Lo bueno de los escrutinios de
cualquier proceso electoral es su capacidad de poner de acuerdo, por una vez, a
todos los partidos políticos que participan en el mismo. Bueno, maticemos, a
casi todos. A la hora de hacer balance parece que todos han ganado las
elecciones, todos están casi satisfechos y algunos, incluso, eufóricos aunque
la realidad sea bien distinta.
Buen ejemplo de ello han sido las
últimas elecciones autonómicas de Cataluña. Y es que el que no se consuela es
porque no quiere. Y el que bate todas las marcas es el Sr. Arturo Más. ¡Qué
lince! Venga a adelantar elecciones y, con ello, a liquidar a su propio partido
político, Convergencia Democrática de Cataluña. Por si no fuera poco tener las
sedes del partido embargadas encima menos diputados autonómicos. En 2010 tenían
los convergentes 62 escaños, en 2012 bajaron a 50 y ahora tras el 27-S se han
quedado en 29 escaños. Un fenómeno Arturito. Si se aplicase con el mismo esmero
a rebajar la deuda pública catalana otro gallo cantaría.
Otros que parece que andan muy
contentos son los de Esquerra Republicana a pesar de que han pasado de tener 21
diputados obtenidos en el 2012
a quedarse en 18 escaños. Para aclararnos, en 2012 la
suma de diputados de ERC y Convergencia era de 71 y tras el 27-S es de 47. Todo
un logro. Así que a los 29 escaños de CDC y a los 18 de ERC hay que sumar los
13 de independientes y 2 de dos minipartidos para completar los 62 que ha
obtenido la candidatura independentista de Juntos por el Sí. Es lo que se dice
hacer un pan como unas ostias.
No importa. Echan las campanas al
vuelo porque sumando los 10 de la
CUP , independentistas, llegan a los 72 escaños y parecen
olvidar que en 2012 la suma de Convergencia, ERC y la CUP era de 74 escaños. Si eso
no significa que hay ahora menos diputados independentistas que hace tres años
que venga Dios y lo vea.
Los socialistas también andan más
contentos que unas castañuelas. Pensaban, y así lo decían las encuestas, que se
iban a pegar un batacazo por la irrupción de los podemitas y, al final, solo
han perdido cuatro escaños, pasando de 20 a 16. Exitazo. Ya se ven en la Moncloa pactando, si hace
falta, hasta con el diablo, con o sin coleta.
¿Y los podemitas? Parece que el
Sr. Pablo Iglesias no anda muy satisfecho. Han obtenido 11 escaños pero lo
cierto es que pese a haber fagocitado a la versión catalana de Izquierda Unida,
los podemitas no han sido capaces de alcanzar los 13 escaños que aquellos
obtuvieron en 2012. La digestión ha debido ser demasiado pesada para tan escaso
cuerpo político.
Por su lado, los populares son,
dígase lo que se diga, otros de los grandes perdedores de la jornada electoral.
Pasan de 19 a
11 escaños. Con todo, las encuestas les habían otorgado un pronóstico de 4 o 5
escaños. Algún motivo de consuelo les queda a algunos.
Y si hay alguien que sí ha
triunfado el 27-S es Ciudadanos, un partido de centro izquierda que ha sabido
atraer el voto del centro derecha español en Cataluña. Se ha erigido como
referente de unidad para muchos ciudadanos que no han querido revalidar su
confianza en un Partido Popular cada vez más enrocado en sus posiciones.
Tras tanto ruido, pocas nueces.
Poco ha cambiado en el panorama político catalán (respecto al eje independencia
– no independencia) en relación a las elecciones autonómicas de hace tres años.
Hay 2 diputados independentistas menos y el independentismo no alcanza el 50 %
de los votantes. ¡Qué casualidad, le falta el 3%!
Lo que sí ha cambiado es la
distribución del voto en el centro derecha catalán al producirse un importante
trasvase de votos populares hacia un partido de centro izquierda como es
Ciudadanos. Y ello puede ser especialmente significativo de cara a las próximas
elecciones generales.
Santiago de Munck Loyola