La última encuesta del CIS viene
a ratificar los planteamientos y preocupaciones que compartimos, al igual que
la mayoría de los ciudadanos, los miembros del Foro Esperanza Popular y, sobre
todo, el convencimiento de que hay que impulsar muchos cambios en la vida
política para recuperar la confianza de los ciudadanos en sus instituciones. En
esta última encuesta la corrupción y el fraude se convierten en la segunda
preocupación de los ciudadanos con un 40 % y la clase política en el cuarto
problema con casi un 30 %. Y lamentablemente la inmensa mayoría de los casos de
corrupción tienen su origen en comportamientos irregulares de una parte de la
clase política. El distanciamiento de los ciudadanos hacia la clase política,
hacia los partidos políticos y hacia las instituciones democráticas es cada vez
mayor y resulta sorprendente la falta de reacción de los dirigentes de los
partidos políticos, la falta de autocrítica ante esta situación y la ausencia
de propuestas para corregir un panorama que, de mantenerse, supondrá el
desmantelamiento del actual sistema.
Frente a la pasividad de unas
élites cómodamente instaladas en sus privilegios y el rupturismo de los
antisistemas y sus jaleadores, sólo hay una opción sensata, equilibrada y razonable
y ésa no es otra que la que representa el reformismo, la regeneración
democrática del sistema político. Mucho se ha escrito y hablado sobre la
“regeneración de la democracia” y las interpretaciones sobre esta idea son
siempre variadas y hasta en ocasiones contradictorias. Lo cierto es que ante
una situación concreta, en este momento de grave crisis económica, política y
social, el sistema político vigente, sus agentes y sus instituciones no cuentan
con el aprobado de una buena parte de los ciudadanos. Y ello es así fundamentalmente
porque de una parte no obtenemos las respuestas y soluciones que esperamos de
nuestras instituciones y de otra es cada vez mayor la distancia entre el mundo
oficial y el mundo real, el mundo de los políticos y el de los ciudadanos.
Cuando el sistema no es capaz de satisfacer las necesidades más básicas de una
gran parte de la población y cuando es en gran medida culpable de muchos de los
problemas económicos y sociales del país es evidente que algo falla, que algo
no funciona y que es preciso cambiarlo.
http://www.diarioinformacion.com/elda/2013/03/07/direccion-provincial-pp-lleva-genova-edil-imputada-caso-alumbrado/1350875.html |
Regenerar la democracia es podar
todas las ramas que se han secado, que no dan frutos o están enfermas para que
vuelvan a brotar sanas y con más fuerza. Es poner guías que impidan
crecimientos anómalos de algunas ramas y es abonar, regar y cuidar
constantemente el árbol para evitar tener que acudir periódicamente a
tratamientos de choque o para evitar simplemente su muerte. No se puede
regenerar la democracia sin regenerar primero a sus agentes políticos, a los
propios jardineros, es decir, a los partidos políticos. Hablar de separación de
poderes en el estado, de racionalización de la estructura política del mismo,
de responsabilidad política y penal, en su caso, de los gobernantes, de mejorar
los niveles de representatividad de las instituciones democráticas, de devolver
el protagonismo que le pertenece a la sociedad civil o de la independencia
política frente a los mercados y grupos de presión es imprescindible en todo
programa regenerador, pero es un brindis al sol si la regeneración no empieza
por los propios partidos políticos, teóricos cauces de la participación
ciudadana, que son los agentes políticos naturales en toda democracia.
La regeneración democrática para
ser creíble debe empezar por quienes deberían llevar a cabo la regeneración del
sistema político, por los partidos políticos y por la clase política. La
democracia interna real, no sólo nominal, la participación permanente de los
afiliados y simpatizantes, las listas abiertas, la limitación de mandatos, las
incompatibilidades, la financiación transparente, la profesionalidad, la
ejemplaridad y honradez de los cargos públicos son exigencias básicas para
avanzar en un proceso de regeneración democrática realmente eficaz.
En las actuales circunstancias en
las que a los militantes de a pie se nos amenaza con expulsiones simplemente
por reivindicar estos valores y por ejercer la libertad de expresión y de
crítica públicamente, ante la ausencia de canales internos, por diferentes
decisiones arbitrarias consuela saber que no estamos solos, que cada vez hay
más gente que comparte nuestras preocupaciones y objetivos, que hay gente que
no vive de la política pero que vive la política con pasión, generosidad y
altura de miras, y que está también dispuesta, sin miedos ni complejos, a
seguir reivindicando la vigencia de unos valores que no son meros enunciados,
sino exigencias de conducta personal que deben plasmarse en la acción política
diaria. Y esa constatación se produjo en la primera reunión que ayer mantuvimos
algunos miembros del Foro Esperanza Popular de Alicante con miembros del Foro Movimiento de Bases del PPCV. Ayer pudimos confirmar que no estamos solos y que
vamos en la buena dirección.
Santiago de Munck Loyola