El revuelo organizado
por las informaciones periodísticas sobre las cuentas suizas del ex tesorero
del PP, Sr. Bárcenas, y sobre las acusaciones de pagos de sobresueldos entre
miembros de la cúpula del Partido Popular mientras este señor se ocupaba de las
cuentas del partido es más que evidente. Estas informaciones escandalizan a
cualquiera y aunque es necesario mantener cierta prudencia sobre su veracidad porque
tienen que ser probadas y porque están siendo difundidas por el entorno de
Bárcenas dentro de su estrategia defensiva, no es menos cierto que su
verosimilitud se deriva de la tradicional opacidad de los partidos políticos en
torno a sus ingresos y sus gastos. Los partidos políticos se han organizado un
sistema legal de fiscalización a su medida. Entregan sus cuentas al Tribunal de
cuentas y éste emplea 4 o 5 años en revisarlas y si detecta cualquier anomalía
en la financiación suele ser cuando la posible infracción ya ha prescrito.
Ayer, la Secretaria
General del Partido Popular, Mª Dolores de Cospedal admitía, como no puede ser
menos, que las informaciones de los últimos días sobre el caso Bárcenas “pueden provocar escándalo” y “son de tal de gravedad” que el Partido Popular
ha decidido “revisar sus cuentas” de los últimos años. Afirmó, además, que “vamos a revisar la gestión, de ahora y de
hace tiempo, para enseñársela a todos los españoles con las manos limpias y
demostrar que la inmensísima mayoría de los cargos y militantes del PP son honrados”.
Pues bien, no parece necesario, por obvio, demostrar que la inmensa mayoría de
los cargos y militantes del PP son honrados. Lo que hace falta demostrar y
denunciar ante la opinión pública y la Justicia quiénes son los cargos y
militantes populares que no son honrados, hay que demostrar que las cuentas del
Partido Popular están impolutas y que no hay financiación ilegal del partido.
Pero lo que de una vez
deberían hacer es enseñar las cuentas del partido a los propios militantes y
afiliados porque es impresentable que no tengamos acceso a las cuentas de
nuestro partido. Es estupendo que se quieran enseñar a los españoles en
general, pero ¿por qué se ocultan año tras año a los afiliados? En la inmensa
mayoría de las asociaciones o en cualquier comunidad de vecinos, sus miembros
reciben anualmente el balance con los ingresos y gastos detallados. Sin
embargo, eso no ocurre en la inmensa mayoría de los partidos políticos y desde
luego no ocurre en el Partido Popular. Y resulta más llamativa esta falta de
transparencia cuando se supone que los ingresos de un partido político son, en
su inmensa mayoría de origen público, vía subvenciones, y por tanto aportados
por los contribuyentes. A estos ingresos hay que sumar los provenientes de las
cuotas de afiliación y donaciones. Si sólo existen estas tres fuentes de
financiación ¿por qué se ocultan a los afiliados? ¿Tenemos que esperar 4 o 5
años para acudir al Tribunal de Cuentas a ver si nos dicen en qué se ha gastado
nuestro dinero nuestro propio partido político? Ridículo. No caben excusas, no
pueden seguirse amparando en las especiales características de un partido
político para ocultar sus cuentas a quienes forman parte del mismo o a los
contribuyentes. Los partidos políticos son instrumentos de participación,
cauces de canalización, de conformación de la voluntad política, son
importantísimos instrumentos sobre los que se asienta la democracia, pero son
también “empresas” que ingresan y gastan, que usan el dinero de los
contribuyentes y de sus afiliados y deben rendir cuentas a los mismos.
Los afiliados queremos
saber y lo exigimos. Se trata de un derecho estatutario, obtener información, y
de un deber político de los dirigentes políticos. Y descendiendo al ámbito
local de la organización popular, los afiliados, cuando leemos en la prensa que
los dirigentes provinciales nos piden un euro por cabeza para saldar deudas de
la organización provincial, también queremos saber por qué. No sólo no nos
envían el balance correspondiente, sino que además tienen la poca vergüenza de pedírnoslo
por la prensa, ni una carta explicando las razones. Y lo más sangrante es que
nos lo pidan a los afiliados de la ciudad de Alicante que llevamos años pagando
nuestras cuotas sin que ni tan siquiera dispongamos de una sede propia, ni de
una simple página Web para ser informados. ¿En qué se han empleado nuestras
cuotas? ¿Cuáles son las cuentas del PP de la ciudad de Alicante? ¿Quién es el
tesorero? ¿Cuánto se debe? ¿A quién? Queremos saber y lo exigimos, sí, porque
es nuestro derecho. Le moleste a quien le moleste.
Santiago de Munck
Loyola