A mediodía,
mientras regresaba del trabajo, venía escuchando la radio y en los informativos
locales relataban las movilizaciones promovidas por los sindicatos de Alicante
que esta mañana, con muy poco seguimiento ciudadano, se han producido en algunos
puntos de nuestra ciudad. Entrevistaban a los líderes sindicales y uno de ellos
afirmaba que "queremos que sea un
final de verano muy caliente con un encuentro en Madrid para decir que las
políticas de recortes nos llevan a la ruina social y nos llevan a los de
siempre" y continuaba afirmando con una rotundidad absoluta que “el
Gobierno del PP quiere acabar con todo, con el Estado del Bienestar y que va a
arruinar al país”. Por último, para rematar sus palabras señalaba que su
sindicato quiere que las medidas económicas que está adoptando el Gobierno sean
sometidas a un referéndum "para que la ciudadanía pueda opinar sobre lo
que está haciendo el Gobierno", "seguimos en pie de guerra y no vamos
a dejar que arruinen el país y nos lleven a la pobreza como están
haciendo".
Los líderes
sindicales, en perfecta sintonía con el Partido Socialista, vienen repitiendo
de forma machacona el mismo estribillo: “quieren acabar con todo, van a
arruinar al país”. Y cada vez que repiten esta frase mienten y lo saben. Y si
no lo saben deberían dedicarse a otra cosa.
Éste, como
cualquier Gobierno, podrá adoptar medidas más o menos acertadas o equivocarse.
Pero afirmar sin más que un gobierno quiere acabar con el estado de bienestar o
con las prestaciones sociales que perciben los ciudadanos que mayoritariamente
le votan es una estupidez y una simpleza impropia de quienes aspiran a ejercer
cierto tipo de liderazgo y de quienes se arrogan una representación no otorgada
por las urnas. Realizar tales afirmaciones es, sobre todo, atribuir intenciones
a otros que no se corresponden con la realidad de la voluntad política de quienes
se ven obligados a adoptar determinadas decisiones por muy impopulares que
sean. Y proclamar tales asertos es, en definitiva, tomar por tontos al conjunto
de los ciudadanos cuya capacidad de análisis y sentido común suele estar muy por
encima de la media de la clase política y sindical. No es de recibo que tanto
algunos políticos, como algunos sindicalitas, falten continuamente al respeto a
la inteligencia de los ciudadanos repitiendo como cretinos consignas y
proclamas dictadas por las cúpulas de sus organizaciones.
Y faltan a
la verdad y mienten quienes afirman que este Gobierno y el partido que lo
sustenta vaya a arruinar a “este país”, a España, por la sencilla razón de que
es imposible: “este país”, España, ya estaba arruinado cuando el Gobierno del
Partido Popular se constituyó en diciembre pasado. Este Gobierno está
administrando una impresionante ruina económica y la miseria dejada por el
anterior Gobierno cuya nefasta gestión fue avalada y apoyada con el cómplice
silencio de los sindicatos que hoy se apresuran a mentir, una vez más, a la
ciudadanía. Podrá cometer errores este Gobierno a la hora de gestionar la ruina
heredada y desde estas páginas así se denuncia en muchas ocasiones y dichos
errores podrán, seguramente, entorpecer la recuperación económica de la nación
o supondrán, a veces, un injusto reparto de los costes de la crisis, pero de ahí
a afirmar que va a arruinar lo que ya estaba arruinado existe un verdadero
abismo.
Y el colmo
del cinismo de algunos dirigentes sindicales se pone de manifiesto cuando piden
que sean sometidas a referéndum las medidas económicas que el Gobierno se está
viendo obligado a adoptar y para justificar tal pretensión alegan que estas
medidas no estaban recogidas en el programa electoral que los ciudadanos
españoles respaldaron mayoritariamente hace unos meses. Lo primero que cabe
plantearse es ¿por qué los sindicatos no pidieron un referéndum similar cuando
el Gobierno socialista adoptó medidas económicas y recortes que no había
incluido en su programa electoral? ¿Por qué un referéndum ahora y no hace dos
años cuando, por ejemplo, se bajó el sueldo a los empleados públicos? Y puestos
a reclamar un referéndum ¿por qué no pedir que se nos pregunte a los ciudadanos
si queremos seguir subvencionado a los sindicatos y a los partidos políticos?
Hay muchos
políticos y sindicalistas en nuestra Nación cuya labor es ejemplar, que se
merecen el reconocimiento social sin ninguna duda. Pero desgraciadamente su
esencial papel se ve eclipsado por tanto cretino que anda suelto y cuyo afán de
protagonismo diario rebasa con amplitud los límites del respeto a la
inteligencia de los ciudadanos.
Santiago de
Munck Loyola