Siempre me he manifestado desde estas páginas muy crítico con
la actuación de la clase política en torno a la dación en pago de la vivienda,
a su actitud ante a las entidades financieras y al drama de de los desahucios,
Nuestra clase política ha reaccionado tarde y mal ante una situación que afecta
gravemente a miles de ciudadanos españoles y no ha sabido ni prevenir, ni
corregir a tiempo los graves problemas sociales que su propia ineptitud e
insensibilidad ha venido generando durante los últimos años. Dicho esto no
queda más remedio que denunciar también determinados comportamientos
totalitarios promovidos por la
 Plataforma  de Afectados por las Hipotecas y su representante
mediática Dª Ada Colau.
Hace unos meses la Sra. Colau  ya anunció en su comparecencia en el
Congreso de los Diputados que su organización iba a hacer que sus Señorías se
enterasen bien de lo que su organización pretendía, de sus objetivos, y que,
para ello, les iban a “informar” detalladamente. ¡Y vaya que se están
enterando! A nadie se le escapaba que ese anuncio no era otra cosa que la señal
de partida de una campaña, no de información sino de coacción para intentar
determinar el voto de los representantes de los ciudadanos en las
instituciones. Y esta campaña informativa se ha convertido, como era de
esperar, en la coacción sistemática y el acoso personal y familiar que están
sufriendo los representantes del Partido Popular por parte de grupos de la Plataforma.  Ahorala
  Sra.  Colaula
  Sra.  Colau
En segundo lugar, cabe también
preguntarse sobre la validez y la naturaleza democrática de estas “campañas
informativas” promovidas por la Sra.  Colau.la Sra.  Colaula Plataforma , propuestas que, incluidas hace poco
más de un año en el programa electoral de algunos partidos, no alcanzaron en
las urnas el voto mayoritario de los ciudadanos españoles. Admitir la validez
de estos métodos coactivos sería admitir que cualquier otra causa pudiera ser
promovida y defendida con métodos idénticos para conseguir que los
parlamentarios se dobleguen por miedo a las pretensiones de sus promotores. Por
muy noble que pueda ser un determinado fin no se puede alcanzar a través de
cualquier medio. Es un principio elemental que define la esencia de la
democracia. 
Hay quien defiende estas
actitudes coactivas argumentando que no pasa nada, que la gente tiene que
desahogarse, que los afectados sufren más violencia institucional y financiera
que los diputados, etc. Pero son argumentos falaces. La violencia estructural,
como ellos la definen, no se combate con otro tipo de violencia, ni la
soberanía popular puede expresarse a través de otros medios distintos a los
constitucionalmente señalados. No entran en el fondo del asunto que no es otro
que el de admitir o no el uso de cualquier medio, incluido el uso de la
coacción y de la violencia moral, para la consecución de un determinado fin.
Admitirlo es abrir una peligrosa puerta para la ruptura de la convivencia y del
estado de derecho. Y quien no quiera verlo así, creo, sinceramente, que se
equivoca.
Santiago de Munck Loyola

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