Leer
las declaraciones contradictorias de la mayor parte de los políticos de la
Provincia de uno y otro color en torno al proyecto de Presupuestos Generales
del Estado para el año que viene resulta, cuando menos, decepcionante. Parece
mentira que unas mismas cifras puedan ser interpretadas de tan diferente y
opuesta manera. Es verdad que gracias a la endogamia partidista y la peculiar
forma de designar a nuestros cargos
públicos impera la mediocridad y cierta falta preparación, pero a la vista está
que estos defectos no se suplen con la honradez intelectual y el debido respeto
a la inteligencia de los ciudadanos. Al explicar los presupuestos y su
posicionamiento respecto a los mismos, la mayor parte de los dirigentes
alicantinos se limitan a reproducir los argumentarios de sus partidos
políticos, a repetir viejos y manidos tópicos y a ignorar el trasfondo de unas
cifras que no cubren desde hace muchos años las necesidades de los ciudadanos de
Alicante ni de la Comunidad Valenciana.
Los
presupuestos de las Administraciones Públicas son la expresión numérica de las
políticas que sus gestores pretenden aplicar. Son la expresión cifrada de las
prioridades políticas de los responsables de dichas administraciones y, por
tanto, constituyen la ley anual más importante de las mismas. Los responsables
políticos tienen la obligación moral y política de explicarlos a los ciudadanos
y de hacerlo con honradez y transparencia, sin usar trampas contables ni prejuicios
ideológicos. Es mucho mejor anunciar una verdad dura pero inevitable que
engañar con falsas perspectivas que a la postre sólo sirven parar ahondar en la
desconfianza ciudadana.
Y
al conocer las cifras que corresponden a nuestra Provincia sólo un insensato o
un irresponsable puede mostrar satisfacción, porque lo único evidente es que la
provincia de Alicante, al igual que el resto de la Comunidad Valenciana, no
sale bien parada del proyecto de PGE para el año 2014. Para poder llegar a esta
conclusión no vale usar como referencia alguno de los presupuestos de los
ejercicios anteriores en el que la inversión estatal creció notablemente como
consecuencia de la inclusión de una infraestructura cara como el AVE ni vale
para rebatirla usar como referencia la inversión por km. cuadrado de carretera
(a menos carreteras con poca inversión podrá parecer que crece notablemente la
misma). Para llegar a la conclusión de que estos presupuestos no son buenos
para nuestra Provincia basta recordar algunas cifras: que somos la cuarta
provincia española con más población, que somos la quinta provincia que más
aporta al PIB y que desde hace muchos años recibimos por ciudadano muy por
debajo de la media nacional. Y esto también vale respecto a los Presupuestos de
la Generalitat Valenciana. Desde el año 2000, los distintos Gobiernos de España
han dejado de invertir en la Provincia de Alicante más de 6.500 millones de
euros en infraestructuras que le hubieran correspondido en función de su peso
en el conjunto nacional. Así, en el año 2014 los alicantinos recibiremos para
infraestructuras 95 euros menos por habitante que la media nacional. Estará o
no justificado, será o no inevitable dada la actual situación económica, pero
ése es el dato cierto que no se puede maquillar ni hablando de “términos
homogéneos” ni de disquisiciones sobre Kilómetros cuadrados de carreteras.
Y
si hablamos de rentas o de pensionistas hay otros datos incontestables: los
presupuestos de 2014, si no se remedia, será los presupuestos que consolidarán la
pérdida de poder adquisitivo de 400.000 pensionistas y de 79.000 empleados
públicos de la Provincia de Alicante. Es decir, casi medio millón de ciudadanos
alicantinos perderán poder adquisitivo gracias a estos presupuestos.
Bien
harían nuestros representantes políticos en hablar claro y decir la verdad
sobre estos presupuestos. Limitarse a decir que son presupuestos serios (como
si alguien conociese algún presupuesto alegre), rigurosos y consecuentes no
pasa de ser un tópico de manual. Dígannos mejor la verdad, que esto es lo que
hay, que no hay más para repartir, que son tiempos difíciles y que nos siguen
discriminando, que tenemos que seguir sacrificándonos para pagar los platos
rotos por unos y por otros, que no los critican, aunque tampoco les satisfagan,
para no perder su sitio en las listas electorales,… Pero, no nos sigan tomando
por tontos, por favor. Tengan al menos ese rasgo de honestidad intelectual
porque de lo contrario habrá que pensar que a buena parte de nuestra clase
política, si tanto le gusta estos presupuestos, le falta energía, inconformismo
y ambición para luchar por nuestra Provincia, que se conforman con lo que hay y
que no aspiran a más, a mucho más, para sus conciudadanos.
Alicante
vuelve a ser discriminada presupuestariamente. ¿Qué habrá que hacer para acabar
con esta injusticia? ¿Habrá que empezar a hablar aquí también del derecho a
decidir? ¿Habrá que empezar a promover una autonomía uniprovincial para
conseguir lo que año tras año se nos niega? Aquí sí que hay ya una deuda histórica.
Las cifras cantan.
Santiago
de Munck Loyola