No
sabemos si la Andreita hija de la mamá televisiva terminó por comerse el pollo.
Lo que sí sabemos es que esta otra Andreita, hija del papá político, ha montado el
pollo con su exabrupto parlamentario. Esta Andreita, un dechado de virtudes
según su papá, llevada por el fervor del momento, soltó, nada menos que en la
sede de la soberanía nacional, el ya famoso “que se jodan” y lo hizo en el
preciso momento, ya es casualidad, en el que el Presidente del Gobierno acababa
de anunciar un recorte a las prestaciones sociales de los parados. Y se montó
el pollo, bueno, mejor dicho, lo montó ella solita. Andreita quiso hacer
pública exhibición de sus excelentes modales parlamentarios y de la fina
educación recibida. ¡Y vaya que lo hizo!
Ante
la contundente reacción condenando su salida de tono, la interesada, Andreita,
se ha apresurado a decir que la frase en cuestión, “que se jodan”, no iba
dirigida a los parados, sino a la bancada socialista en respuesta a “la bronca”
que montaban ante los sucesivos anuncios de recortes del Presidente Rajoy.
Haciendo buen uso de la rica lengua española habrá quien piense que habría sido
más correcto espetar un simple “joderos” si quería referirse a sus adversarios
políticos, pero eso habría sido así si Andreita no gozase de un perfecta
educación y si sus modales fuesen tabernarios. No, no es el caso, Andreita dijo
“que se jodan” en lugar de “joderos” porque es muy fina y lo que en realidad
estaba diciendo es “que se jodan ustedes” aunque se le olvidase la última
palabra. Lo que pasa es que los socialistas y el común de los mortales han
querido manipular sus palabras, aprovechando la sensibilidad existente sobre el
drama del paro, y han hecho creer urbi et orbe que Andreita se estaba
refiriendo con su memorable “que se jodan” a los parados.
Por
culpa de esta manipulación sociata, la Diputada Andreita corre el riesgo de
pasar a los anales de la historia parlamentaria como la autora de un
extemporáneo “que se jodan” y que si ingente trabajo en la construcción legislativa
moderna pase al olvido. ¿A que nadie se acuerda ahora de las brillantes
intervenciones parlamentarias de Andreita? ¿A que todo el mundo se ha olvidado
a estas alturas de las excelentes aportaciones de Andreita al corpus iuris
patrio? Ah, ¡qué ingrata es la vida política! ¡Tanto trabajar y esforzarse por
heredar un escaño y mira el resultado! Hablas de Andreita tomando un café y
sólo se recuerda el “que se jodan” y al papá de Andreita.
Estas
cosas pasan, que te aparezca una Andreita cualquiera con incontinencia verbal,
porque el nepotismo (la desmedida preferencia que algunos dan a sus parientes
para las concesiones o empleos públicos) funciona desde hace muchos años y sin
ningún problema en el Partido Popular. Estas cosas pasan, que te aparezca una
Andreita cualquiera que ponga en ridículo a todo un grupo parlamentario y a su
propio partido, porque en el Partido Popular sus más de 700.000 afiliados no
pueden opinar lo más mínimo sobre las candidaturas que el PP presenta en
cualquier nivel.
Sólo
la existencia del nepotismo puede explicar que Andreita fuera nombrada asesora
parlamentaria del Secretario de Estado de Hacienda con 24 añitos. ¿Es normal
eso? Sin hacer de menos a ningún joven ¿se puede creer alguien que con 24 años
estaba en condiciones de asesorar nada menos que al Secretario de Estado de
Hacienda? Claro, que todo tiene su explicación: en 1997, el Secretario de
Estado de Hacienda era Juan Costa, afiliado del PP de Castellón, y el
Presidente del PP de Castellón era Carlos Fabra, el papá de Andreita.
De ahí
Andreita pasó a ser senadora autonómica con 31 años, de 2004 a 2008, y desde el 200
es Diputada en el Congreso por la Provincia de Castellón donde su papá, hasta
hace nada, seguía siendo el Presidente Provincial del PP. ¿Alguien con dos dedos
de frente puede creerse que Andreita está dónde está por méritos propios? ¿Alguien
cree que si los militantes del PP pudiesen intervenir en la confección de las
candidaturas habría Andreitas en los cargos públicos?
Andreita,
diga lo que diga el Sr. Alonso o el papá de la misma, se ha pasado muchos
pueblos. Andreita y muchos como ella sobran en el Congreso de los diputados.
Andreita haría mucho menos daño a su partido y a las instituciones
parlamentarias si se fuese a compartir foro con la mamá de la otra Andreita y,
de paso, que le pregunte si finalmente se comió el pollo.
Santiago
de Munck Loyola