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domingo, 3 de julio de 2011

El candidato P.

Hoy en día, en la venta de cualquier producto es imprescindible, si no se quiere fracasar en el empeño, someterse a los dictados del mundo de la publicidad, del marketing. Los especialistas hacen estudios de mercado, diseñan marcas, imágenes, logos, lemas,… todo lo necesario para que el producto a vender obtenga las mayores cuotas de mercado posible. Incluso, cuando es necesario cambian hasta la denominación del producto. Cualquier cosa vale con tal de colocar la mercancía, por muy mala que sea.



Y debe ser cosa del mercado esa tendencia del PSOE a cambiar hasta los apellidos de sus candidatos a la Presidencia del Gobierno. Primero fue Zapatero. Todos le conocemos por Zapatero, aunque su primer apellido sea Rodríguez. Hablamos de “Felipe González” o del “Sr. González”, de “José María Aznar” o del “Sr. Aznar” pero a poca gente, por no decir a ninguna, se le oye hablar de “José Luis Rodríguez” o del “Sr. Rodríguez”. Los publicistas socialistas nos machacaron con ZP y con Zapatero a secas y esa denominación ha calado.



Ahora le toca el turno al nuevo candidato socialista Alfredo Pérez Rubalcaba y en el primer filtro publicitario socialista ha perdido también su primer apellido. Ya en los carteles socialistas, sobre fondo de intenso rojo, ha rotulado Alfredo P. Rubalcaba.



Los tiempos cambian y con ellos la conveniencia de mantener los primeros apellidos. Si antes apellidos como Suárez, González o Aznar eran suficientemente políticos como para identificar a los candidatos, parece ahora que ni Rodríguez, ni Pérez valen para eso.



Puede que la razón por la que antes sí eran válidos esos apellidos para identificar a unas “mercancías políticas” estaba en que los portadores de tales apellidos reunían cualidades personales y políticas de tal peso y entidad que la identificación entre apellido y apellidado era más que suficiente. Suárez, González y Aznar gozaban de reconocimiento propio y proyección bastante como para no necesitar de triquiñuelas publicitarias.



Y no debe ser el caso de los dos últimos candidatos socialistas, Rodríguez y Pérez. Una lástima que alguien tenga que esconder su primer apellido a favor del marketing.



Santiago de Munck Loyola.