a Alicante se reparten a dedo entre las distintas “familias” y “sensibilidades” del partido y si no perteneces destacadamente a alguna de ellas o careces de “padrino” te quedas fuera. Por ello, hay que ser conscientes de que cuando se reúna el cónclave popular su legitimidad será bastante limitada. Y esa es una de las razones que puede explicar la cada vez mayor distancia ideológica y estratégica entre los resultados de los congresos y el sentir de la militancia y, con ella, de buena parte del electorado. Se trata de una asignatura pendiente que debería ser abordada con urgencia y con decisión en la ponencia de Política y Estatutos. Sin participación real del afiliado, sin profundizar en la democracia interna no es posible avanzar hacia una profunda regeneración ni, por supuesto, articular medidas internas capaces de prevenir y combatir la corrupción.

Y qué decir sobre la presentación de avales para respaldar una candidatura. Las presiones del aparato pueden a llegar a ser brutales, sobre todo si quien te conmina a que avales una determinada candidatura, por ejemplo la de Rajoy en 2008, cuenta con poder institucional. O firmas el aval o el PGOU en tramitación de tu pueblo puede que no salga adelante, o avalas o te olvidas de la ampliación del Centro de Salud que has pedido. Chantajes similares se han producido en el PPCV y, pese a ser públicos, nadie se ha ido al juzgado.

El Partido Popular se encuentra ante una gran oportunidad para recuperar la credibilidad y el liderazgo en la sociedad, pero para ello ha de apostar decididamente por un cambio profundo, por una revolución o refundación interna que acabe de una vez con todos los obstáculos y hábitos que lo han alejado de sus propias bases y del electorado. Conformarse con seguir siendo el mal menor o el último refugio electoral ante la izquierda sería un triste y seguro final político.

Santiago de Munck Loyola




jueves, 25 de agosto de 2016

¿Regeneración o manita de pintura?





Da la sensación de que cuando se habla de “regeneración democrática” o, simplemente, de “regeneración” cada partido y, si se apura, cada político tiene una idea propia o un concepto particular sobre su alcance y significado. La regeneración se ha convertido en palabra talismán y ha pasado a ser de una palabra prohibida en el Partido Popular a una palabra de moda que, incluso, puede abrir o cerrar la puerta del gobierno para Mariano Rajoy. Ciudadanos ha impuesto al PP seis medidas regeneracionistas para negociar la investidura de Rajoy como si esas seis medidas fueran la clave para regenerar nuestro sistema democrático. Y se equivocan. Se han dejado en el cajón muchas otras medidas que son más importantes y que sí supondrían de verdad la manifestación de una auténtica voluntad regeneracionista.



La regeneración democrática significa volver a generar nuestro sistema democrático, sanearlo para acabar con la desafección ciudadana al mismo. Significa podar todas las ramas del sistema que con el paso del tiempo y su mal uso se han estropeado. Significa, en definitiva, eliminar todo aquello que con los años y el abuso por parte de los partidos y de buena parte de la clase política aleja al sistema democrático del interés general. Regenerar es reformar para que la democracia se revitalice y sirva más y mejor a los ciudadanos. Las seis medidas regeneradoras propuestas por Ciudadanos son claramente insuficientes. Son sólo una pose para la galería pero no abordan, ni de lejos, las causas que originan las insuficiencias democráticas de nuestro sistema político.



Al hablar de regeneración hay que hacerlo, al menos, de la necesidad de profundizar en la división de poderes, de reformas que afectan a los agentes políticos (partidos y clase política), de instaurar medidas más eficaces para combatir la corrupción y de reforzar la democracia con más transparencia, más igualdad de oportunidades y más participación ciudadana. Y no hay que olvidar que las medidas que pueden formar parte de estas cuatro grandes áreas se entrecruzan en no pocos casos.



La división de poderes no puede seguir siendo un mero enunciado que no se ajusta a la realidad institucional. Los tres poderes, legislativo, ejecutivo y judicial, deben ser realmente independientes si queremos que sirvan de contrapesos institucionales y cumplan sus funciones sin interferencias mutuas. En este sentido, ya es hora de que los partidos políticos a través del ejecutivo o el legislativo dejen de controlar a la judicatura. Como también es hora de que el poder ejecutivo abandone el legislativo. No tiene lógica alguna que miembros del poder ejecutivo como alcaldes o incluso consejeros autonómicos y ministros formen parte de las diferentes asambleas legislativas. O se pertenece al poder ejecutivo o al legislativo, pero no a los dos a la vez. Y esto está íntimamente relacionado con las reformas a impulsar que afectarían a la clase política: el establecimiento de rígidas incompatibilidades y la prohibición de simultanear varios cargos públicos.



Un asegundo gran bloque de reformas a impulsar afectaría a los principales agentes políticos de nuestra democracia, a los actores, partidos y clase política. Es imposible promover la regeneración de nuestra democracia si los que han de ejecutarla siguen anclados en los vicios políticos del pasado y presente. Es hora de trasladar a las leyes una concepción de la política como vocación de servicio público temporal. El político viene a servir a la sociedad, no a servirse de ella, su trabajo que es voluntario no puede estar rodeado de privilegios y prebendas. Por ello, es imprescindible la aprobación de un Estatuto del Cargo Público que entre otras cosas establezca: la limitación salarial (ni un sueldo público por encima del sueldo del Presidente del Gobierno), sometimiento al mismo régimen fiscal y de pensiones que el de cualquier ciudadano, supresión de coches oficiales, salvo para altos cargos, y su uso tributable como pago en especie, endurecimiento del régimen de incompatibilidades, aplicación del principio de “una persona un solo cargo”, limitación de mandatos, exigencia de experiencia previa profesional para el acceso a cargo público y la eliminación de los aforamientos. En cuanto a los partidos políticos sería necesaria una reforma de su Ley reguladora para fortalecer el poder de decisión y de elección interna de los afiliados, reforzar las garantías de los derechos de los mismos y reformar su sistema de financiación para que no sea, en gran parte, a costa del contribuyente.



Una de las grandes lacras de nuestro sistema es la corrupción y si prolifera es por varias razones. Una de ellas es porque tanto las leyes sobre contratación pública como sobre el territorio encierran una gran carga de subjetividad y, por tanto, de arbitrariedad en el proceso de toma de decisiones. No basta con sacar a los políticos como algunos proponen de las mesas de contratación que, al fin y al cabo, se limitan a analizar y recomendar, sino que es imprescindible que las normas reguladoras de la contratación pública y de la ordenación del suelo fundamenten la toma de decisiones en criterios puramente objetivos. Y entrelazando con la separación de poderes es evidente que desde la perspectiva de la persecución de la corrupción el refuerzo de la independencia judicial sería de gran ayuda.



Y, por último, el bloque referido al refuerzo de las instituciones democráticas pasa necesariamente por una reforma de la Ley Electoral que, independientemente del uso del sistema proporcional o el mayoritario, como mínimo iguale el valor del voto de cada ciudadano, sea de la provincia que sea, instaure las listas abiertas y suprima la necesidad de avales a los partidos sin representación parlamentaria. Del mismo modo, sería necesario impulsar una reforma que permita investigar parlamentariamente la presunta financiación ilegal de cualquier partido político, no sólo del PP, sin necesidad de que esa investigación dependa de una mayoría parlamentaria. Un último aspecto que redundaría a favor de la igualdad y la transparencia democrática, en detrimento de los partidos como agencias de colocación,  sería reforzar la profesionalización de las administraciones públicas prácticamente eliminando los miles de puestos de asesores y cargos de confianza en las administraciones públicas.



Como puede verse se trata unas cuantas pinceladas de lo que constituiría un proceso de regeneración democrática con mucho más alcance y profundidad de lo que algunos ahora enarbolan como “el no va más”. Y, seguramente, habrá muchas otras medidas aquí no expuestas que bien podrían integrarse en un catálogo de auténtica política regeneracionista. Pronto veremos si lo que estamos observando estos días es un simple juego floral de cara a la galería o si, de verdad, ha empezado un auténtico proceso de regeneración democrática. Mucho me temo que a la vista de los interlocutores nos vamos a quedar en lo primero.



Santiago de Munck Loyola






miércoles, 10 de agosto de 2016

Ciudadanos amaga.




Bueno, por fin algo se ha movido desde el pasado 26 de junio. Ayer martes, Albert Rivera anunció que negociará el apoyo de sus diputados a la investidura de Mariano Rajoy si antes el PP acepta seis medidas para promover la regeneración democrática, uno de los supuestos puntales ideológicos de la formación liderada por Rivera. Se trata de seis medidas que pueden encajar perfectamente en un catálogo regeneracionista:

1. Apartar a imputados por corrupción. Se trata de una propuesta lógica a la vez que compleja desde el punto de vista jurídico pues es necesario preservar la presunción de inocencia y, en todo caso, articular mecanismos de reposición de los derechos políticos del imputado cuando resulta finalmente declarado inocente.
2. La eliminación los aforamientos. Los más de 10.000 aforados que existen en España son una muestra evidente del abuso de un instituto creado para defender el libre ejercicio de la actividad política para quienes representan a la soberanía popular y que la clase política ha hecho extensivo a toda suerte de cargos públicos.
3. Una nueva ley electoral. Ciudadanos reclama listas desbloqueadas, la reforma del sistema de voto para los españoles que viven en el extranjero y acabar con la ley D'Hondt, lo que fragmentaría aún más el Congreso, pero no reivindica, como antes, la eliminación del filtro de los avales para presentar candidaturas impuesto en 2011 por los socialistas y que atenta al principio de igualdad entre los españoles para el acceso a cargos públicos ni la reforma del sistema para garantizar la igualdad del valor del voto entre los españoles de forma que no valga 3 veces más el voto de un catalán que el de un alicantino, por poner un ejemplo.
4. Acabar con los indultos por corrupción.
5. Limitar mandato a dos legislaturas. Se trata simplemente de regular y extender una norma no escrita a todas las administraciones públicas.
6. Mayor transparencia. Por último, parece que esta exigencia viene ligada a la necesidad de investigar parlamentariamente (porque judicialmente ya está en marcha) la financiación irregular del PP, aunque lo lógico sería hacerla extensiva a todos los partidos políticos.

Estas seis condiciones son positivas porque, por una parte, su mera presentación supone un desbloqueo parcial en el camino hacia un debate de investidura y, por otra, su contenido encaja con una cierta voluntad de regeneracionismo político.

Sin embargo, da la sensación de que Ciudadanos, por las razones que sean, no propone una regeneración democrática en profundidad poniendo sobre la mesa de la negociación aspectos esenciales para que la regeneración del sistema y, sobre todo, de los partidos políticos sea una realidad. Se limita a proponer seis medidas que siendo regeneracionistas no abordan ni plantean los problemas de fondo que han conducido a la política española a los niveles en los que ahora se encuentra.

Se dejan en el tintero reformas cruciales para que la regeneración del sistema político pueda avanzar y la primera de esas reformas afecta al funcionamiento, estructura y financiación de los partidos políticos que son los agentes que han de regenerar el propio sistema. Unas de las principales causas de la corrupción son la falta de democracia interna dentro de los partidos políticos, la incapacidad de la militancia para elegir y controlar a sus candidatos en las instituciones así como para fiscalizar la gestión económica de sus propios partidos y la ausencia o limitación del debate interno. Del mismo modo, el sostenimiento de los partidos políticos con cargo a los presupuestos públicos y su financiación privada los desvincula de sus bases sociales y los empuja a la defensa de intereses ajenos a las mismas.

Ciudadanos tampoco plantea al PP una condición indispensable para la regeneración democrática como es profundizar en la división de poderes y en la despolitización del poder judicial. La confusión entre poder ejecutivo y legislativo es enorme y se ha extendido a todos los parlamentos regionales. Una correcta interpretación de la división de poderes debería conducir a que los alcaldes, por ejemplo, no puedan simultanear su cargo municipal (poder ejecutivo) con un escaño en el parlamento o asamblea autonómica. Por higiene democrática debería haberse puesto encima de la mesa negociadora el principio de “una persona, un solo cargo público”, sea retribuido o no. Y reforzar la independencia judicial haciendo que los partidos políticos saquen sus zarpas de los procesos de designación de jueces y magistrados es también una condición inexcusable para poder enarbolar la regeneración democrática de la política.

Nada exige Ciudadanos sobre la necesidad de acabar con los privilegios económicos y sociales de la clase política a parte de la supresión de los aforamientos, privilegios de tipo fiscal y tributario, de pensiones, de medios a costa de los contribuyentes, etc.

Ni tampoco se plantean reformas legislativas para acabar con los criterios subjetivos en manos de los políticos en el ámbito de la legislación sobre contrataciones de las administraciones públicas o sobre el suelo, dos de los grandes campos en los que la corrupción ha florecido por doquier.

En definitiva, da la sensación de que la propuesta de Ciudadanos, con ser en si misma positiva, responde más a un movimiento táctico en busca del aplauso que a la necesidad de plantear un verdadero cambio regeneracionista que necesariamente tendría que ir mucho más allá de las seis condiciones impuestas al Partido Popular. Pero, algo es algo.

Santiago de Munck Loyola


sábado, 25 de junio de 2016

A reflexionar y a votar.


Terminan por fin los 15 días de campaña electoral. Lo cierto es que no hemos oído hablar mucho de las soluciones que los distintos partidos políticos ofrecen para acabar con los principales problemas que nos afectan a los ciudadanos. Y, sin embargo, nos han hartado con sus líneas rojas, con los posibles pactos de unos con otros, con sus vetos y sus “sorpassos”. Hemos visto un poco de todo, como casi siempre, aunque con algo más de participación de los candidatos en diferentes programas televisivos. Y como era de esperar, a dos días del cierre de la campaña un supuesto escándalo que afecta, como no, al PP con las grabaciones ilegales efectuadas al Ministro del Interior y al jefe de la Oficina contra el Fraude de la Generalidad Catalana. ¡Hala! A rasgarse las vestiduras los adversarios, a competir por quien se indigna más y quien pide responsabilidades por unos hechos que, la verdad sea dicha, no parecen ni graves, ni delictivos. Pero quien se ha llevado la palma ha sido el independentista Junqueras llegando a hablar de “Gal mediático” y lo ha llegado a comparar con los atentados del 11-M.

¿Pero de qué va este tipejo? Este sujeto ha llegado a afirmar que “Tenemos que protegernos contra estos criminales contra la ética y la moral. Unos ataques que no apelan a un partido, ni siquiera a una opción política, como el independentismo, sino a todos los demócratas. Y estamos a días de poder cambiar esta situación en las urnas”, añadiendo que los independentistas tienen que “acabar con este Estado y dotarnos de uno nuevo, limpio y donde esto no ocurra”. Pero ¡qué jeta!

Para criminales, Sr. Junqueras, los que se saltan continuamente la ley, el orden constitucional, para reventar el Estado; los que durante décadas al grito de “España nos roba” han estado saqueando las arcas públicas y extorsionando a los empresarios y a quien se pusiera por delante con su famoso 3%; los que han venido viviendo en ese famoso “oasis catalán”, oasis mediático comprado con el dinero de los contribuyentes que les ha venido garantizando la impunidad informativa mientras al amparo de comisiones y latrocinios alimentaban al monstruo independentista; los que falsean la historia y los que han venido cultivando hasta en el último rincón de Cataluña el odio a España y a los españoles, abonando el enfrentamiento y la fractura de la convivencia; los que conociendo la existencia de la extorsión institucionalizada del 3% o más han callado y consentido; los que se envuelven en la bandera catalana cada vez que son objeto de críticas o de denuncias por la corrupción generalizada en su región. La obligación de un Ministro de interior pasa, entre otras cosas, por perseguir el delito y a los delincuentes y la de su interlocutor grabado también. Somos los demás, los que creemos en la soberanía del pueblo español, los que repudiamos la corrupción los primeros que tenemos que protegernos de gente como Junqueras, los Pujoles y demás pandilla.

Pero además de este falso escándalo la campaña nos ha deparado algunas anécdotas que bien pueden servir para intuir por dónde van algunos personajes y lo que podría pasar si ganasen. Anecdótico ha sido el incidente montado por VOX con la colocación de una bandera de España en el peñón de Gibraltar y la detención de su autor, el presidente madrileño de esa formación política. Bien es cierto que la reivindicación de la soberanía española sobre la roca ha sido un simple reclamo publicitario para llamar la atención sobre la existencia misma de VOX, proyecto político frustrado por la ambición personal de su hiperlíder, Santiago Abascal, que lo ha convertido en su modus vivendi y que ha sido incapaz de dar la cara ante la denuncia contra su formación política por haber usado avales con la firma falsificada de vecinos de Alicante para presentar su candidatura en nuestra Provincia.

Y, hablando de Alicante, la campaña ha servido para que la izquierda radical enseñe “la patita” y sepamos los alicantinos que, si ganan, nos van a catalanizar. La coalición “A la Valenciana” (Compromis, Izquierda Unida y Podemos), ya el nombre de la coalición expresa el ninguneo de estos partidos hacia Alicante, se suma a las tesis imperialistas y expansionistas de los catalanes independentistas, no ocultan su intención de arrinconar a los hispanoparlantes ni su deseo de acabar con la libertad educativa.

Hemos podido ver en campaña cómo se puede evolucionar ideológicamente sin soltarse la coleta. Toda una lección de ciencia política. El Sr. Iglesias nos ha enseñado cómo se puede pasar de bolivariano a filodanés y de comunista a socialdemócrata y su colega Monedero como se puede soñar con una judicatura y una policía al servicio del gobierno para detener a cualquier que ellos consideren sospechoso de desafección a sus dictados.

Y para cerrar la campaña los británicos también han terminado por influir en la misma. No habían terminado de entrar en Europa y se salen. Es decir, estaban en el club pero con condiciones de privilegio. Pues bien, que se vayan. Es verdad que nos van a hacer bastante daño económicamente pero, al final, el lastre que venían suponiendo para la construcción de una Europa más integrada y solidaria desaparece y los actuales daños se repararán con mayores ventajas para el resto. Eso sí, ya ha dicho Pablo Iglesias que si PP, PSOE y Ciudadanos le hubiesen ayudado el Brexit no habría ganado. ¡Ahí queda eso!

En fin, que se ha acabado el postureo electoral. Toca reflexionar, meditar y, sobre todo, votar. Que hablen las urnas, que hablemos los ciudadanos a ver si esta vez somos capaces de enmendar la plana a unos políticos que han demostrado su incapacidad para escuchar y sintonizar con nuestras necesidades y con nuestros mandatos. Solo hay una cosas segura: cuando nuestros líderes hagan sus primeras valoraciones sobre los resultados seguro que todos han ganado.

Santiago de Munck Loyola


jueves, 14 de abril de 2016

Entre todos la mataron y ella sola se murió.


Rajoy no debe ganar para sustos. A uno o dos escándalos semanales de corrupción que salpican a políticos del PP no es para menos. ¡Vaya semanita! Primero el Ministro Soria que aparece en los papeles de Panamá con tres explicaciones distintas y después aparece con una sociedad en Jersey;  el Alcalde de Granada y la concejala de urbanismo detenidos por la policía, el Ayuntamiento patas arriba y todo ello con un despliegue y una escenografía como si se tratara de la detención de un comando yihadista y con bronca por medio entre el poder judicial y la policía que, al parecer, ha actuado por su cuenta; otro día Hacienda poniéndole las pilas fiscales al ex Presidente Aznar, multa incluida, por “haberse marcado un Monedero”; sin olvidar, claro, a Esperanza Aguirre descolgándose con la idea de que Felipe González pudiera ser propuesto para la Presidencia del Gobierno. Y la cosa no quedará seguramente ahí, porque con unas elecciones generales en ciernes dentro de poco más de dos meses, siempre y cuando el Sr. Pedro Sánchez no termine por entregarse abiertamente a podemitas e independentistas, es muy probable que afloren nuevos escándalos. Y cuando no se trate de escándalos siempre habrá algún notable del PP que se encargará de remover las aguas con declaraciones más o menos pintorescas,  bien presentando un libro o bien reclamando cambios internos en cuanto vislumbre que se puede quedar sin poltrona.

Lo que está ocurriendo era de esperar, es lo normal que tenía que ocurrir con un partido que funciona como funciona y que aún no ha hecho los deberes internos. Presume el gobierno del PP de haber aprobado en la anterior legislatura más medidas contra la corrupción que ningún otro gobierno. Y es posible que sea así. Pero el partido del Gobierno, el Partido Popular, no ha movido su estructura, sus estatutos y su funcionamiento interno ni un centímetro desde hace muchos años, demasiados. Es difícil aprobar un examen estudiando solo el día anterior. Hacen falta hábitos de estudio, constancia, muchas horas de codos para superar con tranquilidad un examen. Y eso no se ha hecho en el PP. Estamos asistiendo a la recolección de toda una cosecha de corruptos, pero no es espontánea, no es casual. Hace muchos años que sus semillas fueron sembradas gracias a unas estructuras internas que promocionan a los cargos públicos a través del “dedazo” a amiguetes, familiares, oportunistas o trepas y que han podido hacer lo que han hecho gracias también a unas estructuras internas que impiden el control de la militancia de esos cargos públicos. Los mismos Estatutos, las mismas estructuras internas y los mismos hábitos políticos que instalaron en cargos públicos a los Rus, los Granados, los Soria o los Matas, por citar solo algunos, siguen vigentes en el Partido Popular. Y las nuevas caras jóvenes y presuntamente regeneradoras del PP deben sus cargos y su protagonismo político a esos mismos Estatutos, a esas mismas estructuras internas y a esos mismos hábitos políticos que han propiciado el florecimiento escandaloso de los casos de corrupción.

La inmensa mayoría de la gente del PP es gente honesta, el PP cuenta con cientos de miles de afiliados honrados y trabajadores, pero lamentablemente pintan muy poco en el seno del partido. Y ello es así porque el PP lleva en su genética estatutaria todos los ingredientes para que los casos de corrupción no sean simples casos aislados. Y algo parecido le pasa al PSOE cuya distribución de poder territorial impone unos equilibrios internos que le impiden afrontar, entre otros, los mayores casos de corrupción de la historia de España: los Eres y los cursos de formación de Andalucía.

El centro derecha español necesita un partido limpio, democrático, fuerte, pegado a la calle y a las necesidades de la gente. Y, hoy por hoy, el PP no responde a esa necesidad, el PP ha aplazado cualquier reforma interna para el año que viene conformándose, de momento, con ser el refugio del voto del miedo y renunciando a ser la plataforma del voto de la esperanza, del cambio y de la solución de los graves problemas económicos, sociales, territoriales y éticos que ensombrecen el futuro de los españoles. Al PP lo están matando entre todos, sobre todo los de dentro, y se morirá seguramente celebrando una pírrica victoria.

Santiago de Munck Loyola



jueves, 17 de marzo de 2016

A los dos jetas del PP de Alicante.


Lo siento. Habrá quien me llame pesado o cansino por volver sobre el tema, pero cada vez que se publica una noticia como la de hoy no puedo permanecer callado. La indignación supera a veces a la prudencia. Hoy, el Diario Información publica una noticia bajo el siguiente título “El PP de Alicante pide mano dura con Rita”. Según este diario “los populares de la provincia se alinean con el sector renovador del partido que discrepó de Rajoy” y señala que “reclaman la renuncia de la senadora «para que no perjudique» a la formación. «Los ciudadanos exigen cada vez más que seamos ejemplares», sostienen. La noticia se acompaña con la foto de varios dirigentes provinciales del PP entre los que se encuentran el Presidente Provincial José Ciscar, José Juan Zaplana y Luis Barcala. Pero ¿cómo pueden tener tanta cara dura? ¿cómo pueden tener tanta jeta política, tanta desfachatez?

Es indignante que precisamente sujetos como José Ciscar o José Juan Zaplana se atrevan a abrir la boca para pedir “mano dura” contra Rita Barberá, para apuntarse a la anhelada renovación del Partido Popular o para hablar de ejemplaridad, cuando lo que tenían que haber hecho hace tiempo es dimitir e irse a su casa tras haber dejado al PP de Alicante hecho unos zorros, tras haberlo hundido electoralmente y haberlo enfangado en el descrédito y la corrupción. ¿De qué ejemplaridad hablan estos individuos? ¿Fue ejemplar participar en cenas de homenaje a Sonia Castedo cuando la imputaron? ¿Fue ejemplar pagar con dinero negro a la trama Gürtel tal y como dice que hizo el Sr. Ciscar el informe de la UDEF? ¿Fue ejemplar que el PP en muchas localidades de la provincia de Alicante tuviera doble contabilidad? ¿Es ejemplar que al día de hoy el PP se esté financiando ilegalmente con el dinero de algunos grupos municipales? ¿Fue ejemplar disolver al PP de la ciudad de Alicante para colocar en su cúpula a Sonia Castedo sorteando así la inútil línea roja de Alberto Fabra? ¿Fue ejemplar expulsar a los militantes que pedían honestidad y más democracia interna? ¿Fue ejemplar, Sr. Ciscar, negarse a mostrar las cuentas de las campañas electorales a los militantes que por escrito lo solicitaron? ¿Es ejemplar haber formado parte del equipo de Sonia Castedo y no haber denunciado nunca ninguna de las actuaciones poco ejemplarizantes del consistorio Alicantino?

Sr. Ciscar, Sr. Zaplana son ustedes dos farsantes, dos oportunistas de la peor especie que no saben o no quieren vivir de otra forma que no sea de la política y que para subsistir son capaces de vestirse de lagarterana. No tienen ni vergüenza, ni escrúpulos, ni decencia política. Ustedes no han creído nunca ni en la democracia interna, ni en la regeneración política, ni en la ejemplaridad. Su trayectoria, sus hechos lo confirman. Su credibilidad es tan grande como la del Barón de Münchhausen y si alguien merece “mano dura” en el seno del Partido Popular, sin ninguna duda, ustedes se llevan la palma. Dimitan, búsquense un curro y dejen de manchar la política. A Alicante y a su partido le vendría muy bien.

Santiago de Munck Loyola


martes, 15 de marzo de 2016

En Génova lo olían y se taparon la nariz.

Ahora que en Génova parece que algunos se rasgan las vestiduras ante tanta noticia sobre irregularidades en el seno del PPCV, quiero denunciar públicamente que en octubre de 2012 varios militantes del Partido Popular de Alicante remitimos una carta a la Secretaria General, Mª Dolores de Cospedal, en la que denunciábamos lo que hoy es ya una triste realidad: corrupción, despilfarro, nepotismo, falta de democracia interna,... No pueden alegar los dirigentes nacionales sorpresa alguna o desconocimiento. Sencillamente miraron hacia otro lado y la Secretaria General especialmente. 

Mª Dolores de Cospedal y su equipo son los principales responsables de lo que ha ocurrido con el PPCV por ignorar las denuncias internas que recibían. Y a poco que se investigue lo del PP de Alicante puede ser igual o peor que lo del PP de Valencia. A continuación reproduzco la carta remitida entonces a Dª Mª Dolores de Cospedal, Secretaria General del Partido Popular, que no tuvo la decencia de responder, al igual que sus colaboradores D. Juan Carlos Vera y D. José María Arribas. Su única preocupación entonces fue silenciar y expulsar a los críticos. He aquí la carta y que cada uno saque sus conclusiones:

A/a Dª Mª Dolores de Cospedal. Secretaria General de Partido Popular.

Estimada Secretaria General:

Los abajo firmantes, afiliados del Partido Popular de la Ciudad de Alicante, queremos a través de la presente trasladarte nuestra profunda preocupación sobre la grave situación del Partido Popular en nuestra Comunidad, nuestra Provincia y nuestra ciudad.

1º Como afiliados del Partido Popular sentimos vergüenza y rechazo ante la continua aparición en los medios de comunicación de noticias denunciando actitudes y hechos presuntamente delictivos protagonizados por muchos cargos públicos del Partido Popular, sin que se haga efectiva la separación de todos los imputados de las responsabilidades públicas que ostentan que sólo en el Grupo Popular de las Cortes Valencianas alcanzan once escaños.

2º Igualmente entendemos que es preciso adoptar de forma urgente medidas para terminar con el pluriempleo de muchos cargos políticos populares algunos de los cuales llegan simultanear hasta más de cuatro cargos públicos en detrimento de la atención que la ciudadanía exige especialmente en esta crisis. Creemos que la ejemplaridad pasa también por la exigencia del principio “una persona, un cargo, una función pública”. No es admisible seguir manteniendo la simultaneidad de tantas alcaldías con actas de diputados autonómicos. Los ciudadanos exigen una dedicación total que resulta incompatible con lo anterior.

3º Creemos que hay que poner límite a la utilización de las instituciones públicas en beneficio de los entornos próximos de los cargos electos (contrataciones, asesores, cargos de confianza,…) desterrando de una vez cualquier sospecha de nepotismo y favoritismo.

4º Reivindicamos la democracia interna y la participación, e igualmente rechazamos el continuo menosprecio a la desinteresada labor y a los derechos de los miles de militantes del Partido Popular de Alicante, utilizados únicamente para labores electorales, y sistemáticamente ignorados a la hora de participar en la política interna del partido. La Junta Local de Alicante ha sido durante años un claro ejemplo de coto cerrado, dominado por grupos y familias, que han hecho y desecho al margen de la militancia y cuyas consecuencias son hoy más que nunca visibles en el Ayuntamiento de la ciudad y en las causas judiciales abiertas.

5º Solicitamos el amparo de nuestros derechos de afiliados y el respeto a los Estatutos del Partido Popular por parte de todos los cargos orgánicos de la estructura territorial y, en especial, de la provincia de Alicante cuyo comité ejecutivo, con el fin de evitar las elecciones a la Presidencia Local de la Ciudad de Alicante, acordó el pasado día 11 del mes de octubre suprimir la Junta Local de la Ciudad y sustituirla por un número indeterminado de distritos. Dicha decisión fue inmediatamente impugnada por varios afiliados sin que, hasta el día de hoy, haya respondido ni el Comité Ejecutivo Provincial, ni el Secretario General del PPCV (se adjuntan copias de las impugnaciones). Más de 600 firmas de afiliados han sido ya recogidas en contra de esta arbitraria decisión que serán remitidas al Comité Nacional de Derechos y Garantías si fuere preciso incoar su intervención.

Por todo lo anterior, Secretaria General, solicitamos tu intervención con el fin de reconducir una situación gravemente perjudicial para la credibilidad y el futuro del proyecto popular en la Comunidad Valenciana y, en especial, para la Provincia de Alicante.

Atentamente, en Alicante a 27 de octubre de 2012.