En
los últimos tiempos y especialmente en la última semana buena parte de los
dirigentes de la izquierda nos están
ofreciendo todo un recital de incoherencia, de amnesia selectiva y de cinismo
político. Cuando uno escucha determinadas declaraciones y observa algunos
comportamientos no tiene más remedio que preguntarse si estos dirigentes
políticos se creen realmente lo que dicen y hacen o si creen que los ciudadanos
somos tontos o desmemoriados. Cuanto más grandilocuentes son sus
descalificaciones sobre las diferentes medidas que ha ido tomando el Gobierno de Rajoy más se pone en evidencia, de una parte, la urgencia de su adopción y, de
otra, que los causantes de las mismas son sobre todo los solemnes vociferantes
socialistas y sus satélites sindicalistas.
El
actual aparato dirigente de lo que queda del PSOE tras el émulo de Atila,
Zapatero, parece que ha hecho suyo el enunciado de Goebbels “una mentira
repetida mil veces se transforma en una verdad” y, por ello, se han lanzado a
una frenética carrera para condenar la revalorización de las pensiones para el
año 2013 aprobada por el Gobierno de Rajoy. Sin cortarse un pelo repiten mil y
una vez que el Gobierno no sube las pensiones o que las ha congelado y
poniéndose al frente de la manifestación, los socialistas, los únicos que en
las historia de la democracia congelaron las pensiones en 2010, tratan con la
complicidad de los amnésicos grupos parlamentarios de la oposición de utilizar
como tercera cámara legislativa al Tribunal Constitucional. Y sin despeinarse. Hay
que ser muy cínicos, tener mucha cara dura y despreciar mucho al ciudadano para
enarbolar una falsedad semejante y presentar un recurso de
inconstitucionalidad. Si presentan un recurso contra este incremento de las
pensiones ¿por qué no lo presentan de paso contra la congelación del año 2010?
Si por una de esas extrañas cosas que a veces pasan en el Tribunal
Constitucional ganasen el recurso todos los pensionistas se lo agradecerían
eternamente.
No
ha habido ninguna congelación de las pensiones para el año 2013. El Gobierno ha
aprobado una revalorización de las pensiones que, eso es cierto, no alcanza el
incremento que el IPC ha sufrido en el último año pero que, en todo caso, sí
supone una mejora de las pensiones superior desde luego a la que el tandem
Zapatero-Rubalcaba aprobó en el año 2010. Seguramente el Gobierno habría
deseado poder subir las pensiones incluso por encima del IPC pero no lo ha
podido hacer, entre otras cosas, por el inmenso agujero en las cuentas públicas
dejado por el Sr. Rubalcaba y sus conmilitones. Ni tenemos un Gobierno
masoquista al que le encanta fastidiar a los votantes para perder votos, ni
tenemos un Gobierno irresponsable subido en una nube fumando brotes verdes, ni
tenemos, afortunadamente, un Gobierno de conjunciones planetarias. Se podría
comprender que el incremento aprobado fuese discutido en cuanto a su
distribución en función de la cuantía de las pensiones para reclamar más
incremento para las mínimas y menor para las más altas, pero no a eso se han
dignado los amnésicos pirómanos de las calles.
Otro
de los aspectos en los que buena parte de la clase dirigente de la izquierda
está dando sobradas muestras de su maestría en la incoherencia y el cinismo es
de la sanidad pública y, en especial, la madrileña cuyo Gobierno Regional ha
iniciado un plan de reformas que incluye la privatización de algunos servicios
hospitalarios y de 23 centros de salud. Hasta ahora, la Comunidad de Madrid ha
venido insistiendo en que los centros sanitarios van a seguir siendo públicos y
sólo va a privatizar determinados servicios complementarios. Algo que se parece
mucho al modelo que se viene siguiendo en la Junta de Andalucía desde hace
muchos años. El modelo de conciertos significa que centros
sanitarios que son privados, "con gestión privada y actividad
propia", realizan "alguna actividad programada que se encarga por
parte del SSPA", afirmaba hace unos días
la Consejería de Salud y Bienestar Social de Andalucía. Puede, y aún no
se sabe, que haya diferencias cuantitativamente en función de la cantidad de
servicios complementarios a privatizar pero una cosas es cierta:
cualitativamente parecen el mismo modelo.
Por último y por citar
sólo un ejemplo más de la incoherencia y el cinismo de parte de esta izquierda
poszapateril tenemos el caso de los ERE puestos en marcha por los sindicatos al
amparo de la denostada reforma laboral y especialmente por CCOO. Tiene lo suyo
que este sindicato, tan dócil y subvencionado con el Gobierno anterior, haya
hecho un “casus belli” de la Reforma Laboral y que simultáneamente se apreste a
aplicarla con devoción a centenares de sus propios empleados. ¿Cabe mayor
prueba de incoherencia y de cinismo?
Mal
camino es éste para que la credibilidad en la clase dirigente española pueda
recuperarse. Cuando no es la derecha es la izquierda y cuando no las dos
juntas. Los ciudadanos nos merecemos más respeto y algunos, que no todos,
parecen empeñados en hacernos comulgar con ruedas de molino. Mal camino, sí
señor.
Santiago
de Munck Loyola