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sábado, 2 de octubre de 2010

PORQUE ME DA LA GANA…

Internet es a los cobardes lo que las alcantarillas a las ratas: un cauce idóneo para amparados en la oscuridad, el anonimato, esparcir su porquería. Sólo hay dos razones para que alguien no firme lo que escribe: la cobardía y la falsedad de lo que escribe. Y un anónimo internauta ha encontrado este humilde blog y se ha puesto a ello. Tengo que decir que gracias a él y a las dos notas que ha publicado en otra página se han disparado las visitas a este blog por lo que voy a aprovechar tanto visitante para precisar algunas cosas que son de sentido común, pero que parece que a este talibán e inquisidor de la red le molestan. En la primera nota, este progre de pluma ligera y escaso conocimiento apuntaba como una posible explicación de las razones por las que escribo el que me queda poco de vida.

A pesar de lo indigno y miserable del comentario, ironizando conscientemente sobre el sufrimiento ajeno, algo que ya de por si califica la catadura moral del sujeto, decidí enviarle un mensaje privado para aclararle algunas cosas y le dije que elegía ese cauce debido a mis circunstancias familiares en relación a la grave enfermedad que padezco. La respuesta del nuevo Torquemada fue una segunda nota que empieza así: Cuando alguien tiene algo que ocultar dice en privado lo que no se atreve a decir en público, personalmente me parece de una cobardía total, esto es el caso de De Munck, que a través de un MENSAJE PRIVADO a ciudadanoripense ha hecho. Hay que ser inmoral para éso. Pero sobre todo, hay que ser cínico para acusar a alguien de cobardía total cuando el acusador se esconde detrás de un seudónimo para ensuciar y no dar la cara. ¿Cómo puede un sujeto así acusar a alguien de cobardía? Yo firmo y rubrico lo que escribo. No necesito esconderme tras un seudónimo porque, equivocado o no, asumo lo que escribo. Pero en fin, cada cual es esclavo de la formación que ha recibido y de su ideología así que viniendo de donde viene el ataque era de esperar.

En todo caso, deseo dejar constancia de que este es un blog personal en el que escribo sobre temas de actualidad o sobre mis vivencias. Parece increíble que se demande a alguien las razones o motivos por los que escribe y sobre lo que escribe. Parece mentira que en esta sociedad haya que justificar por qué se escribe. Es muy fácil de entender, sobre todo para quien cree en la libertad de pensamiento y de expresión. Escribo por la misma razón que escribe mi censor ripense: porque estoy en mi derecho y porque me da la gana. Y escribo sobre lo que se me antoja. Así de fácil, así de sencillo. Y del mismo modo que uso esa libertad, existe la libertad para no leerlo. Pero cuestionar esa libertad y tratar de amordazarla es una práctica totalitaria propia de otras latitudes y regímenes políticos, seguramente muy queridos por este involuntario promotor de mi blog.

Parece que le molestan profundamente los artículos publicados en los que relato algunas irregularidades del Ayuntamiento de Rivas. Encuentra que se trata de “confesiones a destiempo” y me acusa, en su ignorancia y simpleza, de haber sido cómplice de esos hechos. Afirma que para él es lo mismo un cómplice que un encubridor. Claro, que con su fina técnica jurídica debe ser lo mismo un asesinato que un homicidio, o un robo que un hurto. No sabía yo que el momento o la oportunidad de escribir sobre algo requería de un permiso previo de este intelectual ripense.

Pero, lo importante es algo que él deliberadamente obvia y que deseo subrayar a los lectores: todos los hechos relatados sobre irregularidades en la gestión socialcomunista del Ayuntamiento de Rivas, todos sin excepción, fueron en su día denunciados por el Grupo Popular en los medios de comunicación mediante artículos y notas de prensa (ahí están las hemerotecas para demostrarlo) y además ante el propio Gobierno Municipal mediante escritos, mociones, preguntas o ruegos en el Pleno (y ahí están el Registro Municipal y las Actas de los Plenos para acreditarlo). Por tanto, la ridícula acusación de complicidad formulada cae por su propio peso. Ni complicidad, ni encubrimiento. Y si miento en algo, como yo sí firmo lo que escribo, ahí están los tribunales.

Hace ya siete años que me retiré de la política activa y, por tanto, resulta incomprensible el protagonismo y la atención que me dedica este detractor tan cargado de odio como de ignorancia pero, sinceramente, la discrepancia sobre la valoración de unos hechos no se resuelve con métodos tan indignos. Supongo que debe pensar que recordar estas irregularidades puede poner en juego sus intereses materiales o que tiene que hacer méritos ante el politburó. Pero ha errado con el objetivo. Sé que no estoy en posesión de la verdad absoluta, pero es mi verdad y sobre ella escribo. Podré estar equivocado y si es así solo hace falta rebatir con datos mis afirmaciones. Las descalificaciones no demuestran que las irregularidades no hayan existido, sólo sirven de cortinas de humo y cuando, además, el que las formula se esconde tras un seudónimo es que está mintiendo. Lo cierto es que con tanta promoción tendré que considerar la posibilidad de “monetizar” el blog y rentabilizarlo.

Santiago de Munck Loyola

P.S. Se me olvidaba, para que el lector pueda caracterizar mejor la categoría moral de mi inquisidor tengo que decir que mediante dos seudónimos distintos ha solicitado que le agregue como amigo en mi página de facebook. Todo un ejemplo de coherencia.