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domingo, 19 de octubre de 2025

EL PAR ¿POR QUÈ?


Hace pocos días que se ha celebrado la fiesta de la Comunidad Valenciana y, lamentablemente, nadie habla de lo que representa la Generalidad Valenciana en términos de balance político y social desde que rige buena parte de los recursos de los habitantes de las tres provincias que la componen. Y es especialmente significativo el hecho de que desde precisamente Alicante permanezca pasiva ante lo que constituye un fracaso absoluto de la Generalidad Valenciana en su principal objetivo: gobernar para todos por igual para lograr la igualdad entre todos los habitantes de su territorio, para hacer converger la renta de sus habitantes, para, en definitiva, lograr un alto nivel de bienestar de sus ciudadanos independientemente de Provincia a la que pertenezcan. Al contrario, las políticas desarrolladas por la Generalidad Valenciana han abierto brechas cada vez más grandes entre el nivel de renta de sus habitantes en función de la provincia a la que pertenezcan. No es una opinión, es un hecho.

Y, por ello, el Partido Alicantino Regionalista, el PAR, es hoy un partido más necesario que nunca, porque no es posible seguir callando y asumiendo como algo natural que Alicante sea la Cenicienta de la Comunidad Valenciana.


https://youtu.be/A37SMBELV_8?si=uCsPv35ZR6GBgNKH


El PAR, el Partido Alicantino Regionalista, no es un partido político más en medio de este ambiente tan crispado y polarizado en el que nos tienen metidos los de siempre. El PAR es el único partido creado para defender los intereses de nuestra Provincia, los intereses y el progreso de los alicantinos. Es el único partido que no depende de lo que otros decidan en Madrid, en Valencia o en Barcelona. Queremos que Alicante recupere el puesto que le corresponde por historia, por población y por economía y salvaguardar la identidad de nuestra Provincia. Y sí, hay datos y números que avalan nuestras pretensiones y que justifican plenamente nuestra existencia. Véanlos y juzguen ustedes mismos.

Alicante es la provincia más pequeña de la Comunidad Valenciana, ocupa el  25,01 % de su territorio. No obstante, es la cuarta provincia más poblada de España, con casi 2 millones de habitantes, es la quinta en densidad de población y la más densamente poblada de la Comunidad Valenciana.

De los casi 2 millones de habitantes,452 630 son extranjeros, un 23 % de la población, siendo la provincia de España con mayor porcentaje de extranjeros y la tercera en total de extranjeros.

Un 13 % de la población alicantina es europea occidental y un 10% (casi 200.000 personas) procede  mayoritariamente de Iberoamérica, Europa del Este y norte de África.

Alicante ocupa el puesto 8º del ranking provincial español por PIB total (hace poco ocupaba el 5 puesto), aportando alrededor del 2,3 % del PIB nacional, 37.688.297 miles de euros.

La inversión del Estado en Alicante es un 0.7% de la inversión total en obra pública. En 2023, la inversión por habitante en Alicante fue de 84,5 euros, la más baja de todas las provincias de España. Alicante tan solo recibe del Estado la mitad de lo que le correspondería en relación con los impuestos que recauda el Estado en nuestra Provincia.

Desde el año 2000 la renta media de los alicantinos ha ido descendiendo, ocupando nuestra provincia ahora el puesto 44 en el ranking nacional. Hoy la renta media anual de un alicantino es de 21.622 €, mientras que la renta media española es de 28.748 €  y la de un valenciano 28.800 €.

La renta de un Valenciano en 1990 era de unos 5.400 € anuales. Ahora es de 28.800 €. La renta de un alicantino era en ese año de 5.100 €. Ahora es de 21.622 €.

Esto significa que desde que la Generalidad Valenciana “funciona” la brecha entre la renta media de un alicantino y un valenciano no solo no ha disminuido, sino que se ha agrandado enormemente. En 1990 la renta media de un valenciano era un 6% superior a la de un alicantino, ahora es un 33 % superior. La Generalidad Valenciana es un fracaso como administración pública pues en lugar de promover la convergencia de la renta de los habitantes de sus territorios, ha agrandado sus diferencias. Son datos irrebatibles.

Y hay aún más datos que no conviene olvidar: En España hay 6,33 médicos por cada 1000 habitantes, en la Comunidad Valenciana 5,9 y en Alicante, 4,95. ¿Casualidad? La pensión media de jubilación en España se sitúa en aproximadamente 1.508,7 euros y la pensión media de jubilación en Alicante es de 1.289,13 €, un 17% inferior a la media nacional. Tampoco salimos bien parados en cuanto al empleo: La tasa de desempleo en la provincia de Valencia para la población de 16 a 64 años se situó en el 12,1% al finalizar 2021, en Alicante se sitúa en el 13,31%.

La lista desfavorable para la provincia de Alicante puede ser muy larga. Estos son solo algunos ejemplos que demuestran que poco hay que celebrar cada 9 de octubre. Todos los políticos de los partidos tradicionales callan y cuando no lo hacen solo rompen su silencio para culpar al de enfrente, aunque todos son cómplices y partícipes de la misma farsa. Alicante no puede ir, año tras año, para atrás, como los cangrejos. Y el PAR lo va a seguir denunciando y combatiendo hasta que esta tendencia suicida acabe.

Fdo. Santiago de Munck Loyola

martes, 8 de octubre de 2019

9 de octubre. Su fiesta.



Hoy 9 de octubre se celebra el Día de la Comunidad Valenciana. En este día se conmemora la entrada del Rey aragonés Jaime I en la ciudad de Valencia en el año 1234, para liberarla del dominio musulmán. En 1976, los parlamentarios de las tres provincias que hoy componen la Comunidad Valenciana acordaron señalar en el calendario el 9 de octubre como jornada de afirmación autonómica, naciendo el Día Nacional del País Valenciano que posteriormente sería transformado en Día de la Comunidad Valenciana.

Por tanto, una festividad exclusivamente valenciana que rememoraba un hecho histórico relativo a la ciudad de Valencia fue elevada a la categoría de festividad regional ignorando con ello otros hechos históricos de los demás territorios de similar relevancia. Y da la sensación, además, de que para imponer ese relato histórico como seña de identidad común es preciso ignorar que para los alicantinos  tuvo mucha más relevancia la conquista militar de la ciudad que finalizó el 4 de diciembre de 1248 con las tropas del rey castellano Fernando III el Santo, dirigidas por su hijo el infante Alfonso, el futuro Alfonso X el Sabio. La designación del día 9 de octubre como fiesta autonómica, como Día de la Comunidad Valenciana, carece de sentido porque expresa claramente un sentimiento centralista de Valencia al convertir una efeméride puramente local en una festividad para las tres provincias. La fecha en la que celebrar la festividad de toda la Comunidad, de todos los territorios que constituyen el ente político autonómico debería ser una fecha con significado común para las tres provincias y esa fecha no puede ser otra que la conmemoración del día en que las tres provincias quedaron vinculadas y pusieron en marcha la nueva Generalidad Valenciana, es decir, el 1 de julio que es cuando el estatuto de Autonomía de la Comunidad Valenciana fue aprobado por primera vez por la Ley Orgánica 5/1982, de 1º de Julio. 

Mal se puede construir un proyecto común cuando se empieza por imponer una visión histórica no compartida y se difuminan los antecedentes singulares de sus integrantes. Si a ello se añade un largo recorrido administrativo, económico, cultural y político marcado por el centralismo de los políticos valencianos y la sumisión de todos los territorios integrantes de la Comunidad a los intereses de una sola Provincia, el fracaso político del ente autonómico está más que garantizado.

Tras 37 años de la aprobación del primer Estatuto de Autonomía de la Comunidad Valenciana el balance para Alicante no es todo lo positivo que debería ser. Hay un dato muy revelador: hoy los alicantinos son más pobres respecto a los valencianos que hace 37 años, la brecha económica entre las dos provincias y, por tanto, la brecha en el nivel de bienestar de sus habitantes se ha agrandado. Cuando una administración pública no sólo no consigue la convergencia económica y social entre sus territorios sino que además la empeora ha fracasado. 

Año tras año, los informes de instituciones como el Instituto de Estudios Económicos de la Provincia de Alicante, INECA, cuantifican la discriminación presupuestaria que padece Alicante y detallan los perniciosos efectos en el desarrollo y el bienestar social de los alicantinos. Y ello exige respuestas del conjunto de la sociedad alicantina, soluciones para revertir una situación que gobierne la derecha o la izquierda no tiene visos, hoy por hoy, de cambiar.

Lamentarse, quejarse o protestar que es lo único que algunos políticos alicantinos hacen, sobre todo cuando están en la oposición o en períodos electorales, no sirve absolutamente de nada. Hay que poner en la agenda política propuestas concretas, soluciones realistas para empezar a construir un futuro mejor para toda la Provincia de Alicante.

Santiago de Munck Loyola

sábado, 10 de octubre de 2015

El 9 de octubre y Alicante.


Se acaba de celebrar, con más pena que gloria, al menos en Alicante, la festividad de la Comunidad Valenciana. Tanto los preparativos de la festividad,  como su propio desarrollo no han estado exentos de polémica. Era la primera vez que se desarrollaba bajo la presidencia del tripartito que gobierna la Generalidad Valenciana y esta circunstancia no es posible desmarcarla de algunos gestos y actitudes del nuevo gobierno que caracterizan claramente su perfil identitario. Gestos y actitudes sectarias entre las que está el deseo manifestado por algunos de modificar la letra del Himno regional (al parecer molesta lo de “ofrendar nuevas glorias a España”), la puesta en cuestión de la educación en castellano, el traslado en Alicante del monumento al soldado, la supresión de la interpretación del Himno de España en determinadas festividades, la eliminación del tradicional Te Deum en los actos oficiales del 9 de octubre o la eliminación de la bandera de España en las fiestas de algunas localidades gobernadas ahora por miembros del tripartito. La propia publicidad institucional de la Generalidad Valenciana sobre la propia fiesta del 9 de octubre se ha realizado casi exclusivamente en valenciano, manifestando así  un desprecio absoluto de este gobierno tripartito hacia los ciudadanos castellano-parlantes, ampliamente mayoritarios en la Provincia de Alicante, al menos.

Esta fiesta oficial no parece que cuente en nuestra provincia con mucho fervor popular y su arraigo es prácticamente nulo. Lo cierto es que el 9 de octubre se conmemora la entrada del Rey Jaime I en la ciudad de Valencia en 1238. Este acontecimiento histórico de carácter localista fue elevado incomprensiblemente a la categoría de celebración oficial e institucional para toda la comunidad autónoma y el origen de esta decisión se encuentra en el Plenario de Parlamentarios que en 1976 proclamó el 9 de octubre como Día Nacional del País Valenciano, nada menos, y que más tarde fue ratificado con la puesta en marcha de la Comunidad Autónoma.

No está de más recordar que si el 9 de octubre de 1238 las tropas cristianas, en este caso del Reino de Aragón, tomaron la ciudad de Valencia, el 4 de diciembre de 1248 (festividad de Santa Bárbara), diez años después, las tropas cristianas, en este caso del Reino de Castilla, dirigidas por el infante Alfonso, futuro Alfonso X el Sabio, tomaron la ciudad de Alicante.  Y ello fue así porque Alicante pertenecía a la zona de expansión castellana en virtud del Tratado suscrito en 1179 entre Alfonso VII de Castilla y Alfonso II de Aragón que había fijado la frontera meridional de Aragón en la línea que une Biar, Castalla, Jijona y Calpe.

Si el aniversario de la toma de la ciudad de Valencia se convirtió en la fiesta oficial de toda la Comunidad Valenciana por criterios exclusivamente políticos, nada debería impedir que por motivos también políticos, la defensa de Alicante y la reivindicación de su singularidad e identidad, se conmemore por todo lo alto el 4 de diciembre el aniversario de la toma de Alicante por las tropas cristianas, un hecho histórico más trascendente e importante para los alicantinos que la toma de Valencia. La defensa de los intereses de la Provincia de Alicante, la lucha contra su discriminación por parte de la Generalidad Valenciana y la exigencia del puesto que le corresponde pasa también por la recuperación de su memoria y de sus propis símbolos de identidad.

Santiago de Munck Loyola